27/6/2014
Fukushima:
cataclismo en curso
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John Saxe-Fernández
Mientras
los medios miran para otro lado, unos 200 mil niños sufren "trastornos
pre-cancerosos de tiroides, nódulos y quistes en una tasa que se acelera"
Poco
después del maremoto que desató el desastre en la central de Fukushima, en
curso desde marzo de 2011, uno de los encargados de la salvaguardia nuclear en
México, en entrevista radiofónica, desestimó sin más, la magnitud del trance.
Parecía más preocupado por el negocio de la "nucleoelectricidad" una
forma cara y muy peligrosa de calentar agua para producir vapor que mueva una
turbina y genere electricidad. No es
algo nuevo, ni sólo local. El encubrimiento de lo intenso y extenso del
daño ocasionado y de los riesgos generalizados a la salud por la radiactividad
diseminada sobre humanos, animales y vegetales, ha acompañado a los grandes
accidentes de Three Miles Island (1979), Chernobil (1986) y el de Fukushima,
con efectos potencialmente devastadores sobre la vida en el Océano Pacífico y
el planeta.
El
analista Harvey Wasserman al informar sobre "los niños de Fukushima",
sintetizó: "la industria nuclear y sus defensores, continúan negando esta
tragedia sobre la salud pública" (Ecowatch.com), al referirse a que 48 por
ciento de los 375 mil jóvenes examinados por la Universidad Médica de Fukushima
es decir, unos 200 mil niños, sufren "trastornos pre-cancerosos de
tiroides, nódulos y quistes en una tasa que se acelera" (ibid).
Mientras
el Comité Científico de la ONU sobre los efectos de la radiación atómica
(UNCEAR) afirma que "no se esperan efectos discernibles sobre la salud
relacionados con la radiación entre las personas expuestas", los
datos obtenidos después de 39 meses del desastre, muestran que "las tasas
de cáncer de tiroides...se han disparado más de cuarenta veces por encima de lo
normal" (ibíd.). La salud ha sido gravemente afectada y los
riesgos para la población japonesa y del mundo podrían ser muy serios, como lo
han advertido, dato en mano, Helen Caldicott, Robert Álvarez, Arnie Gundersen y
grupos de investigación internacionales y científicos de universidades japonesas.
Fukushima
es un desastre de dimensión no registrada en la historia. Así lo sintetizó
Naoto Kan, primer ministro de Japón durante el inicio del evento en curso y,
antes del siniestro, entusiasta de la nucleoelectricidad. En entrevista con Amy
Goodman en Democracy Now (Marzo, 2014) Naoto Kan advirtió que Fukushima fue algo
"mayor y más severo que Chernobil". "Sin dejar de reconocer la
inmensa tragedia (ucraniana) por la fusión de un reactor", recordó que en
en Japón "son tres los reactores" afectados y que "un alto
número de barras de combustibles" ya usados están en posición precaria,
además de que "hasta el día de hoy persiste la fuga de material
radiactivo" lo que tiene "efectos de muy largo alcance de aquí en
adelante", por lo que consideró que "...el desastre de Fukushima fue
mayor al de Chernobil y sigue en curso hasta el día de hoy".
Naoto
Kan no se equivoca. De un total de poco más de 11 mil barras de combustible, en el edificio
del reactor 4 hay mil 533 barras usadas que pesan 400 toneladas que contienen
radiación estimada en 14 mil veces la desatada sobre la gente de Hiroshima y a
unos 50 metros de ese mismo reactor, 6 mil barras están almacenadas en tanques
especiales. En relación a los tres reactores, hoy nadie, ni TEPCO, la
firma a cargo de Fukushima, sabe dónde están localizados porque los núcleos
atravesaron el grueso cemento de los edificios 1, 2 y 3 de la planta, según
informan Kevin Seese y Margaret Flowers en Truthout News Analysis. Sin conocer
su localización exacta bajo tierra, TEPCO lanza agua donde cree que pueden
estar para evitar que los núcleos se calienten. Como en ocasiones salen estelas
de vapor, se asume que los núcleos están calientes (ibíd.). Mientras, sigue en
aumento la cantidad de agua muy radiactiva, una parte (más de 330 mil toneladas,
se habían acumulado a fines de 2013) está almacenada en mil tanques sobre la
superficie, cuyo número crece rápido y otra se filtra o se lanza al Pacífico a
un ritmo de 272 mil 152 litros diarios, con contaminantes radiactivos, entre
otros cesio-134 (vida media de 2.0652 años) y cesio-137 (vida media de 30.17
años).
Esa es la mayor cantidad de radiación vertida en la historia
por un accidente nuclear. Se informa que bajo la planta hay un gran acuífero
por lo que, de contaminarse, algunos escenarios contemplan la evacuación de
millones de habitantes de los alrededores de Tokio.
Los
más destacados científicos y especialistas se han dirigido a la ONU y de manera
especial a la Organización Mundial de la Salud (OMS), para el despliegue, a
nivel global, de estudios y difusión sobre la presencia y los riesgos de la
radiación por isótopos. Hoy con más urgencia. La respuesta ha sido neutra,
cuando no de supresión de datos. Así se detectó en torno a Chernobil. En
apariencia y por acuerdos vinculantes (1959) entre la OMS y la Agencia
Internacional de En apariencia y por acuerdos vinculantes (1959) entre la OMS y
la Agencia Internacional de Energía Atómica, promotora de lo nuclear, la
respuesta en esta materia ha sido nula, cuando no cínica.
jsaxef.blogspot.com
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