ESCUCHAS TELEFÓNICAS
UCRANIANAS
La agenda secreta de
Catherine Ashton y Victoria Nuland
por Wayne Madsen
Ya se ha convertido en
un ritual que siempre funciona. Cada vez que Washington quiere cambiar un
régimen, aparecen misteriosos francotiradores que disparan a la vez contra
fuerzas gubernamentales y contra manifestantes de la oposición. Y después
desaparecen sin dejar rastro. Así sucedió en Siria, en Ucrania y
en Venezuela. En Siria, el resultado de los acontecimientos
de Deraa fue que una parte de la población pasó un año sublevada
contra el gobierno. En Venezuela, los forenses demostraron que
los asesinos abatieron personas de ambos bandos y las protestas han ido
extinguiéndose. En Ucrania, las conversaciones telefónicas interceptadas y
las reacciones que su publicación ha suscitado ya no dejan espacio
para las dudas, estima Wayne Madsen.
RED VOLTAIRE | WASHINGTON D.C. |
27 DE MARZO DE 2014
A raíz de la revelación
al gran público de las conversaciones telefónicas [sobre Ucrania] recientemente
interceptadas, se ha levantado una esquina del velo sobre los designios
secretos para Ucrania de dos de las figuras femeninas que hacen
de mascarones de proa de la política exterior de Occidente: Victoria
Nuland, secretaria de Estado estadounidense a cargo de asuntos europeos y
euroasiáticos, y Catherine Ashton, representante oficial de la Unión Europea y
en otros tiempos propagandista de primera línea de la campaña por el desarme
nuclear impulsada por Gran Bretaña.
Catherine Ashton, cuya
conversación telefónica con el ministro de Relaciones Exteriores de Estonia
Urmas Paet fue la segunda que se divulgó desde el inicio del año, ostenta
desde el 1º de diciembre de 2009 el rimbombante título de Alta Representante de
la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. Ya tenía
anteriormente, desde 1999, año de su ascenso a la Cámara de los Lores,
el risible y muy feudal título de baronesa Ashton de Upholland.
Los admiradores de Lady
Ashton sobredimensionan sus méritos. Un video grabado en la sede la Unión
Europea en Bruselas la muestra, en el ejercicio de sus funciones de ministra de
Relaciones Exteriores de la UE, completamente fuera de sí porque ni ella,
ni Robert Cooper –su enviado británico en los Balcanes– tenían la menor
idea de qué cara podía tener Tomislav Nikolic –el presidente de Serbia–, cuando
sólo les faltaban unos pocos minutos para tener que recibirlo en la
ceremonia de bienvenida organizada expresamente para él.
Catherine Ashton está
casada con Peter Kellner, ex periodista británico miembro de la dirección
del instituto de sondeos YouGov. Esta empresa vive no sólo de la
realización de sondeos políticos y electorales sino que también alimenta el
suspense en la prensa de la farándula con sondeos de opinión de pronósticos
sobre quién será el nuevo ídolo en cada etapa de los concursos que proponen
programas de televisión tan estúpidos como Pop Idol y X-Factor.
En su conversación del
26 de febrero con la baronesa Ashton, el ministro de Relaciones Exteriores de
Estonia, Urmas Paet, le comunica que, según una fuente creíble,
manifestantes y policías ucranianos fueron abatidos por los mismos
francotiradores [1].
Paet había estado en Kiev el 25 de febrero, durante los violentos
enfrentamientos entre manifestantes y policías en la plaza Maidan. Ahora
resulta evidente que francotiradores y otros provocadores, incluyendo bandas
neonazis y mercenarios extranjeros a las órdenes de la oposición política
ucraniana, exacerbaron los hechos de violencia.
En la conversación
grabada, Paet revela a Ashton que una médico ucraniana, la doctora Olga
Bogomolets, importante figura de la sociedad civil, le hizo saber, durante su
estancia en Kiev, que las balas que abatieron manifestantes y policías
provenían de las mismas armas y que la oposición estaba encubriendo a los
asesinos. La Dra. Bogomolets no es miembro de la corte de Viktor
Yanukovich, el presidente ahora en exilio, sino que fue médico personal de
Viktor Yuschenko, el presidente instalado por la «revolución naranja»; fue subsidiada por Radio Liberty,
financiada por George Soros y la CIA
y llamó a sus estudiantes de medicina a participar en las manifestaciones
de la plaza Maidan. Esta es la Dra. Bogomolets que le dijo a Paet que
las balas que mataron indistintamente manifestantes y policías salieron de las
mismas armas y que la mano de la oposición estaba detrás de los ataques. Es
importante señalar también que la Dra. Bogomolets rechazó la proposición –de la
oposición– de participar en el nuevo gobierno como ministra delegada a cargo de
asuntos humanitarios.
Según lo que puede oírse
en la llamada telefónica interceptada –al parecer– por agentes de los servicios
de seguridad ucranianos (SB) aún fieles a Yanukovich, la señora Ashton dice
haberse quedado atónita cuando Paet le anuncia que todo parece indicar que la
oposición ucraniana orquestó la masacre de más de 70 de sus propios
partidarios, cifra a la que habría que agregar los policías abatidos. La lluvia
de balas desatada por los misteriosos francotiradores no es otra cosa que
una operación false flag [bajo bandera falsa] montada por
la oposición y por sus padrinos de Occidente para suscitar simpatía y
respaldo de parte de la opinión pública.
Veamos el diálogo entre
el ministro de Relaciones Exteriores de Estonia y la jefa de la diplomacia de
la Unión Europea:
· Paet: «Todas las pruebas muestran que las personas de ambos
bandos abatidas por los francotiradores, los policías y la gente que
estaban en la calle, eran los mismos francotiradores quienes los mataban, a los
de ambos bandos… Ella [la Dra. Bogomolets] me mostró también fotos. Me dijo
que, como médico, ella podía decirme que era la misma firma, el mismo tipo de
balas… y es muy inquietante que ahora los de la nueva coalición no quieran
investigar qué fue lo que pasó exactamente. Por lo tanto, en este momento, es
cada vez más evidente para todo el mundo que no es Yanukovich quien está
detrás de los francotiradores apostados en los techos. Era alguien de la
nueva coalición.»
· Ashton: «Yo pienso que tenemos, efectivamente, que investigar.
Quiero decir… No me habían hablado de esta historia. Es muy interesante…
¡Vaya…!»
· Paet: «Así que era muy preocupante ver todo eso circulando y
cobrar importancia. Eso ya desacredita la nueva coalición.»
Al responder a Paet,
Ashton se esfuerza seguidamente por levantar dudas sobre la información
que han recogido la Dra. Bogomolets y él mismo, información que
muestra que la oposición estaba detrás de los disparos contra
manifestantes y policías. Ashton defiende a los diputados de la oposición
implicados en las protestas, se expresa contra los médicos y declara,
refiriéndose a los dirigentes de las protestas:
· Ashton: «Ellos tienen que ocuparse de eso también. Pero
su tarea es exigir la aplicación de cambios profundos y hacer funcionar el
parlamento [Rada]. Si no funciona el parlamento es el caos total lo que
les espera. Así que podemos pensar que un manifestante, que un médico, es
alguien que cuenta, que cuenta mucho. Pero no son responsables políticos.
Y, de una u otra manera, esa gente va a tener que acostumbrarse a la
situación en las próximas semanas.»
Fundamentalmente, lo que
Ashton le dice a Paet es que, como militante y médico, la Dra. Bogomolets
no debe andar criticando las decisiones políticas maquiavélicas de la
oposición parlamentaria ucraniana dirigida por el trío
Klichko–Yatseniuk–Tiagnibok (o sea el boxeador, el veterano del Banco Mundial y
el jefe de los neonazis del partido Svoboda).
En otras palabras, la
señora Ashton estima que un boxeador, un tecnócrata del Banco Mundial y un
matón nazi están más calificados para decidir el destino de Ucrania que
una mujer científica preocupada por aclarar el papel de la oposición en la
masacre perpetrada contra los manifestantes de su propio bando, utilizados como
carne de cañón, y el asesinato de los policías que trataban de restablecer el
orden público.
En cuanto se reveló esta
conversación entre la señora Ashton y el señor Paet, los grandes medios de
prensa que controlan la información en Occidente pusieron en duda
su autencidad. Para ello recurrieron a todos sus sarcasmos y lemas
anticonspiracionistas habituales.
Pero los servicios del
ministro de Relaciones Exteriores de Estonia confirmaron
la autenticidad de la grabación en una nota de prensa que indica:
«La conversación entre el ministro de Relaciones Exteriores Urmas Paet y la responsable de Relaciones Exteriores de la Unión Europea Catherine Ashton divulgada hoy en Internet es auténtica.
Se trata de un intercambio telefónico. Esas palabras fueron intercambiadas por Urmas Paet y Catherine Ashton, el 26 de febrero, después de un viaje a Ucrania del ministro estoniano de Relaciones Exteriores, inmediatamente después de la interrupción de los hechos violentos.
El ministro de Relaciones Exteriores Urmas Paet informa sobre los comentarios que emitió en las reuniones del día anterior y expresa sus preocupaciones sobre la situación en desarrollo.
El señor Paet ha señalado que le parece “totalmente deplorable que esta intercepción [de su entrevista telefónica] se haya producido”.»
Es evidente, desde el
primer momento, que los hechos registrados en Ucrania fueron planificados por
provocadores, agitadores, expertos en «revoluciones de colores» sacados
de las gavetas del Departamento de Estado estadounidense, de la CIA, del MI6
británico y de la Unión Europea.
La hoja de ruta de
Catherine Ashton viene a completar la de Victoria Nuland, también
inoportunamente revelada por otra intercepción telefónica en enero de
2013 [2].
El intercambio telefónico entre Victoria Nuland y el embajador de
Estados Unidos en Ucrania Geoffrey Pyatt reveló que la administración
Obama ya estaba decidiendo quiénes iban a recibir las carteras en el
futuro gobierno ucraniano mientras que la señora Catherine Ashton y Jeffrey
Feltman, su doble ideológico y subsecretario general adjunto de la ONU, todavía
aparentaban interesarse por la búsqueda de una solución negociada de la crisis
con Yanukovich, el presidente ucraniano electo democráticamente.
La señora Nuland, que en
la conversación telefónica se expresaba a favor de poner a Yatseniuk a la
cabeza del futuro gobierno, manifestó la importancia que para ella tiene
la cooperación con sus homólogos europeos con un sonoro «¡Que le den
por el culo a la Unión Europea!».
Antes de esa frase,
Nuland acababa de decirle a Pyatt que Estados Unidos alcanzaría sus
objetivos con el respaldo previamente negociado y planificado de la delegación
de la ONU. Feltman [3],
quien dirigía esa delegación, arrastraba en su estela al secretario
general de la ONU Ban Ki-moon, a quien los periodistas de su país designan como
«la inatrapable anguila», sobrenombre que se ganó en su época de
ministro de Relaciones Exteriores de Corea del Sur, y al diplomático Robert
Serry, enviado especial de la ONU en Ucrania.
Durante esa misma
conversación interceptada, la señora Victoria Nuland expresaba además su gran
confianza en Robert Serry, ex embajador de Dinamarca en Ucrania, nacido en
Calcuta y con un nombre más bien inhabitual para un danés. Cuando actuaba como
coordinador especial de la ONU para el proceso de paz en el Medio Oriente,
Robert Serry acostumbraba a deplorar lo que llamaba «actitudes parciales y
discriminatorias» hacia Israel en el recinto de las Naciones Unidas. Por
supuesto, ese lenguaje no podía dejar de atraerle los favores de Nuland y
de Feltman, bien conocidos ambos por su doble adhesión a los
intereses de Israel y de Estados Unidos.
Está claro que ni la
conversación de Catherine Ashton ni la de Victoria Nuland debían haber
llegado nunca a oídos de la opinión pública. Sin embargo, gracias a
agentes leales y eficaces de los servicios de seguridad ucranianos, el mundo
conoce ahora la perfidia de estas dos señoras que recorren alegremente un
camino que puede acabar para Europa –e incluso para el mundo entero– en un
espantoso incendio.
Fuente
[1]
«Propaganda sobre
Ucrania y francotiradores misteriosos», Red Voltaire, 6 de
marzo de 2014.
[2]
«Conversación entre la
secretaria de Estado adjunta y el embajador de Estados Unidos en Ucrania», Oriental Review/Red Voltaire,
7 de febrero de 2014.
[3]
«Jeffrey Feltman,
subsecretario general de la ONU y embajador de Estados Unidos», Red Voltaire,
7 de marzo de 2014.
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