06-08-2016
Entrevista a Angelo Fasce sobre el Congreso de Pensamiento crítico y Divulgación Científica (I)
“La universidad ha de servir a la organización y la promoción del pensamiento crítico y la divulgación de la ciencia”
Papeles de relaciones ecosociales y del cambio global
Papeles de relaciones ecosociales y del cambio global. Angelo Fasce fue el coordinador de la comisión de organización del congreso de pensamiento crítico.
El ‘I Congreso de Pensamiento Crítico y Divulgación Científica’, un congreso que surge como un esfuerzo conjunto entre el Departamento de Lógica y Filosofía de la Ciencia, la Cátedra para la Divulgación de la Ciencia y la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universidad de Valencia, se va a celebrar salvo error por mi parte en abril de 2016 [1]. ¿Por qué esta iniciativa? ¿Responde a alguna preocupación concreta?
Efectivamente, será los días 5 y 6 se abril en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Valencia. Los organizadores creemos que la iniciativa es necesaria, dado que la universidad ha de servir a la organización y la promoción del pensamiento crítico y la divulgación de la ciencia. Es una de sus funciones y entendemos que es también una responsabilidad social que tenemos que atender. Nuestra intención es que el evento tenga un carácter transversal, y que sirva de encuentro para periodistas, científicos, filósofos, abogados y todos los profesionales implicados, así como también de lanzadera para diversas iniciativas de divulgación. Se trata de un congreso que, más allá de buscar divulgar la ciencia, busca que la divulgación mejore y que los asistentes puedan desarrollar sinergias y colaboraciones.
El subtítulo de este año es “La pseudociencia en el siglo XXI”, y ello responde a la preocupante infiltración de pseudociencia en los contextos públicos y universitarios, especialmente alarmante cuando aparece en contextos sanitarios. La universidad tiene que salir del armario en este sentido y plantar cara a este asunto. Creemos que este congreso puede ayudar a ello.
¿Alarmante en ámbitos sanitarios? ¿Nos puedes dar algún ejemplo de pseudociencias en ese contexto?
Los ejemplos son múltiples y afectan a casi todos los profesionales sanitarios (psicólogos, médicos, enfermeros, fisioterapeutas, etc.). Se trata de supuestos actos médicos que se ofertan sin estar validados por ninguna evidencia acerca de su efectividad terapéutica. Muchas veces los que llevan a cabo este tipo de prácticas no son profesionales sanitarios, lo cual es un flagrante intrusismo profesional, y otras son profesionales sanitarios que no actúan como tales al saltarse el código deontológico que los regula. En España incluso se ha llegado a generar un limbo legislativo delirante para casos concretos, como la homeopatía.
Ejemplos, lamentablemente, hay miles. Acupuntura, nueva medicina germánica, reiki, biomagnetismo, reflexología, quiropraxia, osteopatía, flores de Bach, MMS, naturopatía, psicología transpersonal, etc. Hay casos límite también, como la hipnoterapia cuando se usa fuera de sus límites. Todo lo que no ha sido validado por un ensayo clínico es una pseudoterapia.
¿Qué debemos entender por pensamiento crítico?
El pensamiento crítico es una forma de razonamiento que se esfuerza por la consistencia, el soporte empírico y la ausencia de falacias y sesgos cognitivos. No es una negación por defecto de la validez de los argumentos, ni una duda radical al estilo del escepticismo clásico, sino una forma crítica de acercarse a lo que dice la gente acerca el mundo. El pensamiento crítico puede aplicarse a todos los ámbitos de razonamiento, como la moral, la ciencia, la política, etc., pero su vinculación con la ciencia y la divulgación de la misma es crucial. La comunidad de pensadores críticos y la de divulgadores trabajan codo con codo, compartiendo la aspiración de que la gente adopte creencias de forma crítica, y no mediante apelaciones a la tradición, a la autoridad o a la revelación.
¿Por qué es tan importante la divulgación científica? ¿De qué ciencias? ¿De todas ellas?
La divulgación científica es imprescindible en toda sociedad que aspire a progresar hacia la igualdad y la libertad. Para ejercer la democracia hace falta ser libre; para ser libre hace falta estar informado; y para estar informado hace falta conocer la realidad que te rodea. Una sociedad científicamente informada es una sociedad difícil de manipular, y una sociedad que puede embarcarse en proyectos autónomos y ambiciosos hacia el futuro. Este es un fenómeno que se ha visto en repetidas ocasiones a lo largo de la historia: a más ignorante es una sociedad, mayor es su facilidad para ser manipulada y menor su capacidad para insertarse en los engranajes del mundo desarrollado.
En España tenemos una producción científica bastante potente, con instituciones, investigadores y divulgadores de mucha relevancia. Pero hemos de aspirar a más porque la sociedad española aún está a la cola de comprensión científica en el contexto europeo. Tenemos la suerte de vivir en el segundo espacio lingüístico nativo más grande del mundo, tenemos a la gente, tenemos los recursos, lo único que nos falta es comenzar a generar espacios y estilos de divulgación que resulten realmente efectivos.
Respecto a las ciencias: todas. Evidentemente, hay algunas de mayor relevancia social y personal que otras. No podemos seguir tolerando que las chicas y los chicos acaben la ESO sin saber diferencias entre un médico y un curandero, ni que haya gente en este país que considere que el creacionismo está en igualdad de condiciones, respecto a la evidencia disponible, que la teoría de la evolución. Pero creo que todos los campos de la ciencia pueden aportar fascinantes descubrimientos que, contados de forma amena, pueden interesar a la población, aumentar su capacidad crítica y mejorar sus hábitos de vida.
Pero permíteme una duda. ¿Pueden divulgarse de hecho, sin trampa y sin tergiversarlas, las ciencias más matematizadas? Por ejemplo, la física, la misma matemática, la lógica, la informática, la economía matemática, etc.
El lenguaje matemático es sólo una herramienta de la ciencia. Es un lenguaje muy potente y que sirve de mucho a los especialistas, pero que en divulgación es un gran lastre. Todo lo que un científico puede explicar en lenguaje matemático lo puede explicar en un lenguaje accesible. Puede parecer paradójico, pero para muchos científicos utilizar un lenguaje llano es un esfuerzo titánico, y de ahí la dificultad en divulgar ciencia. Es más fácil escribir un artículo lleno de tecnicismos para tus colegas que un texto escrito para alguien externo al círculo de técnicos. Hay que usar analogías, mantener la atención, ser conciso, y todo ello sin perder rigurosidad. Es muy complejo.
Por esa razón, la divulgación debería estar bastante más considerada dentro de los méritos académicos de los científicos, y debería ser parte de los programas académicos de las facultades de ciencias. Junto a la filosofía de la ciencia, dicho sea de paso. Un buen científico tiene que comprender en profundidad la naturaleza de su actividad.
¿Hay autores en el ámbito de la divulgación de la que estamos hablando que merezcan tu reconocimiento? ¿Son científicos al mismo tiempo? ¿Deben serlo en tu opinión?
Actualmente hay divulgadores realmente buenos y otros realmente malos. Personalmente creo que Lawrence Krauss, Neil deGrasse Tyson, Richard Dawkins, Steven Pinker, Desmond Morris o Massimo Pigliucci son personajes muy visibles a día de hoy que, creo, hacen un gran trabajo. Luego están los que no me parecen tan loables, como Michio Kaku y sus tendencias al misticismo y la distorsión -de lo que peca también el afamado Punset-, Stephen Hawking que creo es más un producto de mercadotecnia que un divulgador de gran capacidad.
En el mundo hispanohablante hay divulgadores bastante buenos, pero no son, ni mucho menos, suficientes para abarcar todo el trabajo ni tienen el apoyo necesario. Hay algunas figuras ya bastante establecidas como Javier Sampedro o Juan Luis Arsuaga. J.M. Mulet es una divulgador muy aguerrido que está siendo cada vez más relevante, pero luego uno se encuentra con casos como Eparquio Delgado o Javier Armentía que creo deberían tener más medios y apoyo institucional. A mi me gusta más el modelo descentralizado que el [norte] americano y sus rockstars científicas, pero hay que sacar a la buena divulgación de las editoriales minúsculas, fomentarla y dejarla entrar a la universidad.
Respecto a si un divulgador debe ser científico o no, es un tema complejo. Como mínimo de ciencia debe saber para poder hablar con un mínimo de rigor sobre ello. Pero creo que hay gente como Luis Alfonso Gámez o Antonio Martínez Ron, que hacen una labor magnífica sin ser propiamente científicos. Lo importante es conocer los propios límites y centrarse en lo que uno sabe hacer y decir con corrección. Por ejemplo, Wild Frank me parece un gran programa de divulgación de zoologíca básica. Sin dar datos científicos complejos ni enredarse en grandes explicaciones son capaces de hacer un buen programa, con contenido divulgativo valioso.
No sé si eres demasiado duro con Hawking… ¿Quiénes pueden participar en el congreso? ¿En quiénes pensáis especialmente? ¿Científicos, divulgadores, ciudadanos en general?
El congreso es un evento de entrada libre, abierto a la sociedad. Si uno se fija en el panel de ponentes se da cuenta de lo heterogéneo de los mismos. Hay periodistas, científicos, teóricos de la argumentación, filósofos de la ciencia y hasta un abogado. Se hará un taller sobre ciencia y arte, y participarán también artistas en una exposición. La tarea de divulgar la ciencia y de mejorar las capacidades críticas de la población es responsabilidad de una gran diversidad de profesionales.
Esperamos entre el público una mezcla muy interesante, y todo el mundo esta invitado a participar del evento aportando la perspectiva de su campo. Nos gustaría incluso ver a profesores con estudiantes de secundaria entre el público.
El subtítulo de esta edición, antes hablabas de ello, es 'La pseudociencia en el siglo XXI'. ¿Qué debemos entender por pseudociencia?
Una pseudociencia, por definición, es todo aquello no científico que se hace pasar por científico. Es un fraude intelectual. Condenar la pseudociencia, y esto debe quedar meridianamente claro, no implica condenar todo lo no científico. Hay cosas fuera de la actividad científica que tiene mucho valor cuando está bien hecho (el arte, la ética, la filosofía, la política, etc.). La pseudociencia es dañina por varias razones. Porque daña la comprensión pública de la ciencia, porque atenta contra la relación de confianza entre el experto y la población, y, principalmente, porque es capaz de afectar a la salud pública y a la autonomía de las personas.
Ejemplos de pseudociencias hay muchos e implican a muchas parcelas de la ciencia: medicina, biología, enfermería, historia, filología, psicología, economía y muchas otras. Los ejemplos clásicos son el diseño inteligente y el psicoanálisis, pero hay muchas más. Constelaciones familiares, terraplanistas, quiropraxia, negacionismo del holocausto, astrología, bioneuroemoción, acupuntura, grafología, y un largo etc. Todo aquello que afirme tener evidencias a su favor sin tenerlas es una pseudociencia.
¿El psicoanálisis sería pseudociencia? ¿Al mismo nivel que el creacionismo? ¿Existe un acuerdo generalizado sobre este punto en la comunidad del pensamiento crítico? ¿Todos los psicoanalistas se hacen pasar falsamente por científicos? Salvo error por mi parte, algunos de los más conocidos, eran científicos. Por ejemplo, Freud y Lacan. Por otra parte, uno de los grandes científicos del siglo XX, Oliver Sacks, se psicoanalizó durante décadas, así lo explica en su libro póstumo En movimiento.
El psicoanálisis es una pseudociencia de manual. Al mismo nivel que el diseño inteligente o la auriculoterapia. Lo único que la diferencia del resto es que es un caso de pseudociencia triunfante que goza de cierto prestigio social inmerecido. Como modelo del funcionamiento de la mente simple y llanamente no funciona: no es capaz de explicar muchos fenómenos neurológicos y plantea una enorme cantidad de pseudoprocesos. Por otro lado, las fases del desarrollo sexual que propone son un sinsentido a la luz de la evidencia de lo que disponemos; los recuerdos reprimidos son pura ciencia ficción; la histeria, la neurosis, el complejos de Edipo, entre otros, son pseudotrastornos que no existen. Como terapia nunca ha mostrado efectividad por encima del placebo para ningún trastorno (hay que tener en cuenta que la terapia psicodinámica no es psicoanálisis propiamente dicho), y encima resulta muy peligrosa, no sólo por la evasión del tratamiento, sino por las sugestiones iatrogénicas o la generación de falsos recuerdos. Se trata de una pseudopsicoterapia muy dañina, y nunca ha sido un programa de investigación científica serio. Ni Freud ni Lacan fueron científicos; nunca se esforzaron por conseguir evidencia y la mayoría de sus afirmaciones fueron establecidas de forma puramente dogmática. Tener un título no te convierte en científico. Deepak Chopra tiene un título de medicina también y ya me dirás.
Sobre Sacks... bueno, Steve Jobs se aferró a los zumos de fruta y hasta Darwin y Newton dijeron e hicieron cosas bastantes irracionales. A lo largo de una vida todos podemos tener gestos o comentarios desafortunados. Incluso hay deslices de Kandel o Damasio respecto al psicoanálisis. Pero hay una gran unanimidad hoy en día entre psicólogos, neurólogos, psiquiatras, médicos y neurocientíficos respecto al estatus claramente pseudocientífico del psicoanálisis. Fijarse sólo en los casos de gente que esporádicamente dijeron algo en su favor es un claro sesgo de confirmación, y, en todo caso, en ciencia las opiniones no importan. Lo que importan son las evidencias, y en el psicoanálisis brillan por su ausencia.
No sé si está tan claro siempre lo que tú llamas evidencias y no sé si se me puede acusar de fijarme sólo en casos confirmatorios. Prosigo. En tu opinión, ¿tiene o no tiene incidencia social este tipo de, digamos, saberes no críticos, no científicos?
Hoy en día la pseudociencia está viviendo una auténtica edad de oro. No se veía nada igual desde la New Age en los 70'. Aunque esta vez sus niveles de sofisticación, descaro, recursos, peligrosidad y organización exceden con creces todo a lo que la comunidad científica y de pensadores críticos ha hecho frente en el pasado. Se trata de un negocio millonario que logra infiltrarse en las universidades, los colegios, los centros de salud y, lo más lamentable de todo, que se lleva vidas por delante. No estamos ante vendedores de crecepelo; estamos ante multinacionales y comunidades de pseudocientíficos perfectamente organizadas.
¿Negocio millonario? Te pregunto sobre ello a continuación si te parece.
Cuando quieras.
Notas:
1) Como es evidente la entrevista se realizó antes de la celebración del congreso.
Fuente: Papeles de relaciones ecosociales y del cambio global, n.º 133, primavera de 2016, pp. 129-140
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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