Ilustración: Courrier
International.
Dejen de preocuparse por
el Ébola (y empiecen a preocuparse de lo que significa)
Por Adam C. Levine*
16 agosto 2014
*Profesor adjunto de Medicina de urgencia, Brown Medical School.
Actualmente trabaja en Ruanda.
Una vez más, África está en el ojo del
huracán. Y, como suele pasar, las noticias no son buenas.
Los medios de comunicación parecen alternar
largos periodos de ignorancia absoluta hacia el continente con breves
estallidos salpicados de locura, normalmente debidos al temor de que un brote
de epidemia o terrorismo se extienda hacia nuestras costas. El reciente brote
de ébola en el África occidental, que ha infectado a casi 2.000 personas en los
últimos seis meses, no es ninguna excepción.
Está claro que debemos preocuparnos por el
brote de ébola, pero no por los motivos que se han propagado en las noticias o
en los blogs. Deberíamos preocuparnos por el ébola, pero no por la amenaza que
puede suponer para Occidente, sino por lo que dice sobre el estado actual del
sistema sanitario en África y sobre muchos otros recursos limitados en todo el
mundo.
Tristemente, los medios se han fusionado en
torno a los siguientes cinco mitos, mientras que se ignora el contexto más
amplio de la sanidad pública y las increíbles desigualdades que existen en la
Tierra.
Mito 1: el ébola es una enfermedad mortal en
todo el mundo.
El ébola puede ser mortal, pero no a nivel
mundial. De hecho, la tasa de mortalidad del ébola y de su primo hermano, el
virus de Marburg, varía dependiendo de las circunstancias. El primer brote
registrado de estas enfermedades, que tuvo lugar en Alemania y Yugoslavia en
1967, presentó una tasa de mortalidad del 23%; bastante alta, pero muy lejos
del índice de letalidad de entre el 53% y el 88% que han mostrado los brotes
producidos en el África subsahariana 40 años después (1). Este primer brote
ocurrió cuando nadie sabía nada sobre la enfermedad y cuando las unidades de
urgencias y cuidados intensivos todavía no estaban extendidas por Europa.
El riesgo actual de muerte en los individuos
infectados por el ébola o el virus de Marburg en Occidente queda muy lejos de
los porcentajes observados en cualquiera de los anteriores brotes. Los dos últimos estadounidenses infectados en
Liberia, por ejemplo, están mejorando, y no por el suero mágico que recibieron,
sino por la supervisión y el cuidado proporcionados por los trabajadores
humanitarios y por la rápida evacuación a hospitales modernos con instalaciones
de cuidados intensivos.
He cuidado a pacientes y he formado a médicos
en decenas de hospitales urbanos y rurales en toda el África subsahariana en la
última década. La tasa de mortalidad para casi todas las enfermedades que he
controlado, desde la neumonía hasta los ataques de corazón pasando por el
cáncer y los accidentes de tráfico, es más alta en el África subsahariana que
en cualquier hospital occidental.
En cuanto a la posibilidad de morir de
cualquier enfermedad en este mundo, el ébola incluido, la geografía tiene mucho
que ver.
Mito 2: no existe tratamiento para el ébola.
Lo cierto es que existen varios tratamientos
efectivos para el ébola que pueden ayudar a las personas que pasan por las
peores fases de la enfermedad e incrementar sus posibilidades de supervivencia.
Entre estos tratamientos se incluye la reanimación mediante fluidos
intravenosos, glóbulos rojos, plaquetas, sustancias coagulantes para evitar las
hemorragias, antibióticos para tratar las infecciones bacterianas más comunes,
oxígeno, etc. Además, un equipamiento de diagnóstico moderno puede ayudar a
médicos y enfermeros a seguir las constantes vitales para controlar a los
pacientes en caso de complicación.
Lo increíble de los tratamientos ya probados
(a diferencia de los experimentales de los que habla la prensa) es que se
pueden utilizar, además de para el ébola, para combatir otras enfermedades en
toda África. En los últimos seis meses en los que el brote de ébola se ha
llevado la vida de casi mil niños y adultos, sólo en el África subsahariana han
muerto aproximadamente 298.000 niños de neumonía, 193.000 de diarrea, 288.000
personas de malaria y 428.000 por lesiones, por ejemplo en accidentes de
tráfico.
Un mejor acceso a los servicios de urgencias y
de cuidados intensivos ayudaría a salvar a los pacientes de ébola y también a
los afectados por los problemas anteriormente citados, que son mucho más
letales.
Mito 3: el ébola es la enfermedad más
contagiosa y se extenderá rápidamente por Occidente.
El ébola no es la enfermedad más contagiosa
que se conoce. No se transmite por el aire ni por aerosoles. Esto la hace menos
contagiosa que otros portadores de enfermedades, como el sarampión, la
varicela, la tuberculosis o incluso la gripe. El ébola se contagia sólo por
contacto físico, especialmente por los fluidos corporales. Por tanto, a no ser
que alguien te vomite en el metro, defeque o te manche de sangre, no te va a
transmitir el ébola.
En términos médicos, lo único que se requiere
para prevenir el contagio de ébola de paciente a trabajador sanitario es el uso
de precauciones de contacto, que incluyen vestimenta adecuada, guantes y lavado
de manos frecuente después de cada contacto con el paciente. Estas precauciones
son las que siempre se llevan a cabo en los hospitales occidentales en caso de
enfermedades contagiosas.
No obstante, piensa en lo que ocurre en África
Occidental, donde se ha extendido el ébola rápidamente debido a la falta de
medidas básicas sanitarias en hospitales públicos y clínicas con equipamiento
precario. Muchos centros carecen de productos tan necesarios y básicos como
guantes y batas, y en muchos otros escasea el agua o el alcohol,
imprescindibles para la higiene. A diferencia de lo que pasa en Occidente, los
hospitales en África tienen salas abiertas con docenas de camas amontonadas. En
muchos casos, además, he visto a varios pacientes compartiendo una misma cama.
Visto así, es fácil comprender cómo el ébola se puede extender con tanta
rapidez.
La mejor forma para ayudar a África a contener
este brote de epidemia es mediante la inversión y el despliegue de medidas
básicas para el control de enfermedades infecciosas, como batas, guantes, agua
y métodos de esterilización, junto con personal sanitario y de formación.
Mito 4: hay que empezar a administrar
medicamentos experimentales contra el ébola al máximo número de africanos posible.
Cualquier ser humano que reciba tratamiento
experimental es, por definición, un experimento. Ahora bien, experimentar en
humanos no tiene por qué ser algo malo. Sin embargo, todas las personas que
participan en estudios de investigación médica tienen derecho a recibir la
misma protección internacional, y la gente en países pobres necesita además una
protección especial.
Por ejemplo, mientras que los estudios en
Estados Unidos requieren la aprobación de un solo comité ético, la mayoría de
estudios llevados a cabo en países de renta baja necesitan la aprobación de dos
comités éticos diferentes: uno internacional y uno local. Asimismo, los
formularios de consentimiento, que explican los riesgos y beneficios de los
participantes en ese estudio en particular, deben traducirse a todos los
dialectos locales, y se deben tener en cuenta los casos específicos de los
pacientes que no sepan leer los formularios o firmar. Al final, todos los
participantes del estudio deben recibir los mejores tratamientos testados para
su enfermedad. Así se garantiza que todos los pacientes se beneficien de la
investigación, aunque los medicamentos experimentales resultaran ineficaces (o
peligrosos).
Tristemente, conocemos los virus de Marburg y
ébola desde hace casi 50 años, y se han llevado a cabo muy pocas
investigaciones para el tratamiento efectivo o las vacunas, al igual que con
otras muchas enfermedades tropicales olvidadas. Esto no se debe a la falta de
interés por parte de médicos y científicos, sino más bien a la falta de dinero.
Las compañías farmacéuticas no suelen estar dispuestas a invertir en
investigaciones para prevenir o tratar enfermedades que sólo afectan a gente
pobre, ya que obtendrían pocos (o ningún) beneficios.
Por poner un ejemplo, en Estados Unidos se
puede rectificar este problema pidiendo que el presidente Obama y el Congreso
presionen al Instituto Nacional de Salud para que dedique una mayor parte de
sus fondos a la investigación de enfermedades que afectan a los habitantes más
pobres del mundo.
Mito 5: no se puede hacer nada para ayudar a
África… Es demasiado pobre.
La verdadera tragedia del brote de ébola es
que la mayoría de africanos no tiene acceso a los medicamentos, instalaciones y
profesionales de los que disponemos en Occidente desde hace décadas, y que
podrían haber evitado el descontrol de la epidemia. Además, se podrían haber
empleado las mismas medidas para reducir la mortalidad causada por otras
enfermedades que en la actualidad están matando cada día a mil veces más
personas que el ébola.
Estos tratamientos salvavidas no están fuera
del alcance del continente. En este momento, a través de una colaboración entre
la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el
Fondo Mundial, el Ministerio de Sanidad de Ruanda, y un consorcio de
universidades estadounidenses, estamos formando a un grupo de médicos y
enfermeros de urgencias y de cuidados intensivos en Ruanda, uno de los países
más pobres de África. Al mismo tiempo, estamos aumentando con rapidez las
infraestructuras médicas y el suministro de medicinas y equipamiento en Ruanda,
para que los nuevos especialistas africanos tengan las herramientas necesarias
para el cuidado de los pacientes más enfermos del continente. Antes incluso del
reciente brote de ébola en la zona, ya se estaba considerando un proyecto
similar en Liberia, aunque todavía estamos esperando la aprobación del Gobierno
estadounidense.
Nuestra experiencia en Ruanda demuestra que
con la suficiente voluntad política y el apoyo financiero y técnico exterior,
los países africanos pueden lograr mejoras a gran escala en su capacidad para
prevenir las enfermedades y controlar las situaciones de mayor urgencia. Puede
que no ocurra de la noche a la mañana, pero sí con el tiempo suficiente como
para frenar la próxima gran epidemia incluso antes de que comience.
(1) Beer B, Kurth R, Bukreyev A.
“Characteristics of Filoviridae: Marburg and Ebola Viruses.” Naturwissenschaften 1999; 86, 8-17.
Traducción de Marina Velasco Serrano
(Tomado de The Huffington Post)
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