El
liderazgo de Putin asusta a Obama
VICKY
PELAEZ
Publicado
el 11/06/14
Cuando
la verdad y la justicia están invertidas el resultado es tiranía y guerra
(Melanie Philips, “The World Upside Down”)
VICKY
PELAEZ / NOVOSTI – Desde la muerte de Hugo Chávez el discurso internacional
había perdido brillo, carisma y simpleza basada en la realidad.
“La
verdad y la integridad son palabras compuestas de letras muertas. Nadie sabe
ahora lo que significan”, dijo sobre este vacío el ex secretario asistente del
Tesoro norteamericano, Paul Craig
Roberts. Sin embargo, la vida da sorpresas y cuando el mundo ya se había
acostumbrado a las palabras sumisas y entreveradas, el planeta quedó
sorprendido por el discurso directo y sin ambages del presidente de Rusia, Vladímir
Putin en el XI Reunión del Club Internacional de Discusión Valdái (Sochi,
Rusia) a la que asistieron 108 expertos, historiadores y analistas de 25
países.
Sin
rodeos y preámbulos, el presidente ruso expuso la verdad simple y llana sobre
lo que está pasando en el actual sistema mundial que cada vez se muestra más
“debilitado, fragmentado, deformado” y alejado de las nuevas realidades. Señaló
a los Estados Unidos que al sentirse ganador de la Guerra Fría creó
“condiciones para un agudo y profundo desequilibrio” internacional. Remarcó que
en la “situación cuando estamos frente a la dominación por un país y sus
aliados o sus satélites, entonces la búsqueda de las soluciones globales es
convertida en un intento de imponer sus propias recetas universales”.
Ya era
hora para que Rusia expusiera abiertamente su rechazo a las condiciones que
está tratando de imponer el “Gran Patrón” o el “Hermano Mayor” para el
crecimiento de la anarquía global “cuando la seguridad de cada país depende de
la cantidad de bombas que tiene este país”. Siguiendo la consigna de George
Orwell: “la Guerra es La Paz”, Washington
“declaró abiertamente su derecho de usar su fuerza militar unilateralmente en
cualquier lugar del mundo para proteger sus intereses”, lo afirmó el
ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.
Convencido
de la situación excepcional de Norteamérica, que supuestamente fue otorgada al
país por Dios, la Historia y el Destino y seguro de tener la “mejor fuerza de
combate que el mundo alguna vez haya visto”, Barack Obama, guiado por sus
asesores halcones como Samantha Powers, Susan Rice, Victoria Nuland, Rahm
Emanuel, Zbigniew Brzezinski y muchos otros decidió, después de orquestar el
golpe de Estado neonazi en Ucrania, echarle el ojo a Rusia. Y no es nada nuevo
en esto pues desde el Siglo XVIII Occidente no puede dormir tranquilo sabiendo
que un dos por ciento de la población mundial controla el 20 por ciento de los
recursos naturales del planeta.
Para
poner en marcha su plan de sumisión de Rusia, Washington, irritado por el
famoso discurso de Putin sobre Crimea pronunciado el 18 de marzo pasado,
decidió castigar a Moscú haciendo abaratar el precio de petróleo. Al comienzo
de abril de este año, Irak aumentó súbitamente la exportación del oro negro que
en 85 por ciento es controlado por EEUU, Gran Bretaña, Francia, Japón, Canadá y
Holanda, a 2,2 millones de barriles diarios. La idea que el mercado define el
precio de petróleo es una ilusión pues actualmente el valor de todos los
recursos energéticos es establecido por Goldman Sachs, JPMorgan Chase,
Citigroup y Morgan Stanley que son sus principales especuladores.
A la
vez, los medios de comunicación globalizados empezaron una abierta guerra
mediática contra Rusia acusando a este país de ser responsable de lo que
sucedió en Ucrania, atribuyéndole inclusive la autoría del propio Maidan y
señalándolo como un potencial agresor que hace poner en peligro la seguridad de
los países de la Unión Europea, especialmente la de sus vecinos del Mar
Báltico.
Para
los gobiernos de Washington y Bruselas, que estuvieron detrás de aquella
avalancha mediática contra Rusia, la desinformación esgrimida por los
periodistas globalizados fue pretexto suficiente para empezar una
agresiva y cada vez más creciente campaña de sanciones económicas y financieras
contra Rusia. Utilizaron la misma consigna de Richard Nixon aplicada a Chile de
Salvador Allende: “hacer chillar la economía del país rebelde”. Lo
que olvidaron es que Rusia no es Chile, sino una potencia nuclear y Putin no es
Salvador Allende dubitativo en tomar decisiones. El reciente discurso de Putin
en el fórum Valdái lo ha demostrado.
El
presidente Obama, acostumbrado a la obediencia de sus satélites incondicionales
europeos, no pudo disimular su irritación y debilidad. Señaló a Moscú como “uno
de los peligros, junto con el virus Ébola y el Estado Islámico de Irak y Siria
(EIIS), que amenazan la seguridad del planeta”. La presente guerra mediática
contra Rusia está acompañada también, según el periodista de The International Forecaster,
Jamas Corbeett por el “terrorismo mediático” en los países occidentales para
cundir el pánico debido a la propagación del Ébola y mantener a su pueblo
atemorizado. Por algo dijo alguna vez el famoso historiador norteamericano,
Howard Zinn que el “mayor problema de Estados Unidos es obediencia civil” y la
misma conclusión es válida también para los países de la Unión Europea.
Resulta
que los medios de comunicación globalizados, según el libro del periodista
alemán Udo Ulfcotte, “Gekaufte Journalisten” (Periodistas Comprados), “la
cooperación del “Cuarto Poder” con los servicios de inteligencia,
organizaciones transatlánticas, bancos, corporaciones y multimillonarios
constituye la “Quinta Columna”. Ulfcotte confesó que “fue educado para
mentir, traicionar y no decir la verdad al público” y lo hizo durante 25 años.
Declaró que “no es correcto lo que hice en el pasado manipulando la gente, hacer
propaganda contra Rusia y no es correcto lo que mis colegas están haciendo y lo
que hicieron en el pasado, porque están comprados para traicionar a la gente”.
En las últimas páginas de su libro dijo tener “miedo a una nueva guerra en
Europa. Siempre hay gente que promueve la guerra y no sólo los políticos sino
los periodistas también”. Atreverse a decir la verdad le ha costado caro a Udo
Ulfcotte, se ha convertido en el blanco de la prensa globalizada y ya sufrió
tres ataques al corazón.
Mientras
tanto, Barack Obama sigue adelante, no solamente con la retórica de la guerra
fría sino repite las acciones de sus predecesores de aquella época.
Recientemente ordenó a la 4 División de Infantería con sede en Colorado
participar en las maniobras de la OTAN en Alemania bajo el nombre “Resolución Combinada” para “detener la agresión rusa”. En los años
1970 y 1980 se hacían los mismos ejercicios militares bajo el nombre “Reforger” para preparar a los soldados
para una posible guerra contra la Unión Soviética. Por supuesto que el complejo
militar industrial norteamericano estará de fiesta. En 2013, EEUU vendió armas
por 66.3 mil millones de dólares y este año la ganancia será mucho más grande
con la ayuda mediática que, usando la técnica llamada por el profesor James
Tracy “Ingeniería del Consentimiento”,
convencerá al sumiso pueblo norteamericano de la necesidad de aumentar los gastos
militares pues “the Russians are Coming” (Ya Vienen los Rusos).
El 27
de setiembre pasado, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi
Lavrov advirtió en las Naciones Unidas que “EEUU y la OTAN están arriesgando una guerra
global” olvidándose lo que pasó a Napoleón, a Hitler y a sus
respectivos países. Dijo que “posiblemente el tercer intento de
conquistar y subyugar a Rusia podría llevar no solamente a la guerra que
incluirá grandes territorios del mundo sino podría terminar en el último declive
del capitalismo, un sistema económico basado en el imperialismo”.
El
famoso poeta soviético Rasul Gamzatov nacido en Daguestán escribió alguna vez
que “Si
disparas al pasado con el revólver, el futuro te disparará con el cañón”.
¿Lo entenderá Barack Obama y sus iluminados globalizadores? ¿Volverá a caer el
pueblo norteamericano en sus cuentos? Quién sabe.
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