No Nos Pueden Doblegar Porque Mantenemos Intacta La Esperanza
Manuel Moncada Fonseca
Modernas pitonisas, más que
prever el fin del progresismo en América Latina, han sido parte consustancial
de las fuerzas mediáticas, de inteligencia y de otra índole que han venido
preparando el terreno para desencadenar lo que ellas ya bendicen como viva expresión
de ese colapso "previsto". Y aunque no lo reconozcan, deben
sentirse jubilosas ante la racha de golpes que, en efecto, las fuerzas
progresistas y revolucionarias de la región han sufrido y siguen sufriendo. En verdad, se colocan en un
plano reduccionista, igualando realidades y circunstancias muy diversas como
si de una misma nación se tratara, cuando de cierto son países identificados
entre sí, en lo esencial, por el predominio en ellos de fuerzas que impulsan verdaderas transformaciones sociales.
Mas
los hechos están demostrando, por enésima vez, desde dónde se ha venido
concibiendo, preparando y orquestando el panorama acusado: desde EEUU, desde la
CIA, desde los grupos israelís que actuan en la región y desde los gobiernos lacayos que estas fuerzas han impuesto en Nuestra
América, ello más allá de las falsas sonrisas y de las hipócritas declaraciones
de unidad que manifiestan, dado que dichos gobiernos trabajan en función de las
grandes corporaciones petroleras, farmacéuticas y de diversa índole... Sin
embargo, es justamente el caso de Brasil el que transparenta por completo el
asunto que estamos planteando, dado el contraste que representa el golpe, sin
pretextos creíbles de ningún tipo, para suspender una presidencia por la que
votaron 54 millones de brasileños.
Veamos un poco más de cerca
de qué estamos hablando.
De Venezuela, país en el que
unas elecciones entregaron la gran mayoría del parlamento a los opositores
cipayos financiados, alentados y dirigidos por la CIA. No ignoremos que Obama,
hace un año decretó que esta nación sudamericana es una amenaza directa contra
la seguridad nacional de su país y, ahora, lo refrenda por un año más; él ha venido alentando a los opositores de la Patria de Bolívar y de Hugo
Chávez para provocar desórdenes en ella y generar las condiciones para
intervenirla militarmente. Y, desde Colombia o desde cualquier tribuna
internacional en que se le dé cabida, el mafioso internacional Álvaro Uribe
llama a arrebatarle la totalidad del poder a los chavistas. El mismo jefe del
Comando Sur ha expresado su voluntad para actuar en esa proterva dirección.
De Bolivia, país en revolución y con grandes avances sociales, en el que se
produjo la derrota en el referéndum que le arrebató a Evo Morales la
posibilidad de reelegirse, aun y cuando fuera por muy pocos votos; sin olvidar
que los planes para liquidar a esta nación multicultural están en pie, porque
posee, igualmente, mucha riqueza petrolera y gasífera y no sigue las consignas
del Coloso...
De Ecuador, país en el que se
desenvuelve, con grandes avances sociales en diversos campos, la Revolución
Ciudadana, misma que ha colocado sus riquezas petroleras en función del
bienestar social y no de las transnacionales como la Exxon-Móvil, las que no sólo
las han saqueado enormemente sino que, además, han deteriorado severamente el
medio ambiente. En contraposición, Rafael Correa ha impulsado “la restitución del ser humano como centro de atención de la política, el Estado y la economía, una redistribución más justa de la riqueza y el reconocimiento de los derechos de la sociedad y la naturaleza.” Por estas políticas, Ecuador se encuentra bajo peligrosos
planes desestabilizadores de Washington, orientados a dar al traste con este proceso ejemplar de transformaciones sociales.
De la Argentina, nación que
registró la derrota de las fuerzas kirchneristas en
la elecciones presidenciales y el ascenso de Macri, perfecto títere yanquista
dispuesto a entregar este otro gigante del cono sur, con toda su riqueza y
territorio, a los fondos buitres; Las Malvinas a Gran Bretaña; a deseemplear a
los pobladores, a privarlos de sus medios de comunicación y, en general, a
privatizar todo lo que rinda tributos a EEUU y los oligarcas locales.
El turno le llega a Brasil,
aunque de modo muy distinto, salvo que hablemos del golpe de Estado contra Manuel Zelaya perpetrado en 2009, en Honduras, y del que se ejecutó para destituir al sacerdote Fernando Lugo en Paraguay, en 2012. La democracia de corruptos
e ignorantes atrincherados en el legislativo brasileño, ante sí y ante el
yanqui, deseando apropiarse del petróleo y establecer un sistema sin derechos
sociales de ninguna índole, han decidido destituir a Dilma Rousseff pretextando lo que lo que se les ocurra, para hacer
del más grande país de América Latina un enorme botín digno de los
colonizadores.
Mas, los asuntos planteados
están calculados igualmente contra Nicaragua, país en el que también se desarrola una auténtica revolución, mas en este caso, no tanto por su riqueza, como por
su estratégica posición geográfica, con ventajosas condiciones para construir un
canal interoceánico, que ya se encuentra en ciernes. Porque en definitiva,
los capitales globales no quieren que nada ni nadie obstaculice su decisión de
hacer del mundo su gran Mare Nostrum.
Desde luego, Cuba conforma
también parte insoslayable de los planes hegemonistas yanquis. Persiste el
deseo de volverla al redil en que la mantuvo el sanguinario Fulgencio Batista.
Se le quiere ver arrodillada, a la vieja usanza, sin progreso para el pueblo,
sin salud gratuita, sin educación gratuita, sin seguridad social garantizada,
sin sus grandes logros científico-técnicos; en pocas palabras, sin su
libertad para autodeterminarse. Por ello, el bloqueo en su contra se mantiene
incólume, la base de Guantánamo no se ha cerrado ni se piensa cerrar, como
tampoco devolverle a la isla el territorio en que dicha base se asienta.
De modo que, aunque no
soslayamos los errores cometidos por los gobernantes progresistas y
revolucionarios, lo fundamental apunta hacia el imperio, no hacia ellos, que se
han esforzado por brindarle a sus pueblos beneficios que los gobernantes
entreguistas les han negado siempre o les pretenden cercenar ahora: democracia
participativa, preservación y generación de empleo; salud para todos; techos
para todos y otras reivindicaciones que las grandes masas no están dispuestas a
que se las arrebaten...
Por lo arriba anotado, no
debemos caer en ningún tipo de ingenuidad: a Vilma Rousseff no se le depone
sólo por ciento ochenta días; la idea es deponerla por todo el resto de su periódo
e impedir luego que Lula se postule como candidato a la presidencia de Brasil. Debe considerarse que el sistema opresor, por muchas que sean las leyes y
reglamentos que promulga, nunca se ciñe a nada que lo ate para actuar, apegándose invariablemente a
sus intereses de uno u otro momento.
El sistema en proceso de colapso total es expresión de descomposición en todos los órdenes. Debemos aventarnos a abatirlo para que termine su existencia. Pero ello debe hacerse abarcando al subcontinente entero, de otra manera se podrá salir nuevamente con las suyas. Por sí sólo no desaparecerá, somos los pueblos los llamados a ser sus sepultureros. En consecuencia, no debe apabullarnos, ni desmoralizarnos lo que está haciendo y tramando el Norte infernal contra los procesos progresistas y revolucionarios de Nuestra América, porque como dijo una vez Fidel "Los pueblos son como volcanes, se encienden sólos". Y como acotara, con mucho sentimiento y convicción, Aimé Césaire en su "Discurso sobre el colonialismo", todo dominio foráneo sobre los pueblos "se refugia cada vez más en una hipocresía aún más odiosa porque tiene cada vez menos probabilidades de engañar." Dichosamente, entonces, los pueblos hemos conservado y conservamos hoy, con mucha mayor razón, "intacta, la esperanza". Y, por sobre todo, nuestra determinación para que no nos dividan nunca más, porque en ello radica nuestra fortaleza.
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