La denuncia había sido admitida a trámite en Portugal con anterioridad, pero la "inviolabilidad real" obligó a su archivo
CORONEL
DEL EJÉRCITO LLEVA A JUAN CARLOS ANTE LA FISCALÍA POR EL PRESUNTO ASESINATO DE
SU HERMANO
En la tarde del pasado lunes 19, la Redacción de Canarias Semanal recibió un escrito de nuestro habitual colaborador el coronel del Ejército español, Amadeo Martínez Inglés, dirigido a la Fiscal General del Estado, en el que ´éste acusa al hoy ex monarca Juan Carlos I de Borbón del presunto asesinato de su hermano Alfonso de Borbón. Los hechos, según denuncia el Coronel, sucedieron hace casi sesenta años. De acuerdo con el escrito dirigido a la Fiscalía General del Estado, lejos de lo afirmado por la versión oficial que desde entonces impuso la autocracia franquista sobre aquellos hechos, la muerte de Alfonso de Borbón - hermano de Juan Carlos - no fue un accidente, sino que se trató lisa y llanamente de un crimen “de carácter político, ordenado por el dictador Franco, planificado por sus servicios secretos y ejecutado por la persona que durante treinta y nueve años ha ostentado sobre su cabeza la corona de España”. Es decir, el ex rey Juan Carlos de Borbón.
Como recordarán nuestros
lectores, el coronel e historiadorAmadeo Martínez Inglés fue
procesado por la Audiencia Nacional hace unos dos años
por un artículo publicado en Canarias Semanal en el que, bajo
el título "Por qué te callas ahora", se atrevía a
revelar aspectos inéditos de la turbulenta biografía del anterior monarca.
El artículo en cuestión
constituyó un auténtico aldabonazo a la hasta entonces intocable figura del
monarca. El militar abrió una brecha que rompió el sólido hermetismo que
protegía las andanzas del jefe de la dinastía de los Borbones. Durante
las fechas de la publicación de aquél artículo, Canarias Semanal recibió
la visita de más de un millon de lectores. Y aunque la Audiencia
Nacional terminó sancionando al coronel Martínez por su artículo con
una multa de más de 1 millón de las antiguas pesetas - €6.480 -
la sentencia fue cuestionada por una parte de los magistrados que integraban el
tribunal que lo juzgó, que reconocieron el derecho del militar a
someter a critica - por muy dura que esta fuera - a la figura del Jefe del
Estado. La radical discrepancia que se produjo en el seno del tribunal creó un
precedente jurídico desconocido hasta entonces.
A partir de aquellas
fechas, Martínez Inglés invirtió su tiempo en la realización
de un extenso e intenso trabajo de investigación en torno las
circunstancias que rodearon la muerte cruenta del infante, sobre la
que ya desde hacía años había realizado intensas pesquisas.
El resultado
de aquellas investigaciones dio lugar a un libro titulado "La
muerte de El Senequita", editado en primera instancia por Canarias
Semanal y luego, en papel, por Ediciones Albores.
La investigación realizada por
Martínez Inglés en torno a la muerte violenta del Infante
Alfonso fue exhaustiva y sus conclusiones rotundas. Martínez
Inglés asegura en su alegato ante la Fiscalía que dispone de pruebas
concluyentes que demuestran la responsabilidad del ex monarca Juan
Carlos I en aquel luctuoso suceso.
“La previsible trayectoria del
disparo - arguye el coronel en su escrito de denuncia ante la
Fiscal general del Estado - resulta tan forzada y difícil que es
manifiestamente improbable que el proyectil saliese de la boca del arma
siguiendo esa anómala línea de tiro sin influencia alguna del tirador”,
subraya, al tiempo que recuerda que “la pistola causante de la tragedia, según
declaró en su día el padre del homicida, D. Juan de Borbón, fue lanzada por él
mismo al mar, sin que la policía o los jueces portugueses pudieran examinarla,
con lo que se hurtaba a la justicia una prueba fundamental”. “Nada de accidente
fortuito. Homicidio imprudente o asesinato premeditado”, mantiene con
firmeza el coronel Martínez Inglés. Su escrito a
la Fiscalía General del Estado ha sido acompañado por lo que
calificó como un “trabajo histórico de investigación de los que
se derivan clarísimas responsabilidades penales para el ciudadano español que
lo cometió: Juan Carlos de Borbón”.
"De mis
investigaciones sobre este hecho, - continúa argumentando en su
denuncia Martínez Inglés - extraídas del mencionado trabajo
histórico, que en marzo del año 2013 tuvo que ser abruptamente actualizado al
recibir importantes e inéditas revelaciones sobre el mismo procedentes de
personas que estuvieron presentes en el marco histórico en el que se produjo,
procede el exhaustivo Informe que le remito adjunto y que en febrero del año
pasado 2014 me permití publicar, como escritor e historiador militar que soy,
bajo el título de "La Muerte de El Senequita". Trabajo
exhaustivo, informe muy elaborado, reflexiones muy meditadas sobre un
fratricidio regio que con toda seguridad cambió la historia de España y que
hasta el momento, casi un año después de su publicación, nadie en este país, ni
historiador, ni investigador, ni experto, ni ciudadano común y corriente, se ha
atrevido a cuestionar".
A continuación, el
militar enumera, una a una, las circunstancias a las que se refiere y que
constituyen la columna vertebral de su acusación contra el ex rey Juan
Carlos de Borbón ante la Fiscalía General:
1ª.- El autor del disparo que
acabó con la vida del infante D. Alfonso no era
ningún niño (como la información sesgada del Gobierno español del momento quiso
hacer creer a los españoles) sino un profesional del Ejército, caballero cadete
de la Academia General Militar de Zaragoza, con
más de seis meses de instrucción militar intensiva y otros seis de instrucción
premilitar.
2ª.- Era, por lo tanto, experto
en toda clase de armas portátiles de las Fuerzas Armadas españolas.
3ª.- Conocía, en consecuencia,
el manejo y uso en instrucción y combate de las citadas armas.
4ª.- Había realizado ejercicios
de fuego real con todas ellas, con arreglo a la cartilla de tiro
correspondiente a un caballero cadete de primer curso del citado centro de
enseñanza castrense.
5ª.- En consecuencia, conocía
el uso y manejo de las pistolas de 9 mms reglamentarias en las FAS españolas.
6ª.- Con mayor motivo debía
conocer el uso y manejo de la pequeña pistola de 6,35 mms que tenía en
propiedad y con la que había efectuado (la última vez, el día anterior al
luctuoso suceso) numerosos disparos.
7ª.- Conocía asimismo los
protocolos de actuación que marcan los reglamentos militares españoles para el
uso, limpieza, desarmado, armado, equilibrado, preparación para el disparo…etc,
etc, de cualquier arma portátil y en particular todas las precauciones que debe
tomar un profesional de las armas antes de efectuar un disparo de instrucción o
combate.
8ª.- Resulta inconcebible que
todo un cadete de la AGM (un centro de enseñanza modélico en aquellas fechas),
con seis meses de instrucción militar intensiva en su haber y con numerosos
ejercicios de tiro realizados, no tomara las elementales medidas de seguridad
(activación de los seguros de la pistola y comprobación de la recámara) antes
de proceder a manipular su pistola en presencia de su hermano.
9ª.- El pequeño proyectil de
6,35 mms, que difícilmente hubiera podido traspasar la bóveda craneal del
desgraciado infante si el disparo hubiera seguido una línea de tiro directa
hacia su cabeza, curiosamente buscó una anómala dirección de abajo a arriba
para penetrar por sus fosas nasales y poder alojarse así sin ningún impedimento
en su cerebro causándole la muerte instantánea. Algo que la casualidad no puede
explicar de ninguna de las maneras por las prácticamente nulas posibilidades de
que tal cosa pueda ocurrir en un disparo accidental. La previsible trayectoria
del disparo resulta tan forzada y difícil que es manifiestamente improbable que
el proyectil saliese de la boca del arma siguiendo esa anómala línea de tiro
sin influencia alguna del tirador.
10ª.- La pistola causante de la
tragedia, según declaró en su día el padre del homicida, D. Juan
de Borbón, fue lanzada por él mismo al mar, sin que
la policía o los jueces portugueses pudieran examinarla, con lo que se hurtaba
a la justicia una prueba fundamental.
11ª.- El homicida no prestó
declaración ni ante la policía ni ante juez alguno, abandonando inmediatamente
Estoril en un avión militar español rumbo a Zaragoza. Tampoco se presentó
voluntariamente a las autoridades para relatar los hechos y asumir sus
presuntas responsabilidades.
En opinión del Coronel
Martínez, la abdicación del Rey Juan Carlos y el fin de la “inviolabilidad
constitucional” que lo han protegido durante decenios han creado las
condiciones legales para proceder a una investigación judicial en
torno a aquellos sucesos.
El militar asegura
disponer de "datos extraordinariamente relevantes” sobre
aquella muerte violenta del Infante y las circunstancias que la
rodearon. Martínez Inglés dice no tener la menor duda a la
hora de calificar la muerte de Alfonso de Borbón como un “presunto
asesinato o fratricidio premeditado por parte del que ha sido rey de España
durante treinta y nueve años”. Ahora, espera que la Fiscalía
General del Estado actúe como le corresponde.
ENLACE AL LIBRO EN
VERSION DIGITAL "LA MUERTE DE EL SENEQUITA". PINCHAR
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