MANDELA, AFRICANO, REVOLUCIONARIO, HUMANISTA
Por Miguel Urbano Rodrigues
La muerte de Nelson
Mandela conmovió a la humanidad. La emoción se justifica.
La Historia registra
pocos casos de una fusión tan armoniosa de un hombre con las aspiraciones y el combate de su Pueblo
por la libertad y la independencia.
Mandela fue el iniciador
y el guía de la lucha revolucionaria de los negros de Sudáfrica contra el engranaje monstruoso
que los oprimía. Su palabra y su ejemplo han sido decisivos para
conducir a la victoria la lucha de clases que hizo posible la destrucción del
apartheid que, durante décadas, contó con la complicidad del imperialismo y el
apoyo de poderosas trasnacionales mineras.
El gigantismo de su
sepelio y la atmosfera que lo envolvió no sorprenden. Pero la unanimidad de los
elogios al hombre y al estadista no ayuda a comprender ni su personalidad ni
su compleja intervención en la Historia.
El coro de elogios en
que participaron aquellos que durante
años identificaron en él un terrorista peligroso, casi encubrió
opiniones críticas de decisiones
polémicas tomadas por Mandela cuando
asumió la Presidencia.
Pero, para los
historiadores, esas críticas deben ser tema de reflexión. El héroe casi
mítico de la independencia ha sido censurado porque, una vez elegido, no
cumplió parte del programa del ANC. Las críticas son a mi juicio, improcedentes. Si Mandela hubiera llevado
adelante la prometida Reforma Agraria, destacadamente la expropiación de los
grandes terratenientes de origen europeo, propietarios de las mejores
tierras del país, la gran mayoría de los
5 millones de blancos habría abandonado
masivamente Sudáfrica, en gigantesco éxodo. La economía del país se hubiera desplomado.
Es un hecho que el rumbo de Sudáfrica decepcionó a los
que esperaban verla encaminada hacia el socialismo. Esa era, sin embargo, una
aspiración romántica después de la
desaparición de la Unión Soviética, en un contexto histórico hegemonizado por el imperialismo
estadounidense.
Transcurridos 18
años de la victoria electoral del ANC y
el fin del apartheid, Sudáfrica continúa siendo una sociedad capitalista
enmarcada por desigualdades profundas,
chocantes. En ella surgió una próspera, arrogante y corrupta burguesía negra.
Esa realidad facilita la comprensión de los encomiásticos elogios póstumos a Mandela, provenientes de los
gobernantes de EEUU y de la Unión Europea. La admiración que hay hoy por el
héroe africano es tardía y profundamente farisaica. Durante los 28
años en que permaneció en la
cárcel de la isla de Robben han apoyado al apartheid y la represión contra la
mayoría negra.
Es oportuno recordar
que, en 1987, cuando la Asamblea General
de la ONU aprobó una Resolución exigiendo
la liberación inmediata de Nelson Mandela, solamente tres países votaran
en contra: EEUU de Ronald Reagan, el
Reino Unido de la Thatcher y (para vergüenza nuestra) el Portugal de Cavaco Silva (actual Presidente).
Hoy los sacerdotes del
capital simulan olvidar que el humanista Mandela fue un revolucionario
consecuente, omiten que el Mandela dialogante no fue un Gandhi africano.
Iluminan la imagen del estadista de la concordia entre negros y blancos, mas
ocultan la del defensor de la lucha armada contra el apartheid.
Seria incómodo para
Barack Obama (que pronuncio en Johannesburgo el discurso de la hipocresía),
Cameron, Hollande y otros dirigentes imperialistas reconocer que Mandela fue miembro del Partido Comunista de
Sudáfrica y que, tal como Marx, no
ignoraba que la violencia ha sido la partera de la Historia.
Los media que hoy
elogian al humanista Mandela, eliminaron de sus archivos las fotos de la visita
que el defensor de la lucha armada hizo en 1962, de puño erguido, a la Argelia de Ben Bella y , muchos anos
después, su abrazo fraterno a Fidel
Castro y su solidaridad con el libio
Muammar Kaddafi y el palestino Yasser Arafat.
La grandeza de Nelson
Mandela no es mínimamente afectada por haber erigido la lucha armada en pilar
de su combate contra la opresión racista. Esa opción es, al contrario, inseparable de su humanismo revolucionario.
Vila Nova de Gaia,13 de Diciembre de 2013
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