LE APUESTO A PUTIN
Por Mike Whitney
lunes, 18 de agosto de 2014
Washington cree que “la guerra moderna” implica apoyo
encubierto a ejércitos mercenarios constituidos por neo nazis y extremistas
islámicos. Moscú cree que la guerra moderna significa socavar la capacidad del
enemigo para hacer la guerra a través de los ataques sostenidos a su moneda,
sus instituciones, su mercado de bonos, y su capacidad para convencer a sus
aliados de que es un administrador responsable del sistema económico global.
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“La
historia demuestra que los Estados Unidos se ha beneficiado política y
económicamente de las guerras en Europa. La enorme salida de capitales de
Europa después de la Primera y Segunda Guerras Mundiales, transformó a los
EE.UU en una superpotencia. ...Hoy, ante el declive económico, los EE.UU están
tratando de precipitar una nueva guerra europea para lograr el mismo objetivo”.
Sergey Glaziev, político y economista ruso
“El
descubrimiento en el Golfo Pérsico de las reservas de gas más grandes del mundo
compartidas por Qatar e Irán, y las nuevas evaluaciones que encontraron un 70
por ciento más de gas en el Levante en el 2007, son la clave para entender la
dinámica de los conflictos que vemos hoy en día. Después de la finalización del
gasoducto PARS, que parte de Irán y se desplaza a través de Irak y Siria hasta
llegar a la costa del Mediterráneo Oriental, la Unión Europea recibiría más de
un 45 por ciento del gas que consume en los próximos 100 a 120 años proveniente
de fuentes rusas e iraníes. Ausente cualquier clase de conflicto, ello
garantizaría una mayor integración de los sectores de la energía europeos,
rusos e iraníes y de las economías nacionales”. Christof Lehmann, Interview with Route Magazine
La fracasada operación de los Estados Unidos en Siria, ha
llevado a una intensificación de la guerra indirecta de Washington en Ucrania.
Lo que la administración de Obama esperaba lograr en Siria a través de su apoyo
a los llamados militantes islámicos “moderados” era derrocar el régimen de
Bashar al Assad, reemplazarlo con un títere respaldado por Estados Unidos, y
evitar la construcción de la crítica tubería entre Irán, Irak y Siria. Ese plan
no ha tenido éxito ni lo tendrá en un futuro próximo, lo que significa que el
plan para el potencial gasoducto finalmente seguirá adelante.
¿Por
qué es esto un problema?
Es
un problema porque -según el Dr. Lehmann- “Junto con el gas ruso... la UE
estaría en condiciones de cubrir un 50 por ciento de sus necesidades de gas
natural a través de fuentes iraníes y rusas”. Moscú y Teherán como los
principales proveedores de recursos críticos a Europa serán más fuertes
económica y políticamente lo que socavaría significativamente la influencia de
los EE.UU y de sus aliados en la región, especialmente Qatar e Israel. Esta es
la razón por la que los opositores al gasoducto desarrollaron un plan para
sabotear el proyecto fomentando una guerra civil en Siria. Aquí está de nuevo
Lehmann:
“En el 2007, Qatar envió 10 mil millones de dólares al
canciller de Turquia, Davotoglu para preparar a ese país y a la Hermandad
Musulmana siria para la subversión de Siria. Como hemos podido constatarlo a
través del ex ministro de Relaciones Exteriores francés, Dumas, fue también por
esa época, que los actores en el Reino Unido comenzaron a planificar la
subversión de Siria con la ayuda de los ‘rebeldes’”. (Christof Lehmann, Interview with Route Magazine)
En
otras palabras, la idea de armar, entrenar y financiar un ejército de
militantes yihadistas, para derrocar a al-Assad y poner a Siria a disposición
de los intereses occidentales, tuvo su origen en un retrato evolutivo
energético que claramente se inclinaba a favor de los rivales estadounidenses
en la región. (Nota: No estamos seguros del por qué Lehmann deja fuera a Arabia
Saudita, Kuwait o a los otros Estados del Golfo, que también han sido
implicados.)
La
tesis de Lehmann es apoyada por otros analistas, entre ellos Ahmed Nafeez de
The Guardian que explica lo que estaba pasando tras bambalinas en el caso de la
falsa revuelta civil en Siria. Aquí hay un clip de un artículo de Ahmed
titulado “El plan de intervención de Siria alimentado por los intereses
petroleros, no la preocupación, por las armas químicas”:
“En
mayo del 2007, una orden presidencial reveló que Bush había autorizado
operaciones de la CIA contra Irán. Operaciones anti-Siria también estaban en
pleno apogeo en esta época como parte de este programa encubierto, según
Seymour Hersh en The New Yorker. Una gama de fuentes gubernamentales y de
inteligencia de Estados Unidos le dijeron que el gobierno de Bush había
“cooperado con el gobierno de Arabia Saudita, que es sunita, en operaciones
clandestinas” destinadas a debilitar al chiíta Hezbolá en el Líbano. “Estados
Unidos también ha tomado parte en operaciones clandestinas destinadas a Irán y
su aliado Siria”, escribió Hersh, “un subproducto” de esto es “el reforzamiento
de los grupos extremistas sunitas” hostiles a los Estados Unidos y
“simpatizantes de al-Qaeda”. El señaló que “el gobierno saudí, con la
aprobación de Washington, proporcionaría fondos y ayuda logística para
debilitar al gobierno del presidente Bashir Assad, de Siria”...
Según
el ex ministro de Relaciones Exteriores francés Roland Dumas, Gran Bretaña había planeado acciones encubiertas en
Siria ya en el 2009: “Yo estuve en
Inglaterra, en otros asuntos, dos años antes de la violencia en Siria”, él
le dijo a la televisión francesa:
“Me reuní con altos funcionarios británicos, que me confesaron
que estaban preparando algo en Siria. Esto fue en Gran Bretaña no en los EE.UU.
Gran Bretaña estaba preparando pistoleros para invadir Siria”.
(...
) Correos electrónicos filtrados de la empresa privada de inteligencia Stratfor
incluyendo notas de una reunión con funcionarios del Pentágono confirmaron la
participación de Estados Unidos y del Reino Unido en el entrenamiento de las
fuerzas de la oposición siria desde 2011 con el fin de provocar el “colapso”
del régimen de Assad “desde adentro”.
Entonces,
¿de qué se trataba toda esta estrategia desarrollada para socavar a Siria e
Irán? Según el Secretario General retirado de la OTAN Wesley Clark, una nota de la oficina del secretario de Defensa de
EE.UU tan sólo unas semanas después del 11/9 revelaba planes para “atacar y
destruir a los gobiernos en 7 países en cinco años”, empezando con Irak y
continuando en “Siria, Líbano, Libia, Somalia, Sudán e Irán”. En una entrevista
posterior, Clark sostiene que esta estrategia se basa fundamentalmente en el control
de los vastos recursos petroleros y gasíferos de la región”. (“Syria intervention plan fueled by oil interests, not chemical weapon
concern”, The Guardian)
Al
parecer, Assad fue abordado por Qatar sobre la cuestión del gasoducto en el
2009, pero él se negó a cooperar con el fin de “proteger los intereses de su
aliado Rusia”. Si Assad hubiera estado de acuerdo con la oferta de Qatar,
entonces el esfuerzo para deponerlo de su cargo probablemente habría sido
cancelado. En cualquier caso, fueron los acontecimientos en Siria los que
provocaron la frenética reacción en Ucrania. Según Lehmann:
“La
guerra en Ucrania se volvió predecible (¿inevitable?) cuando el gran proyecto
de la Hermandad Musulmana en Siria fracasó durante el verano del 2012. ...En
junio y julio 2012 unos 20,000 mercenarios de la OTAN que habían sido
reclutados y entrenados en Libia y luego colocados en la ciudad fronteriza
jordana de Al-Mafraq, lanzaron dos campañas masivas dirigidas a apoderarse de
la ciudad siria de Aleppo. Ambas campañas fracasaron y la "Brigada
Libia" fue literalmente barrida por el Ejército Árabe de Siria.
Fue
después de esta derrota decisiva que Arabia Saudita comenzó una campaña masiva
para el reclutamiento de combatientes yihadistas a través de la red de
Al-Qaeda, la malvada hermana gemela de la Hermandad Musulmana.
El
Grupo Internacional de Crisis (ICG) respondió con la publicación de su informe
“Tentative Jihad”. Washington tuvo que hacer un intento por distanciarse
“políticamente” de los “extremistas”. Plan B, apostar por el plan de las armas
químicas, sin embargo, se hizo evidente que la guerra en Siria no se podía
ganar”. (“The Atlantic Axis and the Making of a War in Ukraine”, New eastern Outlook)
Hubo otros factores que empujaron a los EE.UU hacia una
conflagración con Moscú en Ucrania, pero la fuerza impulsora fue el hecho de
que los rivales de Estados Unidos (Rusia e Irán) se erigían como los autores
dominantes en una guerra energética que erosionaría cada vez más el poder de
Washington. Una mayor integración económica entre Europa y Rusia representa una
amenaza directa a los planes estadounidenses para pivotar a Asia, desplegar la
OTAN a las fronteras de Rusia, y continuar denominando los suministros
energéticos mundiales en dólares estadounidenses.
Lehmann
señala que tuvo una conversación con “un almirante de alto rango de la OTAN de
un país del norte de Europa”, quien aclaró la situación de la política exterior
estadounidense, en un lacónico resumen de dos frases. Él dijo:
“Colegas estadounidenses del Pentágono me dijeron, de manera
inequívoca, que los EE.UU y el Reino Unido nunca permitirían que la relaciones
soviético-europeas se desarrollaran a tal grado que llegaran a desafiar la
primacía política, económica o militar y la hegemonía de los EE.UU/Reino Unido
en el continente europeo. Tal desarrollo será evitado por todos los medios
necesarios, aun provocando una guerra en Europa central”.
Este
es el quid de la cuestión. Los Estados Unidos no van a permitir que ningún
Estado o combinación de Estados desafíen su dominio. Washington no quiere
rivales. Quiere ser la superpotencia mundial indiscutible, que es el punto que Paul Wolfowitz articula en un primer
borrador de la Estrategia Nacional de Defensa de Estados Unidos:
“Nuestro primer objetivo es prevenir el resurgimiento de un
nuevo rival, ya sea en el territorio de la antigua Unión Soviética o en otro
lugar, que represente una amenaza del orden planteado anteriormente por la
Unión Soviética. Esta es una consideración dominante subyacente a la nueva
estrategia de defensa regional y requiere que nos esforcemos para evitar que
cualquier potencia hostil domine una región cuyos recursos, bajo un control
consolidado, serían suficientes para generar energía global”.
Así
que la administración Obama va a hacer lo que piensa que es necesario para
detener una mayor integración económica entre la UE y Rusia y preservar el
sistema del petrodólar. Ese sistema se originó en 1974 cuando el
presidente Richard Nixon convenció a los miembros de la OPEP para que
denominaran su petróleo exclusivamente en dólares, y reciclar sus excedentes de
los ingresos petroleros en bonos del Tesoro de los EE.UU.
La disposición resultó ser un gran regalo caído del cielo
para los EE.UU, que recauda más de $ 1,000 millones por día a través del
proceso.
Esto,
a su vez, permite a los EE.UU consumir en exceso y tener grandes déficits.
Otras naciones deben acumular dólares para comprar la energía que hace
funcionar su maquinaria, calienta sus hogares e impulsa sus vehículos.
Mientras
tanto, los EE.UU alegremente pueden intercambiar el papel moneda, el que puede
imprimir sin ningún costo para sí mismo, por los bienes importados que cuestan
muy caro en términos de mano de obra y materiales. Estos dólares luego se
utilizan en la compra de petróleo o gas natural, las ganancias de los cuales
son recicladas de nuevo en USTs u otros activos denominados en dólares
estadounidenses como acciones, bonos, bienes raíces, o ETFs. Este es el círculo
virtuoso que mantiene a los EE.UU en el primer lugar.
Como
dijo un crítico: “El comercio mundial es ahora un juego en el que los EE.UU produce
dólares y el resto del mundo produce cosas que los dólares pueden comprar”.
El
sistema del petrodólar ayuda a mantener el monopolio del dólar sobre los
precios que, a su vez, sostienen el dólar como la moneda de reserva del mundo.
Crea la demanda excesiva de dólares que permite a la Reserva Federal expandir
el crédito de la nación al reducir drásticamente el costo de la financiación. Si el
petróleo y el gas natural no estuvieran denominados en dólares norteamericanos,
el valor del dólar caería bruscamente, el mercado de bonos se vendría abajo, y
la economía de Estados Unidos podría caer en una depresión de largo plazo.
Esta
es una de las razones por las que los EE.UU invadieron Irak poco después de que
Saddam se había cambiado al euro; porque considera cualquier desafío a la
estafa de petrodólar como una amenaza directa a la seguridad nacional.
Moscú es consciente de talón de Aquiles de Washington y está
haciendo todo lo posible para explotar esa debilidad mediante la reducción de
su uso del dólar en sus acuerdos comerciales. Hasta ahora, Moscú ha persuadido
a China e Irán a abandonar el dólar en sus relaciones bilaterales, y han
encontrado que los otros socios comerciales están dispuestos a hacer lo
mismo.
Recientemente,
los ministros de economía de Rusia llevaron a cabo una reunión de
“desdolarización” en la que “una orden ejecutiva para el cambio de moneda” fue
emitida declarando que, “el gobierno tiene el poder legal para obligar a las
empresas rusas a negociar un porcentaje de determinadas mercancías en rublos”.
La
semana pasada, de acuerdo a RT:
“Los bancos centrales de Rusia y China han acordado un
anteproyecto de intercambio de divisas, lo que les permitirá aumentar el
comercio en monedas nacionales y reducir la dependencia del dólar
estadounidense en los pagos bilaterales. “El borrador del documento entre el
Banco Central de Rusia y el Banco Popular de China sobre el intercambio de
monedas nacionales ha sido acordado por las partes. ...El acuerdo impulsará un
mayor desarrollo del comercio directo en yuanes y rublos en los mercados de
divisas nacionales de Rusia y China”, dijo el regulador ruso.
Actualmente, más del 75 por ciento de los pagos en los
acuerdos comerciales entre Rusia y China se hacen en dólares estadounidenses,
según el diario Rossiyskaya Gazeta”. (“De-Dollarization Accelerates – China/Russia Complete Currency Swap
Agreement“, Zero Hedge)
El
ataque contra el sistema de reciclaje de petrodólares es una de las muchas
estrategias asimétricas que Moscú está actualmente empleando para desalentar la
agresión estadounidense, para defender su soberanía, y para promover un orden
mundial multipolar, donde prevalezca el Estado de derecho. El Kremlin también está
presionando por cambios institucionales que ayuden a nivelar el campo de juego
en lugar de crear un sistema de ventaja injusta para los países más ricos como
los EE.UU. Naturalmente, la sustitución del FMI, cuyos préstamos de
explotación y políticas punitivas, encabezó la lista de la mayoría de las
naciones de mercados emergentes, en particular los BRICS (Brasil, Rusia, India,
China y Sudáfrica) que, en julio, acordó la creación de un Banco de Desarrollo
con fondos por valor de $ 100 mil
millones que “va a contrarrestar la influencia de las instituciones de
crédito con sede en Occidente y del dólar. El nuevo banco ofrecerá dinero para
proyectos de infraestructura y desarrollo en los países del BRICS, y a
diferencia del FMI y el Banco Mundial, cada nación tiene el mismo derecho,
independientemente del tamaño del PIB.
Según
RT:
“El gran lanzamiento del banco BRICS es visto como un primer
paso para romper el dominio del dólar estadounidense en el comercio mundial,
así como de las instituciones respaldadas por el dólar, como el Fondo Monetario
Internacional (FMI) y el Banco Mundial, ambas instituciones basadas en los
EE.UU y dentro de las cuales los países miembros del BRICS tienen poca
influencia...
“Este mecanismo crea las bases para una efectiva protección
de nuestras economías nacionales de una crisis en los mercados financieros”,
dijo el presidente ruso, Vladimir Putin”. (“BRICS establish
$100bn bank and currency pool to cut out Western dominance”, RT)
Es
claro que la agresión de Washington en Ucrania ha centrado la atención de Moscú
en la represalia. Pero en lugar de enfrentar a los EE.UU militarmente, como
Obama y Co. preferirían, Putin está apuntando a las vulnerabilidades del
sistema. Un Banco de Desarrollo BRICS desafía el papel dominante del
FMI como prestamista de última instancia, un papel que ha incrementado el poder
de los países ricos y sus industrias. El nuevo banco crea la base para el cambio
institucional real, aunque, todavía dentro del marco capitalista dominante.
El
político y economista ruso Sergei Glaziev, en un ensayo titulado: “Estados
Unidos está militarizando Ucrania para invadir Rusia”, resumió el curso de
acción de Moscú ante la conflagración entre Estados Unidos y Rusia. He aquí un
extracto:
“Para detener la guerra, es necesario poner fin a sus
fuerzas motrices. En esta etapa, la guerra se desarrolla principalmente en los
planos económicos, de las relaciones públicas y la política. Todo el poder de
la superioridad económica de los EE.UU se basa en la pirámide financiera de la
deuda, lo que ha ido mucho más allá de la sostenibilidad. Sus principales
prestamistas están colapsando, lo suficiente para privar al mercado de los
EE.UU de dólares estadounidenses acumulados y bonos del Tesoro.
Por
supuesto, el colapso del sistema financiero de Estados Unidos causará graves
pérdidas a todos los tenedores de moneda y de valores de los EE.UU. Pero en
primer lugar, estas pérdidas para Rusia, Europa y China serán menores que las
pérdidas causadas por otra guerra mundial desatada por la geopolítica
estadounidense. En segundo lugar, entre más pronto sea la salida de las
obligaciones financieras de esta pirámide (norte) americana, menores serán las
pérdidas. En tercer lugar, el colapso del esquema Ponzi del dólar da
una oportunidad, por fin, para reformar el sistema financiero global sobre la
base de la equidad y el beneficio mutuo”.
Washington cree que “la guerra moderna” implica apoyo
encubierto a ejércitos mercenarios constituidos por neo nazis y extremistas
islámicos. Moscú cree que la guerra moderna significa socavar la capacidad del
enemigo para hacer la guerra a través de los ataques sostenidos a su moneda,
sus instituciones, su mercado de bonos, y su capacidad para convencer a sus
aliados de que es un administrador responsable del sistema económico global.
Le
apostaré a Rusia.
Mike
Whitney reside en el estado de Washington. Es
colaborador de Hopeless: Barack Obama and the Politics of Illusion (AK Press). Hopeless también está
disponible en edición Kindle. Él puede ser contactado en fergiewhitney@msn.com.
Publicado
por LaQnadlSol
USA.
Cortesía de Guillermo Duarte
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