La UNESCO debe acercarse más a la gente común
21
octubre 2014
Discurso
del embajador Juan Antonio Fernández Palacios, representante de Cuba ante el
Consejo Ejecutivo de la UNESCO. 195 sesión del Consejo Ejecutivo, 21 de
octubre de 2014.
Sr.
Presidente:
Sra.
Directora General:
Vivimos
una época nueva en un mundo cada vez más globalizado e interconectado, marcado
por cambios acelerados, incertidumbres y una mayor complejidad. Como
nunca antes la especie humana se enfrenta a peligros inconmensurables y nuevas
amenazas que ponen en riesgo su propia supervivencia.
La paz está
bajo continuo ataque por aquellos que sueñan con un nuevo reparto del mundo y
recurren al recurso de la guerra, a las sanciones y los bloqueos, para
alcanzar sus propósitos ignorando al sistema de las Naciones Unidas.
El desarrollo sostenible parece una quimera inalcanzable
bajo el asedio de continuas crisis y la prevalencia del injusto orden económico
internacional, que hace a los ricos más ricos, y a los pobres más pobres.
La diversidad está siendo socavada por el
extremismo fanático de quienes consideran que sus opciones son las únicas
y pretenden imponer una monótona e inaceptable uniformidad.
A
las puertas de sus 70 años de existencia, la UNESCO está llamada a realizar una
contribución aún mayor en la búsqueda del diálogo y la paz a nivel
mundial. En sus valores y mandatos están las mejores herramientas
para enfrentar los nuevos desafíos. La educación es la
clave para vencer la ignorancia. La ciencia es el mejor
antídoto frente al oscurantismo, y para el combate a las pandemias y los virus
mortales como el Ébola. La cultura es la clave para comprender la riqueza
de la diversidad y apreciar las insustituibles maravillas del patrimonio
universal de la humanidad. La información y las comunicaciones
facilitan el debate de las ideas.
Sr.
Presidente:
Una
siempre abultada e indigerible agenda temática impide a este Consejo
concentrarse en las esencias y ejercer a cabalidad sus funciones como órgano
ejecutivo.
Para
intentar romper ese círculo vicioso, cuyo corolario es también la limitación
del tiempo de palabra, abordaremos solo dos temas que, a juicio de Cuba, son
esenciales en la actual coyuntura.
No
hay tarea más urgente y necesaria que concentrar todas nuestras energías y
esfuerzos en la contribución que debemos hacer a los Objetivos de
Desarrollo Sostenible posterior a 2015. Al hacerlo debemos
concentrar la mirada en nuestras ventajas comparativas, notoriamente en
educación y cultura.
En Educación es
encomiable el trabajo del sector que ha definido con claridad el objetivo de
“Lograr para todos por igual una educación de calidad y aprendizaje durante
toda la vida para 2030”, que ya se esboza con metas concretas. Definir
los indicadores y lograr una mayor sinergia y armonización con la Agenda
elaborada por el Grupo de Trabajo Abierto en Nueva York es ahora la tarea a
cumplir.
Por
el contrario no podemos dejar de expresar nuestra frustración ante el
hecho de que no hemos logrado el propósito de tener un objetivo específico para
la Cultura, aunque ésta se presenta entre algunas metas
específicas de manera transectorial. Cabe esperar que el sector, con un
nuevo y dinámico liderazgo, sea capaz de realizar una contribución y esfuerzo
mayor para que la cultura sea reconocida como motor del desarrollo sostenible y
como una fuente de identidad y cohesión social.
En
este contexto, la UNESCO continúa avanzando en su proceso de reforma,
aunque a todas luces, su ritmo se ha ralentizado.
Lamentablemente,
la crisis de impago, por el inaceptable chantaje financiero de EE.UU, su
principal contribuyente, le ha impedido a la Organización cumplir a
cabalidad con sus objetivos y programas, provocando al mismo tiempo un
déficit presupuestario significativo.
La
crisis ha generado tensiones innecesarias y una indeseada desviación del
objetivo principal de la reestructuración, siendo mucho más dolorosa y
traumática para el personal, que es en última instancia, el principal recurso
de la Organización.
La
Organización no tiene otra opción que enfocarse en sus prioridades
programáticas, según fueron definidas por los Estados miembros. Debe
mostrar sus capacidades para contribuir a la paz en un mundo
inseguro. Debe acercarse más a la gente común, contribuyendo al desarrollo
sostenible y la erradicación de la pobreza en un mundo desigual y de recursos
limitados.
Ahora
mismo, cuando la terrible epidemia del Ébola se expande por el África
occidental, y crecen las alertas sobre la insuficiencia de los recursos y las
acciones emprendidas, la UNESCO tendría mucho que aportar, en los ámbitos
de su mandato, al esfuerzo colectivo y urgente que demandan las actuales
circunstancias.
Como
la ha dicho claramente el GRULAC queremos y deseamos una Organización fuerte y
vigorosa, capaz de galvanizar las energías de sus miembros y asociados, y
promover ideas nuevas e innovadoras en los ámbitos de la educación, las
ciencias, la cultura; la información y las comunicaciones.
En
este camino continuaremos apoyando los esfuerzos de la Directora General con
quien compartimos una visión similar del futuro hacia un nuevo humanismo.
Muchas
Gracias.
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