¿Estabilización política o cambios radicales?
Juan J. Paz y Miño Cepeda
EL TELÉGRAFO - Primer Diario Público
Ecuador, lunes 28 de julio de 2014
Con el gobierno del Presidente Rafael Correa se inició un nuevo ciclo histórico en la vida del Ecuador. En ese ciclo también se han marcado dos fases: entre 2007-2013, predomina el ascenso transformador y la estabilización política; desde el triunfo electoral de mayo de 2013, hay mayores tensiones entre la estabilización política y los cambios radicales.
Esas tensiones no siempre son bien comprendidas. El mismo gobierno ha puesto sus límites históricos: edificar un tipo de capitalismo-social (economía) acompañado por un Estado con orientación ciudadana (política); fusión que entiende como “socialismo del siglo XXI” y que es distinto al socialismo marxista. Por tanto, aquí se originan una serie de contradicciones: los empresarios y sus gremios no controlan el poder político como lo hacían bajo el ciclo del modelo empresarial (1982-2006), pero hacen buenos negocios. Hay enormes logros en institucionalidad estatal, democracia, obras y servicios públicos, economía, redistribución de la riqueza, trabajo, educación, salud, seguridad social, derechos sociales; pero sin organización ni movilización ciudadanas, con algunas expresiones de flexibilidad laboral y ausencia de cambios necesarios como la reforma agraria o la democratización de los factores de la producción. También hay indudable fortalecimiento de la dignidad y la soberanía nacionales, claro latinoamericanismo y capacidad para enfrentar políticas imperialistas; pero se negocia con Goldman Sachs y se suscribe un tratado de comercio con la Unión Europea. Y así podría ampliarse el análisis a otras esferas.
Desde 2013 (aún antes), las fuerzas que al interior del mismo gobierno actúan por la “estabilidad” presionan a la “derecha”, mientras aquellas que acentúan los “cambios radicales” lo hacen hacia la “izquierda”.
Esta situación provoca los más diversos análisis, desde quienes creen que el gobierno se ha “derechizado”, hasta los que consideran que la “revolución ciudadana” sigue tan radical como antes. Hay “datos” que lo comprueban para todos los gustos.
Pero la realidad no está en ninguno de esos extremos, porque Ecuador vive un momento de posicionamientos en torno al poder, que origina contradicciones dependientes de la correlación de fuerzas sociales, más que de los alcances del Ejecutivo. Un fenómeno parecido al que viven los gobiernos de la Nueva Izquierda en Bolivia, Nicaragua y Venezuela, que no resultan comprensibles para las izquierdas tradicionales.
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