8/3/2014
Error
geoestratégico del régimen de EEUU en Ucrania
x Alfredo Jalife-Rahme
¿Realmente
creyeron en Washington que Putin hubiera aceptado la presencia de la OTAN en
Ucrania, un verdadero 'casus belli'?
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Las
relaciones entre Barack Obama y Vladimir Putin colisionaron a partir del asilo
de Edward Snowden en Rusia. ¿De cuántas cosas no se habrán enterado en el
Kremlin sobre las intenciones desestabilizadoras de EEUU?
Toda la
mutua confianza establecida de Obama con Rusia mediante la famosa
'perezagruzka' ("reactivación") se derrumba en Ucrania por el reparto
multipolar del nuevo (des)orden mundial.
La
'perezagruzka' de Obama no se confina a Ucrania –quizá la parte más
exquisitamente sensible por su frontera de mil 576 kilómetros con Rusia y sus
lazos históricos y culturales– y su dinámica se extiende a Siria y Venezuela,
como declaró sin ambages Obama en Toluca (19/2/14), donde arremetió contra
Putin tres días antes del derrocamiento del gobierno elegido en Ucrania y un
día antes de la clausura de los Juegos Olímpicos de Sochi. El cronograma
geopolítico es prístino.
Sin
remontarnos 10 años atrás, a la "revolución de color" en Kiev
patrocinada por el megaespeculador George Soros [al servicio de EEUU], a mi
juicio, los eventos no empezaron en Ucrania a escala local/regional el 22 de
febrero, sino se detonan con la derrota geoestratégica de Obama en Siria, lo
cual obliga(ba) a un revire de EEUU en la parte más ultrasensible de Rusia.
A menos
de nueve meses de las elecciones intermedias en noviembre, Obama –a quienes
muchos consideran un presidente sin cartas en la mano (“lame duck”)– estaba
obligado a demostrar la vigencia de EEUU en el reacomodo del nuevo orden
multipolar, donde estaba perdiendo la partida frente a los BRICS. Pero se le
pasó la mano.
Si se
interpreta correctamente su conferencia de prensa en Toluca, el revire de Obama
se escenificó en tres lugares simultáneos donde Rusia conserva una relativa
influencia: Ucrania, Siria y Venezuela –sin contar el espectacular acercamiento
[a Rusia] del general Sisi, el nuevo faraón de Egipto, quien visitó Moscú 10
días antes antes del golpe de Kiev: al estilo paraguayo con mezcla hondureña
que óptimamente maneja el Departamento de Estado con los cuentos texanos de la
"democracia" y los "derechos humanos" diseñados para
cándidos en geopolítica.
Aunque
se encuentra en su fase disfuncional, Egipto es el alma del mundo árabe y puede
recuperar sus laureles de antaño en África.
La
pérdida de Egipto por Obama tiene implicaciones mayúsculas en la geopolítica
global. Y aquí es donde empieza a dibujarse lo que está en juego en Crimea,
mucho más importante que Ucrania misma: el puerto de Sebastopol, sede de la
flota rusa en el Mar Negro, que lo conecta con el Mediterráneo; es decir, con
el puerto "ruso" de Tartus, en Siria, y la nueva conexión con el
general Sisi en Egipto: toda la geopolítica rusa en el "Gran Medio
Oriente", donde se empieza a replegar Obama tanto en Afganistán como en
Irak.
Más
allá de que el depuesto presidente Yanukovich –quien sin ser trapecista osó
saltar al vacío acrobático entre EEUU, la Unión Europea (UE) y Rusia– haya
firmado un humillante acuerdo con Chevron para la explotación del shale gas por
10 mil millones de dólares ('Reuters', 5/11/13), Kiev, la capital filoeuropea,
ostenta legítimas aspiraciones. Que lamentablemente han sido mancilladas por la
prevalencia de grupos neonazis en los que EEUU "invirtió" 5 mil
millones de dólares, a confesión de la asistente del Departamento de Estado,
Victoria Nuland, esposa del súper halcón neoconservador straussiano Robert
Kagan, y quien mandó a freír espárragos a los europeos con su indeleble frase “fucking
Europe”, con el fin de colocar a su marioneta fondomonetarista en el poder.
Es
difícil retroceder el reloj geoestratégico
Hubiera
sido ingenuo pensar que un "cambio de régimen" en Kiev decididamente
a favor de EEUU/OTAN/UE no hubiera tenido consecuencias en el Kremlin, donde el
contra-revire esperado de Putin vino después de Sochi con la consolidación de
la presencia rusa en la República Autónoma de Crimea (de mayoría rusa), donde
tiene una estratégica presencia militar en el puerto de Sebastopol.
El
jaque de Obama a Putin en Kiev fue temerario y ponía en peligro la existencia
misma del Gobierno ruso, como ha externado metafóricamente Zbigniew Brzezinski,
ex asesor de Seguridad Nacional de Carter e íntimo de Obama: la captura de
Moscú pasa por Kiev.
¿Realmente
creyeron en Washington que Putin hubiera aceptado la presencia de la OTAN en
Ucrania, un verdadero 'casus belli'?
Una cosa
es que Ucrania –étnicamente fracturada en su parte occidental filoeuropea y su
parte [mayoritaria] sureña/oriental filorrusa– pertenezca mercantilmente a la
UE y/o a la Unión Aduanera rusa, pero otra cosa es la presencia de la OTAN en
la frontera rusa.
El
veterano ex diplomático indio MK Bhadrakumar, quien colige los movimientos
geopolíticos en Eurasia, considera que “Putin desmontó el bluff de las
sanciones de Obama” cuando el zar ruso comentó que "en el mundo de hoy,
donde todo está interconectado y cada uno es dependiente del otro de una u otra
forma, nos podemos desde luego infligir daño uno al otro, pero este daño será
mutuo".
Sergeï
Glazyev, consejero del Kremlin, advirtió que Rusia reducirá "a cero"
sus inversiones económicas en EEUU si Washington impone sanciones contra Rusia,
lo que llevaría al crash del sistema financiero de EEUU ('Le Monde', 4/3/14).
A mi
juicio, Rusia puede desprenderse de sus bonos del Tesoro de EU por 200 mil
millones de dólares y cesar la compraventa del petróleo con el dólar. ¿A quién
le conviene?
Sin
importar las intenciones de EEUU/OTAN/UE, el contrarrevire de Putin en Crimea
impide la presencia de la OTAN, no se diga después de apoyar las veleidades
independentistas de la parte oriental rusófila.
Todo lo
que sigue es negociable y es probable que se encamine a un complejo triple
acomodamiento, como el mismo Brzezinski ha expresado en twitter: 1. Entre los
grupos de la oposición nada cohesivos que han sido rebasados por la punta de
lanza neonazi; 2. Entre la UE (léase: Alemania tan dependiente del gas ruso) y
Rusia, tomando en cuenta los intereses de las "dos Ucranias" y
Crimea, y 3. Entre EEUU y Rusia.
Parte
sustancial del nuevo (des)orden multipolar del siglo XXI se está definiendo en
Ucrania. Falta China.
alfredojalife.com.
Extractado por La Haine
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