Universidades,
¿en shock?
Juan
J. Paz y Miño Cepeda
EL
TELÉGRAFO - Primer Diario Público
Ecuador,
lunes 02 de diciembre de 2013
Deja
mucho que pensar la reciente evaluación del CEAACES a las universidades
ecuatorianas, que solo ubica a 5 en la categoría A; 23 en la B; 20 en la C; y 6
en la D, con “descensos” de varias prestigiosas instituciones.
Pero
el “shock” social provocado es solo una cara de la medalla. La otra, y que es
la esencial, obliga a preguntarse ¿qué tipo de universidad es la que se quiere hacia
futuro?
Porque
no están lejanas las reformas iniciadas bajo el “neoliberalismo” universitario.
Ya en marzo de 2005, unos 2.500 catedráticos europeos suscribieron el documento
“¿Qué educación superior Europea? Manifiesto de Profesores e Investigadores
Universitarios”, en el que cuestionaban los cambios que irrespetaban la
“idiosincrasia de cada uno de los estudios universitarios”; la aplicación de
“un modelo único para todas las titulaciones”, con dominio de “la
profesionalización en el marco de una concepción claramente utilitarista del
conocimiento”; y que la “evaluación de la calidad” se convierta “en rígidos
moldes que pongan fin a la necesaria diversidad de los estudios
universitarios”. En septiembre del mismo año, los académicos reunidos en el VII
Congreso sobre Historia de la Educación Latinoamericana (U. Andina, Quito)
coincidieron con similares preocupaciones.
Esas
voces siguen vigentes para la época actual, cuando del pasado control de
procesos, los productos culturales, las respuestas al mercado y el servicio a
los “estudiantes-clientes”, aparece una tendencia en otra dirección: la
implantación de la universidad “del conocimiento”, con privilegio en las
orientaciones científico-técnicas y claro desplazamiento de las ciencias
sociales, la filosofía y la cultura humanista; un “modelo” que, además,
pretende la estandarización de carreras y títulos; bajo un tipo de régimen
académico disciplinado por “informes” y “planificaciones”.
Se
trata de un fenómeno que en América Latina resulta muy cuestionable, aunque los
críticos de semejante “modelo” no son escuchados. Sin embargo, hay voces
importantes, como la del reconocido
sociólogo Horacio González, profesor de la Universidad de Buenos Aires y
Director de la Biblioteca Nacional, para quien está claro que: “La
investigación comienza a ser pautada, regulada, incentivada, y todo eso fue
aceptado incluso por las fuerzas de izquierda, que creo yo tienen una
responsabilidad grande en el sentido de que todo el programa cientificista
dominante fue aceptado como parte de una gran modernización”
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