¿En qué consiste el
secreto de la amistad entre Mandela y Kaddafi?
Alexander Lipen
06.12.2013 15:24 | Revolution
Hoy
falleció Nelson Mandela, carismático y
estoico luchador por la independencia de su pueblo… Muchos recordarán los
brillantes episodios de su vida, por ejemplo, como la Tatcher lo llamó terrorista y cómo él en repuesta
escribió en coautoría con Fidel Castro: “Hasta qué punto han llegado los
esclavos”) (How far the slaves have come).
Durante
la intervención militar en Libia, Mandela fue uno de los pocos políticos que
juzgó a los criminales otánicos. Con lágrimas en los ojos, exigió ponerle fin
al asedio de Sirte, en el que Muammar Kaddafi se aferraba a su última
trinchera. En esos días, Putin y Medvedev le dieron la espalda a Libia,
entregándola a la barbarie* de los mercenarios de la OTAN. En los días más
complejos, Mandela fue el único amigo que intervino a favor de Muammar Kaddafi.
¿Qué acercaba a estas
personas tan distintas?
En
su lucha por los derechos del pueblo africano de piel negra, Mandela llegó a
ser consciente de que no era posible limitarse a las fronteras de su país.
Los
imperios internacionales siguen explotando a los de piel negra en los países
vecinos y la victoria en un sólo país no va a significar nada. Sólo uniéndose a
escala continental, la población negra, africana, obtendrá su independencia.
Muammar
Kaddafi, en su teoría de la “Yamahiria”- socialismo africano- aspiraba
construir el socialismo por toda África, nacionalizar los recursos africanos,
redistribuir las ganancias en provecho de los africanos y, de esa forma,
emancipar a toda África del yugo internacional.
Kaddafi
fue el que fundó la “Unión Africana”, la que debía estimular el desarrollo
independiente, progresivo y socialista de las economías africanas. Con el
tiempo, se preparaba incluso a pagar la deuda africana, impuesta por occidente
al continente, más aún, renunciar al dólar como divisa de intercambio de
recursos y crear un banco africano.
De
ello partiría la auténtica independencia y la vía al enriquecimiento del
continente.
En
el “Libro Verde” de Muammar Kaddafi, se pueden encontrar muchas ideas comunes entre
él y Mandela, ¿es posible que ello fuera, a la vez, el secreto de los grandes
africanos?
En
su relación con el socialismo, Mandela expresó:
Yo tenía pocos
conocimientos sobre el marxismo, y en las discusiones políticas con mis amigos
comunistas yo estaba limitado con mi desconocimiento de su filosofía. Resolví
corregir la situación.
Adquirí las obras
completas de Marx, Engels, Lenin, Stalin Mao Tse Tung y otros, e investigué la
filosofía del materialismo dialéctico e histórico. Disponía de poco tiempo para
el estudio de estas obras de la forma debida. En este tiempo, como estaba motivado por el Manifiesto Comunista,
estaba agotado por el Capital.
Pero experimenté una
fuerte atracción por la idea de la sociedad sin clases, parecida a la
tradicional cultura africana, en la que la vida era común y comunal.
Me sumé a la comprensión
esencial de Marx, que tenía en sí la sencillez y la generosidad de una regla de
oro: “De cada quien, según sus capacidades; a cada quien según sus
necesidades”.
El materialismo
dialéctico resultó un proyecto que iluminaba la noche oscura de la opresión
racista y el instrumento que podría utilizarse para luchar contra la opresión.
Esto me ayudó a contemplar la situación fuera del prisma de las relaciones
negro-blanco, porque para alcanzar el éxito de nuestra lucha debíamos superar
lo negro y lo blanco.
Estaba atraído por la
base científica del materialismo dialéctico, porque siempre me inclino a creer
en aquello que puedo comprobar. Su análisis materialista de la economía me
sonaba cierto. La idea que el valor de las mercancías se base en la cantidad de
trabajo invertido en ellas, era particularmente apropiada a Sudáfrica. La clase
gobernante pagaba a los trabajadores africanos el mínimo para subsistir y,
además, aumentaba significativamente el valor de las mercancías, de cuyas
ganancias ella se apropiaba.
El llamado del marxismo
a las acciones revolucionarias sonaba como música en los oídos de un luchador
por la libertad. La idea que la historia progresa a través de la lucha y que el
cambio deviene de los saltos revolucionarios, era muy atractiva. En mi lectura
de los trabajos marxistas encontré mucha información sobre los problemas que
están frente a un político práctico.
Los marxistas le
brindaron una gran atención a los movimientos de liberación nacional, y la
Unión Soviética, en particular, apoyaba la lucha nacional de muchos pueblos
coloniales. Esta fue otra causa por la cual cambié mi visión sobre los
comunistas y adopté la posición del CNA* de saludar a los marxistas en sus
filas.
En una ocasión, un amigo
me preguntó: “cómo puedo conciliar mi credo de nacionalismo africano con la
creencia en el materialismo dialéctico?”. Para mí, no había ninguna
contradicción. Fui en primer lugar un nacionalista africano que luchaba por su liberación
[la de África]
del poder de la minoría, así mismo por el
derecho a controlar su destino. Pero, al mismo tiempo, África del Sur y el
continente africano, eran parte del mundo. Nuestros problemas, aunque se
diferenciaban por su especificidad nacional, no fueron únicos y la filosofía
del marxismo colocaba estos problemas en el contexto internacional e histórico del
mundo.
Estaba preparado para
utilizar cualesquier medio imprescindible para la pronta destrucción de los
prejuicios humanos y del nacionalismo chovinista y violento. No me fue imprescindible
volverme comunista para trabajar con ellos. Descubrí que los nacionalistas
africanos y los comunistas africanos tenían mucho más de unidos que de separados”.
Mi
traducción de un capítulo del libro “El largo camino a la victoria» (A Long Walk
To Freedom)
Traducido
al español por Manuel Moncada Fonseca
*
“растерзание” se traduce como “misericordia”, según el diccionario de google. Ello
sin embargo no encaja con el sentido del texto en ruso. Por ello hemos dejado
la palabra “barbarie”.
** CNA: Congreso Nacional
Africano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario