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viernes, 23 de enero de 2015

CORONEL DEL EJÉRCITO LLEVA A JUAN CARLOS ANTE LA FISCALÍA POR EL PRESUNTO ASESINATO DE SU HERMANO

La denuncia había sido admitida a trámite en Portugal con anterioridad, pero la "inviolabilidad real" obligó a su archivo
CORONEL DEL EJÉRCITO LLEVA A JUAN CARLOS ANTE LA FISCALÍA POR EL PRESUNTO ASESINATO DE SU HERMANO

En la tarde del pasado lunes 19, la Redacción de Canarias Semanal recibió un escrito de nuestro habitual colaborador el coronel del Ejército español, Amadeo Martínez Inglés, dirigido a la Fiscal General del Estado, en el que ´éste acusa al hoy ex monarca Juan Carlos I de Borbón del presunto asesinato de su hermano Alfonso de Borbón. Los hechos, según denuncia el Coronel, sucedieron hace casi sesenta años. De acuerdo con el escrito dirigido a la Fiscalía General del Estado, lejos de lo afirmado por la versión oficial que desde entonces impuso la autocracia franquista sobre aquellos hechos, la muerte de Alfonso de Borbón - hermano de Juan Carlos - no fue un accidente, sino que se trató lisa y llanamente de un crimen “de carácter político, ordenado por el dictador Franco, planificado por sus servicios secretos y ejecutado por la persona que durante treinta y nueve años ha ostentado sobre su cabeza la corona de España”. Es decir, el ex rey Juan Carlos de Borbón.


Como recordarán nuestros lectores, el coronel e historiadorAmadeo  Martínez Inglés fue  procesado por la Audiencia Nacional hace  unos dos años por un artículo publicado en Canarias Semanal en el que, bajo el título "Por qué te callas ahora", se atrevía a revelar aspectos inéditos de la turbulenta biografía del anterior monarca.

El artículo en cuestión constituyó un auténtico aldabonazo a la hasta entonces intocable figura del monarca. El militar abrió una brecha que rompió el sólido  hermetismo que protegía las andanzas del  jefe de la dinastía de los Borbones. Durante las fechas de la publicación de aquél artículo, Canarias Semanal recibió la  visita de más de un millon de lectores.  Y aunque la Audiencia Nacional terminó sancionando al coronel Martínez por su artículo con una multa de más de 1 millón de las antiguas pesetas - €6.480 -  la sentencia fue cuestionada por una parte de los magistrados que integraban el  tribunal que lo juzgó, que reconocieron el derecho del militar  a someter a critica - por muy dura que esta fuera - a la figura del Jefe del Estado. La radical discrepancia que se produjo en el seno del tribunal creó un precedente jurídico desconocido hasta entonces.

A partir de aquellas fechas, Martínez Inglés invirtió su tiempo en la realización de un extenso e intenso  trabajo de investigación en torno las circunstancias que rodearon la muerte cruenta  del infante, sobre la que  ya desde hacía años había realizado intensas pesquisas. 


El resultado de aquellas investigaciones dio  lugar a un libro titulado "La muerte de El Senequita", editado en primera instancia por Canarias Semanal  y luego, en papel, por  Ediciones Albores.

La investigación realizada por Martínez Inglés  en torno a la muerte violenta  del Infante Alfonso fue exhaustiva y sus conclusiones rotundas. Martínez Inglés asegura en su alegato ante la Fiscalía que dispone de pruebas concluyentes que demuestran la responsabilidad del ex monarca Juan Carlos I en aquel luctuoso suceso.

“La previsible trayectoria del disparo  - arguye el coronel en su escrito de denuncia ante la Fiscal general del Estado -  resulta tan forzada y difícil que es manifiestamente improbable que el proyectil saliese de la boca del arma siguiendo esa anómala línea de tiro sin influencia alguna del tirador”, subraya, al tiempo que recuerda que “la pistola causante de la tragedia, según declaró en su día el padre del homicida, D. Juan de Borbón, fue lanzada por él mismo al mar, sin que la policía o los jueces portugueses pudieran examinarla, con lo que se hurtaba a la justicia una prueba fundamental”. “Nada de accidente fortuito. Homicidio imprudente o asesinato premeditado”,  mantiene con firmeza el  coronel  Martínez Inglés. Su escrito a la Fiscalía General del Estado ha sido acompañado por lo que calificó como un “trabajo histórico de investigación  de los que se derivan clarísimas responsabilidades penales para el ciudadano español que lo cometió: Juan Carlos de Borbón”.

"De mis investigaciones sobre este hecho, - continúa argumentando en su denuncia Martínez Inglés - extraídas del mencionado trabajo histórico, que en marzo del año 2013 tuvo que ser abruptamente actualizado al recibir importantes e inéditas revelaciones sobre el mismo procedentes de personas que estuvieron presentes en el marco histórico en el que se produjo, procede el exhaustivo Informe que le remito adjunto y que en febrero del año pasado 2014 me permití publicar, como escritor e historiador militar que soy, bajo el título de "La Muerte de El Senequita". Trabajo exhaustivo, informe muy elaborado, reflexiones muy meditadas sobre un fratricidio regio que con toda seguridad cambió la historia de España y que hasta el momento, casi un año después de su publicación, nadie en este país, ni historiador, ni investigador, ni experto, ni ciudadano común y corriente, se ha atrevido a cuestionar".

A continuación, el militar  enumera, una a una, las circunstancias a las que se refiere y que constituyen la columna vertebral de su acusación contra el ex rey Juan Carlos de Borbón ante la  Fiscalía General:

1ª.- El autor del disparo que acabó con la vida del infante D. Alfonso no era ningún niño (como la información sesgada del Gobierno español del momento quiso hacer creer a los españoles) sino un profesional del Ejército, caballero cadete de la Academia General Militar de Zaragoza, con más de seis meses de instrucción militar intensiva y otros seis de instrucción premilitar.

2ª.- Era, por lo tanto, experto en toda clase de armas portátiles de las Fuerzas Armadas españolas.

3ª.- Conocía, en consecuencia, el manejo y uso en instrucción y combate de las citadas armas.

4ª.- Había realizado ejercicios de fuego real con todas ellas, con arreglo a la cartilla de tiro correspondiente a un caballero cadete de primer curso del citado centro de enseñanza castrense.

5ª.- En consecuencia, conocía el uso y manejo de las pistolas de 9 mms reglamentarias en las FAS españolas.

6ª.- Con mayor motivo debía conocer el uso y manejo de la pequeña pistola de 6,35 mms que tenía en propiedad y con la que había efectuado (la última vez, el día anterior al luctuoso suceso) numerosos disparos.

7ª.- Conocía asimismo los protocolos de actuación que marcan los reglamentos militares españoles para el uso, limpieza, desarmado, armado, equilibrado, preparación para el disparo…etc, etc, de cualquier arma portátil y en particular todas las precauciones que debe tomar un profesional de las armas antes de efectuar un disparo de instrucción o combate.

8ª.- Resulta inconcebible que todo un cadete de la AGM (un centro de enseñanza modélico en aquellas fechas), con seis meses de instrucción militar intensiva en su haber y con numerosos ejercicios de tiro realizados, no tomara las elementales medidas de seguridad (activación de los seguros de la pistola y comprobación de la recámara) antes de proceder a manipular su pistola en presencia de su hermano.

9ª.- El pequeño proyectil de 6,35 mms, que difícilmente hubiera podido traspasar la bóveda craneal del desgraciado infante si el disparo hubiera seguido una línea de tiro directa hacia su cabeza, curiosamente buscó una anómala dirección de abajo a arriba para penetrar por sus fosas nasales y poder alojarse así sin ningún impedimento en su cerebro causándole la muerte instantánea. Algo que la casualidad no puede explicar de ninguna de las maneras por las prácticamente nulas posibilidades de que tal cosa pueda ocurrir en un disparo accidental. La previsible trayectoria del disparo resulta tan forzada y difícil que es manifiestamente improbable que el proyectil saliese de la boca del arma siguiendo esa anómala línea de tiro sin influencia alguna del tirador.

10ª.- La pistola causante de la tragedia, según declaró en su día el padre del homicida, D. Juan de Borbón, fue lanzada por él mismo al mar, sin que la policía o los jueces portugueses pudieran examinarla, con lo que se hurtaba a la justicia una prueba fundamental.

11ª.- El homicida no prestó declaración ni ante la policía ni ante juez alguno, abandonando inmediatamente Estoril en un avión militar español rumbo a Zaragoza. Tampoco se presentó voluntariamente a las autoridades para relatar los hechos y asumir sus presuntas responsabilidades.

En opinión del Coronel Martínez, la abdicación del Rey Juan Carlos y el fin de la “inviolabilidad constitucional” que lo han protegido durante decenios han creado las condiciones legales  para proceder  a una investigación judicial en torno a aquellos sucesos.

El militar  asegura  disponer de "datos extraordinariamente relevantes” sobre  aquella muerte violenta del Infante  y las circunstancias que la rodearon. Martínez Inglés dice no tener la menor duda a la hora de calificar la muerte de Alfonso de Borbón como un “presunto asesinato o fratricidio premeditado por parte del que ha sido rey de España durante treinta y nueve años”.  Ahora, espera que la Fiscalía General del Estado actúe como le corresponde. 

ENLACE AL LIBRO EN VERSION DIGITAL "LA MUERTE DE EL SENEQUITA". PINCHAR AQUÍ


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