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martes, 5 de noviembre de 2013

Geopolítica y Poderío Militar en la Política Exterior Rusa


Geopolítica y Poderío Militar en la 
Política Exterior Rusa
 Manuel S. Espinoza J.

Un tercer elemento de las capacidades de la Federación Rusa en sus relaciones con la comunidad internacional está sustentado en su capacidad militar. Hoy por hoy no existe otro Estado en el planeta, que pueda asegurar la destrucción inminente y masiva  de cualquier potencia tradicional  occidental como Inglaterra, Alemania, Francia y ya ni se diga al mismo EE.UU, mismo al que la Federación Rusa considera como su “socio de características especiales” por ser también adversario principal en diversos términos.

El poderío militar ruso a partir del derrumbe de la URSS y el campo socialista ha venido sufriendo serias modificaciones e incremento según el nuevo pensamiento estratégico que impera en el gobierno ruso tras, la llegada al poder de Vladimir Putin, quien pudo entender el razonamiento de las estructuras de poder de ese Estado a diferencia de su predecesor Boris Yeltsin.

A diario, leemos en las noticias la rápida recuperación de las fuerzas armadas rusas y, sobre todo, a partir de agosto  2008, cuando destruyeron al ejército de Georgia en menos de dos semanas. Un ejército construido a imagen y semejanza por los EE.UU durante los últimos diez años y dotado de última tecnología. En septiembre de ese mismo año, dos aviones rusos  bombarderos estratégicos (atómicos) y supersónicos TU-160 arribaron en Venezuela tras 13 horas de vuelo y escoltados durante toda su travesía por aviones de la OTAN, sorprendidos por la ruta a seguir y sin escalas y sin dar señales de retornar a su punto de partida.

Lo que el mundo cansado de tanta rapacidad norteamericana, esperó ver de Rusia en la guerra que la OTAN lanzó contra Libia, esta no se hizo esperar en cuanto a Siria. Desde su inició, junto con las acciones diplomáticas  y de inteligencia, político y militar, Rusia dejó clara su posición y posibles actuaciones en este escenario. Muchos aseguraron, que Vladimir Putin había negociado el destino de Bashar al Assat desde el inicio del conflicto, pero muy al contrario, la Federación Rusa recuperó con Siria el derecho a ser llamado hegemón. Y es que el término no es para menos por las responsabilidades que esta definición trae consigo en términos, no solo militares, sino de estabilidad e intereses económicos. Según Keohane “el hegemón debe poseer poder militar suficiente para proteger a la economía política internacional de incursiones por parte de adversarios hostiles. 

Esta nueva etapa de aparición de Rusia como potencia “reemergente” en el sistema internacional, conlleva al cumplimiento de roles que paulatinamente deberá cumplir como el que destaca Gilpin en el sentido de “prevenir que Estados con poder monopólicos exploten a otros…y usar su influencia para crear regímenes internacionales que impidan comportamientos ilegítimos, que puedan generar conflictos,  asegurar la equidad y facilitar acuerdos interestatales”. Es esta visión sobre el hegemón protector es al que apuestan muchos estados pequeños.

La semana pasada aterrizaron en Managua otros dos aviones TU-160. Aviones de cuarta generación que lograron que  la URSS pasara de un sistema de defensa coheteril antiaéreo a un ataque aéreo nuclear norteamericano, solucionando así la ecuación principal a inicios de los 50s en la Guerra Fría: quien pueda llegar más rápido, más lato y más largo para asestar golpes nucleares al adversario.

Para Nicaragua no representa peligro alguno, tal y como inmediatamente los voceros del miedo se apresuraron a asegurar y generar alarma y retaliación por parte de aquellos actores internacionales, que nos quieren ver viviendo como el avestruz en el sistema internacional. Al contrario, adversarios definidos y por definirse deben conocer a nuestros amigos y sus capacidades. Y los amigos que buscamos deben de contar con abundantes recursos militares y económicos. Deben tener capacidad y voluntad para utilizar estos recursos cuando sea necesario y finalmente que su liderazgo sobre estados más débiles se fundamente los intereses mutuos y no en la amenaza o uso de la fuerza.

Rusia por experiencia histórica propia tiene y está obligada a superar cada vez más las capacidades propias y extranjeras existentes, pues en armamento para tragedia de la humanidad nunca se dice la última palabra. La  determinación en materia de política exterior también está fundamentada en su capacidad militar.

Manuel S. Espinoza J.
Presidente Centro Regional de Estudios Internacionales.



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