SANDINO, BIENVENIDO
Winston Orillo
Para Marcela Pérez Silva, embajadora de
Sandino en el Perú
Salud, mi general:
tú nunca nos
dejaste
porque el
combate sigue
y
flamean victorias
que tú ya troquelabas.
Buenos días, Sandino,
General de
Hombres Libres:
la muerte y
sus tumores
batiste, y tú, aleonado,
galopas en su alfombra.
Salud, mi camarada,
acogotaste al
súcubo
chacal de
aquel imperio (y
sus cachorros romos,
mas siempre tan fenicios
y asaz tan deletéreos).
Relumbran, ya, por eso,
tus hombros,
parapeto,
del hombre
nuevo y nuestro;
¡y, asimismo, la indemne
mujer inagotable
en todas las batallas!
Yo saludo a tus botas
y a tu sombrero
altivo:
acerados
emblemas
que fustigan
la Historia.
Y bien, Augusto
César,
encabritado líder
crepitas
con tu ejército
de pobres poderosos.
Amortajaste al yanqui
enfardaste sus
ansias
de
entabicar
tu patria
como una nueva estrella
de su bandera estéril.
Dijiste: Patria
Libre,
Patria Libre o
morir
mas tu
enseña
hoy enhiesta
ondea ya
en tu patria,
sin yanquis bucaneros.
Con 29 hermanos,
más tu que
comandabas,
iniciaste el
Ejército
Defensor
de tu tierra (que
era también la nuestra: y
guerra de guerrillas
y machete en la mano
humillaste al artero
invasor aullante).
Tenías claro, entonces
-como ahora en
tus lares- que
la soberanía
de un pueblo
no es
materia de pláticas
baldadas, sino que se defiende
con las armas crispadas.
Mientras tanto la
Guardia
Nacional –ese engendro
jurásico
del yanqui emponzoñado-
medraba
en Nicaragua
y anudaba en abusos
innúmeros y umbríos
contra los sandinistas.
Anastasio Somoza
García
urdió, sí, la
emboscada
para el
asesinato de Sandino
y sus
fieles generales
adjuntos (Estrada y Umanzor).
Estos fueron los hechos: la artería
provino de la
orden parida
por la
embajada yanqui.
Pero Sandino ya era
un emblema
indeleble
que fecundó en el mundo
contra
los aleteos
Y así, el 61, del siglo recién
yerto, se fundó
el Sandinista
Frente
Liberador; que en Julio 19
de
aquel 79, dijo al mundo
flamígero que Augusto
César vive: que su amor por
los
pobres (siempre fiel a su origen,
del seno, sí, oprimido) hoy fulge
en
Nicaragua, tan libre
y Sandinista como él lo jurara
cuando puso su espada
a defender sin pausa
su patria y su decoro:
la redención del pobre
y de los humillados.
Sandino, pues, el héroe
el genial
visionario
la oriflama
de aquella
la Nicaragua nueva: augusto
paradigma de hidalgo
que naciera del seno, sí,
oprimido, para sus redenciones:
¡ pues su espíritu pleno
fue el del amor al pueblo
en cuya entraña vive!
Oh, general salvífico
para las
patrias nuestras:
una misma
y enhiesta Nación
a quemarropa.
¡Por eso nadie, ahora, se llame
Augusto César,
mientras
tú resplandezcas:
es decir, para siempre!
WINSTON ORRILLO
La Calera. Lima,
21-2-14
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