Lucha global y local no es entre hombres y mujeres,
sino entre clases sociales
Manuel
Moncada Fonseca
Al surgir los excedentes en la producción,
nació la propiedad privada, el patriarcado (base del machismo), la división de
la sociedad en clases, la lucha entre éstas y, como garante de todo ello, el
Estado, instrumento de dominio de una clase sobre otras. Surgieron así el
opresor y el oprimido.
El patriarcado es parte inseparable de la
opresión de clase, representa una contradicción antagónica social y, como tal,
debe tratarse. Sus portadores somos hombres y mujeres, aunque no se sufra por
igual, recayendo su mayor peso, indiscutiblemente, en éstas. Así las cosas, debe
resolverse de manera conjunta, dentro de los marcos trazados por la lucha de
clases, un descubrimiento de los teóricos de la burguesía. En relación con
esto, el mérito del marxismo consiste en el desarrollo de la teoría de la lucha
de clases como motor de la historia, presente desde la época esclavista hasta la
actual época capitalista.
Atribuir el machismo exclusivamente al
hombre, como suele hacerse, no conduce a otra cosa que a una pretendida guerra
entre éste y la mujer, guerra que hoy tanto se promociona por la ideología imperial
y sus múltiples medios. Otro tanto se hace con la guerra de generaciones
(padres e hijos), la de individuos aislados y, ya no se diga, con la de civilizaciones
(moderna y arcaica) con la que EEUU pretende restablecer su hegemonía mundial, cueste
lo que cueste;[1] este último asunto va pues
más allá de la simple pretensión de enmascarar la confrontación entre las
clases sociales. Sin embargo, por encima de todo esto, el problema cardinal que
la humanidad enfrenta gira alrededor de la explotación del hombre por el
hombre; lo que tiene por base real el predominio de los medios de producción y
de vida cada vez en menos manos.[2]
Hablamos de lo que una parte minúscula del
ser humano acapara valiéndose del poder del Estado -con todo lo que ello
encierra-, apropiándose de lo que produce, con su esfuerzo y sudor, la mayoría
aplastante del mismo; jamás del empresario, que no crea absolutamente ningún
valor, por más que se le presente como el héroe de nuestro tiempo. Tampoco la
naturaleza, en toda su profundidad, escapa a la demencial e ilimitada voracidad
del capital transnacional.[3]
La propiedad privada sobre la riqueza natural
y social, así como su injusta distribución, constituyen el problema de mayor
envergadura para superar los mayores males que agobian a la humanidad. Empero,
ello no es posible recurriendo a dogmas ni a decretos, ni ignorando las
complejidades propias de cada nación, como las transiciones que tienen lugar en
los países del ALBA, por ejemplo. Con todo, sostenemos que el dominio multifacético
de una minoría insignificante sobre una aplastante mayoría debe acabar. Sólo así
la humanidad podría librarse de los grandes desequilibrios y peligros que hoy
la afectan con suma severidad, mismos que podrían llevarla a su total
exterminio con facilidad...
Decimos que el machismo debe tratarse no sólo
de manera conjunta, sino también clasista, porque el hombre no es un ser
indiferenciado, tampoco la mujer. Por esquemático que pueda parecer, existe el
hombre opresor y el hombre oprimido; de igual forma, existe la mujer opresora y
la mujer oprimida.[4] El hombre y la mujer
opresores actúan de forma mancomunada en contra del hombre y la mujer
oprimidos. Estos últimos deben hacer lo propio para liquidar el poder de los
primeros, por complejo y difícil que este reto sea.
Contra todo pronóstico desestimulante, como
admite a disgusto Zbigniew Brzezinski,
exconsejero de Seguridad Nacional de
EEUU, sólo la resistencia de los pueblos contra el capital puede impedir,
y de hecho está impidiendo, los planes de un nuevo orden mundial[5],
deseo tenebroso acariciado por la civilización occidental que dicha potencia
encabeza. Sólo ella puede convertir en realidad las más caras aspiraciones del
ser humano.
[2] Con una cuarta parte de
las fortunas que acumulan los cien hombres más ricos del mundo, unos 240
mil millones de dólares, se podría sacar de la pobreza a la población mundial
que la sufre. La capacidad para alimentar a esta población la supera casi en el
doble. El 40 % de la más castigada, que alcanza unos 3 mil millones de
habitantes, apenas posee el 1% de la riqueza mundialmente existente. En países
como Estados Unidos, el 1% de los más acomodados, controla más recursos que el
95% de los menos favorecidos. Véase: Javier Barros del villar. “La devastadora
desigualdad en la distribución de riqueza”. http://pijamasurf.com/2013/06/la-devastadora-desigualdad-en-la-distribucion-de-riqueza/
[3] En EEUU, el laboratorio de investigación genética Myriad
Genetics, pretende patentar secuencias de ADN humano, que usa para desarrollar tratamientos contra el cáncer. BBC MUNDO“¿Se puede patentar el ADN?”. http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/04/130415_salud_ciencia_eeuu_adn_patente_wbm. BWNARGENTINA.COM
“Nestlé quiere patentar la naturaleza: Flor de hinojo en la mira” “Nestlé
quiere patentar la flor de hinojo y otros alimentos medicinales, que usted sólo
podría comprar mediante Nestlé. Nigella sativa - más comúnmente conocida como
flor de hinojo - fue utilizada para curar durante más de mil años. Es buena para
todo, el cáncer, los problemas inmunológicos, vómitos, fiebres y hasta
enfermedades de la piel. Siempre fue accesible y gratis para las comunidades
pobres de Oriente Medio y Asia. Pero ahora Nestlé proclama ser su dueño, y está
haciendo reclamaciones de patentes en todo el mundo. El objetivo:
Controlar esta planta curativa natural convirtiéndola en una droga privada
costosa, pero por sobre todas las cosas: Transgénica. http://bwnargentina.blogspot.com/2013/04/nestle-quiere-patentar-la-naturaleza.html#sthash.mF04bG7S.dpuf.
En “Europa, la
Oficina Europea de Patentes (EPO) lleva varios años registrando las patentes de
distintas formas de vida vegetal. Esta forma de propiedad privada aplicada a
los productos de la naturaleza está provocando una creciente contestación por
parte de consumidores, agricultores y ecologistas.” “El patentado de organismos
y procesos vivos también amenaza con extenderse a los animales de la crianza
industrial intensiva, lo que ya está provocando un amplio debate y críticas de
carácter ético, ecológico y científico en la Unión Europea.” Empresas y
laboratorios se están apropiando del conocimiento agrícola. “¿Debemos patentar los tomates y el brócoli?”
http://www.davidhammerstein.com/categorie-10601979.html
[4] Compartimos este punto
de vista: “No estoy planteando aquí que debamos abrazar, por igual y sin
posición crítica, todas las tendencias del feminismo. De hecho hay un ala
específica a la que debemos tratar con hostilidad abierta: el feminismo burgués
o de clase media. Las mujeres de la clase dominante y de la clase media se
enfrentan a la opresión, pero eso no significa que podamos confiar en que
puedan seguir una estrategia que las lleve a abordar el sufrimiento de la vasta
mayoría de las mujeres que están en la clase obrera.” Sharon Smith. “Marxismo, feminismo y liberación de la mujer”. http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=5761
[5] RT/Actualidad. “Brzezinski: "La resistencia populista
impide un nuevo orden mundial"”.
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