El Gambito Ucraniano en
los juegos Geoestratégicos contemporáneos.
(No es aconsejable jugar ajedrez geopolítico con Rusia)
(No es aconsejable jugar ajedrez geopolítico con Rusia)
Manuel S. Espinoza J.
Los
estudiosos y especialistas en las Relaciones Internacionales no se pueden
quejar. Tienen la oportunidad de vivir la reconfiguración
del mapa europeo, no visto desde inicios de la Segunda Guerra Mundial. El derrumbamiento del
campo socialista, la desintegración de la URSS, la división de Checoslovaquia,
el desmembramiento territorial de Yugoslavia y la aparición de varios pequeños
estados como Bosnia– Herzegovina, Montenegro, Serbia y Kosovo, tienen eco hoy
en Ucrania.
Ucrania
no es una situación aislada. Es parte de una serie de estrategias de EE.UU
y sus aliados occidentales, que tiene su lógica en la fracturación de los
Estados por la vía étnica-cultural en función de su debilitamiento y control
por separado, como premisas básicas para
la reconfiguración de balanzas de poder regional. Esta estrategia en la lucha
por el poder no es nueva. Nos la enseñan desde Tzun Tzu, Kautilya, Gengis Khan,
Maquiavelo, Napoleón, Hitler y hasta asesores de seguridad nacional como el
polaco- norteamericano Zbigniew Brzezinski.
Otra
ventaja y oportunidad atractiva que la dinámica de lucha geopolítica actual
permite a los estudiosos, es aprender a
jugar el ajedrez normal y el ajedrez geopolítico que la escuela de estrategia
rusa está enseñando a puertas abiertas. Más que humor es una realidad, que puede fortalecer nuestra capacidad
analítica sobre asuntos internacionales en el gran tablero mundial de la
confrontación internacional. Hablo muy en serio. Esto no lo enseña las
universidades donde se imparte esta carrera, a menos que el catedrático sepa jugar ajedrez y conozca
mucho de geopolítica y, sobre todo, sobre el sistema de estrategias en forma de
gambito, que tejen a diario las acciones de política exterior rusa.
Desde
luego, que no profundizaré en el sistemas de aperturas denominadas “gambitos”
en el ajedrez, ni de cómo desde la visión de entregar piezas en plena apertura
del juego, desde los flancos de la reina o del rey, crean un deseo casi
irresistible de tomar, sin considerar los riesgos, que ese impulso traerá.
El objetivo del gambito es la desorganización del plan trazado por el
adversario, su desgaste e incapacidad posterior de defender posiciones
estratégicas en el tablero.
Al lector, desde luego, le será mucho más productivo revisar todo este tipo de sistemas para luego asociarlas a las acciones de política exterior de un Estado en una situación como la que se vivió en la Crisis de los Misiles en el 62 en Cuba, en el 2008 en Abjasia y Osetia del Sur, y hoy día en Ucrania y Crimea.
Este
tipo de análisis nada tiene que ver con los intentos de ciertos colegas, que se
sientan frente a las cámaras a “comentar” (como un juego de beis bol o boxeo)
las noticias internacionales, para luego casi arrastrarnos a su conclusión. El
análisis internacional sin técnicas o instrumentos analíticos nos lleva a
laberintos fatales. Un ejemplo de esto fue lo expresado por George Friedman de
Stratford, una agencia de análisis de inteligencia sobre asuntos
internacionales abierta. “Los Estados
Unidos han sorprendido a Rusia en trasladarle en sus costillas un conflicto
como el de Ucrania en pago por su actuación en Siria”.
Cabría
hacerse una pregunta sencilla: ¿Realmente sorprendieron a Rusia? Con ese nuevo
acto de desestabilización, derrocamiento de un gobierno vía revueltas disque “populares”
organizadas y financiadas desde los centros como la NED, USAID, INRI y hasta el
mismo Departamento de Estado por mencionar algunos instrumentos en función de esos propósitos. ¿No habrán sido otros los
sorprendidos con la posibilidad que la separación de Crimea y su unión a Rusia
continúe en un efecto dominó en toda la parte oriental de Ucrania?
Resulta
entonces que no solo deberíamos saber jugar ajedrez, sino también dominó y billar, también por aquello del tiro y efecto de bandas, pues son muchos los actores
involucrados y los réditos y pérdidas que derivan de esta nueva situación
internacional que atrae nuestra atención.
No
sé si el hecho que la Subsecretaria de Estado estadounidense Victoria
Nuland y el senador John MacCain
anduvieran repartiendo galletas en las calles de Kiev, o el que en una conversación
descifrada entre ella y su embajador en Ucrania, mandando largo a la Unión
Europea, alcanzaron el
protagonismo deseado, pero Putin no sólo logró generar mayor popularidad y
aceptación a lo interno, sino que
despertó la conciencia histórico-geográfica de Rusia.
En
el exterior, más que ver la situación de Crimea como parte del expansionismo de
Moscú, se observa el freno al expansionismo de la OTAN a partir de 1991. Mientras, EE.UU y occidente de nuevo se ven
involucrados en la desestabilización de gobiernos legalmente instituidos y en el
apoyo a fuerzas criminales en su afán expansionista. En Kosovo apoyaron al ELK
constituido de traficantes de armas y drogas en Europa. En las “Revueltas
árabes” a varias agrupaciones terroristas, comenzando por Al-Queda, hoy a la
derecha ultranacionalista y fascista en Ucrania.
La
situación se ha tornado más compleja con las intenciones de, “Internacionalmente sancionar económicamente” a Rusia y desprestigiarla ante la comunidad
internacional. Strobe Talbot, un especialista estadounidense en asuntos de
Rusia, criticaba el enfoque y la oportunidad perdida de integrar a Rusia a una
alianza mayor. Obama proclamaba un “Reset” (reinicio) de las relaciones con
Rusia. Hoy la tónica y los conceptos son otros. Como son otros los actores que, dentro de la elite de poder estadounidense (monopolios, transnacionales, oligopolios
etc.) tienen un mayor peso en la toma de decisión en las administraciones de EEUU.
Empresas como Coca-Cola y Snikers no serán pro rusas, pero son parte de la
canasta alimenticia de la Federación Rusa, así como muchas empresas relacionadas con el petróleo y el gas ruso le
están enviando mensajes al presidente Obama de no entusiasmarse mucho con los
niveles de sanciones que los políticos sueñan. Hay que dejarlos soñar y nada
más, pues ni ellos ni los golpistas fascistas en Ucrania representan mayor
interés a su beneficio empresarial.
De
tal manera, que mientras los funcionarios del Departamento de Estado y la CIA
repasan los sistemas de Gambito en ajedrez y cómo los utiliza Rusia en sus
acciones de política exterior, a EE.UU y occidente no les queda más que esperar
y observar cómo Rusia y China consolidan sus relaciones económicas, políticas y
militares. Si nuevas regiones de Ucrania se cruzan a Rusia y si sus nuevas
aventuras desestabilizadoras no le permiten a Rusia reconquistar otros espacios geopolíticos perdidos o, en el peor de los casos,
que el efecto bumerang se dé en sus propios países.
Msc. Manuel S. Espinoza J.
Presidente
del Centro Regional de Estudios Internacionales.
Algo bien dicho es que esta crisis o situación en la geopolítica mundial hay que verla desde diferentes ángulos de las ciencia aplicadas: política, geopolítica, económica, militar-estrategia entre otras, para poder entender su origen y sus perspectivas de futuro. Creo que Rusia esta pagando un alto costo económico para defender su integridad territorial y soberanía en el contexto que la "seguridad de una nación no esta en detrimento de la seguridad de otra". Política y militarmente surgirá airosa, será la moral para muchos pueblos y gobierno.
ResponderEliminarUna vez más el pueblo ruso y su dirigencia vuelven a salvar el mundo.