Por Jaime Padilla/Liberación
Malmo, Suecia.
15
febrero de 2014
El
analista político y periodista de Radio La Primerísima, Jorge Capelán Delongo,
afirmó que el Gobierno de Estados Unidos intentó destruir al Frente Sandinista
de Liberación Nacional (FSLN), pero falló , y que el proceso de cambios
impulsado por la administración del Presidente Daniel Ortega avanza en los
distintos sectores de la sociedad nicaragüense.
Lea la entrevista completa hecha a Jorge Capelán:
En su
encuentro con Liberación en la ciudad de Malmö, Capelán recalcó que «en
Nicaragua, la mayoría de la gente sabe dónde están los Estados Unidos, así como
el precio de la guerra y el valor de la paz».
Capelán
es el encargado de los análisis políticos para programas de televisión tanto
nacional como extranjera, entre otros para el canal ruso Actualidad RT y el
canal Iraní Hispan TV. Trabaja como redactor en una de las radios grandes de
Nicaragua, Radio La Primerísima,
una cooperativa de orientación sandinista. Colabora con la revista Correo de Nicaragua, una publicación
de análisis político que incluso es utilizada como material de estudio por los
militantes de muchos Comités de Liderazgo Sandinista en todo el país. Escribe
para la web Tortilla con Sal, orientada a ofrecer información de fondo sobre la
realidad del país.
Por
tanto, el encuentro y la conversación con el colega periodista uruguayo Jorge
Capelán, no solo fueron amenos, sino también en gran medida esclarecedores con
relación al proceso político nicaragüense, país donde radica desde el año 2005.
Nuestro
entrevistado conoce de cerca esa Nicaragua revolucionaria, porque en los años
80 vivió allí buena parte de su juventud. Años después, se estableció en Suecia
y trabajó activamente en la solidaridad con Nicaragua luego de la derrota
electoral del sandinismo en 1990. Empujado por el nuevo rumbo del pueblo
nicaragüense en el 2005, Jorge emprendió el camino de retorno.
«Fue
una experiencia muy importante que me hizo comprender cómo había cambiado
Nicaragua desde los años 80. Luego, en 2009, conocí al compañero William
Grigsby, director de Radio La Primerísima y uno de los periodistas más
respetados del país y me convencí de que tanto Nicaragua necesitaba de mí como
yo de ella. No me arrepiento para nada de la elección y debo decir que he sido
recibido con mucho cariño por la gente allá. Las cosas que he aprendido son
invalorables», reflexiona.
A tu
regreso, por cierto un corto tiempo, ¿cuál es tu observación sobre Suecia?
De lo
poco que he podido ver en estos primeros días, lo que más me llama la atención
es el clima de guerra fría que se observa en la propaganda cotidiana de los
medios corporativos suecos, especialmente contra Rusia y contra Irán, pero
también contra todo este mundo multipolar que está surgiendo. De
América Latina se habla muy poco, pero por ejemplo, la cobertura de la Radio de
Suecia sobre nuestra región parece sacada de lo peorcito de los diarios de la
Sociedad Interamericana de Prensa en nuestros países. Es preocupante,
no porque crea que vayan a lograr que el pueblo sueco se sume de buena gana a
la euforia guerrerista y agresiva que se adivina tras ese tono demonizador con
el que se retrata a nuestros países y pueblos, sino porque lo compacto de la propaganda al
fin y al cabo influye en la gente, haciendo que se termine por creer al menos
algo de la visión prejuiciada del mundo que transmiten, lo que también ayuda a
pasivizar y predisponer a la opinión pública para que acepte eventuales nuevas
campañas político-militares de la OTAN.
Veo una
creciente indignación de la gente contra las políticas neoliberales que se han
estado implementando en el país, pero por otro lado veo también bastante
resignación, lo que es comprensible, dado que el aparato de indoctrinación en esta
sociedad le ha hecho creer a importantes sectores del pueblo que Suecia es un
país excepcional, y que lo que pasa en el resto del mundo no tiene mucha
relación con su realidad. Por ejemplo, muy poca gente aquí cree que los avances
que estamos logrando en América Latina contra el neoliberalismo pueden
presentar experiencias útiles para cambiar las cosas en esta sociedad.
Ahora
que eres parte del pueblo nicaragüense ¿qué aceptación tiene el gobierno del
presidente Daniel Ortega?
Tengo
aquí los datos de la última encuesta de opinión de CID-GALLUP, una encuestadora
que nadie podría sospechar de ser prosandinista. Muestra un cuadro con los
niveles de aprobación de los presidentes que ha habido en los últimos 24 años. Hoy
en día (enero 2014), el Comandante Daniel Ortega tiene un índice de aprobación
positiva de 22 puntos. Todos los otros presidentes (Violeta Chamorro, Arnoldo
Alemán, Enrique Bolaños), tienen índices con números negativos.
Incluso, el índice de aprobación de Doña Violeta es de -30 puntos. Eso indica
que para una gran mayoría de las y los nicaragüenses, la de Daniel es la mejor
administración que ha habido en muchas, muchas décadas. Hay que recordar que
Nicaragua venía de una dictadura muy represiva, incluso genocida, de más de 40
años (la de Somoza), y de una brutal guerra terrorista de «baja intensidad» en
los años 80 para derrocar a la Revolución Popular Sandinista.
La
política económica de Nicaragua en los últimos años ha estado enfrentada al
FMI. ¿Se encuentra hoy recuperada o atascada?
Cuando
el Frente Sandinista retornó al gobierno en enero de 2007, Nicaragua era un
país económicamente intervenido por el FMI. No podía tener una política
económica propia. Seis años más tarde, a fines del año pasado, Nicaragua
terminó su programa con el FMI e inició de esta manera su liberación de este
tipo de intervención. Nicaragua es el único país de Centroamérica
que ha logrado recuperar los niveles de crecimiento económico que tenía antes
de que la crisis golpease duro a nuestra región en el año 2009. Es el segundo
en crecimiento económico después de Panamá y es el país en el que más aumenta
la inversión extranjera. Se ha declarado libre de analfabetismo; la pobreza
extrema se ha reducido a bastante menos de la mitad; la pobreza absoluta se ha
reducido considerablemente; es uno de los países, junto a Venezuela, que más
han reducido la desigualdad (según la CEPAL); ha aumentado considerablemente el
empleo, aún el empleo formal, con las tasas más altas de América Latina (8%
entre 2009 y 2011); ha bajado sostenidamente la mortalidad infantil y la
materna, etcétera. En 2005-2006, solo 15% de la energía venía de fuentes
renovables; hoy andamos por el 54% y en los próximos años llegaremos al 85%.
En un país que históricamente ha sido enormemente machista, las mujeres están
alcanzando niveles de protagonismo en la política y la sociedad que están entre
los más altos del mundo –algo reconocido tanto por las Naciones Unidas como por
el mismísimo Foro de Davos. Además, es el país menos violento y más seguro de la
región, y el único en el que se ha logrado impedir que se establezcan los
cárteles del narcotráfico .
No
estás hablando solo de lo económico, sino también de acertadas políticas de
desarrollo...
Antes
de 2007, Nicaragua era candidata a ser declarada un estado fallido. Hoy tiene futuro: Ha recuperado entre 70 y 90.000
kilómetros cuadrados de mar en el Caribe que antes controlaba Colombia
(aguas con importantes recursos pesqueros y, probablemente, energéticos) y está
desarrollando grandes proyectos de futuro, como la refinería Supremo Sueño de
Bolívar, que será la más grande de Centroamérica, así como el Gran
Canal Interoceánico, que arrancará este año con una inversión de 40.000
millones de dólares. En lo personal, creo que en un lapso de 10 años Nicaragua
será un país muy diferente, aunque aún hoy en día siga siendo uno de los más
pobres de Nuestra América.
Hay que
decir que todo esto ha sido logrado, además de gracias a la capacidad de
conducción del Comandante Daniel Ortega y del Frente Sandinista, y a la existencia
de un movimiento popular cada vez más fuerte y organizado, fundamentalmente
gracias a la fuerza del proyecto bolivariano del ALBA, a la ayuda venezolana y
cubana, y a la existencia de PETROCARIBE. Estamos hablando, en total,
de unos 3.300 millones de dólares de ayuda venezolana (unos 500-600 millones de
ayuda anual), que son la pequeña palanca que le ha permitido al país un
grado decisivo de soberanía para ir fortaleciéndose en una región fuertemente
dependiente del mercado estadounidense. Sin esa palanca, ni las mejores
intenciones ni la más hábil conducción habrían logrado los resultados que
estamos viendo.
¿A
qué atribuyes la escasa información sobre los avances de la revolución
sandinista, a través de la red de internet?
Hay
varias razones. Una de ellas es que el Frente Sandinista ha sido una de las
organizaciones de izquierda más demonizadas por la propaganda imperial,
especialmente desde los tiempos de Ronald Reagan. Los EE.UU. siempre quisieron
destruir al sandinismo en Nicaragua, pero fallaron.
La
campaña de propaganda antisandinista desde 1990 hasta nuestros días fue igual
de agresiva que durante la Revolución de los 80s, incluso tal vez más insidiosa
y pérfida que en esa época. Otra razón es que, si la derrota electoral de 1990
fue traumática para el pueblo nicaragüense, lo fue tanto o más para toda la
izquierda que se había solidarizado con la lucha sandinista en los 70s y 80s
del siglo pasado. Hay que recordar que esa derrota coincidió con el colapso de
la URSS y del Bloque Socialista. En general, tengo la impresión de que la
mayoría de la gente de izquierda no ha digerido qué fue lo que pasó, y esto es
especialmente cierto para las izquierdas en Europa y los Estados Unidos. En
tercer lugar, un grupo importante de gente que jugó papeles dirigentes en la
lucha contra Somoza y en la Revolución de los 80s, efectivamente traicionó el
mandato de las bases sandinistas en los 90s, dejándose corromper por toda la
trama de ONG's montadas por los EE.UU. y la UE con el fin de implantar el
neoliberalismo en el país. Un buen número de personalidades que antes habían
estado asociadas con la Revolución, y que incluso hicieron carrera a costa de
ella, se dedicaron a denigrar al Frente Sandinista, y mucha gente en el
exterior les creyó a causa de sus credenciales históricas y su manera
«revolucionaria» de hablar. Hoy en día están cada vez más desacreditados,
especialmente a lo interno del país, donde es imposible negar la deriva
ultraderechista en la que muchos de sus exponentes han caído. Por último, otro
factor que ha incidido en la falta de comprensión del proceso nicaragüense ha
sido la incapacidad propia del Frente Sandinista de dedicar recursos al frente
internacional cuando necesitaba dedicar la mayor parte de sus fuerzas al frente
interno.
¿Cuál
es el grado de conciencia política que existe en la población nicaragüense?
El
nicaragüense, como el palestino o el libanés, por poner un par de ejemplos, es
un pueblo muy curtido por la historia. No se deben confundir cuestiones
relativas al subdesarrollo de una sociedad, las limitaciones culturales y los
bajos niveles de escolaridad, con una falta de capacidad de la gente para leer
el momento histórico en el que vive y las correlaciones de fuerzas existentes
en la sociedad y en el mundo. En Nicaragua, la mayoría de la gente sabe dónde
están los Estados Unidos, así como el precio de la guerra y el valor de la paz.
Por eso no debe de sorprender que las encuestas de opinión de todos los signos
consistentemente muestren un apoyo aplastantemente mayoritario (del 70-80%) a
la gestión del gobierno sandinista al mismo tiempo que se es consciente de las
dificultades estructurales que tiene un país como Nicaragua para salir
adelante. El Frente Sandinista regresó al gobierno con la votación más
baja de su historia (38%). Pero la gente que entonces no votó por el FSLN, no
lo hizo por creer en el neoliberalismo, que ya desde hacía varios años había
quedado totalmente desprestigiado. Lo hizo porque, o estaba todavía influida
por la propaganda antisandinista, o porque temía lo que podría pasar en caso de
un retorno de la izquierda al poder (no hay que olvidar las secuelas de la
guerra de la década de los 80s). Desde 2007 a esta parte, al ver la lógica y
los resultados de la gestión del gobierno sandinista, y al ver todo el desarrollo
del movimiento bolivariano en nuestros países, el antisandinismo ha perdido
cada vez más terreno. Por otro lado, siempre ha habido un movimiento popular
que ha realizado protestas y llevado adelante reivindicaciones.
¿De
qué manera participan los sindicatos de trabajadores y otros sectores
organizados?
Desde
2007 hasta la fecha, la afiliación a los sindicatos ha aumentado
exponencialmente, así como la organización de los trabajadores del sector
informal, que en Nicaragua ocupa como el 70-80% de la fuerza de trabajo. Hay
un movimiento de economía social, de cooperativas y grupos asociativos en ese
sector, que controla como un 44% del Producto Interno Bruto, y hasta cuenta con
un banco, CARUNA, que es el que maneja los fondos del ALBA y que ha mostrado
una gran capacidad de administración. Los trabajadores nicaragüenses,
tanto en el sector formal como en el informal, entienden la actual correlación
de fuerzas y son capaces de hacer valer sus derechos y de trabajar codo a codo
con un gobierno que entienden responde a sus intereses. Son precisamente los sectores
más pobres del pueblo los que más apoyan a este gobierno. Todo esto se
da en el contexto de un país en el que 7 de cada 10 personas ni siquiera habían
nacido en la década de los 80s de siglo pasado, o apenas eran infantes. O sea
que la conciencia de la gran mayoría del pueblo nicaragüense es muy alta, pero
es una conciencia del mundo de hoy en día, no la de hace 30 ó 40 años atrás.
Esta conciencia se refleja muy bien en el lema que define a Nicaragua como
Cristiana, Socialista y Solidaria.
En
nuestra charla previa a la entrevista, comentabas de la participación activa de
la mujer nicaragüense...
Como decía anteriormente, las mujeres en Nicaragua están alcanzando unos niveles inéditos de protagonismo. Lo primero que hizo el Comandante Daniel Ortega al asumir el gobierno en 2007, fue implantar una política de 50% de mujeres en el gabinete ministerial. En 2011, el Congreso del Frente Sandinista decidió que en todas las listas de elección popular a todos los niveles (desde el municipal hasta la Asamblea Nacional, así como los órganos de dirección del partido) debían incluir al menos un 50% de mujeres y un 30% de jóvenes. Luego, en 2012, la Asamblea Nacional decidió extender este porcentaje de participación femenina a las listas de todos los partidos en todos los niveles. Ese mismo año se adoptó una ley muy avanzada contra la violencia de género, que reconoce figuras como el femicidio, la violencia patrimonial y la sicológica. Hoy en día, y gracias a la representación femenina sandinista, la Asamblea Nacional de Nicaragua está en el quinto lugar entre los parlamentos con mayor participación femenina en el mundo, con 46.2% de diputadas. Los programas sociales más importantes, como el Hambre Cero y el Usura Cero, tienen como sujetos prioritarios a las mujeres, y otros programas, como el de entrega masiva de títulos de propiedad, también cuentan con una muy importante presencia de mujeres.
Algunos
medios de prensa reportan que en Nicaragua hay organizaciones que reclaman la
restitución del aborto terapéutico...
A
Nicaragua se la critica mucho en los medios occidentales por la prohibición del
aborto terapéutico (cuando la vida de la madre está en peligro), pero al mismo
tiempo se silencian estos aspectos, como se silencia también que las cifras
(muy altas) de embarazos juveniles van en descenso, junto con las tasas de
mortalidad materno-infantil. También se silencia que históricamente, como un
98% de la población nicaragüense cree en alguna religión. Si las mujeres en
Nicaragua tienen tanto poder político, es de esperar que este poder se refleje
en las leyes del país. En este sentido, las ONGs feministas que a veces critican
duramente a Nicaragua sobre el tema del aborto, deberían tal vez preguntarse
por qué las prioridades en la agenda de las mujeres no podrían ser distintas en
distintos países con realidades diferentes.
¿Y
qué de los jóvenes?
Cerca
de un 75% de la población nicaragüense tiene menos de 25 años de edad. En la era neoliberal, los jóvenes fueron
muy activos en las movilizaciones por la defensa de los derechos del pueblo. La
Juventud Sandinista mantuvo su fuerza durante todos esos años. Hoy en día, esta
organización, que tiene sus raíces en la lucha contra la dictadura y la época
de los 80s, tiene nuevas tareas, tanto de apoyo al proceso de cambios
revolucionarios que se ha retomado desde el año 2007, como en prepararse para
asumir el relevo en la conducción de ese proceso. Por eso, el Frente
Sandinista, en su último congreso de febrero de 2011, decidió garantizar un
mínimo de representación juvenil del 30% en todas las listas de elección
popular y en todas las instancias del Partido. La Juventud Sandinista impulsa
un movimiento ambientalista, conocido como Guardabarranco, que ha jugado y
juega un importante papel concientizando a los jóvenes y al resto de la
población acerca del cuido del medio ambiente. Esta tarea también ha estado
acompañada de grandes jornadas de reforestación, así como de defensa de la
soberanía ecológica de la nación, en temas como el diferendo limítrofe con
Costa Rica sobre el Río San Juan. Otro movimiento juvenil importante de la
Juventud Sandinista es el cultural, que lleva el nombre de Leonel Rugama, y que
ya existía en la década de los 80s. Este movimiento impulsa actividades
culturales y recreativas, concursos, etcétera con el fin de ofrecer espacios y
alternativas sanas a una juventud muy expuesta a los antivalores del
neoliberalismo. También existe un movimiento deportivo, con el nombre de Alexis
Argüello, con objetivos similares en ese ámbito.
Todo
parece indicar que la participación de los jóvenes es muy activa...
La
Juventud Sandinista promueve todo tipo de campañas de concientización sobre la
problemática de género y la diversidad sexual, los peligros y posibilidades de
las nuevas tecnologías de la información, etcétera. Uno de los movimientos más
importantes de la Juventud Sandinista es la Promotoría Social Solidaria, por
medio de la cual activistas voluntarios hacen de trabajadores sociales y
participan en los diferentes programas sociales impulsados por el gobierno,
desde la atención a familias en situación precaria hasta la entrega de techos
de zinc para que los pobladores mejoren sus viviendas. Desde hace unos años
funciona una red de comunicadores de la Juventud Sandinista que juega un
creciente papel en informar acerca de todas las actividades que se llevan
adelante en diferentes puntos del país. He sido testigo del trabajo de estos
muchachos y muchachas en la lucha ideológica en las redes sociales, que cada vez
van siendo más importantes en el país, y veo que van haciendo grandes progresos
semana a semana. Además de todo el trabajo de la Juventud Sandinista, hay
varios dirigentes jóvenes reconocidos por la población a todos los niveles. En
síntesis, la juventud cada día va haciéndose más cargo del proceso.
Bajo
ese panorama ¿las fuerzas oligárquicas y partidos de derecha, conservan algún
espacio en la Nicaragua de hoy?
La
derecha en Nicaragua atraviesa por una profunda crisis. Las grandes
encuestadoras (tanto CID-GALLUP como M&R) le dan 8% o menos de apoyo a
todos esos grupos sumados.
Se trata de los dos partidos liberales (PLC y PLI), así como otros mucho más
pequeños, entre los que se cuenta al Movimiento «Renovador Sandinista», que es
socialdemócrata de palabra y ultraderechista en la práctica. Es una oposición
que está muy infiltrada por las redes de financiamiento político de los países
occidentales, como la USAID, la NED y la «cooperación» de la Unión Europea.
Desde que el Frente Sandinista regresó al poder han llevado adelante una
oposición tan recalcitrante que al final se alienaron de su propia base de
electores. Muchos liberales se han pasado a apoyar al Frente Sandinista en los
últimos años.
¿Entonces
sostienes que existe hoy un acompañamiento de las élites económicas a los
proyectos de desarrollo del gobierno sandinista?
En
Nicaragua se da un caso muy particular, comparado a la situación de otros
países como Venezuela, Ecuador o Argentina. La gran burguesía nicaragüense es
una clase relativamente débil, entre otras cosas porque Nicaragua es un país
con una economía muy pequeña. La desprivatización de PDVSA en Venezuela
fue un ataque mortal a la fuente de ingresos fundamental de la oligarquía en
ese país, lo que explica la oposición feroz que despliega contra la Revolución
Boliviariana. En Nicaragua, en cambio, es más ventajoso para las élites económicas
hacer negocios en el clima de estabilidad que brinda la política sandinista en
el marco del ALBA. Esto no quiere decir que a ellos les guste del todo esta
situación, ya que saben que el Frente Sandinista en última instancia
democratizará totalmente la economía, y porque a ningún capitalista le gusta
pagar impuestos y aumentar salarios, pero no son antagonistas del proyecto que
se está impulsando. Además, la gran burguesía depende de sus alianzas
con capitalistas más pequeños (incluso, algunos de ellos sandinistas) que cada
día están más comprometidos con el proyecto de desarrollo nacional impulsado
por el sandinismo. Se da el caso algo paradójico que hasta la patronal más
cercana a los EE.UU., la Cámara de Comercio Americano-Nicaragüense, AMCHAM, no
es antagonista del gobierno porque en realidad todavía se exporta mucho a los
Estados Unidos. De modo que la burguesía tiene una crisis de representación
política que está muy relacionada con el nefasto y fracasado modelo de
injerencia impulsado por las embajadas de algunos países occidentales y por los
propios EE.UU.
¿Y
la relación con Estados Unidos?
Con
respecto a la política estadounidense hacia el gobierno sandinista, ésta está
enmarcada en la filosofía del «poder inteligente» de la administración Obama.
Es una política de dos caras. Por un lado, la embajadora Phyllis Powers, que
sucedió a dos embajadores cavernícolamente antisandinistas como Paul Trivelli y
Robert Callahan, hoy en día es todo un ejemplo de corrección –al menos en sus
declaraciones a los medios. Por debajo de la mesa, la USAID, la NED, el
IRI, etcétera, siguen financiando a los sectores más reaccionarios con el apoyo
de las redes de la mafia anticubana de Miami. Incluso, hay intentos de
dotar de una fachada política a ciertas bandas delictivas para asustar con el
fantasma de una nueva guerra «contra». Pero todos estos intentos chocan con la
realidad de la incapacidad política y organizativa de una ultraderecha local
con prácticamente nulo arrastre social. Cada tanto, el diario local de estos
intereses foráneos, La Prensa, anuncia grandes manifestaciones contra la
«dictadura de Ortega» y al final solo llegan 100, 200 o 300 personas. Hace años
que es la misma historia. Al final, ya nadie les hace caso.
Por
tanto, si Nicaragua se ha convertido en el eje principal de integración
regional con la bandera del ALBA, ¿cuáles son las bases en las que el país se
sostiene?
El ALBA
es la palanca económica y política que le permite a Nicaragua ir levantándose
de una situación muy precaria. La guerra de los 80s y la ola neoliberal que
azotó al país entre 1990 y 2006 destruyeron lo poco que quedaba de la
incipiente industria de sustitución de importaciones que había, así como de los
logros económicos de la década de los 80s. Se siguieron al pie de la letra
todas las recetas del FMI y el país quedó sin infraestructura y atado de pies y
manos, por ejemplo, a través del TLC con los Estados Unidos. Entre las pocas
cosas que se lograron salvar estuvo la empresa distribuidora de agua, que sigue
siendo del Estado. Productos de exportación históricamente importantes como el
café, se han visto seriamente afectados por los precios internacionales.
En
estas condiciones, el país tenía –y tiene– necesidad de hacer uso de todas las
posibilidades a su alcance. Una de éstas es la diversificación de las
exportaciones. Hoy en día el oro ha desplazado al café como principal producto de
exportación. Los mercados de Nicaragua se han
diversificado sustancialmente, con un aumento de las exportaciones a Venezuela,
Canadá, Rusia y Taiwán y un descenso relativo de la Unión Europea y los Estados
Unidos. Se espera que a partir de este año se nivele mucho más la balanza
comercial con la Federación Rusa. Un rubro muy significativo es el de
las exportaciones de las zonas francas, que andan por el orden de los 2.500
millones de dólares y generan más de 100 mil empleos permanentes. Hoy en día se
cultiva algodón que es usado en la fabricación de telas que sirven de insumo a
algunas de estas empresas, lo que implica un impulso a la agro
industrialización. El turismo se ha convertido en una fuente importante de
divisas, generando ingresos al país por más de 420 millones de dólares. Se
trata tanto de turismo de alto nivel como de turismo en pequeña escala con un
fuerte peso de las pequeñas y medianas empresas asociativas. Varias
publicaciones especializadas han señalado a Nicaragua como uno de los destinos
más atractivos para, por ejemplo, turismo de aventuras o para el retiro de
jubilados de los EE.UU. y Europa. Otra fuente de ingresos y empleos bien
pagados es el sector de los servicios. En Nicaragua operan al menos 12 call
centers que generan al menos 4.500 puestos de trabajo con salarios de 500 a 700
dólares mensuales –el doble del promedio nacional. Por último, no se debe
olvidar la importancia del flujo de remesas de los nicaragüenses en el
exterior, que bate récords año tras año. En 2013 llegó a los 1.077 millones de
dólares.
¿En
suma, se puede decir que el ALBA le permite a Nicaragua un grado importante de
estabilidad?
Efectivamente
en materia de política económica, hace posible atraer las inversiones
extranjeras, captar todas las fuentes de financiamiento a su alcance y
desarrollar la infraestructura, garantizando el funcionamiento de los servicios
básicos. Además, al ser uno de los países más seguros de América Latina y al
existir un modelo claro de negociación y resolución de conflictos entre los
trabajadores, los capitalistas y el Estado, se crean las condiciones que le
permiten al país maniobrar en un entorno económico muy difícil. Hay que
recordar que la situación de los países centroamericanos no es la de muchos de
los países de América del Sur, con cantidades importantes de recursos naturales
estratégicos.
Otro
de los estandartes de integración: PETROCARIBE el baluarte energético regional,
¿cuál es su participación en el país?
PETROCARIBE
funciona de la siguiente manera: El 50% de la factura petrolera de Venezuela
se paga al contado en un plazo de uno a tres meses; el resto, se paga a un
plazo de 17 a 25 años con dos de gracia y un interés de 1% en caso de que el
precio del barril supere los 40 dólares. A su vez, ese fondo es
utilizado en programas sociales e inversiones. La encargada de manejar esos
fondos es ALBANISA, una empresa conjunta entre el Estado venezolano y el
nicaragüense. Una buena parte de esta factura petrolera es pagada en productos, como
el frijol negro y la carne, tan necesarios para la economía venezolana, lo que
significa que PETROCARIBE además es un sistema de comercio justo. A
partir del año pasado, Nicaragua comenzó a comerciar con Venezuela a través del
SUCRE, lo que protege a nuestros países de los efectos financieros de la
crisis. El de PETROCARIBE es un esquema que va mucho más allá de lo comercial.
Por ejemplo, campesinos nicaragüenses han viajado a Venezuela para intercambiar
experiencias productivas y organizativas con campesinos venezolanos. Con la
decisión reciente de avanzar hacia la formación de una Zona Económica entre los
18 países miembros de PETROCARIBE, se logrará ir construyendo un mercado
alternativo propio que fortalecerá la capacidad de maniobra de nuestros países
en un entorno tan complejo. Como lo describió recientemente el sociólogo
nicaragüense Orlando Núñez, PETROCARIBE es una guerrilla económica en la
selva del mercado capitalista.
Sin
duda, con tales antecedentes, Nicaragua es un país con estabilidad económica
pero algunos medios escriben que el país tiene un crecimiento muy débil y con
mucha incertidumbre...
Los
órganos de lo que nosotros en Nicaragua denominamos «la dictadura mediática»,
el complejo de desinformación imperial que va desde los grandes diarios
occidentales hasta los de la organización de latifundistas mediáticos de la SIP
se desviven para presentar una imagen tétrica del país que no tiene nada que
ver con la realidad, que es reconocida por las Naciones Unidas, por la CEPAL, y
hasta, en contra de su voluntad, por el propio FMI.
La
crisis de Estados Unidos y Europa ¿se siente en el país?
La
crisis en los Estados Unidos y la Unión Europea afecta a todos nuestros países
en mayor o menor medida. Esto es especialmente cierto en el caso de
Centroamérica. Sin embargo, Nicaragua hoy en día tiene unas condiciones
incomparablemente mejores para hacerle frente que las que tenía en 2009, cuando
los efectos de la crisis se hicieron sentir con fuerza en América Latina. No
solamente se ha avanzado en la diversificación de las relaciones comerciales,
sino también en la infraestructura, en la organización de la economía y en
general de la sociedad. Además, existen proyectos estratégicos en desarrollo
como la construcción de la refinería más grande de Centroamérica y el Gran
Canal Interoceánico con el que se espera eliminar la pobreza extrema y disminuir
enormemente la pobreza absoluta.
Siendo
Nicaragua tu nuevo país de adopción, ¿cómo observas a los vecinos, por ejemplo
Costa Rica, El Salvador y Honduras, siendo esta última una herida en la región?
El
reciente fraude electoral en Honduras, que privó a la Resistencia del gobierno,
no nos debe hacer perder de vista que en ese país ha habido un gran avance: El
partido LIBRE es hoy el segundo más grande de Honduras, habiendo roto con el
histórico sistema bipartidista de conservadores y liberales. Centroamérica está
a las puertas de un giro hacia la izquierda en varios de sus países, como es el
caso de El Salvador, Costa Rica y también, a mediano plazo, en la propia
Honduras, donde el gobierno que resultó del fraude es muy débil. En El Salvador,
se espera que el FMLN se alce con la victoria en la segunda ronda de las
elecciones, y en Costa Rica se espera que gane un gobierno de centroizquierda
que probablemente necesite del apoyo de la coalición de izquierda Frente
Amplio, que logró una cantidad sorprendente de votos. En el caso del FMLN, éste
lograría con Salvador Sánchez Cerén llevar a un dirigente propio al frente del
Gobierno. Recordemos que Mauricio Funes, que llegó al poder apoyado por el
FMLN, es un independiente que seguía su propia línea. En este sentido, una
nueva victoria efemelenista profundizará la política de izquierda en el hermano
país y seguramente afianzará sus lazos con PETROCARIBE y el ALBA. El fenómeno
que se observa en varios países de la región es similar: Las oligarquías están
atravesando una seria crisis política que es un reflejo de la crisis general
del capitalismo occidental neoliberal en la región. Se dividen, se pelean entre
ellos, se destapan los casos de corrupción y las acusaciones mutuas, al mismo
tiempo que los movimientos populares construyen y fortalecen sus propios
instrumentos políticos. Todo esto es producto de la misma crisis que amenaza
las bases mismas de reproducción del sistema: Las políticas privatizadoras se
muestran cada vez menos viables al mismo tiempo que las relaciones con los
actores del nuevo mundo multipolar se hacen cada vez más importantes, desde el
ALBA y PETROCARIBE, hasta la presencia de China y de Brasil en la región. Los
Estados Unidos ven todo esto con mucha preocupación, pero ya no pueden
intervenir igual que hace 30 ó 40 años, a pesar de sus bases militares,
etcétera. Por ejemplo, con el golpe contra Zelaya en junio de 2009, lo que
hicieron fue que el genio del movimiento popular hondureño se saliese de la
lámpara y no lo lograron volver a meter en ella, aunque hayan retrasado su
acceso al poder.
La
globalización ha llevado en los últimos 20 años al establecimiento de múltiples
tratados comerciales entre Estados Unidos y los países latinoamericanos, que
han sido rechazados por diversos países en América Latina, construyendo una
gran plataforma integradora, así tenemos hoy MERCOSUR, UNASUR, ALBA y CELAC y
otros. ¿Son una garantía para la democracia latinoamericana?
Lo que
sucede es que todo intento de liberación de cualquiera de nuestros países
siempre será precario y limitado mientras no se inserte en un proyecto
latinoamericano. La colonización europea dividió nuestro continente en decenas
de pedazos de tierra alrededor de ciudades-puerto que llamamos capitales con el
fin de impedirnos desarrollar economías y sociedades articuladas en función de
las necesidades de nuestros pueblos, y de dividirnos para mantenernos en esa
situación de dependencia. De ahí nuestra necesidad imperiosa de unir nuestras
diversidades y de superar nuestras asimetrías integrándonos en una unidad
mayor. Fuera de esa unidad, cualquier tipo de desarrollo será precario y
enfrentará serios peligros. MERCOSUR, UNASUR, ALBA, CELAC, ALADI, SICA,
etcétera, son diferentes instancias para avanzar hacia ese proyecto desde
diferentes perspectivas. Tenemos que romper (y de a poco, lo estamos haciendo)
el círculo maldito de unas oligarquías exportadoras de recursos naturales,
desinversoras y exportadoras de capitales, y eso solo se puede lograr
quitándole poder al mercado y dándoselo a la política, es decir, a la sociedad.
Por eso esas instancias son tan importantes para la democracia latinoamericana.
Finalmente
¿cómo explicar la agresión económica- financiera en Venezuela y Argentina?
En
primer lugar, creo que el imperio y los intereses transnacionales occidentales
conspiran todo el tiempo contra todos nuestros procesos en América Latina, pero
en el marco de la estrategia general, existen ciertas prioridades y un especial
interés por impedir que Venezuela y Argentina se fortalezcan y fortalezcan también
sus alianzas. También a Brasil lo tratan de neutralizar, pero es demasiado
grande. En el caso de Venezuela, creo que el gobierno del presidente Nicolás
Maduro ha logrado maniobrar en la dificilísima coyuntura que se presentó con la
partida del Comandante Chávez, pero que el cuadro desestabilizador se
mantendrá, sobre todo mientras no se den cambios políticos en Colombia, desde
donde operan el uribismo con las redes paramilitares y narcotraficantes, así
como el golpismo venezolano reciclado que tiene importantes intereses
económicos en ese país. En el caso de la Argentina, tratan de impedir que se
profundice el proceso de cambios que impulsa la Presidenta Cristina Fernández.
Allí hay que agregar muy particularmente a los intereses de Wall Street y la City
de Londres, que ven en la política kirchnerista una amenaza muy seria al
sistema mafioso-financiero, y al Reino Unido y la OTAN que no están dispuestos
a ceder su control del Atlántico Sur con el tema de las Malvinas.
Si en
vez de centrarse en países como Venezuela y Argentina, los Estados Unidos
desplegasen recursos estratégicos, digamos, en Centroamérica, el resultado
podría ser contraproducente para sus propios intereses. Sin embargo, si tratan
de desestabilizar a esos grandes países sudamericanos, le estarían dando un
golpe gravísimo a todo nuestro proceso de integración e independencia. Es muy
importante que veamos a cada uno de nuestros procesos como parte de una lucha
continental.
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