Diez razones para decir NO a los transgénicos
Silvia Ribeiro*
Enviado por tortilla en Mar, 11/25/2014 - 22:02
Silvia Ribeiro*, EcoPortal, 24 de noviembre 2014
Los promotores de los transgénicos (organismos genéticamente transformados = OGT), prometen que éstos serán más nutritivos, aumentarán las cosechas y disminuirán el uso de químicos, y por ello, son la solución para el hambre en el mundo. Deberíamos, nos dicen, aceptar los riesgos que conllevan, ya que todas las tecnologías tienen riesgos y siempre hay quienes no comprenden la ciencia y se resisten a los cambios.
Los promotores de los transgénicos (organismos genéticamente transformados = OGT), prometen que éstos serán más nutritivos, aumentarán las cosechas y disminuirán el uso de químicos, y por ello, son la solución para el hambre en el mundo. Deberíamos, nos dicen, aceptar los riesgos que conllevan, ya que todas las tecnologías tienen riesgos y siempre hay quienes no comprenden la ciencia y se resisten a los cambios.
La realidad de los transgénicos nos muestra que no
cumplen con ninguna de estas promesas. Por el contrario, producen menos, usan
más químicos, generan nuevos problemas ambientales y de salud, crean más
desempleo y marginación, concentran la propiedad de la tierra, contaminan
cultivos esenciales de las economías y las culturas, como el maíz, aumentan la
dependencia económica y son un atentado a la soberanía.
1. La ingeniería genética se basa en más incertidumbres
que conocimientos
Los transgénicos son organismos a los que se les ha
insertado material genético, generalmente de otras especies, por métodos que
jamás podrían ocurrir en la naturaleza.
Estudios recientes, aparecidos en publicaciones científicas
(1) postulan que los dogmas centrales de la genética desde la década de 1950,
podrían estar fundamentalmente equivocados. Lo grave es que sobre este dogma
central ¿equivocado? se están produciendo a gran escala organismos transgénicos
que van a parar a nuestros alimentos, medicinas y a la biodiversidad
circundante.
La tecnología de la ingeniería genética tiene tantas
incertidumbres y efectos colaterales impredecibles, que no podría llamarse
ingeniería ni tecnología. Es como construir un puente tirando bloques de una
orilla a la otra, esperando que caigan en el lugar correcto. Durante el proceso
aparecen todo tipo de efectos inesperados y los dueños de esta obra, aseguran
que no hay evidencias de que tengan impactos negativos sobre la salud o el
medio ambiente, y que los que los cuestionan no son científicos. La realidad es
peor, porque los transgénicos no son inertes, sino organismos vivos que se
reproducen en el ambiente, fuera de control de los que los han creado.
2. Conllevan riesgos para la salud
Si usted fuera a una tienda y viera un anuncio de galletas
que dice “no hay pruebas de que sean malas para la salud”, ¿las compraría? Yo
no. Y creo que nadie más. Por supuesto, la industria biotecnológica no está
buscando estas pruebas. Científicos independientes, como el Dr. TerjeTraavik de
Noruega, han encontrado en 2004 resultados alarmantes: alergias en campesinos
debido a que inhalaron polen de maíz transgénico (2).
Pero la verdadera Caja de Pandora, son los efectos
impredecibles: ni los que construyen transgénicos saben qué efectos pueden
tener en la salud humana y animal, al recombinarse, por ejemplo, con nuestras
propias bacterias o ante la posibilidad de que nuestros órganos incorporen
parte de estos transgénicos, como ya ha sucedido en pulmones, hígado y riñones
de ratas y conejos. (3)
3. Tienen impactos sobre el medioambiente y los cultivos
No hay casi estudios sobre los impactos en los cultivos y en
el medioambiente. Sin embargo, es claro y tristemente demostrado con la
contaminación transgénica del maíz en México, que una vez que los transgénicos
sean liberados, contaminarán los demás cultivos, por polen, viento e insectos.
Los cultivos insecticidas pueden afectar a otras especies que no son plaga de
los cultivos,tal como se comprobó que el polen de maíz Bt afecta a las
mariposas Monarca— y en países de gran biodiversidad, los riesgos se
multiplican.
En varias de las plantas de maíz contaminadas que se han
descubierto en México, se notaron deformaciones.
4. No solucionan el hambre en el mundo: la aumentan
Según los promotores de los transgénicos, deberíamos aceptar
todos estos riesgos, porque necesitamos más alimentos para la creciente
población mundial. Pero la producción de alimentos no es la causa del hambre
en el mundo. Actualmente se producen el equivalente a 3,500 calorías diarias
por habitante del planeta: cerca de 2 kilos diarios de alimentos por persona,
lo suficiente para hacernos a todos obesos.4 El hambre en el mundo no es un
problema tecnológico. Es un problema de injusticia social y desequilibrio en la
distribución de los alimentos y la tierra para sembrarlos. Los transgénicos
aumentan estos problemas.
5. Cuestan más, rinden menos, usan más químicos
Desde que Estados Unidos comenzó con los transgénicos en
1996, el uso de agroquímicos aumentó en 23 millones de kilos.
Los cultivos transgénicos también producen menos. El cultivo
más extendido, que es la soya tolerante a herbicidas (61% del volumen de
transgénicos en el mundo) produce entre de 5 a 10% menos que la soya no
transgénica. (5)
Las semillas transgénicas son más caras que las
convencionales. Esto hace que en algunos casos, aun cuando provisoriamente haya
un pequeño aumento de producción, éste no compensa el gasto extra en semilla.
La industria biotecnológica arguye que esto no puede ser verdad (¡aunque lo
sea!), porque entonces los agricultores estadunidenses no usarían estas
semillas. Lo cierto es que la mayoría no puede elegir, ya no tiene sus
propias semillas, hay falta de opciones en el mercado y tienen fuertes ataduras
con las multinacionales semilleras.
6. Son un ataque a la soberanía
Prácticamente todos los cultivos transgénicos en el mundo
están en manos de cinco empresas transnacionales. Son Monsanto, Syngenta
(Novartis + AstraZeneca), Dupont, Bayer (Aventis) y Dow. Monsanto sola controla
más de 90% de las ventas de agrotransgénicos. Las mismas empresas controlan la
venta de semillas y son las mayores productoras de agrotóxicos. (6) Lo cual
explica porqué más de las tres cuartas partes de los transgénicos que se
producen en realidad —no en la propaganda— son tolerantes a herbicidas y
aumentan el uso neto de agrotóxicos.
Aceptar la producción de transgénicos significa entregar a
los agricultores, de manos atadas, a las pocas transnacionales que dominan el
negocio y enajenar la soberanía alimentaria de los países.
7. Privatizan la vida
Todos los transgénicos están patentados, la mayoría en manos
de las mismas empresas que los producen. Esto significa un atentado ético, en
tanto son patentes sobre seres vivos, y además son una violación flagrante a
los llamados “Derechos de los Agricultores” reconocidos en Naciones Unidas como
el derecho de todos los agricultores a guardar su semilla para la próxima
cosecha. Las patentes impiden esto y obligan a los agricultores a comprar
semillas nuevas cada año. Si no lo hacen, se convierten en delincuentes. Las
empresas multinacionales de transgénicos tienen iniciados cientos de juicios a
campesinos de Norteamérica, por “uso indebido de patente”.
8. Lo que viene: semillas suicidas y cultivos tóxicos
La próxima generación de transgénicos incluye cultivos
manipulados para producir sustancias no comestibles como plásticos,
espermicidas, abortivos, vacunas. En Estados Unidos hay más de 300 experimentos
secretos (pero legales) de producción transgénica de sustancias no comestibles
en cultivos: fundamentalmente en maíz. Se nombra la producción de vacunas en
plantas como si esto fuera algo positivo: ¿pero qué sucedería con estos
farmacultivos si se colaran inadvertidamente en la cadena alimentaria? La
mayoría de nosotros ha sido vacunado contra algunas enfermedades -¿pero se
vacunaría usted todos los días? ¿qué efectos tendría esto? Ya se han producido
escapes accidentales de estos cultivos.
En México, la siembra de maíz transgénico está prohibida y
sin embargo desde el 2001 se ha encontrado contaminación del maíz campesino en
varios estados de la república, al Norte, Centro y Sur del país (7). ¿Cómo
sabremos que no sucederá con estos maíces? ¿Quién lo va a controlar, si las
propias autoridades de la Secretaría de Agricultura firmaron en noviembre del
2003 un acuerdo con Estados Unidos y Canadá que les autoriza hasta un cinco por
ciento de contaminación transgénica en cada cargamento de maíz importado que
entra a México?
Las empresas que producen transgénicos están desarrollando
diversos tipos de la tecnología “Terminator”, para hacer semillas “suicidas” y
obligar a comprarlas para cada siembra.
9. La coexistencia no es posible ni el control tampoco
Tarde o temprano, los cultivos transgénicos contaminarán
todos los demás y llegarán al consumo, sea en los campos o en el proceso
post-cosecha. Según un informe de febrero 2004 de la Unión de Científicos
Preocupados de Estados Unidos, un mínimo de 50 por ciento de las semillas de
maíz y soya, de ese país que no eran transgénicas, están contaminadas. El New
York Times (1-3-04) comentó sobre esto “Contaminar las variedades de cultivos
tradicionales es contaminar el reservorio genético de las plantas de las que ha
dependido la humanidad en gran parte de su historia. (…) El ejemplo más grave
es la contaminación del maíz en México. La escala del experimento en el que se
ha embarcado a este país —y los efectos potenciales sobre el medio ambiente, la
cadena alimentaria y la pureza de las semillas tradicionales— demanda
vigilancia en la misma escala”.
Para detectar si hay transgénicos, dependemos de que la
propia empresa que los produce nos entregue la información, cosa que son
renuentes a hacer, y por la que ponen altos costos que cargan a las víctimas de
la contaminación. “Casualmente”, luego de que se han sucedido los escándalos de
contaminación, se ha hecho cada vez más difícil detectarlos.8
10. Ataque al corazón de las culturas
La contaminación del maíz en México, su centro de origen,
concentra todos los problemas que describimos hasta aquí, pero además es un
ataque violento al corazón mismo de las culturas mexicanas: a su vasta cultura
culinaria y los mil usos que se le dan al maíz, a sus economías campesinas, a
las bases de la autonomía indígena.
Con esta guerra biológica al maíz
tradicional, las transnacionales podrían apropiarse y privatizar este tesoro
milenario y colectivo de los mesoamericanos, obligando a los creadores del maíz
a pagar para seguir usándolo en el futuro.
Las empresas multinacionales productoras y distribuidoras de
transgénicos, así como los que favorecen las importaciones de maíz OGT, los que
quieren levantar la moratoria que impide sembrar maíz OGT, o aprobar una ley de
bioseguridad para legalizarlos, asumen una inmensa deuda histórica que los
pueblos de México no van a permitir ni olvidar.
Aldo González zapoteco de Oaxaca, resume:
“…somos herederos de una gran riqueza que no se mide en
dinero y de la que hoy quieren despojarnos: no es tiempo de pedir limosnas al
agresor. Cada uno de los indígenas y campesinos sabemos de la contaminación por
transgénicos de nuestros maíces y decimos con orgullo: siembro y sembraré las
semillas que nuestros abuelos nos heredaron y cuidaré que mis hijos, sus hijos
y los hijos de sus hijos las sigan cultivando. (…) No permitiré que maten el
maíz, nuestro maíz morirá el día en que muera el sol”.
Notas:
(1)
WaytGibbs,W, “The Unseen Genome” en Scientific American, noviembre 2003.
Vertambién grain, “Blinded by the Gene”, en Seedling, Setiembre 2003, www.grain.org
(2) Ribeiro, Silvia, “Transgénicos, salud y contaminación”
en La Jornada, México, 20-03-2004
(3) New HealthDangers of GeneticallyModifiedFoodDiscovered,
Boletín de prensa del InstituteforResponsibleTechnology, citando los estudios
de TerjeTraavik, del NorwegianInstitutefor Gene Ecology, Malasia, 24-02-2004
(4) Moore Lappé. F, Collins J y Rosset Peter, World Hunger: 12 Myths, Food First Books,
EstadosUnidos, Oct. 1998.
(5) Benbrook, Charles, Tiempos problemáticos en medio del
éxito comercial de la soja RoundupReady, NorthwestScience and
EnvironmentalPolicy Center, AgBioTechInfoNet, TechnicalPaper # 4, Estados
Unidos, 2001. http://www.biodiversidadla.org/arti…
(6) Grupo etc, etcCommuniqué # 82: Oligopolio sa, Nov/Dic
2003,http://www.etcgroup.org/article.asp…
(7) Contaminación del maíz en México: mucho más grave.
Boletín de prensa colectivo de comunidades indígenas y campesinas de Oaxaca,
Puebla, Chihuahua, Veracruz, ceccam, cenami, Grupo etc, casifop, unosjo, ajagi,
Oct 2003
(8) Heinemann,
Jack A. gm Corn in New Zealand: a case study in detecting purposeful and
accidental contamination of food. Ponencia en el seminario científico
para delegados al Protocolo Internacional de Cratagena sobre Bioseguridad de la
Red del Tercer Mundo y el Institute de Gene Ecology, Malasia, 22-02-2004.
*Silvia Ribeiro es investigadora del Grupo etc, http://www.etcgroup.org
Ecoportal.net
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