Funeral de Sacco y Vanzetti
TESTAMENTO A SU HIJO
DANTE
Cárcel estatal de
Charlestown, agosto 18 de 1927
Mi querido hijo y
compañero:
Desde el día que te vi
por última vez pensé escribirte esta carta, pero mi prolongado ayuno y el
pensamiento de no poderme expresar como era mi deseo, me han hecho esperar
hasta hoy.
El otro día, apenas cese
la huelga de hambre, mi pensamiento voló a ti y quise escribirte en seguida,
pero advertí que mis fuerzas físicas no eran suficientes y que no estaba en
condiciones de readquirirlas en un momento, debí, por lo tanto, suspenderla. Mas
es necesario acabar antes de que nos conduzcan de nuevo a la celda de la
muerte. Es mi opinión que, apenas la Corte Suprema deniegue la revisión
del proceso, nos conducirán al triste lugar, y el lunes, si nada ocurre, nos
matarán apenas haya sonado la media noche.
Heme aquí, pues,
enteramente sólo contigo, con toda la fuerza de mi amor, para abrirte los
tesoros de mi pobre corazón.
¡Nunca hubiera pensado
que nuestro inseparable amor pudiera acabar tan trágicamente! Pero estos siete
años de dolor me dicen que esto se ha hecho posible.
Empero, esta nuestra
forzada separación no ha cambiado en un ápice nuestro afecto, que permanece más
sólido y vivo que nunca. Más bien, si esto es posible, se ha agigantado más
aún.
Esto
no solamente es un gran modo de proceder en la vida, sino también la
confirmación de un hecho: que el verdadero amor fraterno no sólo se muestra en
los momentos de alegría y placer, sino más aún en los momentos de lucha y de
sufrimiento.
Recuérdalo,
Dante.
Nosotros lo hemos
demostrado y, modestia aparte, nos sentimos orgullosos de ello.
Mucho hemos sufrido en
nuestro largo calvario. Nosotros protestamos hoy, como hemos protestado ayer, y
protestaremos siempre por nuestra libertad.
Si
desistí de la huelga de hambre fue porque ya no quedaba en mí, sombra alguna de
vida, y yo había escogido esa forma de protestar para reclamar la vida y no la
muerte.
Mi sacrificio estaba
animado por el deseo vivísimo que había en mí de volver a estrechar entre mis
brazos a tu pequeña hermanita querida Inés, a tu madre, a tí y a todos mis
amados compañeros y amigos. Por esto, hijo, vuelve ahora la vida, calma y
tranquila, a reanimar mi pobre cuerpo, aunque el espíritu permanezca sin
horizontes y siempre como perdido entre tétricas, sombrías, visiones de muerte.
Y bien, querido
muchachito mío, después de haberme hablado tu madre tantas veces de ti y de
haberte visto en mis sueños días y noches, fue alegría inefable la de volverte
a ver, estrecharte entre mis brazos y hablar contigo como solía hacerlo otros
días ... aquellos días ...
Mucho te dije en esta
ocasión y mucho deseaba decirte aún; pero vi que eras siempre el amoroso
muchacho de aquel entonces ... que eras bueno con tu mamá, que
tanto te ama, y no quise herir más largamente tu sensibilidad, porque estoy
seguro que continuarás siendo el noble y buen joven que eres ahora y recordarás
para siempre cuanto te dije.
Yo estoy tan seguro de
esto como de que lo que voy a decirte ahora hará vibrar tu pobre corazón; pero
no llores, Dante, porque muchas lágrimas ya han sido derramadas en vano -tu
madre las ha derramado durante siete años, inútilmente. Por eso, hijo, en vez
de llorar, hazte fuerte para poder estar en condiciones de confortar a tu pobre
madre.
Te diré ahora lo que yo
solía hacer cuando quería distraer a tu madre de algún triste pensamiento, para
que tú puedas repetirlo cuando sea necesario. Íbamos de la mano, en un largo
paseo a través de los campos al aire libre y bajo el sol radiante; recogía a mi
paso flores silvestres de un lado y de otro, y se las ofrecía, y cuando la
advertía cansada, la hacía sentar a la sombra de algún árbol, y ahí, en la viva
y dulce armonía de madre natura, ella lo olvidaba todo y era feliz,
tan feliz...
April 23, 1927 - This is the photo that Nicola Sacco says he gave to the Italian Consul in Boston
the afternoon of the Braintree murder 7 years ago. The Consul verified his story by applying for
a passport to Italy at the time. This photo will be submitted with other new evidence to get
a new trial review. The photo shows Nicola Sacco with his wife and son, Dante.
the afternoon of the Braintree murder 7 years ago. The Consul verified his story by applying for
a passport to Italy at the time. This photo will be submitted with other new evidence to get
a new trial review. The photo shows Nicola Sacco with his wife and son, Dante.
Recuerda,
también esto, hijo mío. No olvides jamás, Dante, cuantas veces seas feliz en la
vida, de no ser egoísta; comparte siempre tu dicha con los más infelices, más
pobres y más débiles que tu, y no seas sordo nunca hacia quienes reclaman
socorro.
Ayuda a los perseguidos y
a las víctimas, porque ellos serán tus mejores amigos; ellos son los compañeros
que luchan y caen como tu padre y Bartolomeo, que lucharon y hoy caen por haber
reclamado felicidad y libertad para todos los pobres y harapientas muchedumbres
del trabajo.
En esta lucha por la vida
hallaras alegría y satisfacción y serás amado por tus semejantes.
Por todo lo que tu madre
me informa acerca de cuanto has dicho y hecho en estos últimos días de atroz
agonía sufridos por mí en la celda de muerte, yo estoy seguro de que serás un
día el joven por mí soñado tantas veces, y esta certeza me hace casi feliz.
Nadie
puede saber o decir lo que será de nosotros mañana, pero si nos matan tu no
deberás olvidar jamás de mirar a tus amigos y compañeros con la misma sonrisa
jovial sobre los labios con que miras a tus más íntimos afectos, porque ellos
te aman con el mismo amor de que rodean a todos los demás infortunados y
perseguidos compañeros.
Y esto te lo dice tu
padre, tu padre que lo es todo para ti; tu padre que los ama como los ama, que
sabe y conoce la nobleza de su fe -que es la mía, Dante-, los supremos
sacrificios que ellos afrontan todavía por nuestra libertad, porque yo he
combatido a su lado, ellos son los que nos hacen vivir en el corazón una
esperanza todavía. Solamente ellos podrán evitar nuestra electrocutación. Esta
es la lucha, la guerra entre los ricos y los pobres, por la salvación y la
libertad que tú, hijo mío, comprenderás mejor cuando seas mayor, en toda su
grandiosidad y nobleza.
Pensaba continuamente en
ti, Dante mío, en los tristes días transcurridos en la celda de la muerte. El
canto, las tiernas voces de los niños que llegaban hasta mí del vecino jardín
de juego donde brincaba la vida y la alegría sin afanes -solamente a pocos
pasos de distancia de los muros que aprisionan en una atroz agonía a tres almas
en pena- todo me hacía pensar insistentemente en tí y en Inés, y os deseaba
tanto, tanto, ¡oh, hijos míos! ...
Más luego pensé que fue
mejor que no hayas venido a verme en esos días, porque te hubieras encontrado
en la celda de la muerte, en presencia del cuadro espantoso de tres hombres en
agonía, en espera de ser muertos, y quien sabe qué efecto hubiera podido
producir en tu mente tan trágica visión, y que influencia hubiera podido tener
en el futuro.
Por otra parte si tu no
fueses un muchacho demasiado sensible, tal visión hubiera podido serte útil
cuando, más adelante, pudieras recordarla para decir al mundo toda la vergüenza
de este siglo que está encerrada en esa forma cruel de persecución y de infame
muerte.
Sí,
Dante mío, podrán muy bien crucificar nuestros cuerpos, como ya lo hacen
desde siete años, pero no podrán destruir jamás nuestras ideas, que
permanecerán aun más bellas para las generaciones futuras.
Dante, cuando me refería
a tres vidas, quería decirte que con nosotros está otro joven,
Celestino Madeiros, que será muerto junto con nosotros. El ya ha estado otras
dos veces en la horrible celda de muerte -que debe ser destruida con la piqueta
del progreso- esa horrible celda que deshonra al Estado de Massachusetts. Se debería
destruir esas celdas, para levantar en su lugar fábricas y escuelas para
enseñar lo útil y lo bueno a centenares de niños.
Dante, te exhorto una vez
más a ser bueno y a amar con todo tu afecto a tu madre en estos tristes días, y
yo moriré seguro que con todos tus cuidados y tus afectos ella será menos
infeliz. Y no dejes de conservar un poco de tu amor para mí, hijo, porque yo te
amo tanto, tanto...
Mis más fraternos saludos
para todos los buenos amigos y compañeros.
Afectuosos besos para la pequeña
Inés, para mamá, y para ti un abrazo de corazón de tu padre y compañero.
¿Quién se acuerda de sus verdugos?
ResponderEliminarBuena pregunta. Pero en todo caso existe un verdugo coolectivo que alimenta de forma sostenida el crimen, el genocidio y muchas cosas más: el capitalismo, de ayer, hoy y siempre mientras exista...
ResponderEliminarEliminar
Los verdugos siguen siendo los mismos !!!
ResponderEliminarLos verdugos siguen siendo los mismos !!!
ResponderEliminar