«ANTE NUESTRA MIRADA»
¿Logrará Washington concretar la
limpieza étnica en el norte de Siria?
por Thierry Meyssan
Lo que está sucediendo en Kobane y en los alrededores de
esa ciudad siria, donde más de 300 000 kurdos de Siria corren el riesgo de
ser exterminados por el Emirato Islámico, demuestra definitivamente el doble
juego de la OTAN. Mientras el comandante en jefe de la coalición estadounidense
dice luchar contra del Emirato Islámico, un país miembro de la OTAN –Turquía–
garantiza ayuda militar y asistencia médica a esa organización yihadista,
impide la huida de los civiles de Kobane y bloquea en territorio turco a los
combatientes del PKK que quieren ayudarlos.
RED VOLTAIRE | DAMASCO (SIRIA)
En el teatro
antiguo, los espectadores conocían de antemano el trágico final de la obra
que estaban viendo. Cegados por los dioses, los personajes traducían en actos
lo que decían rechazar. Pero el coro revelaba a los espectadores los proyectos
del Destino.
La tragedia que
hoy se desarrolla en Kobane (en árabe, Ain al-Arab) fue escrita para tener como
desenlace el genocidio anunciado de 300 000 kurdos de Siria. El
Emirato Islámico ya controla varios barrios de la ciudad y numerosas
localidades de sus alrededores y si el Ejército Árabe Sirio no logra
romper las líneas de esa organización yihadista… los kurdos serán
masacrados.
Los combatientes del PYG
(partido autonomista kurdo que respalda la preservación de la República Árabe
Siria) han asumido la defensa de la población kurda. Pero Turquía ha sellado su
frontera, de manera que los civiles no pueden huir entrando en territorio turco
ni los refuerzos del PKK (partido independentista kurdo en Turquía vinculado al
PYG) tampoco pueden pasar la frontera turca para ayudar a la población kurda de
Siria.
A la cabeza de los
combatientes kurdos que se baten en Kobane está Mahmud Barkhodan y su segundo al mando es la combatiente Narin Afrine, cuyo verdadero nombre es Mayssa Abdo. La noticia de que una
mujer funge como segundo al mando de los combatientes kurdos en Kobane
sembró el pánico entre los hombres del Emirato Islámico, convencidos de
que la muerte a manos de una mujer les cerraría las puertas del
paraíso.
Ante la encarnizada
resistencia de los kurdos sirios de Kobane, el Emirato Islámico ha trasladado a
Siria el grueso de sus fuerzas.
Según nuestro análisis, ya
publicado en estas columnas y ampliamente divulgado a través de numerosas
emisiones de radio y televisión en América Latina, Rusia y en el mundo
musulmán, el Emirato Islámico fue creado por Estados Unidos para realizar
una limpieza étnica destinada a rediseñar la región. Cualquiera
puede comprobar en este momento que las operaciones militares de
Estados Unidos desmienten el discurso mediático de Washington, cuyas
acciones están favoreciendo al Emirato Islámico en vez de dañarlo.
La coalición formada por
Estados Unidos ha llevado a cabo 6 oleadas de bombardeos sobre Kobane.
Pero no ha bombardeado nunca las posiciones del Emirato Islámico
ni le ha causado bajas. Lo que sí está haciendo la coalición, más al sur
y al oeste de Kobane, es mantener a raya a las fuerzas del Ejército
Árabe Sirio, impidiéndoles abrir la brecha que salvaría a la población de esa
región.
El gobierno regional del Kurdistán iraquí (proisraelí) mantiene
desde hace tiempo graves divergencias con los kurdos de Siria y actualmente
se niega a ayudarlos, pasividad que justifica afirmando que no tiene
acceso directo al territorio sirio.
Por su parte, Turquía, país
miembro de la OTAN, se niega a prestar ayuda a la población en peligro de
ser masacrada y exige que los kurdos sirios renuncien antes a su estatus
autonómico en Siria y que se unan a la guerra de la OTAN contra la República
Árabe Siria y contra su presidente electo, Bachar al-Assad.
Según los combatientes del
PYG, Turquía está haciendo diariamente entregas de armamento al Emirato
Islámico y además acoge a los yihadistas heridos en los hospitales turcos
mientras que el propio PYG encuentra enormes obstáculos para enviar sus heridos
a Turquía y proporcionarles allí la atención médica que necesitan.
En Turquía, el grupúsculo
islamista Hur Dava Partisi –que antes
se hacía llamar “Hezbollah”, precisamente para confundirse con la Resistencia
libanesa– ha entrado en guerra contra el PKK, partido kurdo mayoritario
entre los kurdos de Turquía. El Huda-Par –que es el nombre abreviado del Hur
Dava Partisi– cuenta con el apoyo encubierto del AKP del presidente turco Recep
Tayyip Erdogan para luchar simultáneamente contra el independentismo kurdo y
respaldar a la Hermandad Musulmana.
El 30 de agosto, un líder del
Emirato Islámico llamado Hikmet y dos de sus guardaespaldas fueron abatidos por
el PKK en Estambul, donde estaban residiendo invitados por el Huda-Par y
bajo la protección de la policía turca.
En un texto enviado
telefónicamente, el PKK instruyó a sus militantes para que procedan a la
eliminación física de todos los miembros del Huda-Par, acusados de estar
trabajando para el gobierno turco y ayudando al Emirato Islámico.
Haciendo una comparación con
la masacre perpetrada en 1995 en la ciudad yugoslava de Srebrenica, el emisario
especial de la ONU para Siria, Steffan de Mistura, estimó el 10 de octubre
de 2014 que Turquía será responsable tanto de la posible caída de Kobane como
en caso de que la población de esa ciudad sea víctima de un genocidio y exigió
que Turquía abra su frontera, pedido que ha caído en oídos sordos.
El jefe de la coalición
estadounidense, general John Allen,
también exigió públicamente que Turquía abra su frontera y que impida que
llegue a cometerse un genocidio contra los kurdos de Kobane. Pero el poco caso
de Turquía a ese reclamo no parece haber dañado las relaciones de
Washington con Ankara sino más bien todo lo contrario.
El nuevo ministro turco de Relaciones
Exteriores, Mevlut Cavusoglu, ha declarado que su país no intervendrá
mientras la coalición formada por Estados Unidos no decida
imponer una zona de exclusión aérea en el norte de Siria y adoptar como
objetivo el derrocamiento de la República Árabe Siria.
Por el momento, el parlamento
turco ha autorizado su gobierno a combatir tanto contra el Emirato
Islámico como contra el PKK.
Al recibir en París a su nuevo
homólogo turco, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, apoyó la idea de imponer una «zona de seguridad» en el norte de
Siria, sin precisar exactamente lo que quería decir con ello, pero
resaltando que estaba de acuerdo con Turquía.
Francia, otro país miembro de
la OTAN, entrega armas directamente al gobierno regional separatista del
Kurdistán iraquí, sin haber sido autorizado para ello por el gobierno central
de Irak. Y ese gobierno regional del Kurdistán iraquí extendió su territorio en
un 40% en un avance coordinado con la ofensiva del Emirato Islámico, que a
su vez se apoderaba de la zona árabe sunnita iraquí.
Durante los años anteriores, Francia había dado apoyo político al PKK turco
(prosirio), pero el hecho es que está aportando ayuda militar al gobierno
regional del Kurdistán iraquí (proisraelí).
En este momento, el espacio
aéreo del norte de Siria está de hecho bajo control de la coalición
encabezada por Estados Unidos. El Emirato Islámico dispone de aviones (variosMiG robados a Siria y algunos F-15 de los que se apoderó en Irak)
pero cuenta con muy pocos pilotos y personal técnico capaces de utilizarlos. La
creación de una zona de exclusión aérea bajo control de la OTAN en territorio
sirio, aparte de ser una violación flagrante del derecho internacional,
no tendría por lo tanto ninguna consecuencia para los combates que
actualmente se desarrollan.
La idea de la crear una zona
de exclusión aérea en Siria ha sido promovida por Israel, que ve en ella
una manera de desmembrar ese país árabe, siguiendo el modelo que se aplicó en
Irak de 1991 a 2003, favoreciendo al gobierno regional del actual Kurdistán
iraquí. Pero la única comparación realmente válida es la que habría que hacer
con la zona tapón impuesta en 1983, durante la guerra civil libanesa. En
aquel entonces, la medida fue interpretada como una evidente
recolonización del Líbano y acabó en fiasco, después de la eliminación física
de 300 soldados estadounidenses y franceses.
En Turquía, el PKK intensifica las manifestaciones
para obligar el gobierno de Erdogan a abrir nuevamente la frontera.
La represión policial turca contra esas manifestaciones ya arroja un saldo
de al menos 32 muertos.
Ahora, la única pregunta
válida es saber cuánto tiempo más podrán resistir solos los kurdos sirios ante
los yihadistas armados y financiados por Estados Unidos gracias al voto
del Congreso estadounidense en su sesión secreta de enero de 2014. En
otras palabras, ¿cuándo lograrán Estados Unidos y sus aliados que sus
protegidos del Emirato Islámico terminen la limpieza étnica emprendida en
el norte de Siria?
Thierry Meyssan
Intelectual francés, presidente-fundador
de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Sus análisis sobre
política exterior se publican en la prensa árabe, latinoamericana y rusa. Última
obra publicada en español: La gran
impostura II. Manipulación y desinformación en los medios de comunicación (Monte Ávila Editores, 2008).
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