SANDINO: VISIÓN POLÍTICA Y ESPIRITUALIDAD
Manuel Moncada Fonseca
“-Quién es él -preguntó
Sandino.
“-El agente de la Casa
Bayer [Cornelio
Hüeck], que vino a hacer propaganda en
Niquinohomo –se le contestó.
“-Entonces que siga su
camino, él anda en negocios de reales y nosotros estamos en negocios de
ideales- ordenó Sandino”1
Las
temáticas abordadas en la variada y abundante documentación proveniente del
Augusto C. Sandino (18 de mayo de 1895, 21 de febrero de 1934), son muchas. Por
ello, centraremos nuestra atención tan sólo en dos asuntos, con pringues de
algunos otros: primero, su aguda visión política, lo que haremos basándonos en
las razones y circunstancias que impulsaron a Sandino a firmar la paz en 1933; segundo
su espiritualidad aterrizada, expresada sobre todo en la forma de interpretar y
exponer los asuntos divinos, ya no se diga en su comportamiento siempre
ejemplar.
Digamos
de entrada que su espiritualidad y su visión política van de la mano. Un asunto
es inseparable del otro. Ambos aspectos de su identidad están alimentados, no
casualmente, por otros rasgos sobresalientes de su personalidad: su
identificación absoluta con los oprimidos y su gran inteligencia natural que,
nutriéndose de la experiencia propia y ajena -sobre todo la de los combatientes
del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua (EDSN)- y de su
condición de autodidacta, lo elevan al nivel de un genio militar y político.
Su
politicidad es clara, precisa y penetrante. No posee recovecos, ni es
pretenciosa. Por lo mismo, es portentosa. Comprende perfectamente las
condiciones que reinan en Nicaragua y en Latinoamérica, determinadas por el
intervencionismo yanqui y la complicidad de los opresores locales; así como la
condición internacional del dominio capitalista internacional. Veamos una muestra
palpable de esto último:
“Los piratas yanquees nos están asesinando en plena luz del día y en
presencia de todas las naciones que en todas las épocas se han distinguido como
conquistadoras y esclavistas, tales como Inglaterra, Alemania, Francia e
Italia. / “Parece que todas estas naciones, así como España, tienen algún
secreto convenio de hacerse sordas, ante los elementos que exhalan los países
débiles cuando se encuentran bajo la bota brutal de alguna de ellas.”2
El
héroe aborda de modo lúcido su salida de Nicaragua y su estadía en México,
insistiendo, una y otra vez, que ello tiene como propósito esencial ensanchar
su lucha convirtiéndola en un movimiento continental y mundial.3
En
su correspondencia con diversas personalidades de América Latina y el mundo,
habla copiosamente de la perentoria necesidad de unir a nuestras naciones en
contra del imperialismo como dominio mundial.
Argumenta
con mucha solidez la necesidad de la paz en Nicaragua. Tiene un prodigioso conocimiento
del pueblo y una enorme capacidad para aprender del mismo.
Desmitifica
sabiamente los asuntos religiosos, sin chocar con la fe de quienes lucharon a
su lado. Por eso, estando en Méjico, en carta a Simón Larrache del 3 de marzo
de 1930, expresa: “… nuestra conducta,
nuestros actos, nuestras determinaciones, serán dentro de los idealismos de
esos pueblos…”.4
Posee
un genio indiscutible para dirigir la guerra contra el invasor y para cambiar
su estrategia de lucha, en dependencia de las circunstancias. Es sagaz para convertir
el liberalismo ingenuo, abrazado por grandes sectores del pueblo, en una posición
alejada de los intereses opresores. No se pone, entonces, en un plano
doctrinario, sino práctico, lo que, de ningún modo, vinculamos con lo que, a
menudo, es llamado pragmatismo.
Asombran
su fundamentado Bolivarianismo y su condición socialista que nada tiene que ver
con la social democracia.
Todo
ello y más está presente en Sandino.
Pero
es básicamente su amor al pueblo lo que explica su entrega absoluta a la lucha;
su voluntad para morir por su causa y su solidaridad con la lucha de todos los
pueblos de la tierra. Ello mismo explica su odio racional contra los invasores
y sus secuaces dentro y fuera de Nicaragua. Tal es, a nuestro juicio, el punto
de partida de cualquier estudio que se haga del héroe para comprender su lucha
y su pensamiento de conjunto.
Entremos un poco en materia
“Soy artesano, pero mi idealismo campea en un amplio horizonte de internacionalismo, lo cual representa el derecho de ser libre y hacer justicia, aunque para alcanzarla sea necesario constituirla a base de sangre. Que soy plebeyo, dirán los oligarcas o sea las ocas del senegal. / No importa. Mi mayor honra es surgir del seno de los oprimidos, que son alma y nervio de la Raza, y que hemos vivido postergados, a merced de los desvergonzados sicarios que ayudaron a incubar el crimen de alta traición, mostrándose indiferentes al dolor y la miseria del liberalismo al cual perseguían encarnizadamente.”5
Como puede apreciarse en lo que acaba de expresar, su idealismo queda definido como algo basado “en un amplio horizonte de internacionalismo”, con todos los riesgos que ello encierra. Se constata, acá mismo, lo que inspira, da fuerza y razón de ser a su lucha: los oprimidos, quienes son su mayor honra. Y, algo más, la referencia al liberalismo que se acaba de hacer no guarda relación alguna con más fuerzas que las del pueblo. La miseria no es una condición del opresor, sino del oprimido; el primero la genera; el segundo, la sufre en carne propia. Tampoco ha habido sectores más perseguidos que aquellos que pertenecen a los oprimidos.
Reforzando su condición
internacionalista, expresión indudable de amor a la humanidad en su conjunto,
acota:
“No importa de que yo
sea nacido en el interior de este País, pero eso fue para que yo mismo pudiera
tener el conocimiento de todas partes, y de que no me hicieran el desfavor de
considerarme Localista.”6
En
la misma tónica, en sus conversaciones con Ramón de Belausteguigoitia Sandino
expone:
“… no profesamos un
nacionalismo excesivo. No queremos encerrarnos aquí solos [...] Tampoco pensamos que en el nacionalismo
político, está toda la solución. Por encima de la nación, la federación,
continental, primero; luego más amplia, hasta llegar a la total.”7
Mostrándonos
una faceta contraria a la que elementos de derecha han vertido de su persona,
alejándolo de las concepciones revolucionarias para volverlo un ícono del
liberalismo y de toda reacción, Sandino explica:
“Con Farabundo [Martí] conversé muchas veces sobre cuestiones políticas y
sociales. Insistía en transformar mi lucha en una lucha por el
socialismo. Estaba de
acuerdo con todas sus ideas y admiraba su talento, su sinceridad, pero le
explicaba que por el momento, no era eso lo que cabía y que mi lucha debía
seguir siendo nacionalista y antiimperialista. Le explicaba que lo
primero era defender al pueblo nicaragüense de la garra imperialista, liberarlo
de ella echando de nuestro suelo a esos perros y a las compañías yanquis, y que
el siguiente paso era organizar a los obreros. Su entusiasmo y buena fe me
dejaron una viva impresión y mucho lamenté su muerte.”8
El
fundador del FSLN, Carlos Fonseca Amador, resalta estas palabras del héroe
referidas a Farabundo Martí: “Nos
separamos colmados de tristeza y en la mayor armonía, como dos hermanos que se
quieren pero no pueden comprenderse”.9
Si
lo anterior no bastara, veamos lo que Sandino expresa en carta a Humberto
Barahona, el 27 de mayo de 1933:
“… no he renunciado a
los derechos de ciudadano y mi programa está en pie y no liquidado como usted
piensa […] / por otra parte, mientras Ud. huye
llamarse comunista, yo lo declaro al Universo entero, con toda la fuerza de mi
ser, que soy comunista racionalista.”10
En
la misma línea de lo arriba apuntado, como destaca Carlos Fonseca Amador, en
las filas de Sandino “se entona el himno
proletario “La Internacional””.11
II. Visión política. Las razones que l0 impulsaron a firmar la paz en 1933
Desmintiendo a Gustavo Alemán Bolaños
Aunque con lo que ya expuesto asoma con nitidez su
gran visión política, deseamos mostrar el gran alcance y profundidad de la
misma, valiéndonos de la forma en que Sandino comprende, explica y difunde la
necesidad de la paz suscrita el dos de febrero de 1933.
“A Sandino debe la América no sajona el que la atentatoria política
imperialista -antigua política del big stick, llamada también del dólar-, haya
sido sustituida por una humana política de buena vecindad.”12
De esta forma, Gustavo
Alemán Bolaños presenta al que llama “el libertador de la América
Española”. ¿Hay ingenuidad en el autor de Sandino el Libertador (1980) -uno de los más
importantes relatos históricos sobre la gesta de 1927-1934- cuando concibe
la Buena Vecindad como política “humana”? No, no la hay, tan sólo está
identificándose con el dominio imperialista, al que él da por desaparecido
precisamente a partir de esa política. Más adelante, reafirma esta idea
diciendo: “El imperialismo yanqui […] yace sepultado para siempre” gracias a Sandino. 13
Como puede
constatarse, a primera vista, hay acá un gran reconocimiento de la labor
patriótica de Sandino; en cuanto a que a él se le debe considerar el hombre que
hace posible el gran cambio de estrategia de Estados Unidos hacia América
Latina. Pero, lo que para unos es tan sólo un cambio en la estrategia de
dominación imperial, para Bolaños es el inicio de una auténtica Buena
Vecindad. Y es aquí donde el autor enreda las cosas de mod flagrante:
Primero, porque lo que
sobrevino después del asesinato de Sandino no se parece a aquello por lo que él
entrega su vida. Segundo, porque lo define como un político sin suficiente
visión, lo que obliga al héroe a pronunciarse así: “.... Dentro de poco
le probaré que somos visionarios”.14
Veamos por qué Bolaños
caracteriza a Sandino como un personaje sin suficiente visión política.
El asunto está
referido al supuesto que el Libertador no debió firmar el acta de paz
de 1933, “torpemente concebida” según el autor. A su
entender, Sandino no tuvo representantes “del ideal que lo
mantuvo” en la firma de la paz. Éstos fueron, por el
contrario, “derrotistas de su ideal”. Debido a dicha circunstancia,
el héroe asistió “a la claudicación
que significa ese tratado...”15
Lo más criticable para
Bolaños consiste en la participación de los representantes del liberalismo y el
conservatismo en las conversaciones preliminares a la firma de la paz, pues cree
que ésta debía ser arreglada, exclusivamente, entre Sandino y Sacasa.16 Pero Sandino le reprocha a Bolaños su negativa valoración del acuerdo de paz en
los siguientes términos:
“Es usted un injusto y
se convierte en mi asesino moral, porque mata la ilusión que conservo intacta,
para la restauración de nuestra autonomía nacional.” Y concluye así: “… No nos anarquicemos, para que sigamos
procurando la independencia efectiva de Nicaragua...”17
Por si esto fuera
poco, en esta misma respuesta que Sandino da a Bolaños el 16 de Marzo de 1933,
se explica porqué el primero firma la paz:
Habla de cómo, tras la
aparente desaparición de la intervención armada de Estados Unidos en Nicaragua,
los ánimos del pueblo nicaragüense se enfrían porque, aunque sufre la
intervención política y económica, “no la mira y lo peor, no la cree”. De
esta suerte, los soldados del EDSNN se ven colocados en difíciles
condiciones. Eso mientras el gobierno de Sacasa “se preparaba para
recibir un empréstito de varios millones de dólares y reventarnos la madre a
balazos”, afianzándose así la intervención estadounidense en el país,
no sólo en el plano político y económico, sino también en el militar; ya supuestamente
superado. Por otra parte, como el gobierno electo, el de Juan Bautista
Sacasa, se ve favorecido con el voto de los liberales leoneses, las filas
sandinistas “tenían que minorarse”, lo que coincide con el
agotamiento de recursos económicos y bélicos, así como con la dificultad de
seguir utilizando de refugio el territorio hondureño por la guerra que en él ha
estallado... Una situación semejante se registra en ese entonces en El
Salvador. Por todo lo señalado, concluye la carta, sus tropas
habrían “tenido un fracaso” de
continuar, tras el retiro de los marines, manteniendo la lucha en
el plano militar.18
Pero estas
circunstancias, como puede constatarse, fueron soslayadas por Alemán Bolaños.
Comentando el abrazo
que, tras la paz, Sandino envía a Chamorro, Díaz y Moncada, el mentado autor
habla de un líder “embobado”. Más
adelante, anota que “observadores perspicaces” de lo que
tiene lugar en América, estiman “que Sandino y su causa fueron burlados […] por un ardid conservador”. Pero luego dice, sin embargo, que la paz sí tiene
frutos: “En Nicaragua no hubo más guerras intestinas, y aunque es
verdad que se edificó una tiranía ello es transitorio”.19
De acuerdo a esto, se
puede concluir que la tiranía somocista no es una creación imperialista, sino
un fenómeno de raíces internas.
La interpretación que
Alemán Bolaños hace de las declaraciones públicas de Sandino es mecánica y
superficial. No puede esperarse que, en un momento trascendental de la
historia de un país –Nicaragua, en este caso- se hagan declaraciones públicas
comprometedoras que puedan servir de pasto al amarillismo y a la exacerbación
de intrigas palaciegas. Sandino no puede hacer declaraciones belicosas que
puedan usarse en contra de su causa. En consecuencia, debe cuidar su lenguaje
público.
Por ello, tomar al pie
de la letra que, en un momento dado, diga que su “misión como guerrero” ha
terminado el dos de febrero de 1933, y que su puesto, en adelante, estará “en
la agricultura y el trabajo”20 resulte
erróneo; en el mejor de los casos, ingenuo; en el peor de ellos, malintencionado.
Sandino
está más que claro que las cosas están lejos de arreglarse en Nicaragua. Es tan
así que a esta pregunta que, el 3 de febrero de 1933, le hace el periodista
conservador Adolfo Calero Orozco: “-¿Cree Ud., general, que ya no se disparará
un tiro en las Segovias?” Sandino responde: “-No será disparado de parte del Ejército Autonomista.”21
Más
aún, Sandino sabe que los firmantes de la paz que representan al Partido
Liberal y Conservador en ella, lo hicieron “por
fórmula protocolaria y no por voluntad”.22
Profundicemos
nuestra percepción de las cosas para no sacarlas de contexto, ni tomarlas, forzosamente,
al pie de la letra, como lo hace Alemán Bolaños.
El peligro
que encierra la Guardia Nacional
Sofonías Salvatierra,
pese a sus anhelos de paz, en su Sandino
o la Tragedia de un Pueblo (1934), no dejaba de advertir que
la “Guardia Nacional no era una garantía [para la paz],
porque ya, en los primeros días de enero [de 1933], casi
inmediatamente después de haber recibido el poder el doctor Sacasa, fué
suspendida y desbaratada la primera conspiración subversiva de ese cuerpo
militar”,23 mismo al que, en
adelante, solo llamaremos por sus siglas [GN].
Y Sandino, justamente
porque capta en toda su dimensión que la GN significa un gran peligro para la
paz del país en general y para la existencia del gobierno sacasista, en
particular; en diciembre de 1932, es decir, poco antes de la conspiración
señalada, escribe a Salvatierra una carta expresándole la oportunidad del
Presidente para llegar a un entendimiento con su Ejército Libertario, “para
no seguir en condiciones de pelele, ya que en otro caso quedará para juguete de
los chiquillos.” Sandino buscaba,
entonces, un resquicio, la menor posibilidad para aislar a la GN. De ahí
que hablara de un factible “entendimiento patriótico”.24
No se ve acá,
entonces, al Sandino sin visión del que antes hablara Alemán Bolaños.
Somoza
García contra la Paz
Más significativo que
lo arriba señalado, es la posición rotundamente en contra de la paz de 1933 de
parte de Anastasio Somoza García. En ella, éste percibe un claro peligro para
la existencia de la GN que él encabeza:
“La paz estaba
acordada en el papel, pero no en el alma de los nicaragüenses -escribe-, que contemplaban el rifle
homicida en las manos de los viejos soldados de Sandino, autorizados ahora, por
un convenio que pudo llevar a Nicaragua a las mayores desgracias...” Y concluye así: “El calvario de las Segovias
continuó, ahora legalizado por los dos partidos históricos”.25
Lo que Somoza ve en el acuerdo de paz
El resquicio,
contemplado por Sandino, de meter en cintura a la GN, mediante una alianza con
el Ejecutivo, es razón suficiente para que Somoza se manifieste contrario al
convenio de paz que, en parte, contempla la existencia de un resguardo de cien
hombres proveniente del Ejército Libertario. Ese resquicio es la base para
que Sacasa consienta la creación de una ley orgánica y que los reglamentos que
rigen a la GN se corrijan en breve, a fin de que la existencia de este cuerpo
se amolde a la Constitución. Mientras tanto, Sacasa dispone mantener “en
los departamentos del Norte un Delegado del Ejecutivo y de la Comandancia
General a cuya orden directa daré el encargo especial de recoger todos las
armas que se hallan fuera del control del gobierno, así como el de atender con
solicitud a la protección de los hombres que militaron bajo el mando de usted” [Sandino].26
El Delegado del
Ejecutivo al que Sacasa hace referencia es el general sandinista Horacio Portocarrero. ¿Cómo
interpreta Somoza este nombramiento? Leámoslo:
La reacción de Somoza García
Conociendo sobre el
nombramiento acusado, Somoza García se dirige a la Presidencia a expresar su
total desacuerdo con ello, puesto que significa poner “toda la fuerza
armada, comprendiendo la Guardia Nacional de los cuatro departamentos [los
segovianos], bajo las órdenes
inmediatas y directas del Delegado del Ejecutivo y de la Comandancia General,
señor Portocarrero, o lo que era lo mismo, a las órdenes del propio Sandino,
que de esa manera se hacía Jefe de la Guardia Nacional en aquella sección del
país...”27
El nombramiento en
cuestión es hecho, ni más ni menos, el veinte de febrero de 1934. ¿Es casual
que el asesinato de Sandino se perpetrara al día siguiente?
Salvatierra
propone a Sandino irse del país
Salvatierra refiere
que las constantes tensiones que la GN provoca tras la firma de la paz lo
llevan a proponerle a Sandino que abandone el país. Este último no acepta,
claro está. Lo interesante del caso, si nos atenemos al relato del autor,
es que el mismo Sacasa “tampoco
lo quería; el país necesitaba a Sandino en las Segovias, para llevar adelante
el plan presidencial de la paz sin sangre”.28
Sandino no confía en
Sacasa
Debe señalarse que pese a declaraciones positivas que, en alguno que
otro momento, Sandino expresa en torno a Juan Bautista Sacasa, no confía en éste
para nada. En enero de 1932, en un Manifiesto sostiene: “esperar la dignidad
patria de Chamorro y Díaz, o Espinoza y Sacasa es, compatriotas, la peor
majadería…”29
Justo
el 1º de febrero de 1933, contemplando la posibilidad que Sacasa tiene de
actuar con cordura y pueda, sobre esa base, frenar la guerra interventora, el
héroe, en acuerdo con los jefes que le acompañan en el Cuartel General
Provisional de su Ejército, decide ir a conferenciar con él la firma de la paz.
Y sentencia que de no aceptarse “las
patrióticas bases que nuestro Ejército
propone, y antes bien optan por querer impedir mi regreso, todo nuestro
Ejército continuará la lucha, cayendo las responsabilidades sobre el propio Dr.
Sacasa.”30
Más tarde, en junio del mismo año, siendo consciente del papel criminal
de la GN, Sandino observa con agudeza que antes de convertirse en una “ficha
jugable” en correspondencia con las conveniencias del Departamento de Estado de
EEUU, Sacasa “tiene la obligación de armar a la población civil de la
República, y ordenar a cualquier renegado la entrega de armas.”31
Y el 7 de agosto de 1933, desde Wiwilí, le escribe a Sacasa, en
relación con el incendio de los arsenales de guerra de su Gobierno en Managua y
León, una carta en la que, en parte, se lee:
“Al recibir la
referida noticia, hemos empuñado nuevamente las armas y hemos girado órdenes
simultaneas a todas nuestra gente, que ya está lista para marchar donde el
deber nos lo impone.” Señala, por otra parte, que tiene “un poco más de seiscientos
hombres escalonados en esta montaña.”32
Consecuentemente, la firma de la paz no encerró para nada el fin de
toda lucha por parte de Sandino. Por ello, aclara:
“Soy independiente del Gobierno y la paz se firmó para evitar el regreso de la intervención armada que apenas estaba detrás de la puerta, esperando regresar antes de un año, porque se imaginaron que continuaríamos la guerra entre nosotros mismos [...] Ese es el secreto por el cual no salgo del norte, para estar pendiente de todos los momentos en que se presente la oportunidad de restaurar también nuestra independencia política y económica.”33
III. Espiritualidad
terrenal. Un breve examen
Coincidimos,
en general, con el señalamiento que para
tener un conocimiento más profundo de la lucha del héroe de las Segovias debemos partir de lo espiritual,
porque es ahí “donde está su principal tanque de oxígeno.”34 Sin embargo,
debemos precisar, al menos un poco, el asunto; sin mayores propósitos dentro de
los límites del presente escrito.
En
esta línea, nos parece necesario conocer estos planteos que hace Michael Lowy
respecto al pensamiento de José Carlos Mariátegui: Lowy plantea que la palabra “mística”,
usada con frecuencia por el segundo, posee un “origen religioso”, empero, acota
que posee “una significación más amplia” referida “a la dimensión espiritual y ética del
socialismo, a la fe en el combate revolucionario, al compromiso total por la
causa emancipadora, a la disposición heroica a poner en riesgo la propia vida.”35
A
nuestro modo de ver, lo arriba señalado encaja por completo en el ser, pensamiento
y sentir de Sandino. Sin embargo, insistimos en que, por más que se trate de
una emoción religiosa, no deja de tener, jamás, una naturaleza terrenal. Por
ello, la búsqueda revolucionaria de la felicidad, a nuestro entender, no se
produce esencialmente allá en el infinito, sino acá, en el mundo material y
social, con todos sus contenidos. Esto no niega que las personas, sean o no
revolucionarias, tengan fe, o no, en el más allá. Revolución y fe no tienen
por qué, forzosamente, confrontarse. Y la revolución sandinista, probablemente, más
que ninguna otra, ha probado esto con creces en todas sus etapas de desarrollo.36
Lo
más importante para un proceso revolucionario es la unidad de sus fuerzas,
yendo más allá de sus diferencias en torno a la existencia de dios; más allá,
entonces, de la trascendencia que pueda tener la vida después de la muerte.
Espiritualidad
asentada en el amor a los pueblos
La
comprensión de la espiritualidad, basada en el amor, nos acerca decididamente a
la que observamos en Sandino. Sin embargo, mantenemos que la que él expone
profusamente en sus documentos, se asienta en su identificación plena con los
anhelos, intereses y sueños del pueblo oprimido, cualquiera que éste sea. De
ahí que el amor que profesa hacia los obreros, campesinos, artesanos y
estudiantes nicaragüenses, lo profese también hacia los explotados de la tierra
en su conjunto.
Lejos
de actuar como un demagogo del amor al prójimo; del amor a su pueblo, a los
pueblos todos; el héroe se muestra como un ejemplo a seguir en función de la
felicidad real del género humano, a lo Bolívar, del que se estima hijo. Pero ya
veremos que su espiritualidad no tiene como base una mística etérea hacia lo
divino, sino, justamente, la entrega total de su vida a los humildes, a los
oprimidos a los que han vivido postergados y humillados por los usurpadores de
la riqueza. No sólo porque diga diáfanamente que “…ante la Patria y
ante la Historia” jura
que su “espada defenderá el decoro
nacional y dará la redención a los oprimidos”,37 sino porque fundamenta las causas de la opresión:
“La tierra produce todo lo necesario para la
alegría y comodidades del género humano, pero, como hemos dicho, por largos
millones de siglos la injusticia se enseñoreó sobre la tierra y las grandes
existencias de lo necesario para la vida del género humano han estado en manos
de unos pocos señorones, y la gran mayoría de los pueblos careciendo hasta de
lo indispensable y quizás hasta se han muerto de hambre, después de haber
producido con su sudor lo que otros derrochan con francachela, pero ya habrá
justicia y la guerra de los opresores de pueblos libres será matada por la
guerra de libertadores, y después habrá justicia y como consecuencia habrá paz
sobre la tierra.”38
Orlando
Núñez Soto expresa que hablar de la ética política y libertaria de Sandino significa
hacer referencia “a dos principios que […]
sintetizan el ideario sandinista y que
han venido ganando cada vez mayor opinión, tanto en Nicaragua como en América
Latina […]: la Soberanía Nacional +
la Justicia Social.” 39
Pero sigamos con otros planteos acerca de cómo expresa el héroe su
espiritualidad, tan distinta a la que pregona la sociedad opresora:
Negación
del fin del mundo
A Ramón de Belausteguigoitia, quien lo interroga con insistencia sobre
sus creencias, le expresa: “… las religiones son cosas del
pasado. Nosotros nos guiamos por la razón. Lo que necesitan nuestros
indios es instrucción y cultura para conocerse, respetarse y amarse.”40
En su manifiesto Luz y Verdad, del 15 de febrero de 1931,
explica: “No es cierto que San Vicente tenga que venir a tocar
trompeta, ni es cierto que la tierra vaya a estallar y que después se hundirá,
no. Lo que ocurrirá es lo siguiente: / “Que los pueblos oprimidos,
romperán las cadenas de la humillación, con que nos han querido tener
postergados los imperialistas de la tierra. / “Las trompetas que se oirán van a ser los clarines de
guerra, entonando los himnos de la libertad de los pueblos oprimidos contra la
injusticia de los opresores.”41
Permítasenos
una digresión para anotar que carecen de todo fundamento las posiciones de
Wolker Wünderich sosteniendo que Sandino, al hablar en los términos expuestos,
sólo quería “alcanzar algún efecto con su
propaganda nacionalista entre la población de las montañas de las Segovias, [porque]
tenía que transmitir de manera práctica y
gráfica esta meta social junto con el discurso abstracto acerca de la nación”.42
Sandino, ciertamente,
busca ser práctico en todo, incluso a la hora de exponer sus ideas. Su discurso,
en cuanto a la forma, varía en dependencia de su interlocutor. De un modo le
habla a un mandatario; de otro, a las fuerzas de afuera que respaldan su causa;
es cortante con los enemigos; con la prensa -nacional o extranjera-, es cauto;
busca la mayor sencillez posible para hablarle a sus compañeros de armas. Pero
no escribe, ni dice nada por mera propaganda, mucho menos por demagogia. Es tan
así que siempre manifiesta que su vida está llena de peligros, pero que él está
dispuesto a sortearlos hasta el fin. Su asesinato es más que prueba fehaciente
de ello.
Merece
igualmente un mentís que este mismo autor, en toda su obra, coloque como centro
de todo el pensamiento de Sandino al liberalismo, mismo que, al parecer,
interpreta mecánicamente. No en vano, en carta a Hernán Laborde el héroe dice con nitidez lo que
él pretende al hablar de liberalismo:
“…hemos logrado con nuestra actitud –manifiesta el héroe- reorientar la lucha nacionalista por el Partido
Liberal, y como usted comprende, el liberalismo reúne en sus filas distintas
capas sociales y si en estos momentos hacemos diferenciaciones entre esas
capas, solamente iremos contra la lógica en nuestro propio perjuicio.”43
Moral aterrizada
Su interpretación de
la moral es también terrenal, no la comprende como algo dado de una vez y para
siempre, ni tampoco como única entre los seres humanos. Por lo demás, está intrínsecamente
vinculada con todos los aspectos que contienen su pensamiento, su lucha y su
sentir. Todo en él conforma, de esta suerte, un solo engranaje que pone en
función de los oprimidos.
En mensaje dirigido a
Abraham Rivera, Sandino explica:
“Tengo todo el cabal concepto de la moral inmoral de la actual
sociedad de la tierra, pero sin embargo, si hemos de corregir a esos inmorales,
necesitamos de llenar los requisitos necesarios para podernos introducirnos en
ellos. / No existe más matrimonio ante las leyes divinas que el del amor
puro y libre, sin ritos de ninguna clase, pero no podremos salirnos en estos
momentos de las leyes de los hombres y tenemos que aceptarlas.”44
Así
las cosas, no resulta para nada fortuito o casual que, sin cortapisas, diga en
otra carta, también de febrero de 1931, al mismo coronel Abraham Rivera, estas
palabras:
“Posiblemente que nosotros llegaremos a tener la oportunidad de
controlar militar, civil y religiosamente a nuestra república. En aquellos
felices días para nuestro pueblo tendrá lugar entre nosotros un análisis de
todo lo que nos estorbe, para el progreso humano, y eso será barrido por
nosotros con escobas de bayonetas. En esta ocasión me refiero a los
sacerdotes que estén en el Río Coco.”
Antes, además, le
dice:
“En lo relativo a los hueviadores, que no le apenen porque es la natural
consecuencia de un pueblo que ha vivido oprimido y de que antes nunca tuvo
oportunidad de vivir con holgura porque nuestros infelices anteriores Gobiernos
consintieron que viviéramos alquilados como mulas a los imperialistas yanquis y
algotros [sic] explotadores de mala
fe.”45
Y
en mayo de 1931, a otro de sus hombres, José Hilario Chavarría,
también a través de una carta, le explica:
“Nuestra ignorancia ha sido siempre explotada por los pícaros, quienes
han vivido de la sangre del pueblo. / “Nuestra guerra, es guerra de
Libertadores, para matar la guerra de los opresores. /La guerra fue creada
por los mismos sacerdotes [...]
“Por eso mismo Ud., verá que en estos momentos el Clero está aliado
con los banqueros yanquis, y que por eso han venido muchos canónigos y otra
clase de porquerías a las Segovias predicando mansedumbre en los humildes
segovianos para que acepten la humillación de los banqueros yanquis”.46
No
hay nada que sustente así que el autor Wolker Wünderich diga que Sandino era un
hombre religioso, al menos no a la vieja usanza, como él lo da a entender.47
[1] Augusto C. Sandino. El Pensamiento Vivo. Tomo 2. Editorial
Nueva Nicaragua. Managua, 1981. “Conversación en Niquinohomo relatada por Nicolás Arrieta”.
Noviembre de 1933. p. 362.
[2] El pensamiento vivo de Augusto C. Sandino. Con introducción, y
notas de Sergio Ramírez. 2da. Edición, revisada y ampliada. Tomo 1. Editorial
Nueva Nicaragua, Managua. 1984. “A Froylan
Turcios”. 8 de mayo de 1928. pp. 262-263.
[3] Augusto C. Sandino. El Pensamiento Vivo. Tomo 2. Editorial
Nueva Nicaragua. Ob. cit. “Carta a Willy Munsenberg”. 6 de febrero de 1930. pp.
62-63.
[4] Ibíd. “Carta A Simón
Larrache”. 3 de marzo de 1933. p. 86.
[5] El pensamiento
vivo de Augusto C. Sandino.
Tomo 1. Ob. cit. “A
los nicaragüenses, a los centroamericanos, a la Raza Indohispana”. Manifiesto. Minerales de San Albino. 1º Julio 1927. Ob. cit. p. 117.
[6] Augusto C. Sandino. El Pensamiento Vivo. Tomo 2. Ob. cit. “Carta
a José Hilario Chavarría”. 12 de mayo de 1931. p. 175.
[7] Ibíd. “Conversaciones
con Ramón de Belausteguigoitia”. Febrero de 1933. p. 300.
[8] Ibíd. “Conversación en Niquinohomo relatada por Nicolás Arrieta”.
Noviembre de 1933. p. 366.
[9] Carlos Fonseca. “Síntesis
de algunos problemas actuales”. En Obras.
Tomo 1. Bajo la Bandera del Sandinismo.
Editorial Nueva Nicaragua. Colección pensamiento vivo. 1982. p. 111
[10] Augusto C. Sandino. El Pensamiento Vivo. Tomo 2. Ob. cit. “Carta
a Humberto Barahona”. 27 de mayo de 1933. p. 338.
[11] Carlos Fonseca. “Sandino,
guerrillero proletario”. En Obras.
Tomo 1. Ob. cit. p. 378.
[12] Alemán
Bolaños, Gustavo. Sandino el
Libertador. Editorial Nueva Década. San José, Costa Rica, 1980.
p. 9.
[13] ibíd. p. 11.
[14] Ibíd. p. 159.
[15] Ibíd. pp. 155-156.
[16] Ibíd. pp. 159.
[17] Ibíd. p. 160.
[18] Ibíd. pp. 160-161
[19] Ibíd. pp. 164, 167, 172.
[20] Ibíd. p. 211.
[21] Augusto C. Sandino. El Pensamiento Vivo. Tomo 2. Ob. cit. “Entrevista
con Adolfo Calero Portocarrero”. 3 de febrero de 1933. pp. 281-282.
[22] “Manifiesto a los
pueblos de la tierra y en particular al de Nicaragua”. 13 de marzo de 1933.
Ibíd. p. 306.
[23] Sofonías Salvatierra. Sandino o la tragedia de un pueblo.
Talleres Litográficos Maltez Representaciones, S.A. Marzo de
1980. p. 98.
[24] Ibíd. pp. 108, 115.
[25] Somoza, A. El verdadero Sandino o el calvario de Las
Segovias. 2da edición. Edit. y Lito. “San José”. S.A.- Managua, Nic., C.A.,
1976. pp. 454-455.
[26] Ibíd. p. 561.
[27] Ibíd. pp. 561-562.
[28] Salvatierra, Sofonías.
Ob. cit. p. 231.
[29] Augusto C. Sandino. El Pensamiento Vivo. Tomo 2. Ob. cit.
“Manifiesto”. Enero de 1933. p. 213.
[30] Ibíd. Proclama. 1º de
febrero de 1933.
[31] Ibíd. “Nicaragua
Tímida”. 10 de junio de 1933. p. 341.
[32] Ibíd. “Carta a Juan Bautista
Sacasa”. 7 de agosto de 1933. p. 345.
[33] Ibíd. “Carta a Lidia de
Barahona”. 15 de marzo de 1933. p. 328.
[34] Augusto Puertas. “SANDINO, ENIGMA PARA UN DEBATE”. http://tortillaconsal.com/tortilla/es/node/12928
[35] Michael Löwy .
“Comunismo y religión: La mística revolucionaria de José Carlos Mariátegui”. http://www.herramienta.com.ar/revista-herramienta-n-51/comunismo-y-religion-la-mistica-revolucionaria-de-jose-carlos-mariategui
[36]Al respecto véase,
Orlando Núñez Téllez. “Espiritualidad, ética política, mística sandinista”.
Revista Correo Nº 29.
[37] A. C. Sandino. El pensamiento vivo. Tomo 1. “A los nicaragüenses, a los centroamericanos, a la Raza
Indohispana”. Manifiesto. Minerales de
San Albino. 1º Julio 1927. Ob. cit. pp. 117-119.
[38] A. C. Sandino. El pensamiento vivo. Ob. cit. Tomo 2. “Carta al coronel
Abraham Rivera”. 14 de octubre de 1930. p. 147.
[39] Orlando Núñez Téllez.
Ob. cit.
[40] Ibíd.
“Conversaciones con Ramón de Belausteguigoitia”. p. 289.
[41] Ibíd. “Manifiesto Luz y Verdad”. 15 de febrero de
1931.pp. 159-160.
[42] Wolker Wünderich. SANDINO. Una biografía política. Editorial Nueva Nicaragua. Managua, 1995.
p. 80.
[43] Augusto C. Sandino. El Pensamiento Vivo. Tomo 2. Ob. cit. “Carta a Hernán Laborde”, 2 de enero de 1930. p. 31.
[44] Ibíd. “Carta al Coronel Abraham Rivera”. 21 de febrero de 1931. p. 161.
[45] Ibíd. “Carta al Coronel Abraham Rivera”. 22 de febrero de 1931. p. 163.
[46] Ibíd. “Carta a Lidia de
Barahona”. 12 de mayo de 1931. pp. 174-175.
Excelente
ResponderEliminarTe agradezco el comentario Byron
ResponderEliminarEs importante que como militantes sandinistas estudiemos mas la vida y la obra del General Sandino, que profundicemos en su estudio para que sepamos valorar la aplicabilidad de su pensamiento político en la actualidad, que sepamos valorar como el FSLN a la vanguardía del pueblo nicaraguense, está aplicando los ideales del general de Hombres y mujeres libres.
ResponderEliminarPatria libre , patria en libertad
Viva Sandino hoy y siempre, Viva Bolivar el indiscutible maestro de Sandino, viva Daniel que ha sabido mantener vivo el Frente Sandinista de Liberación Nacional. viva el pueblo de Nicaragua que dia a día construye en base a sacrificios una Nicaragua mejor, y mantiene vivo el pensamiento de Sandino.
MUCHAS GRACIAS POR EL COMENTARIO COMPAÑERA ISOLDA MACHADO
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