La objetividad subjetiva, una reflexión crítica
de cara al debate…
Herman Van de Velde
Julio
2011
No
soy el primero en plantear su punto de vista al respecto. Sólo como ejemplo: Echavarría (1996) plantea que cada vez que sostenemos
algo, esto descansa en supuestos acerca de lo que es posible. Los supuestos son
parte de nuestra vida: ‘Voy a visitar a una amiga porque supongo que está en
casa. Y si la llamé antes, siempre supongo que me va a esperar y que no
ocurrirá algo especial que le obliga salir y….’
La realidad existe, la verdad no la tiene nadie, además ‘la
verdad’ implica una conjetura sobre la realidad (hechos, fenómenos, objetos,…).
La realidad no significa una conjetura, allí está, y como ser humano nos
interesa mucho acercarnos a ella, conocerla para transformarla. Y justo esto es
lo posible, lo alcanzable: ‘acercarnos a ella’, NUNCA reflejarla en su
totalidad, ya que es, por un lado, ajena a nuestro ser (realidad externa), por
otro lado somos ella (realidad interna), y aún más: somos parte activa de ella
(realidad vivida, externa-interna, en su totalidad): la silla en sí no implica
una realidad, sino constituye una realidad ‘significativa’, una realidad para
mí, para ella, para él, para vos, para nosotras/os.
De tal manera que no es ‘absurdo’ hablar, no sólo de ‘la
realidad’, a la que cada vez más nos pretendemos acercar, sino además de una
realidad ‘para alguien’…, es decir se trata de mi realidad, de tu
realidad, de su realidad, de vuestra y nuestra realidad.
Al referirme a ‘nuestra’ realidad, entonces nos referimos a aquellas
concepciones, percepciones, visiones y frustraciones que compartimos, siempre
respecto a ‘la realidad’. Justamente aquí se ubica la esencia ideológica del
aprender, del proceso de construcción de aprendizajes, es decir de ‘VISIONES’:
defenderemos ‘nuestra realidad’ como clase social. Mi visión de futuro, mi
proyecto de futuro, necesariamente, tendrá un carácter clasista. No hay otra
opción. ‘Conocer para transformar’, ¿pero transformar para qué? En la respuesta
está el carácter clasista de mi SER y quehacer.
Lo importante es estar consciente que ‘yo’, como persona,
como SER, formo parte de mi realidad (conciencia de clase), de tal manera que
también mis concepciones, percepciones, visiones, frustraciones, sentimientos,
emociones, voluntades, preferencias,… forman parte de ‘mi realidad’. Igual, tu
realidad también implica tus concepciones, tus percepciones, tus visiones, tus
frustraciones, tus sentimientos, tus emociones, tus voluntades, tus
preferencias,… las cuales pueden o no coinicidir con las mías, pero por eso no son
más o no son menos realidad. No hay realidades objetivas sin subjetividades y
justo por eso: ‘la realidad más objetiva es la subjetiva.’
Podemos concluir esta introducción, indicando que la realidad
implica DIVERSIDAD, que la diversidad es parte de la vida real, es parte de
nuestra vida y justo en esta diversidad está su riqueza. Cifuentes Gil (2011),
en su obra sobre ‘Diseño de proyectos de Investigación Cualitativa’ expresa: “Las concepciones sobre la realidad, el
conocimiento, la intencionalidad de conocer, las formas de conocer, son
esenciales al asumir la investigación, pues inciden en la construcción y en la
selección de los procesos metodológicos y, en consecuencia, en la elaboración
de proyectos de investigación.” Y como estas concepciones pueden variar,
también las metodologías pueden variar: No existe una sola metodología de
investigación científica, sino existen múltiples caminos, muchos de ellos aún
desconocidos por mi persona, para acercarse a la realidad, desde mi realidad
propia, desde mi objetividad subjetiva. ‘Objetividad’ por mi intención
‘científica’, por mi metodología sistemática y sistémica y mi visión holística.
‘Objetividad subjetiva’ por SER persona involucrada, integrada, por SER un ser
social, humano, ‘senti-pensante’ y constructora, transformadora del medio
ambiente, que no sólo me rodea, sino del cual soy parte sustantiva.
Comparto un extracto de uno de los cuentos del Sub Comandante
Marcos, muy relacionado con esta temática:
La historia de los otros. (Fragmento)
Contaron
los más viejos de los viejos que poblaron estas tierras que los más grandes
dioses, los que nacieron el mundo, no se pensaban parejos todos.
O
sea que no tenía el mismo pensamiento, sino que cada quien tenía su
propio pensamiento y entre ellos se respetaban y escuchaban.
Dicen
los más viejos de los viejos que de por sí así era, porque si no hubiera sido
así, el mundo nunca se hubiera nacido porque en la pura peleadera se hubieran
pasado el tiempo los dioses primeros, porque distinto era su pensamiento que
sentían. Dicen los más viejos de los viejos que por eso el mundo salió con
muchos colores y formas, tantos como pensamientos había en los más
grandes dioses, los más primeros. Siete eran los dioses más grandes, y siete
los pensamientos que cada uno tenía, y siete veces siete son las formas y
colores con los que vistieron al mundo.
Le
preguntaron a los viejos más viejos cómo hicieron los dioses primeros para
ponerse de acuerdo y hablarse si es que eran tan distintos sus pensamientos que
sentían. Los viejos más viejos respondieron que hubo una asamblea de los siete
dioses junto con sus siete pensamientos distintos de cada uno, y que en esa
asamblea sacaron el acuerdo. Y dijeron que en esa asamblea cada uno de los
dioses primeros dijo su palabra y todos dijeron: "Mis pensamientos que
siento es diferente al de los otros" Y entonces quedaron callados los
dioses porque se dieron cuenta que, cuando cada uno decía "los
otros", estaba hablando de "otros" diferentes.
Después
de que un rato se estuvieron callados, los dioses primeros se dieron cuenta que
ya tenían un primer acuerdo y era que había "otros" y que esos
"otros" eran diferentes del uno que era. Así que el primer acuerdo
que tuvieron los dioses más primeros fue reconocer la diferencia y aceptar la
existencia del otro.
Y
qué remedio les quedaba si de por sí eran dioses todos, primeros todos, y se
tenían que aceptar porque no había uno que fuera más o menos que los otros,
sino que eran diferentes y así tenía que caminar.
Después
de ese primer acuerdo siguió la discusión, porque una cosa es reconocer que hay
otros diferentes y otra muy distinta es respetarlos.
Después
se callaron todos y cada uno habló de su diferencia y cada otro de los dioses
que escuchaba se dio cuenta que, escuchando y conociendo las diferencias del
otro, más y mejor se conocía a sí mismo en lo que tenía de diferente.
Después
los dioses sacaron el acuerdo de que es bueno que haya otros que sean
diferentes y que hay que escucharlos para sabernos a nosotros mismos…"
Libro:
"Los otros cuentos" –
(Relatos del Subcomandante Marcos)
Para
abordar este tema, en esta ocasión, ‘tocaré’ sólo 3 aspectos brevemente (no
pretendo un análisis exhaustivo, sino más bien una reseña para el debate
constructivo): la intencionalidad científica, la metodología sistemática y la
visión holística, componentes clave para contribuir a lograr la debida
‘objetividad subjetiva’.
1.
La intencionalidad científica
La
realidad existe, sin embargo no es posible captarla totalmente, ya que siempre
vale ‘lo mío’, como persona, que la convertirá en ‘mi realidad’. Como
consecuencia de este planteamiento debemos hablar de ‘la realidad social’, la
realidad relacionada directamente con las personas.
Como
ejemplo podemos volver a enunciar la inquietud ‘esencial’: Un árbol se cae en
el bosque, ¿el ruido que hace (si lo hace) existe, independientemente de la
presencia de una persona?
Otra
interrogante ‘esencial’: La realidad (social) existe, ¿o más bien se construye?
Y la verdad, ¿existe o se construye también?
La
realidad social es la que resulta de un proceso inter-activo. En toda realidad
hay interacción en la cual tienen que ver personas, seres humanos. La realidad
no es estática sino dinámica, la realidad está en proceso, sólo podemos captar
momentos y re-construir su recorrido en el tiempo. “La realidad social fáctica, objetiva, es cuantifacable, mientras que el
significado social, cualificable. La totalidad de la realidad social no se
agota con la cuantifación.”
(Rodríguez y Bonilla, 1995 en:
Cifuentes Gil, 2011)
Definitivamente la subjetividad es parte de
la realidad que vivimos, así que también debe ser parte de la objetividad que
caracteriza la objetividad. La objetividad más objetiva es la que integra la
subjetividad.
Y en esto está la intencionalidad científica. La
intencionalidad científica implica pretender captar la realidad desde su
totalidad (holisticidad – ver 3.), con un enfoque sistémico (ver 2.). Cifuentes Gil (2011) desgloza lo que
nombramos aquí ‘intencionalidad científica’ en varias intencionalidades
identificadas con la investigación cualitativa, las cuales retoma de Rodríguez y Bonilla (1995):
“. La comprensión
situada, pertinente y significativa de la práctica social de las y de los
sujetos y colectivos, más que el descubrimiento de leyes de comportamiento
universal. Se estudian los contextos para lograr descripciones detalladas y
completas de la situación, con el fin de comprender la realidad subjetiva que
subyace a la acción de los miembros de la sociedad.
. Hacer
una aproximación global de las situaciones sociales para explorarlas,
describirlas y comprenderlas de manera inductiva, a partir de los conocimientos
que tienen las diferentes personas involucradas… Este conocimiento sólo es
accesible al investigador cuando comprende el marco de referencia particular
del grupo.
.
Captar la realidad social a través de los ojos de la gente que se halla bajo
estudio, la percepción que tienen de su propio contexto.
. Profundizar en casos específicos, no generalizar; describir textualmente y
analizar el fenómeno social como es percibido. Los procesos de indagación que se
construyen en la interacción social son valiosos en la medida en que
posibilitan producir conocimiento pertinente, significativo, relevante,
particular. Su utilidad para tomar decisiones y fundamentar la construcción de
políticas sociales se restringe a los campos específicos de indagación.”
Desde
que introducimos el concepto de ‘intencionalidad científica’, también asumimos
la ciencia como una apuesta razonada y razonable, pero NO ABSOLUTA. Tomás
Villasante y Manuel Montañez plantean: “No
hay una verdad definitiva, por lo que se puede construir infinitamente en forma
participativa.” (Villasante Tomás, Montañez
Manuel, Martí Joel y otros, 2002) Además, relevan el carácter personal de la
construcción del conocimiento y de la acción.
¿En qué consiste entonces la intencionalidad científica?
Consiste en la intención EXPRESA a explicitar y ‘objetivizar’
el contexto propio de todo proceso de construcción de aprendizaje, ya sea con
enfoque investigativo o no. Muy concretament implica la necesidad de hacernos
SIEMPRE dos preguntas, antes de responder la pregunta ‘esencial’ en el proceso
de aprendizaje, superando la contradicción, también ‘esencial’, identificada y
motivadora (motora) del mismo.
Una primera pregunta a responder tendrá que ver con la
identificación de las teorías ya existentes que sustentan nuestras prácticas,
es la reflexión sobre la relación entre teoría y práctica, en cuanto al ámbito
en el cual y sobre el cual pretendemos trabajar.
Una segunda pregunta tendrá que ver con la metodología del
proceso de construcción colectiva de nuevos aprendizajes: la transparencia
metodológica (ver el siguiente inciso). Todo proceso investigativo, con
intencionalidad científica, implica la construcción de un modelo metodológico
(creativo, contextualizado, pertinente, oportuno, eficaz y efeciente).
He aquí dos preguntas, cuyo proceso de construcción de las
respuestas debe traducirse en tareas específicas (u ‘objetivos específicos’, si
así preferimos llamarlo) de todo proceso investigativo, con intencionalidad
científica.
Estas tareas constituyen el inicio de todo proceso
investigativo:
. Identificación de las teorías que sustentan nuestro objeto
de estudio (la práctica ejercida hasta la fecha);
. Construcción de un modelo metodológico contextualizado, pertinente,
oportuno, eficaz y eficiente.
Ambas tareas se irán cumpliendo en la medida que avancemos en
el proceso de construcción de la ‘objetividad subjetiva’.
La
promoción de la ‘intencionalidad científica’ en nuestro trabajo con estudiantes
pasa por el cumplimiento de 10 estrategias (retomadas de: Castillo Sánchez, 1999):
“. Desarrollar
autoconfianza en el ser humano, hacia el pleno desarrollo de sus
potencialidades.
. Desmitificar la
investigación científica.
. Estimular la
curiosidad: actitud natural de la persona como investigador(a).
. Propiciar el goce de
la lectura, para crear un deseo constante por el conocimiento.
. Avivar la pasión y el
entusiasmo.
. Fomentar la
realización de los sueños.
. Generar conciencia de
que en la ciencia no existen verdades definitivas.
. Generar alto grado de
compromiso con el estudio.
. Motivar la elección de
una carrera para investigar en ella, con el fin de transformar y generar
conocimientos.”
Si
la elaboración y la defensa de una monografía, de una tesina, de una tesis…
constituyen un componente más del proceso de aprendizaje, del proceso de
formación profesional, entonces me pregunto:
¿En
qué medida y a cuáles de estas estrategias contribuyen mis aportes, como tutor(a),
como miembra(o) del jurado, como asesor(a),…?
Si
no aportamos constructivamente a al menos algunas de estas estrategias entonces
debemos cuestionar nuestro actuar, ¿no creen?
Tradicionalmente
se ha reservado la investigación sobre la subjetividad a la psicología, como un
fenómeno meramente interno a la persona. Se establece una relación entre
‘subjetividad’ y ‘persona’, sin embargo, no es tan así, ya que la subjetividad
no sólo es una construcción interna, sino también es una construcción social. El
‘objeto’ silla, no sólo adquiere un significado a través de la ‘significación’
personal, sino también, y más bien en primer lugar, como una construcción
SOCIAL. González Rey (2000), en su obra sobre Investigación
Cualitativa en Psicología plantea: “Hemos
definido dos momentos esenciales en la constitución de la subjetividad:
individual y social, los cuales se presuponen de forma recíproca a lo largo del
desarrollo. La subjetividad individual es determinada socialmente, pero no por
un determinismo lineal externo, desde lo social, hacia lo subjetivo, sino en un
proceso de constitución que integra de forma simultánea las subjetividades
social e individual. El individuo es un elemento constituyente de la
subjetividad social y, simultáneamente, se constituye en ella.”
La
intencionalidad científica implica garantizar la objetividad, no la objetividad
absoluta, ya que no existe, sino la objetividad subjetiva, es decir: la
objetividad que integra la subjetividad como parte esencial de la realidad, y
como consecuencia lógica, entonces también de las verdades a construir. En este proceso, para garantizar lo anterior
es esencial lo que explicamos a continuación: ‘la metodología sistemática’.
2.
La metodología
sistemática
El
criterio por excelencia para valorar el nivel de cientificidad es su ‘enfoque
metodológico’, su metodología aplicada, y muy particularmente la
‘sistematicidad’ en el proceso de construcción de aprendizajes.
Por
lo mismo la visualización metodológica, o sea: hacer visible la lógica del
proceso metodológico seguido, y su justificación, es fundamental y se convierte
en la necesidad del cumplimiento ‘cabal’ con el principio de la ‘transparencia
metodológica’.
La
metodología, el proceso metodológico, inicia con el primer paso: la ‘ideación’:
¿cómo se nos ocurrió la idea iniciar este proceso y ningún otro? Implica la
identificación del problema, de la ‘contradicción esencial’ a cuya superación
pretendemos contribuir.
Pasa
por el proceso de delimitación, identificando objeto, formulando objetivos y
explicitando ejes de trabajo, así como planteándose las preguntas ‘esenciales’
estrechamente relacionadas con el sistema de objetivos (tareas), garantizando
la intencionalidad científica en la búsqueda constructiva de las respuestas a
cada una.
Esto
implica hacerse preguntas necesarias como:
.
¿Cuáles son las teorías científicas que sustentan el trabajo en el contexto
donde estamos trabajando?
.
¿Cuál es el modelo metodológico idóneo para desarrollar este proceso de
aprendizaje?
Y
por supuesto, otras preguntas, relacionadas directamente con el objeto de
aprendizaje.
La
proyección metodológica del proceso se reflejará en un proyecto (de
investigación, de aprendizaje, de…), el cual constituye una estrategia que
abarca todo el proceso ‘imaginado’ y sustentado.
También
parte esencial del enfoque metodológico y su justificación es la
contextualización del proceso de aprendizaje. Contextualizar implica
caracterizar el contexto. Cifuentes Gil (2011)
expresa:
“El proceso de
contextualización se construye a partir del posicionamiento en una institución, ámbito social o comunitario y
práctica específica, que se describe y
analiza para:
. Dar
cuenta de qué dice el espacio físico sobre los acontecimientos, las prácticas y
cómo es su puesta en escena.
.
Establecer particulares formas de ser, de relacionarse.
.
Caracterizar escenarios que permiten
comprender el objeto de conocimiento.
.
Argumentar sobre el carácter de las y los actoras/es, tiempos, lugares,
acontecimiento que inciden en la
realidad a indagar.
.
Describir la organización, estructura, textura y contextura del entorno en que
se desarrolla la indagación.”
La contextualización es indispensable para poder comprender
lo actuado en el proceso de aprendizaje. De allí la necesidad que, quienes
presenciamos el compartir de una experiencia, debemos ESCUCHAR activamente para
lograr comprender lo actuado. Es
necesario diferenciar tipos de contexto: global, local, institucional,
temporal, poblacional, curricular, etc. Cada tipo tendrá su ubicación
pertinente en el proceso de aprendizaje. Así habrá tipos que son importantes
para comprender el ‘anuncio’ de la sustentación teórica y otros tipos, como
p.ej. la ‘institucional’, importantes para comprender y justificar el enfoque
metodológico.
Al
describir los antecedentes de un nuevo proceso de aprendizaje, no sólo se tiene
que tomar en cuenta qué se ha aprendido hasta la fecha respecto al tema en
estudio, sino también cómo se ha hecho, lo que permitirá fundamentar con mayor
precisión el enfoque metodológico del propio proceso de aprendizaje.
Otro
componente que contribuye sustancialmente al carácter ‘sistemático’ de la
metodología tiene que ver con la problematización
del objeto de estudio, es decir la caracterización histórica y actual del
problema del cual parte el proceso de investigación (relación con la
‘contradicción esencial’ identificada).
Dependiendo
de todo lo anterior, toda/o aprendiz definirá su ‘metodología’ como referente
metodológico para un proceso de aprendizaje particular. En esta definición es
esencial un alto nivel de coherencia entre los diferentes componentes del
proceso: si el objetivo principal plantea ‘describir’, entonces las técnicas e
instrumentos a aplicar (tanto para la recolección como para el procesamiento de
datos) deben apuntar a dicha descripción.
Se
definirán estrategias (modalidades) de aprendizaje (estudio de caso, historia
de vida, etnografía, investigación – acción, IAP, sistematización,…), así como
también los métodos y técnicas interactivos para la recolección de datos:
observación, entrevista, talleres, revisión documental, análisis de contenido,
técnica vivencial, técnica con-vivencial, grupo focal, etc. Es indispensable
precisar las circunstancias de la observación, de la entrevista, del grupo
focal,… de todo lo aplicado en el camino.
La
construcción de nuevos aprendizajes implica indagar en forma dialéctica y
permanente sobre los procesos en estudio, definiendo fases y momentos clave del
proceso de aprendizaje. Uno de los momentos muy importantes será el momento de
la validación de los hallazgos. El
proceso de validación constituye parte fundamental de la sistematicidad del
proceso de aprendizaje.
Una
herramienta muy importante para la visualización de este proceso puede ser la visión horizontal de un proceso de
aprendizaje (de investigación).
La
visión horizontal es un instrumento que permite visualizar la lógica, la
sistematicidad del proceso a ejecutar o en construcción, y puede tener la
siguiente estructura:
Preguntas científicas
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Tareas /
Objetivos Específicos
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Métodos / Técnicas
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Fuentes
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Estructura de informe
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Observación
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Este
instrumento (Visión horizontal), prácticamente coincide con lo que Cifuentes Gil
(2011) presenta como “Estructura de
organización metodológica de la investigación”, con la diferencia que la
Visión Horizontal integra las preguntas científicas, base esencial y punto de
partida para todo proceso de aprendizaje con intencionalidad científica.
Al
nombrar este inciso ‘metodología sistemática’, pretendo enfocar la importancia,
la necesidad de la ‘sistematicidad’ del proceso de aprendizaje, la cual implica
lógica expresa, la cual debe hacerse
visible y comprensible a través del cumplimiento de la ‘transparencia
metodológica’ como principio fundamental de todo proceso de aprendizaje.
La
necesidad de la visibilidad de esta sistematicidad implica describir, explicar
y justificar en detalle los pasos desarrollados, cada uno con sus
características y variantes particulares. De la sistematicidad depende en gran
medida el nivel de cientificidad que hemos podido alcanzar.
Dentro
del ámbito de esta descripción detallada del proceso, igual para contribuir al
cumplimiento con la intencionalidad científica es indispensable el enfoque
holístico, el cual abordaremos brevemente en el siguiente punto.
3.
La visión holística
Aunque
me referí en el punto anterior a un ‘enfoque’ holístico, más bien debemos
hablar de una ‘visión’ holística, ya que se trata de algo mucho más profundo
que un enfoque. Esta visión se relaciona mucho con lo planteado en los puntos
anteriores, ya que la visión holística, justamente se basa en una orientación
sistémica. Esta orientación implica comprender el caso (el objeto en estudio)
como un sistema (de-)limitado, a abordar en su totalidad contextualizada para
procurar su comprensión desde su esencia propia, más que por comparación con
otros sistemas.
Hurtado de Barrera (2002), en su obra ‘El proyecto de
investigación holística’ describe la comprensión holística como un proceso continuo, integrador, organizado,
sistemático y evolutivo, en el cual se rescata la creatividad del aprendiz, lo
anima y lo motiva a arriesgarse a reconocer sus propias inferencias sobre la
realidad, a imaginar sobre lo visto y lo no visto, a proponer soluciones, a
inventar y a recoger los resultados de su labor, para nuevamente comenzar en el
ciclo incesante del proceso de aprendizaje.
La visión holística implica no sólo valorar la totalidad del
objeto en estudio, y comprender las inter-relaciones e inter-acciones
observadas, sino también integrar mi posición y la posición de otras personas
directa e indirectamente involucradas en el proceso.
4.
Finalizando sin querer
concluir…
Con
estas ideas alrededor la ‘objetividad subjetiva’ pretendo contribuir al debate
sobre el papel que jugamos como facilitadoras/es de procesos de aprendizaje y
les invito a integrar de los paradigmas ‘tradicionales’ del aprendizaje
(conductismo, cognitivismo, constructivismo, humanismo, teoría socio-crítica /
constructivismo social,…), retomando de cada uno de ellos aquellos aspectos que
son válidos el día de hoy en nuestros contextos temporal y geográfico, tal que
podamos seguir construyendo el nuevo Paradigma
Integrador del Aprendizaje y de su Facilitación (PI-AF), el cual se
concretiza en una metodología caracterizada por Procesos de Construcción
Colectiva de Oportunidades de Aprendizajes, integrantes de una Actitud
Emprendedora de calidad creciente (P-COA_acem_c).
Dentro
de este nuevo enfoque, la ‘objetividad subjetiva’, comprendida como una
objetividad pretendida a partir de la integración necesaria de la subjetividad
en el aprendizaje (y por consiguiente en la investigación, siendo la
investigación el método por excelencia para aprender).
Para
finalizar un extracto del libro ‘Nuevas Alternativas de Aprendizaje y Enseñanza.
Aprendizaje Cooperativo.’ de Ferreiro Gravié (2007): “El método científico no se reduce al procedimiento hipotético
deductivo. Hay situaciones en que no tiene sentido, o bien no es posible o
consecuente ‘montar’ un experimento como lo exige el razonamiento
hipotético-deductivo. Los fenómenos y procesos sociales tienen sus
peculiaridades y especificidades que condicionan la manera en que deben ser
investigados. Es imposible conocer la realidad social a uno u otro nivel. No se
puede conocer al ser humano, su forma de ser, pensar, actuar, sentir y
relacionarse, reduciendo el método científico a procedimientos empíricos
hipotéticos deductivos… Se requieren variadas formas de estudiar la realidad,
su totalidad, complejidad e integridad. Es bueno admitir variantes de
aplicación del método científico y aplicarlas con rigurosidad y flexibilidad.”
Y para ampliar el contenido del debate aún más, comparto 3
aspectos relacionados con lo expuesto en este artículo, sin mayores
comentarios:
1. Los 5
pilares, y su inter-relación, que nos permiten valorar nuestra calidad en ser facilitadoras/es
de procesos de aprendizaje, incluyendo desde los mal llamados
‘tribunales’ o ‘jurados’ de los, igual mal llamados ‘defensas’ de trabajos
investigativos:
1. El arte
de escuchar
(apertura): Escuchar de verdad los planteamientos de las y los participantes,
procurar a comprender su intención, no descartar automáticamente lo desconocido
para mí, abrirse a la diversidad, a lo diferentes, a lo creativo, encontrar
sentido a lo diferente,…
2. La
habilidad de interpretar (lectura): Tomar en cuenta el contexto
particular en que se desarrolla o desarrolló un proceso de aprendizaje, no
condenar imprecisiones, sino motivar para más y mejor en otros futuros
trabajos, mostrar una actitud comprensiva desde la conciencia de nuestras
limitaciones y orientar positiva y constructivamente, construir, nunca
destruir,…
3. La
disposición a compartir (ternura): Aprender a ser parte, no ponerse a
distancia, ponerse en los zapatos de participantes, compartir experiencias
positivamente, ver lo positivo y aprender de ello, resaltar lo positivo,
orientar en positivo, motivar, disponer al intercambio constructivo.
4. La decisión del compromiso
(postura): Tu palabra es compromiso, lo que orientas también lo acompañarás si te
lo solicitan, tu ayuda es una oferta, tu posición implica no sólo palabra sino
también acompañamiento constructivo.
5. La visión de integración
(contextura): Sola/o no podemos, conciencia de la colectividad, conciencia de
la necesidad de la co-operación genuina, del trabajo conjunto, de la sociedad,
de la identidad colectiva.
Estos
5 pilares se sostienen entre sí, gracias a un enlace fuerte basado en la CONFIANZA
y en la AUTOCRÍTICA: “nadie sabe nada, todas/os sabemos algo”
(Paulo Freire).
2. Se trata de una invitación a construir
colectivamente un sistema educativo basado en actitudes cooperativas en vez de
en competencias. ¿Qué implica esto para el trabajo como facilitadoras/es de
procesos de aprendizaje; de tutoras/es de trabajos de curso, de monografías, de
tesis; de participantes de un tribunal o de un jurado en las mal llamadas
‘defensas’,…?
3. A la hora de un ALTO durante el proceso de
aprendizaje permanente, tal como lo es una ‘defensa’ (intercambio, exposición)
de un trabajo, de un informe, debemos hacernos al menos estas tres preguntas:
1. ¿Qué es lo novedoso?
¿Qué es lo sorprendente?
2. ¿Cuál es el aporte a la
teoría científica?
3. ¿Cuál es el aporte a la
práctica?
Si
se logra responder, a conciencia, cada una de estas preguntas, entonces también
habrá aporte en el proceso de construcción de nuevos aprendizajes,
caracterizados por una objetividad
subjetiva e integrantes de una actitud
emprendedora de calidad creciente.
El
debate está abierto… ¡Participemos en él!
Herman Van de Velde,
julio 2011.
BIBLIOGRAFÍA
Castillo Sánchez, M. (1999). Manual para la formación de
investigadores. Santafé de
Bogotá: Cooperativa Editorial Magisterio.
Cifuentes Gil, R. (2011). Diseño
de proyectos de investigación cualitativa. Argentina: Noveduc Libros.
Echavarría, R. (1996). Ontología
del lenguaje. Chile: Dolmen
Estudio.
Ferreiro Gravié, R. (2007). Nuevas alternativas de aprendizaje
y enseñanza. Aprendizaje Cooperativo. México:
Editorial Trillas.
Gonzáles Rey, F. L. (2000). Investigación
Cualitativa en Psicología. Rumbos y desafíos. México: International Thomson Editores
S.A.
Hurtado de Barrera, J. (2002). El
proyecto de investigación holística. Bogotá:
Cooperativa Editorial Magisterio.
Rodríguez, Elsy y Bonilla, Penélope. (1995). La investigación en ciencias
sociales. Más allá del dilema de los métodos. Bogotá: CEDE Uniandes.
Van de Velde, H. (2010). Los 5 pilares que sustentan una
cooperación genuina. Estelí,
Nicaragua: ABACOenRed.
Van de Velde, H. (2011). Cooperar:
un acto esencialmente educativo. En:
Revista IPLAC, enero-febrero 2011. La Habana, Cuba.
Van de Velde, H. (2010 (4)). ¿Cómo
hacer más fácil el aprender? Estelí,
Nicaragua: FAREM-ABACOenRed.
Van de Velde, H. (2011). Referente
pedagógico para la cooperación como base fundamental para una Educación
Alternativa. Estelí,
Nicaragua: ABACOenRed.
Villasante
Tomás, Montañez Manuel, Martí Joel y otros. (2002). La investigación social
participativa, Tomo 2: Prácticas locales de creatividad social, construyendo
ciudadanía 2. España: Viejo
Topo.
Gracias Manuel por compartir mi artículo. Un abrazo solidario.
ResponderEliminarLA REFLEXIÓN MERECE SER CONOCIDA Y DIVULGADA. SALUDOS FRATERNOS HERMAN
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