El secretario de Estado John Kerry abandona a
sus aliados. No habrá entregas de armas decisivas a los «rebeldes» en Siria. Ni
derrocamiento de Bachar al-Assad. Las promesas de Estados Unidos sólo
tenían valor para quienes creyeron en ellas. Foto: Departamento de Estado
«ANTE
NUESTRA MIRADA»
Se van acabando
los obstáculos al nuevo Sykes-Picot
por Thierry Meyssan
Seguramente han observado ustedes el cambio de tono
de la prensa atlantista sobre el tema sirio. Los «rebeldes», que ayer
eran «héroes de la libertad», se han convertido de la noche a
la mañana en fanáticos terroristas que no saben hacer otra cosa que
matarse entre sí. Para Thierry Meyssan no hay nada nuevo
bajo el sol. Simplemente, Washington ha abandonado la idea de derrocar a Bachar
al-Assad y se dirige hacia la realización de la conferencia
Ginebra 2. Próxima etapa: la pérdida de influencia de Francia en la
región.
RED VOLTAIRE |
22 DE JULIO DE 2013
El 13 de junio de 2013, el vocero del Consejo de Seguridad Nacional de
Estados Unidos anunciaba que se había violado la línea roja: las pruebas
acumuladas por franceses y británicos demostraban que la Siria de Bachar
al-Assad había utilizado armas químicas contra su propio pueblo. El nuevo mando
conjunto de las fuerzas terrestres de la OTAN fue activado de inmediato. La
guerra era inminente.
Un mes más tarde, la enérgica determinación de Occidente se ha desvanecido.
La
prensa de los países de la OTAN descubre con espanto que la oposición armada en
Siria se compone de fanáticos odiados por la gran mayoría de los sirios… cosa
que nosotros hemos venido diciendo desde este sitio web desde hace
2 años.
Mientras tanto, en el campo de batalla, el Ejército «Sirio Libre»
y el Frente al-Nusra, en vez de combatir contra las tropas de Damasco, están
luchando entre sí.
¿Qué es lo que ha convertido la guerra «de liberación» de Siria
en este enorme caos? El hecho es que en un mes nada ha cambiado. El Ejército
Árabe Sirio nunca utilizó armas químicas contra los «rebeldes».
Y estos últimos no se han «radicalizado». Lo que sí está sucediendo
es que el plan estadounidense que ya habíamos expuesto desde estas
columnas –en noviembre de 2012– está concretándose lentamente. Descripción de
la actual etapa: Abandono de la oposición armada.
Todo esto nos confirma el agotamiento del imperialismo anglosajón.
La aplicación práctica de las decisiones ya tomadas
en Washington se produce con extrema lentitud. Ese proceso pone de relieve
la ceguera de los medios de prensa occidentales, que ignoran esas decisiones
adoptadas hasta que estas acaban traduciéndose en hechos. Incapaces de analizar las realidades del mundo que tienen ante sus ojos,
esos medios se obstinan en repetir y dar crédito a
las consignas de la «comunicación política».
Es por ello que lo que ya escribí hace meses en este
sitio web [1], y que la prensa dominante
calificaba entonces de «teoría del complot», se convierte ahora en
la evidencia misma para esa prensa… con 10 meses de retraso. Eric Schmitt
escribe púdicamente en el New
York Times que «los planes
de la administración estadounidense son mucho más limitados de lo que
[ella misma] declaraba en público y en privado» [2]. Mientras que David Ignatius titula
crudamente en el Washington Post: «Washington da calabazas a los
rebeldes sirios» [3]. Esperaban armas antitanque y recibieron
morteros de 120 milímetros. Les habían prometido aviones y recibieron
fusiles kalachnikov. Las armas llegan en cantidades, pero
no para derrocar a Bachar al-Assad sino para que se maten entre sí
hasta que no quede ni uno.
Y para que no queden dudas, el director de la CIA, John Brennan, y
el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, convencieron al
Congreso –a puertas cerradas– de que no era buena idea enviar
armas decisivas a los grupos armados que operan en Siria. Mientras tanto,
en Londres, la Cámara de los Comunes sigue el mismo camino. Y
en París, los diputados Alain Marsaud y Jacques Myard tratan –por otras
razones– de encaminar la Asamblea Nacional francesa en el mismo sentido de
rechazo occidental a seguir respaldando a los «rebeldes».
Sin la menor vacilación, el ministro francés de Relaciones Exteriores
Laurent Fabius –el mismo que en diciembre de 2012
deploraba la decisión de Estados Unidos de incluir el Frente al-Nusra en
su lista de organizaciones terroristas, declarando además que los hombres de
al-Nusra «hacen un buen trabajo en el terreno» (sic)– pidió
ahora a la ONU que incluya a ese grupo en la lista internacional de
organizaciones terroristas. Y Manuel Valls, el ministro francés
del Interior, declara ante las cámaras de France 2 que los franceses que
luchen en Siria junto a sus ex aliados islamistas serán arrestados y
juzgados a su regreso a Francia.
Así se precisa la conferencia Ginebra 2, de la que se viene
hablando desde hace un año. Los principales obstáculos venían de la Coalición
Nacional, que exigía, respaldada por Qatar, la capitulación previa de
Bachar al-Assad. Las objeciones venían también de los franceses y
los británicos, que se negaban a aceptar a Arabia Saudita e Irán en
la mesa de negociación.
En Teherán, el ayatola Khamenei ha sacado del juego al presidente
Ahmadinejad y al director de su equipo, Meshaie –hombres de fe y a la vez
anticlericales–, para reemplazarlos por el jeque Rohani, un religioso
muy pragmático. En cuanto se instale como nuevo presidente de
Irán, a fines de agosto, Rohani aceptaría participar en la negociación.
Por su parte, los anglosajones sacaron del juego a Qatar, el
micro Estado productor de gas que les servía para disimular
la alianza entre la OTAN y la Hermandad Musulmana. Y han dejado el manejo
de los «rebeldes» en Siria únicamente en manos de Arabia Saudita,
mientras se dedican a desacreditar a los «rebeldes» internacionales
a través de la prensa. Con rey Abdallah o sin él, Riad tendría
también que aceptar la negociación.
En lo que constituye una falsa sorpresa, y a la insistente demanda del
secretario de Estado John Kerry, la Autoridad Palestina aceptó retomar
las negociaciones con Israel… aunque el Estado hebreo
siga adelante con su política de colonización de los territorios.
A no ser que se produzca algún acontecimiento inesperado en Egipto
o en Túnez, no deberían subsistir, dentro de 2 o 3 meses,
obstáculos importantes para la celebración de Ginebra 2, el «nuevo
Sykes-Picot» ampliado, denominación que hace referencia a los acuerdos
secretos en los que Francia y el Reino Unido se repartieron el
Medio Oriente durante la Primera Guerra Mundial. En el marco de la nueva
conferencia de Ginebra, Estados Unidos y Rusia se repartirán el norte de
África y el Levante, en detrimento de Francia y dividiendo la región
en zonas cuyo control podrían garantizar subcontratando la influencia de
sauditas (sunnitas) e iraníes (chiitas).
Después de haber forzado la abdicación del emir de Qatar y
de abandonar a los «rebeldes» en Siria, Washington se apresta
ahora a retirar su apoyo regional a Francia, otro de sus
fieles aliados, que habrá pasado por lo tanto 2 años
ensuciándose las manos para quedarse finalmente sin la menor compensación.
Esa es la cínica ley del imperialismo.
[1] «Obama
II: la purga y el pacto», Red Voltaire, 27 de noviembre
de 2012; «El ESL sigue brillando… como una estrella muerta», Red
Voltaire, 26 de diciembre de 2012; «¿Obama
y Putin van a repartirse el Medio Oriente?»,Odnako (Federación
Rusa), 26 de enero de 2013.
[2] “No Quick Impact in
U.S. Arms Plan for Syria Rebels”, por Mark Mazzetti, Eric Schmitt y Erin
Banco, The New York Times, 14 de julio de 2013.
[3] “Syrian rebels get ‘the
jilt’ from Washington”, por David Ignatius, The Washington Post,
18 de julio de 2013.
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