«ANTE NUESTRA MIRADA»
El fin del colonialismo francés
por Thierry
Meyssan
El presidente ruso Vladimir
Putin acaba de escribir en el New York Times que en Siria
están enfrentándose el Estado y el yihadismo internacional. En el mismo
momento, el presidente francés Francois Hollande afirma en entrevista concedida
a la televisión de su país que es una guerra por la democracia. La continuación
de su razonamiento, con un campo de batalla donde se mueven tres bandos,
demuestra su error. Detrás de sus contradicciones retóricas, lo que está en
juego en Siria es el fin del colonialismo.
RED VOLTAIRE |
DAMASCO (SIRIA) | 22 DE SEPTIEMBRE DE 2013
En junio de 2012, durante la
conferencia de Ginebra 1, Estados Unidos y Rusia decidieron repartirse el
Medio Oriente sobre las ruinas de los acuerdos Sykes-Picot de 1916. Lo que se
presentaba al mundo como la voluntad de alcanzar una paz justa y duradera
significaba en realidad el regreso a un mundo bipolar, como en tiempos de la Unión
Soviética, y excluir de la región a británicos y franceses.
Aquel proyecto podía parecer
ilusorio. Sin embargo, 14 meses más tarde, está empezando a concretarse.
Hasta ahora, los europeos habían
maniobrado bien. En noviembre de 2010, el entonces presidente francés
Nicolas Sarkozy y el primer ministro británico James Cameron firmaban el
Tratado de Lancastar House en el que Francia y el Reino Unido ponían en común
sus fuerzas de proyección, o sea sus fuerzas coloniales. Conforme a lo
pactado con Washington, los dos países esperaban el inicio de la «primavera
árabe» para fomentar disturbios en Libia y Siria. A sus agentes
libios, les entregaban la bandera el ex rey Idriss, colaborador de los
británicos. Y al Ejército Sirio Libre lo cubrieron con la bandera del mandato
francés. Bastaba con ver ambos símbolos para darse cuenta de que aquellos
movimientos supuestamente revolucionarios sólo eran fantoches fabricados por
los antiguos ocupantes.
Con ayuda de Qatar y de Arabia
Saudita, lograron sembrar la confusión en los dos países seleccionados como
blancos. Una parte de las fuerzas que se oponían a Muammar el-Kadhafi y a
Bachar al-Assad se sumaban temporalmente a los yihadistas de la OTAN. La Yamahiria libia
sucumbió a los bombardeos –por falta de alianzas internacionales. Pero Siria no
fue bombardeada y resistió. El problema se había modificado. Ya no se
trataba de echar por tierra las instituciones sino de optar por un futuro.
Los malentendidos fueron disipándose poco a poco. Actualmente, como en todas
las guerras, sólo quedan dos bandos: el Estado laico y el yihadismo
internacional.
Lo mismo sucedió durante la Segunda
Guerra Mundial. Charles de Gaulle se vio aislado cuando lanzó su llamado del 18
de junio de 1940. Muy pocos fueron los franceses que respondieron entonces a su
llamado. Unos pensaban que la guerra ya estaba perdida, aún antes de su
inicio. Otros no toleraban el carácter autocrático del líder. Pero 4 años
más tarde, el general disponía del respaldo del 95% de los franceses,
porque era el hombre que los estaba conduciendo a la victoria y también porque
había sabido unificar las diferentes sensibilidades políticas en torno a su
persona.
Y Francia no sabe qué hacer ahora que
el presidente Assad reúne a la inmensa mayoría de los sirios en torno a su persona.
En
una entrevista al canal de televisión TF1, el presidente Francois Hollande
afirmó que el objetivo de la guerra de Siria es la democracia. Según él, los
occidentales tendrían entonces que poner en el poder a los demócratas sirios, o
sea –precisó– ni Bachar al-Assad ni los yihadistas. Ese análisis absurdo
equivale a decir que hay tres bandos en el campo de batalla. La verdad
es que no hay más que dos y que los demócratas se han puesto del lado del
Estado sirio, o sea con el presidente Assad.
Ese es, en el fondo, el alcance
internacional que tiene esta guerra: la colonización ya carece de sentido en el
siglo XXI. Si Estados Unidos y Rusia quieren repartirse la región en
zonas de influencia, como su estatus les permite hacerlo, tendrán que hacerlo
según principios diferentes a los que hace un siglo adoptaron británicos y
franceses. Tendrán que razonar en términos de alianza y no de dominación.
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