¿En qué nos están transformando?
Norma Estela Ferreyra
Las estrategias de la manipulación mediática
28-04-2016
El poder mundial, que no es nuevo, sino que siempre fue el mismo, necesita que la gente no piense, no se conecte con otros, no dialogue con el semejante, más allá ni más profundamente, que en chat bobo y malicioso. Que tampoco lea libros, sino que se entretenga con una televisión de programasvacíos, donde nadie se entera de qué está pasando en la calle que cruza la esquina.
Así se le oculta información a los ciudadanos, o se los satura de información según la conveniencia de los Poderosos. En el primer caso, las personas creen que todo está perfecto y en el segundo se acostumbran a las malas noticias sobre el mismo tema y dejan de tenerlas en cuenta. Es decir, tantas cosas pasan en Palestina, en Siria, en Yemen, etc., que por fuerza del hartazgo, eso opera dejando de lado el interés sobre el asunto. Y llega el momento en que nadie se asombra, ni quiere saber del tema, porque es una guerra sin final.
Hay muchos periodistas que ya escribieron sobre la manera en que opera esta suerte de hipnosis que insensibiliza y aísla a la gente, que sólo piensa en sí mismo, o sea, en cambiar el auto, en las vacaciones, etc. O sea, el materialismo absoluto y relajado, donde no hay que pensar en muchas cosas. Porque todo está en la TV o en las redes sociales. Somos esclavos, pero felices. Ni tenemos que caminar, porque pagamos y compramos todo desde el ordenador y conversamos sobre lo que nos gusta con desconocidos, donde dejamos las huellas sobre nuestros gustos. Y luego, fabrican objetos para vendernos, usando esos datos. Nos espían como quieren y saben más de nosotros que nosotros mismos.
Noam Chomsky elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación” a través de los medios, que es bueno conocer aunque fuere a grandes rasgos, para lo cual, las sinteticé:
La estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. Eso es para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, etc. Y lejos de los verdaderos problemas sociales, Mantener al público ocupado, sin ningún tiempo para pensar. (Eso está en marcha en Latinoamérica)
Crear problemas y después ofrecer soluciones. O sea: “problema-reacción-solución Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos. (Esto me suena en la Argentina de hoy)
La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.
La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. El público, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación. Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante.
Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Esto es para causar un corto circuito en el análisis racional, y crítico de los individuos. Permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos… Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible
Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…
Reforzar la autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es él el culpable por su propia desgracia, por la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se auto desvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!
Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las élites dominantes. (...), el “sistema” biología, la neurobiología y la psicología aplicada ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que ejerce un control mayor sobre los individuos.
El poder mundial, que no es nuevo, sino que siempre fue el mismo, necesita que la gente no piense, no se conecte con otros, no dialogue con el semejante, más allá ni más profundamente, que en chat bobo y malicioso. Que tampoco lea libros, sino que se entretenga con una televisión de programas bobos, donde nadie se entere de qué está pasando en la calle que cruza la esquina.
Así se le oculta información a los ciudadanos, o se los satura de información según la conveniencia de los Poderosos. En el primer caso, las personas creen que todo está perfecto y en el segundo se acostumbran a las malas noticias sobre el mismo tema y dejan de tenerlas en cuenta. Es decir, tantas cosas pasan en Palestina, en Siria, en Yemen, etc., que por fuerza del hartazgo, eso opera dejando de lado el interés sobre el asunto. Y llega el momento en que nadie se asombra, ni quiere saber del tema, porque es una guerra sin final.
Hay muchos periodistas que ya escribieron sobre la manera en que opera esta suerte de hipnosis que insensibiliza y aísla a la gente, que sólo piensa en sí mismo, o sea, en cambiar el auto, en las vacaciones, etc. O sea, el materialismo absoluto y relajado, donde no hay que pensar en muchas cosas. Porque todo está en la TV o en las redes sociales. Somos esclavos, pero felices. Ni tenemos que caminar, porque pagamos y compramos todo desde el ordenador y conversamos sobre lo que nos gusta con desconocidos, donde dejamos las huellas sobre nuestros gustos. Y luego, fabrican objetos para vendernos, usando esos datos. Nos espían como quieren y saben más de nosotros que nosotros mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario