“Elecciones de EEUU fueron siempre
‘manipuladas’ a favor de una mayoría blanca”
Lode Vanoost
Artículo traducido del inglés y comentado por Herman Van de Velde
ELECCIONES… ¿y qué hay de las elecciones en EEUU?
A la oposición nicaragüense, sumamente orgullosa de sus buenas relaciones con EEUU adonde recurre con frecuencia para ir a poner quejas a su amo, sin embargo no habla de las elecciones en EEUU.
En la revista ‘De wereld morgen’ de Bélgica, el periodista Lode Vanoost hace un análisis de esas elecciones en EEUU. Aquí abajo una traducción de este artículo (traducido por: Herman Van de Velde), autorizada por su autor, para compartir estos detalles de las elecciones en EEUU, tal que podamos valorar críticamente la (falta de) ‘autoridad’ que tiene el gobierno de ese país para opinar sobre elecciones en otros países, particularmente en Nicaragua.
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Artículo original de Lode Vanoost en:
http://www.dewereldmorgen.be/long-read/2016/08/24/verkiezingen-vs-waren-altijd-rigged-ten-voordele-van-witte-meerderheid
http://www.dewereldmorgen.be/long-read/2016/08/24/verkiezingen-vs-waren-altijd-rigged-ten-voordele-van-witte-meerderheid
Que el
sistema electoral de Estados Unidos es bastante extraño, es algo mejor conocido
desde 2000. Bush fue elegido por una minoría de votos. Desde entonces el
sistema no ha cambiado, pero ahora se convierte por primera vez contra la
"mayoría" blanca (que pronto ya no existirá). También por esto mismo,
muchas personas blancas de clase media optan por Trump, que grita en su nombre:
"el sistema está amañado”.
En los
EE.UU. el/la ciudadano/a misma/o tiene que tomar la iniciativa de ir al
ayuntamiento para inscribirse en el censo electoral de la circunscripción donde
él/ ella vive. Sin embargo, en un país donde no existen tarjetas de identidad,
ni un registro central de la población, no siempre es fácil demostrar quién
eres. Para nadie es extraño que en la práctica esto mismo es más que todo un
problema para los grupos minoritarios no blancos (y para los blancos pobres).
Personas
de clase media acomodada con un trabajo estable y una residencia permanente no
se ven afectadas. Están bien formadas, conocen las reglas, tienen la
asertividad debida para luchar por sus derechos; saben cómo encontrar los
documentos adecuados y casi nunca deben enfrentarse a funcionarios
recalcitrantes del gobierno, los que suelen pertenecer a su propia clase social
y vivir en su vecindad.
Sin
embargo, para las minorías no blancas y para estadounidenses marginales blancos
pobres, su registración como ‘votantes’ siempre ha sido problemática. Por esta
razón, entre otras, fue la lucha por los derechos civiles en la década de 1960.
Los gobiernos locales en los estados
aplicaban todo tipo de trucos para que, especialmente afroamericanos, pero
también estadounidenses pobres blancos, se desmotivaran a registrarse como
votantes.
Algunos
ejemplos: antes de que fueran entregados
los formularios de registración, los candidatos a ser ‘votantes’ tenían que
someterse a una 'prueba de lectura', tenían que pagar un impuesto de
inscripción, ya no habían formularios, la persona encargada justo no estaba ese
día, la única oficina de registro está al otro lado de la ciudad en un barrio
blanco, y así sucesivamente. Si todo esto no era suficiente, siempre había
métodos todavía más directos, como las amenazas físicas de parte de
empleadas/os y policías racistas.
“El acta de registro de votantes del 1965”
El
Presidente Demócrata Johnson (1963-1968) era un racista del Sur, y también un
político oportunista del poder. Si los activistas negros demandaban como
derecho civil el voto, entonces debían mejor votar por él.
Johnson
se enfrentó a grandes protestas sociales, así como a la oposición interna a la
guerra en Vietnam, en la cual cayeron o resultaron heridos
desproporcionadamente soldados negros. En ese entonces todavía era el servicio
militar obligatorio.
Especialmente
los blancos ricos lograron evadir este servicio militar obligatorio. Negros
veteranos de Vietnam y sus familias exigieron por su compromiso en Vietnam
también derechos políticos en su propio país. Por otra parte, los EE.UU.
enfrentaban un problema de imagen en el exterior. Países africanos se negaron a
cooperar contra el "comunismo", mientras que la discriminación racial
continuaba en los EE.UU. Así Johnson decidió facilitar derecho al voto para los
negros.
El Acta
de Registro de Votantes de 1965 dio en un solo tiro la oportunidad a votar por
primera vez a siete millones de estadounidenses. La ley limitaba la capacidad
de los estados para introducir cada vez nuevas reglas limitantes para el
registro como votante. Sin embargo, la contra-reacción racista fue inmediata.
Estados
como Florida fueron veloces en encontrar alternativas para no aplicar la ley e
implementar nuevas barreras. Al igual que
muchos otros estados, Florida decidió abolir los derechos de voto de las
personas condenadas, también si se trata de pequeñas condenas. Así, por
ejemplo, en Florida en el 2000, había negros que no se les permitió votar
porque habían sido condenados en 1950 por cosas como sentarse en un sofá que era
exclusivamente para los blancos, o porque fueron detenidos durante una
manifestación por los derechos civiles en contra de la segregación en el
transporte público.
Uno de
cada cuatro adultos de raza negra en Florida no tiene derecho a votar porque
alguna vez fue condenado, que ni siquiera tenía que ser un castigo severo. La
pobreza y la delincuencia, combinado con un trato mucho más duro frente al
mismo crimen, dependiendo del color de la persona involucrada, hace que los afroamericanos
en Florida, con un 15 % de la población, les corresponde un 54 % de la
población detenida.
Cerca de 500.000 ciudadanos de Estados
Unidos, mitad negra y otra mitad blancos marginales, viviendo en parques
de casas rodantes, no pueden participar en las elecciones en Florida.
Otros 13 estados también aplican este
sistema, con lo que la cantidad total de ciudadanos, que ya no puede votar en
los EE.UU., llega a más de 4 millones.
En los otros 37 estados un condenado
mantiene su derecho a voto (a veces hasta después de cumplir su condena). Las
reglas de participación en las elecciones presidenciales, por lo tanto, varían
de estado a estado. Los ciudadanos que alguna vez han sufrido una condena en un
estado donde no pierdan su derecho al voto, cuando emigran a un estado donde sí
aplica, siempre pierden su derecho a voto.
Negros
estadounidenses votan en más de 90 % por el partido democrático. Por
consiguiente, puede parecer sorprendente que los demócratas no buscan abolir
esta práctica discriminatoria. Hillary Clinton, por ejemplo, no quiere saber de
una enmienda a la legislación en esta materia: "Las personas que no han
hecho nada malo, no se ven afectados por ella." Su marido, el presidente
Bill Clinton (1993-2001), cuando fue gobernador del estado de Arkansas
(1983-1992), siempre se negó a hacer algún cambio en las reglas para el
registro de votantes en su estado.
Los 13
estados que siguen aplicando estas leyes racistas, son gobernados tanto por
mayorías y gobernadores demócratas como republicanos. Las mayorías electorales
democráticas son tan grandes que no tienen la necesidad de extender el derecho
a voto para las minorías étnicas. Este tipo de iniciativas en todo caso permitiría
que fluyan votos blancos hacia los republicanos.
“Raza, religión y opción partidaria”
En la aplicación de las restricciones (al
derecho al voto) también se cometen muchos "errores" administrativos,
siempre en contra del interés del ciudadano, nunca al revés. Además, la selección de votantes sin
derecho en las listas, es facilitada por una serie de requisitos del sistema de
registro.
Como uno de los únicos países en el mundo,
en los EEUU, un ciudadano, al registrar sus documentos (no solo las listas
electorales, también para licencia de conducir y otros asuntos), es obligado a
declarar su "raza" y religión. Para registrarse como votante, el
ciudadano debe declarar además si es D (demócrata), R (republicano) o NP (no
partidista). En otras palabras, en los EE.UU. un votante en el censo electoral
indica su opción partidaria. Eso permite que inspectores pueden actuar de forma
muy selectiva con la eliminación de votantes en las listas.
Los gobiernos, además, no están en la
obligación de informar a los ciudadanos involucrados si les han eliminado de
las listas. Muchos votantes se dan cuenta cuando se les
niega el derecho al voto, ya estando en la oficina electoral (JRV en
Nicaragua). Tampoco se recibe una
convocatoria que indique la ubicación de la oficina electoral donde debe votar;
cada quien lo tiene que investigar por propia cuenta. En los barrios negros
los gobiernos republicanos y demócratas cambian con frecuencia la ubicación de
las oficinas electorales. Sucede así que a veces los votantes hacen fila
durante horas para constatar que en realidad les corresponde votar en otro
lugar.
Además
hay estados donde pasan el control de las listas electorales a empresas
privadas, que en realidad trabajan acorde a las instrucciones selectivas de
funcionarios del gobierno, pero así permiten que el gobierno aparenta
neutralidad. Así, con frecuencia, estos funcionarios orientan a eliminar todas
las personas con el mismo nombre, aunque solo uno de ellos ha cometido un
crimen. Esto se aplica con un enfoque racista, lo que se evidencia en el hecho
que blancos con el mismo nombre no son eliminados.
No hay
que olvidar en todo esto que los funcionarios públicos en los EE.UU., en todos
los niveles, tienen una opción partidaria. En estados, ciudades,
municipalidades, distritos (condados), donde manda ya desde hace años el mismo
partido, entonces casi todos los funcionarios también son miembros del partido.
Además, en los EE.UU., las operaciones
electorales, como la ubicación de las mesas de votación, los comités
electorales que organizan la votación y los centros de escrutinio, son
integrados y definidos por el partido en el poder.
Esto significa que el escrutinio se realiza
por los miembros de un solo partido. En la práctica, los ciudadanos estadounidenses
viven, en alrededor de 40 de los 50 estados, en un estado de partido único. Solo en estados donde el equilibrio de
poder es más o menos igual (swing states), se tiene todavía algo de consenso o
una forma de control mutuo sobre el quehacer del gobierno.
“Satisfacción en la mayoría”
Que los
funcionarios tienen color político abiertamente, en la práctica no da problemas
en barrios, ciudades y estados donde la mayoría de la población tiene la misma
opción política. Sin embargo, quien allí mismo pertenece a una minoría, está
lista/o. En la mayoría de los estados de EE.UU. no se hace nada al respecto.
A veces
se escucha en los comentarios, cuando hay elecciones, que los afroamericanos
participan con mucho entusiasmo en las elecciones (como fue el caso en las dos
ocasiones anteriores con Obama). Eso puede ser así, sin embargo, las largas
colas en los barrios negros se deben principalmente al hecho de que en estos
barrios (negros), proporcionalmente a la población total, son mucho menos
puestos de votación disponibles que en los barrios blancos.
Con frecuencia, se juega también con la
ignorancia que ciudadanos tienen de sus derechos. Así, miembros del Partido
Republicano distribuyen folletos en los barrios negros indicando que los
ciudadanos deben pagar sus multas de tráfico pendientes antes de que se les
permite votar - eso no es cierto, pero asusta a la gente.
Personas
uniformadas muy parecidas a la policía pasan por las colas y controlan si los
votantes tienen una cédula de identidad válida. La verdadera policía observa
pasivamente. Ciertamente, no son prácticas que se presentan de manera
generalizada (en todo los EEUU), sin embargo se practica en suficientes
ocasiones para hablar de fraude electoral.
(Una
larga lista de prácticas para disuadir a los votantes negros a no participar o
quitar su derecho al voto se puede encontrar en el libro electrónico del periodista
de investigación Greg Palast sobre el fraude electoral en Estados Unidos)
Fuera de
los estados indecisos (swing states), es decir en la gran mayoría de los
estados americanos, hay en otras palabras un consenso tácito entre los dos
partidos en el poder a no cambiar el sistema. Después de todo, funciona a
satisfacción de todos...
“Monitoreo internacional de las elecciones”
El
presidente demócrata Jimmy Carter (1977-1981) fundó, después de su período como
presidente, en 1982, el Centro Carter. Ese centro organiza, entre otras
actividades, monitoreo a las elecciones en otros países. En el 2002 fue
galardonado por el trabajo de su organización con el Premio Nobel de la Paz. Cuando se le preguntó en una entrevista por
qué no hace la vigilancia electoral en su propio país, su respuesta fue breve: "No
puedo. El sistema electoral estadounidense no cumple con los requisitos básicos
de lo que debería ser un proceso electoral justo y transparente.”
Carter
también confirmó que de esto se dieron cuenta hasta después de que comenzó a
trabajar en el extranjero con su organización, originalmente con la idea de
difundir los ‘buenos’ valores estadounidenses. Su trabajo en el extranjero
también le llevó a declararse a favor de la abolición de la pena de muerte y de
una política diferente hacia Israel.
EE.UU. es también el único país en el mundo
occidental industrializado que prohíbe el monitoreo de elecciones por
instancias extranjeras. Y
a los observadores de la ONU, de la Organización
para la Seguridad y la Cooperación en Europa - OSCE (de la cual Estados Unidos
y Canadá son miembros) y de la Organización de Estados Americanos (OEA), se les
prohíbe visitar los centros de votación y centros de escrutinio. En varias ocasiones
fueron detenidos monitores que lo intentaron, acusándolos de ‘allanamiento’ y
de injerencia en los asuntos internos de los EE.UU.
“Crítica interna al sistema”
Con
razón, uno puede preguntarse por qué el pueblo estadounidense continúa aceptando
un sistema de este tipo. En realidad eso no es así, sin embargo (esta no
aceptación) no aparece en los medios. Claro que hay un sinnúmero de
organizaciones y activistas que participan en la lucha por un proceso electoral
más justo. La información en la que se basa este artículo es por un 100 por
ciento exclusivamente de parte de fuentes estadounidenses. Esas son muy
confiables, hacen un análisis profundo de ese sistema y formulan alternativas.
Sin
embargo, los EE.UU. es en gran medida una sociedad despolitizada donde el
compromiso social solo se traduce en "caridad" a nivel local. Los
medios de comunicación masivos prácticamente no ofrecen una información
confiable sobre el sistema al público. Para esos medios de comunicación, las
elecciones son una fuente importante de ingresos.
Al mismo
tiempo, EE.UU. es de hecho un país muy libre, donde cualquiera puede expresarse
como quiera, sin que tenga impacto alguno. EE.UU. es principalmente un país
donde la opinión pública de la mitad más pobre de la población es irrelevante
para la élite política y económica. Las encuestas de opinión muestran una y
otra vez que el estadounidense promedio considera el sistema político
inherentemente injusto.
Que las
elecciones son manipuladas no es problema para la otra mitad. El resultado
después de todo, garantiza su posición de poder. La parte blanca rica de la
población estadounidense se beneficia de este sistema. Por otra parte, la
mayoría de los estadounidenses no se dan cuenta de que hay otros sistemas para
elegir representantes políticos. Al menos así era hasta hace poco, sin embargo,
se están presentando otros contextos.
“Donald Trump: un asunto diferente”
La
candidatura de Donald Trump es inusual para un sistema que en el pasado ha
funcionado estructuralmente a favor de la mayoría blanca. Sin embargo, la clase
media blanca está perdiendo su supremacía. Hay más y más grupos étnicos
minoritarios que logran integrarse al sistema político y usarlo a su favor. El
miedo ‘blanco’ a perder su poder, en parte, explica el éxito de una figura como
Donald Trump.
Cuando
Trump dice que el sistema está "manipulado" (‘con trampas’), en
realidad tiene razón, pero no por las razones que el postula. El sistema
siempre ha sido manipulado, pero a favor del beneficio de la clase media blanca
y la élite. Eso está cambiando ahora. Lo que dice Trump hay que traducirlo de
la siguiente manera:
"Personas,
los "otros" (tr.: no la mayoría blanca), están empezando a retomar
nuestro sistema (relevo). Los métodos que se encontraban allí para mantenernos
en el poder, ahora los están ‘abusando’ (tr.: manipulando) a su favor. ¡Eso no
puede ser el objetivo!" (tr.: esto es lo que dice Trump) Trump también
insinúa que el sistema trabaja a favor de los demócratas. Nada es menos cierto.
El sistema favorece a los demócratas y a los republicanos frente a cualquier
otro partido o movimiento que pretenda romper el bipartidismo. Pero Trump es
una persona ajena (‘outsider’) al partido por el cual participa en las elecciones.
Una gran parte de la élite de su propio partido está en su contra. Eso es
inusual. Así que sí tiene razones para temer las consecuencias del actual
sistema electoral, ya que las élites de ambos partidos están en contra de él.
“Elecciones ‘históricas’ cada 4 años”
Que estas
elecciones presidenciales serían de importancia histórica, es un planteamiento
(‘mantra’) que desde la elección de John Kennedy en 1960 se recicla cada cuatro
años. Tal vez, ahora realmente será así, pero entonces no por razones que podamos
aplaudir.
El
votante estadounidense tiene dos opciones: una neoliberal antisocial dura que
no quiere saber de salud pública, promoviendo más fracturación hidráulica
(fracking), tratados de libre comercio y una extensión de la pena de muerte, y
que está desesperada por iniciar una nueva guerra en Siria, que implica el
riesgo de una confrontación directa con Rusia; o un idiota peligroso que en lo
socio-económico defiende más de lo mismo, y que en lo ético quiere dar marcha
atrás con un abierto racismo crudo que sorprendiendo a amigo y enemigo, y que
en el campo de políticas exteriores es completamente impredecible...
Lode
Vanoost
(traducción:
Herman Van de Velde)
Otros comentarios de Herman Van de Velde:
En la
lucha por la candidatura demócrata se demostró que hubo irregularidades serias
a favor de Clinton, tal que la presidenta del partido tuvo que renunciar… sin
embargo la ventaja que obtuvo Clinton al respecto no fue cuestionada y Sanders
quedó fuera de juego. ¿Honestidad, Transparencia,… o más bien fraude y
manipulación?
De los
emails descubiertos de Clinton, la mayor parte se hará pública hasta después de
las elecciones. ¿Transparencia, Honestidad,… o más bien fraude y manipulación?
En un
sistema donde dos partidos de la derecha, prácticamente iguales, se lo arreglan
para quedarse con el poder siempre, sin darle oportunidad a ninguna tercera
fuerza. ¿Honestidad, Transparencia,… o más bien fraude y manipulación?
¿Es
realmente ‘libertad de expresión’ si a los gobernantes les vale un pito lo que
dice, piensa y siente más de la mitad de la población?
¿Es
democracia real cuando un presidente de EEUU es elegido con un cuarto de los
votos de la población en edad de votar?
¿Es
democracia real cuando bien puede ser nombrado como presidente el que tuvo
menor cantidad de votos? …
¿Y NO ES
HIPOCRESÍA SI ESTE ESTADO, donde el sistema electoral y las políticas
electorales presentan tantos procedimientos manipuladores tal que bien se debe
calificar como fraude cada elección, PRETENDE INCIDIR EN LAS ELECCIONES DE
OTROS PAÍSES, más que todo porque el futuro ganador, ya anunciado por todas las
encuestas nacionales e internacionales, no es de su agrado, aunque tenga un
apoyo arriba del 70% de la población total?
¿Cómo se
llama a alguien que critica a las/os demás sin que tenga autoridad alguna,
considerando su propio comportamiento? ¡HIPÓCRITAS!
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