Avances y desafíos pendientes ante embates del cambio climático
Nicaragua: Agroecología y semillas criollas para asegurar
la soberanía alimentaria
Con
el objetivo de visibilizar la importancia de la agroecología, así como
fortalecer el marco jurídico nacional a favor de la protección de las semillas
criollas y del derecho a su libre intercambio como un bien de propiedad
colectiva, la Alianza “Semillas de Identidad” y la Sociedad Científica
Latinoamericana de Agroecología (SOCLA), en coordinación con la Asamblea
Nacional, organizaron el foro “Agroecología, semillas criollas y seguridad
alimentaria: avances y desafíos para su desarrollo en Nicaragua”.
Hoy en día, en el mundo, la cantidad de tierras cultivadas
suma 1.500 millones de hectáreas, un 80 por ciento de las cuales son
monocultivos de grandes extensiones y 175.2 millones son cultivos modificados
genéticamente
(Isaaa 2013). En
ambos casos, el uso de agrotóxicos es masivo y la vulnerabilidad al cambio
climático muy elevada.
La agricultura industrial es responsable de entre el 44 y 57 por ciento de la emisión global de gases de efecto invernadero (GEI), conlleva una explotación intensiva de aguas subterráneas, deforesta 13 millones de hectáreas y destruye 75 mil millones de toneladas de cubierta vegetal cada año (Grain).
Además, usa 150 cultivos pero se enfoca solamente en 12,
trabaja con 5 especies y menos de 100 variedades y provee únicamente la cuarta
parte de los alimentos que necesita el planeta.
“Para alimentar solamente el 30 por ciento de la población
mundial, la agricultura industrial utiliza entre el 70 y el 80 por ciento de la
tierra arable, el 70 por ciento del agua y el 80 por ciento de los combustibles
fósiles que se emplean en agricultura. Todo esto no tiene futuro”, dijo Miguel Altieri,
presidente honorífico de la SOCLA.
Por
el contrario, el también catedrático de agroecología en la Universidad de
Berkeley, California, afirmó que hay unos 1.500 millones de campesinos y
campesinas que generan 7 mil especies de cultivos y 2.1 millones de variedades
y alimentan al 70 por ciento de la humanidad, utilizando apenas el 24 por
ciento de las tierras, menos del 20 por ciento de los combustibles fósiles y el
30 por ciento del agua para usos agrícolas.
En casi el 90 por ciento de estos cultivos, la agricultura
campesina y familiar utiliza semillas criollas o acriolladas, garantizando su
conservación, reproducción, mejoramiento genético y el alto rendimiento de sus
cultivos.
Agroecología
y semillas criollas
Según
Altieri, la agroecología es el único paradigma posible para enfrentar los
desafíos futuros de América Latina, no sólo en cuanto a garantizar la soberanía
alimentaria, sino también la resiliencia al cambio climático.
“Es
un verdadero choque de paradigmas. La agroecología de base campesina, uno de
los pilares de la soberanía alimentaria, con su alta diversidad, productividad
y resiliencia, frente al modelo corporativo de la agricultura industrial, que
domina los mercados y el sistema alimentario”, dijo Altieri.
Andreu
Pol, asesor del Programa Campesino a Campesino (PCaC) de la Unión Nacional de
Agricultores y Ganaderos de Nicaragua (UNAG), aseguró que, hoy más que nunca,
se debe profundizar la protección y el rescate de las semillas criollas y
acriolladas.
“Estas semillas son extremadamente importantes por su origen ancestral y gran experiencia evolutiva, su capacidad de adaptación climática, su diversidad y variabilidad genética, así como por su sostenibilidad para el futuro y el alto rendimiento”, explicó Pol.
“Estas semillas son extremadamente importantes por su origen ancestral y gran experiencia evolutiva, su capacidad de adaptación climática, su diversidad y variabilidad genética, así como por su sostenibilidad para el futuro y el alto rendimiento”, explicó Pol.
El
también doctor en biología ambiental subrayó la importancia de la conservación
del patrimonio genético en manos campesinas. Actualmente, en Nicaragua, se ha
consolidado la presencia de unos 342 bancos de semillas y se han creado redes a
nivel nacional que interactúan entre sí.
Fortalecer
el marco jurídico
Estos
paradigmas científicos que se están desarrollando alrededor del concepto de
agroecología van construyéndose en reciprocidad con los movimientos sociales, y
deben contar con respuestas políticas consecuentes con este proceso de cambio.
“En
varios países de América Latina hay leyes sobre agroecología, pero la distancia
entre el discurso y la acción es, muchas veces, abismal. El verdadero reto es
cómo conectamos las leyes en acciones locales concretas”, aseveró Altieri.
Durante
la actividad, las organizaciones que integran la Alianza “Semillas de
Identidad” presentaron también mociones al anteproyecto de Ley General de
Semillas, en las cuales pidieron que se reconozcan las diferencias entre
semillas criollas/acriolladas y las semillas certificadas y, por lo tanto, su
exclusión del proceso de registro y certificación de semillas convencionales.
Asimismo, estas semillas deben ser consideradas por el Estado como parte del patrimonio genético nacional, no pueden ser privatizadas, ni ser sujetas de patentes a favor de empresas privadas nacionales e internacionales.
Finalmente,
la
Alianza “Semillas de Identidad” pidió que las semillas criollas y acriolladas,
que actualmente se utilizan en el 80 por ciento del área productiva de granos
básicos de Nicaragua, sean de propiedad colectiva y se garantice su libre
intercambio entre las familias campesinas.
“La
creación de un sistema normativo que proteja estas semillas y los conocimientos
asociados, va a brindar a Nicaragua un elemento importante de desarrollo
sostenible.
Es
por eso que, además de estas mociones, vamos a presentar un proyecto de Ley
Especial para la producción de semillas criollas y acriolladas con enfoque
agroecológico”, concluyó Julio Sánchez, oficial de Incidencia del Centro
Humboldt.
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