Revolución Ciudadana: un nuevo año
Juan J. Paz y Miño Cepeda
EL
TELÉGRAFO - Primer Diario Público
Ecuador,
lunes 29 de diciembre de 2014
El
gobierno de la Revolución Ciudadana (2007-2014) inició un nuevo ciclo histórico: desmontó el
modelo empresarial-neoliberal, superó el Estado de Partidos, inauguró otra
institucionalidad nacional, orientó el poder del Estado a favor de las
mayorías, y aseguró inversiones y políticas sociales que promovieron el
mejoramiento de las condiciones de vida y trabajo en el país. Todo ello puede
comprobarse empírica y objetivamente.
El
‘socialismo del siglo XXI’ en Ecuador ha combinado un capitalismo social
(esfera económica) con un poder ciudadano en el Estado (esfera política). Esta
situación explica que los empresarios, siempre resistentes a las reformas
sociales, se consideren relegados del poder, a pesar de que hoy hacen buenos
negocios. Pero la misma situación también ha provocado que la izquierda tradicional
y una serie de dirigentes sociales crean que el gobierno del ‘correísmo’ nada
ofrece, pues no ha seguido las orientaciones políticas, partidistas o
ideológicas que a ellos les inspiran.
No
se ha comprendido, por tanto, la oportunidad histórica que ha significado para
Ecuador la existencia de un gobierno de nueva izquierda. Pero tampoco el
Gobierno ha sabido tratar ni comprender a esos sectores de la izquierda y de
los movimientos sociales que, exceptuando aquellos cuyo dogmatismo hace
imposible todo diálogo, bien podrían ser, todavía, aliados preferentes.
También
la democracia, los derechos y las libertades han avanzado en este nuevo ciclo
histórico, si se analiza al país desde una perspectiva macropolítica e
institucional. Basta comparar la situación con cualquiera de los gobiernos
sucedidos entre 1979-2006, y con lo que ocurre con los otros gobiernos de Nueva
Izquierda en América Latina, todos iniciadores de una nueva e inédita era para
la región, que, desde luego, ha provocado polarizaciones y confrontaciones,
precisamente porque han sido afectados antiguos poderes políticos e ideológicos
y tradicionales intereses económicos.
Sin
embargo, dentro del mismo ciclo histórico ecuatoriano iniciado en 2007, hay
fases que han venido definiéndose: el primer momento (2007-2008), de euforia política,
estuvo marcado por el proceso constituyente; siguió la institucionalización
política de la Revolución Ciudadana (2009-2013); y luego la estabilización política (2013-2014), fase en la cual se
hicieron evidentes los alcances y los límites históricos del ‘socialismo del
siglo XXI’, así como las contradicciones entre algunas posiciones teóricas del
régimen y las políticas concretas adoptadas, como se advierte en el Decreto 16,
ciertas reformas laborales, el tratado comercial con Europa, o el tratamiento a
la Conaie, el FUT y otros movimientos sociales, que tampoco han sabido
cuestionar a dirigentes movilizados en líneas absolutamente reaccionarias
frente al país.
Es
de esperar, por consiguiente, que entre 2015-2017, la Revolución Ciudadana profundice el camino de
las transformaciones que despertaron la euforia de los primeros tiempos, a fin
de asegurar el futuro del ‘socialismo del siglo XXI’.
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