Libia, ALBA y el Occidente
Tortilla con sal
Enviado
por tortilla en Vie, 07/04/2014 - 12:05
Tortilla
con sal, 4 de julio 2014
En Septiembre 2013, el Centro Belfer de la Universidad de Harvard publicó un estudio que concluye que la guerra de la OTAN contra Libia se hizo en base a crudas mentiras. A fines de junio de este año, las autoridades estadounidenses anunciaron cifras que indican que la economía del país disminuyó un 2.9% en el primer trimestre del año. Ahora se ha denunciado que Facebook ha abusado de sus usuarios usándolos como conejillos de India en un ensayo masivo de manipulación psicológica.
Sin embargo, nadie en los países de la OTAN enfrenta juicio en la Corte Penal Internacional por la criminal agresión contra Libia. Los mercados bursátiles se mantienen en niveles altos y sus medios dicen, seis años después del colapso del sistema, que la recuperación económica "gana tracción". Las y los usuarios de Facebook siguen usando esa red social ya que es una parte integral de su rutinario quehacer diario.
La
conexión entre estos diversos acontecimientos aparentemente tan diferentes es
que demuestran la corrupción integral del criminal sistema del capitalismo
occidental. No importa dónde se haga el escrutinio. En las relaciones
internacionales, en las Naciones Unidas, en la economía, en el sistema
financiero, en la vida intelectual, en los medios de comunicación, en las estructuras
deportivas como la FIFA o el Comité Olímpico, en las estructuras jurídicas y
penales, en la Corte Suprema de Estados Unidos o en la Corte Penal
Internacional, dondequiera, todo está pervertido para beneficiar a las élites
corporativas.
En los medios occidentales, las y los innumerables analistas liberales y progresistas expresan un neurótico anhelo por un cambio. El fenómeno mediático y académico del libro de Thomas Piketty sobre el capitalismo es un abierto reconocimiento de la injusticia social y económica del capitalismo. El fenómeno mediático del caso de Edward Snowden reconoce el rutinario abuso a escala masiva de los servicios de inteligencia occidentales, algo sobre lo que muchas personas antes de Snowden habían alertado desde hace décadas.
Lo que pocos han comentado es la paradoja de que estos fenómenos se han
generado por el mismo sistema inerte y roto que implícita o abiertamente
critican. Esencialmente, Piketty y Snowden y los que los promueven están
diciendo: "sí, el sistema está roto pero si solo pudiéramos dar vuelta a
esta tuerca de aquí o socar un poco más ese perno de allá, luego la maquinaria
funcionaría bien". Y el sapo bien podría ser príncipe si la princesa solo
pudiera superar su asco para darle un beso. La verdadera historia humana es
diferente.
Es la historia de lucha de más de siglo y medio por incontables millones de mujeres y hombres contra la sádica crueldad e injusticia del genocida capitalismo occidental y su dominio imperial. Fue una lucha que finalmente alcanzó algunos logros emancipadores fundamentales cuando acabó la segunda guerra mundial. Son esos logros que ahora permiten a la mayor parte del mundo resistir en alguna medida las constantes embestidas de los poderes occidentales en su intento imperialista de mantener su dominio global.
Libia
es el caso más representativo de la sádica hipocresía norteamericana y europea
de estos últimos años. El oportuno estudio del Centro Belfer de la Universidad
de Harvard concluye:
"La insurrección de 2011 nunca fue pacífica sino que
fue armada y violenta desde el inicio. Muammar al-Gaddhafi no atacó a civiles
ni tampoco usaba la fuerza de manera no discriminada." Kuperman añade también,
"La
acción de la OTAN extendió la duración del conflicto seis veces y aumentó siete
veces el número de muertos a la vez que multiplicó los abusos de lo derechos
humanos, el sufrimiento humano, el radicalismo islámico y la proliferación de
armas en Libia y sus países vecinos."
Mientras ha habido un amplio reconocimiento del fracaso en base a mentiras de las guerras contra Afganistán e Iraq, hasta ahora pocos han admitido el fracaso de la guerra contra Libia. Y no es para menos, porque más que cualquier otro conflicto la sádica agresión contra Libia desnudó la falsedad, tanto de los gobiernos occidentales y sus medios corporativos, como de sus medios alternativos y también de sus intelectuales y movimientos progresistas. A lo largo del espectro político occidental, las y los más destacados políticos, periodistas, académicos e intelectuales se equivocaron de la manera más humillante y vergonzosa.
Libia representa la podredumbre absoluta de la falsa fachada de superioridad moral e intelectual proyectada por la cultura política de Occidente. El contagio de prejuicios sin base y rumores tratados como hechos se extendió también a muchas y muchos intelectuales latinoamericanos. Fue impresionante como personas supuestamente cultas y sofisticadas que no sabían prácticamente nada de Libia expresaron una antipatía irracional contra la Jamahiriya libia y su arquitecto Muammar al-Gaddhafi.
Solo líderes como Daniel Ortega, Hugo Chávez y Fidel Castro mostraron la sabiduría necesaria para un análisis acertado del caso. Todo esto es incuestionable. Una conclusión obvia es que no hay motivo para prestar mucha atención a los líderes, intelectuales y muchos sectores de los movimientos políticos del podrido sistema occidental tengan la etiqueta política que tengan. Libia es el cementerio de la credibilidad de casi todos los sectores de la vida pública norteamericana y europea.
Incluso, la Organización de las Naciones Unidas fue cómplice de la manera más burda de una agresión que violó sus principios fundamentales. En todo el mundo fueron solo los gobiernos del ALBA los que mantuvieron posiciones consistentes y correctas en base a una valoración acertada de los hechos. Es interesante preguntarse por qué, cuando todos los demás o se equivocaron o se acobardaron, Daniel Ortega, Hugo Chávez y Fidel Castro y sus colegas de los países del ALBA lograron tener la razón sobre Libia.
Ellos más que nadie saben lo que significa la verdadera historia de la lucha de
las masas del mundo mayoritario contra los países imperialistas. No se
equivocaron sobre Libia, y no se equivocan ahora en la defensa de Cuba,
Venezuela y Argentina contra la ofensiva del gobierno de Estados Unidos y sus
aliados. En esta semana lo han demostrado de nuevo con dos acontecimientos de
gran importancia regional.
Primero fue la reunión del Consejo de Administración del Banco del Sur compuesto de todos los países de Mercosur más Bolivia y Ecuador. Segundo fue la categórica solidaridad con Argentina de parte de todos las y los Cancilleres de la OEA en relación a la sentencia de un juez estadounidense a favor de los fondos buitre y contra Argentina. Solo Canadá y Estados Unidos se abstuvieron. En los dos casos, la decisiva actuación de los países del ALBA en defensa del principio fundamental de la soberanía de los pueblos indica claramente el nivel de liderazgo alcanzado por su visión de una integración regional en base a la solidaridad.
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