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martes, 19 de noviembre de 2013

EL VALOR ECOLÓGICO Y ECONOMICO DE LA COLOMBO-NICARAGUENSE RESERVA BIOSFERA SEAFLOWER


EL VALOR ECOLÓGICO Y ECONOMICO DE LA COLOMBO-NICARAGUENSE RESERVA BIOSFERA SEAFLOWER
Marcos Antonio Casanova Fuertes*


Es ya costumbre traducir cualquier fenómeno al plano de dinero, monetizando daño o beneficio a un costo determinado y los ecosistemas no son una excepción aun cuando su valor es invaluable, porque tienen que ver, directamente, con nuestra sobrevivencia.

Lo anterior se prueba en lo acertado de relacionar, a través de la raíz etimológica OIKOS (casa), las palabras  economía y ecología,  esto sobresale cuando abordamos el caso de la caribeña y hoy compartida reserva de biosfera SEAFLOWER, que desde el 10 de noviembre del año 2000 pasó a ser la quinta Reserva de Biosfera de Colombia y, de acuerdo a la Sentencia de noviembre del 2012 de la Corte Internacional de Justicia, pasó a ser  de juris la cuarta de Nicaragua, al igual que BOSAWAS, Rio San Juan y la isla de Ometepe.

El archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina y un área marina protegida de 65.000 km2  (que en su conjunto forman más de 300, 000 Km2). forma parte de la red mundial de reservas de biosfera de la UNESCO con la denominación SEAFLOWER que fuese el nombre de la embarcación en que, en febrero de 1631, un grupo de puritanos ingleses navegó desde el puerto de Londres con destino al Nuevo Mundo y se estableció en forma permanente en la isla que bautizaron como Providencia.

Es un caso atípico, y demuestra lo  novedoso que es el Derecho Internacional Ambiental,  ya que si bien es cierto, que ya existen reservas de biosfera binacionales con características muy particulares, como la Reserva de Biosfera Andino Norpatagónica Argentina-Chilena, SEAFLOWER se diferencia del resto al estar ubicada en un territorio en disputa.

Basta hojear la ficha técnica de SEAFLOWER aprobada por la UNESCO o la obra de Jacques Osorio Anastasiú para deducir lo que está en juego.

En un mundo terrestre cada día más depredado, el mar como fuente de riqueza trasciende su importancia ya no únicamente como vía de comunicación, de transporte o alimentación, hoy se le suma las pujantes industrias farmacéuticas, la turística y la lucrativa industria de la investigación científica. No es casualidad que la preservación de los ecosistemas marinos toma cada día más auge tanto como interés nacional como global, en función de su sostenibilidad.

El valor ecológico de la Reserva SEAFLOWER del cual depende su importancia económica, es incalculable, no hay forma de hacer una valoración; sus pantanos vinculados a los manglares y la interrelación entre los cayos lejanos entre sí, es ruta de emigración del occidente y combina ecosistemas creando una fuente infinita de riqueza en cuanto a vida marina y terrestre se refiere.

La Phyla es un género botánico de plantas con flores con 70 especies[] pertenecientes a la familia de las verbenáceas. Es nativo de las regiones tropicales y subtropicales del globo, en los ecosistemas de SEAFLOWER se identifican casi 40 conocidas por las ciencias se habla de  90,000 especies y 57 especies de coral.

En un área relativamente pequeña en relación al ecosistema global, existe una concentración considerable de aves, se documentan migratorias (18), residentes (76) y endémicas (2) en esta última sobresale la subespecie y el muy legendario “old man bird” (Coccyzus minor) endémica.

El ecosistema coralino propicia  alimentos para 273 especies de peces, representando 54 familias dentro de las cuales 2 son endémicas; es proclive para la anidación de tortugas marinas, abunda el caracol pala, langostas y cangrejos. Réptiles, insectos, murciélagos productores de guano únicos mamíferos.

El medio Ambiente no sabe de plataforma continental, de zona económica exclusiva y de fronteras, para el ecosistema  no valen razones geográficas, históricas y legales, lo que le vale es sobrevivir o desaparecer adaptándose o no a la modificaciones que el medio propicia o la presencia nociva o no del ser humano no importa su nacionalidad ni quien ejerza jurisdicción o sumo imperio. He ahí la importancia de declarar SEAFLOWER patrimonio de la humanidad.

Empero “la política exterior en el caso del medio ambiente se mueve de igual forma bajo intereses nacionales cobijados bajo supuestos intereses universales de nobles propósitos”, con la diferencia de que en este momento se tiene que actuar contra reloj bajo el criterio que nos salvamos juntos o nos hundimos todos. La conservación del Medio Ambiente trasciende el individualismo geopolítico.

Nicaragua sobrepone un interés colectivo lo que demuestra al ser el primer país signatario  de la Declaración Universal de las Naciones Unidas para el Bien Común de la Madre Tierra y de la Humanidad; eso dice mucho de su voluntad real, al contrario de Colombia que manifiesta un exacerbado individualismo fuera de tiempo.

Colombia con el tiempo cederá su posición, y la razón pasará a formar parte de su  estrategia y este bello lugar SEAFLOWER, -que apareció cartográficamente, por primera vez, en los mapas europeos en 1527 y otrora testigo de la piratería como lo es  hoy del narcotráfico (ambas expresiones negativas del hombre, como también lo es la avaricia disfrazada de nacionalismo)- se convertirá en lo que es, un paraíso que florece en el mar Caribe, a ser disfrutado por la humanidad y protegido por Nicaragua y Colombia – “dos naciones civilizadas”.

Estoy seguro que ese es el sentir y demanda de las organizaciones ambientalistas colombianas y nicaragüenses y latinoamericanas y caribeñas y de los amantes de que un mundo distinto es posible, solo así la raíz OIKOS prevalecerá en razón del bien común.

marcasa111hotmail.com

*Autor del libro Derecho Internacional Ambiental





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