ADMIRABLE
LUIS BRITTO GARCÍA
1
El
15 de diciembre de 1812 en Cartagena escribe afiebrado un joven brigadier
maltrecho por la vida atropellada y los trajines. Viene del abismo de la
derrota y el exilio. Algunos le atribuyen la pérdida de Puerto Cabello, que
Miranda calificó de puñalada en el corazón de Venezuela, y que precipitó la
caída de la Primera República. Podría rendirse. En lugar de eso escribe: “El
soldado bisoño lo cree todo perdido, desde que es derrotado una vez; porque la
experiencia no le ha probado que el valor, la habilidad y la constancia
corrigen la mala fortuna”.
2
Habilidad
es extraer enseñanzas de la derrota, y aplicarlas ¿Por qué cayó esa Primera
República que será luego llamada Patria Boba? Ante todo, escribe Bolívar, por “la fatal adopción que hizo del sistema
tolerante; sistema improbado como débil e ineficaz, desde entonces, por todo el
mundo sensato, la impunidad de los delitos de Estado cometidos descaradamente
por los descontentos, y particularmente por nuestros natos, e implacables
enemigos, los españoles europeos. Al abrigo de esta piadosa doctrina, a cada
conspiración sucedía un perdón, y a cada perdón sucedía otra conspiración que
se volvía a perdonar”. Los republicanos se dejaron llevar por
convicciones utópicas sobre la bondad natural del hombre, o bien por un temor a
la confrontación que los hizo esperar que las buenas razones o la
contemporización postergarían o evitarían el conflicto. Por lo cual Bolívar
añade: “Los códigos que consultaban nuestros magistrados, no eran los que
podían enseñarles la ciencia práctica del gobierno, sino los que han formado
ciertos buenos visionarios que, imaginándose repúblicas aéreas, han procurado
alcanzar la perfección política, presuponiendo la perfectibilidad del linaje
humano. Por manera que tuvimos filósofos por jefes; filantropía por
legislación, dialéctica por táctica, y sofistas por soldados. Con semejante
subversión de principios, y de cosas, el orden social se resintió
extremadamente conmovido, y desde luego corrió el Estado a pasos agigantados a
una disolución universal, que bien pronto se vio realizada”. Sin ser
jurista, comprende Bolívar a la perfección que la diferencia entre una norma
ética y otra jurídica es que esta última puede ser aplicada por las autoridades
legítimas bajo la amenaza de una sanción coercitiva. Leyes sin sanción no son
más que buenas palabras, y en ello terminaron casi todas las de la Primera
República. Por otra parte, y aquí parecería escucharse un eco de las doctrinas
de Montesquieu, las leyes han de ser conformes con “la ciencia práctica del
gobierno”, vale decir, con el conocimiento de las condiciones reales de los
pueblos, y no con imaginarias “repúblicas aéreas”.
3
Otra
causa del desastre, la renuencia a defenderse: “La oposición decidida a
levantar tropas veteranas, disciplinadas y capaces de presentarse en el campo
de batalla”. Otra más grave: el federalismo extremo: “La subdivisión de la
provincia de Caracas proyectada discutida y sancionada por el Congreso federal
despertó y fomentó una enconada rivalidad en las ciudades, y lugares subalternos,
contra la capital: La cual -decían los congresantes ambiciosos de dominar en
sus distritos- era la tiranía de las ciudades y la sanguijuela del Estado». Por
lo cual concluye: “Yo soy de sentir que mientras no centralicemos nuestros
gobiernos americanos, los enemigos obtendrán las más completas ventajas”.
3
A
estas causas, se ha de sumar el desangramiento financiero: “La disipación de
las rentas públicas en objetos frívolos, y perjudiciales; y particularmente en
sueldos de infinidad de oficinistas, secretarios, jueces, magistrados,
legisladores provinciales y federales, dio un golpe mortal a la República,
porque le obligó a recurrir al peligroso expediente de establecer el papel
moneda, sin otra garantía, que la fuerza y las rentas imaginarias de la
Confederación”. El terremoto de 1812 está entre las causas imprevisibles; en
cambio, muy previsible fue la prédica de algunos sacerdotes “abusando
sacrílegamente de la santidad de su ministerio en favor de los promotores de la
guerra civil”.
4
Constancia
es no darse por vencido. Las razones que expresa Bolívar en el Manifiesto de Cartagena son tan
persuasivas, que los neogranadinos le confían mando de tropas. Como un rayo
toma Tenerife, Plato, Zambrano, Mompós, Guamal, Banco, Chiriguaná, Tamalameque
y finalmente Ocaña y Cúcuta, dominando el Magdalena y reabriendo la vía entre
Bogotá y Cartagena. Autorizado finalmente por el Ejecutivo de Nueva Granada, el
14 de mayo sale de Cúcuta y en arrolladora operación toma La Grita, y Trujillo.
El 23 de mayo es aclamado en Mérida como Libertador. La inocua defensiva de la
Primera República ha sido sustituida por relampagueante ofensiva; el
incoordinado gobierno federal por el mando centralizado: las vacilantes
milicias por guerreros que a cada batalla adquieren más ímpetu y experiencia:
el inaceptable papel moneda por la confiscación de las riquezas del enemigo.
Así llegan del calor cartagenero al frío de Trujillo.
5
Valor
es enfrentar al adversario. En Trujillo el 15 de junio de 1813 el brigadier
Bolívar tirita, medita y una vez más escribe ¿Qué falta por concretar? El
primer acto de un organismo, de un cuerpo político, de una República, es
definir qué forma parte de ella y qué no. La media tinta de la Primera
República trató enemigos como amigos y
amigos como extraños. El enemigo envalentonado por la impunidad perpetró
atrocidades en la confianza de que jamás serían sancionadas. En su escrito,
Bolívar fulmina contra adversarios “que os han aniquilado con la rapiña y os
han destruido con la muerte; que han violado los derechos sagrados de las
gentes; que han infringido las capitulaciones y los tratados más solemnes; y en
fin han cometido todos los crímenes”. La muerte soberana reina sin que nadie se atreva a nombrarla. Bolívar
rasguea un párrafo que divide la
Historia como un tajo: “Españoles y canarios, contad con la muerte, aun siendo
indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de la
América. Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables”. Entre opresión y libertad no hay sistema mixto.
O la una o la otra, nunca todo lo contrario.
6
Bolívar
refrenda el Decreto de Guerra a Muerte con el envolvente ovillo de su rúbrica,
da unas cuantas órdenes precisas, salta sobre el caballo. Los patriotas vencen
en Aguas del Obispo, Boconó, Barinas, Niquitao, el Tocuyo y Los Horcones,
Taguanes, Valencia y La Victoria. El 6 de agosto de 1813 Bolívar libera
Caracas, donde lo esperan su casa natal,
el nombramiento de Capitán General de los ejércitos de Venezuela y la
ratificación del título de Libertador, que él considera el más honroso de
cuantos existen en la tierra.
PD:
El TSJ decide la demanda sobre las elecciones justo a tiempo para que la
oposición pueda apelarla ante una Corte de la OEA que siempre sentencia contra
Venezuela. Gracias TSJ, por favor concedido.
FOTO/TEXTO:
LUIS BRITTO
CONSULTE
TAMBIÉN:
http://luisbrittogarcia.blogspot.com
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