EL TELÉGRAFO -
Primer Diario Público
Ecuador, lunes 22 de julio de 2013
Partidos que mueren
Juan J. Paz y Miño Cepeda
El 9 de julio, el Consejo Nacional Electoral de Ecuador resolvió la
extinción de 24 organizaciones políticas: 5 partidos y 19 movimientos. Los
movimientos que mueren carecieron siempre de significación política; y entre
los partidos, solo cabe considerar a tres: Liberal Radical (PLR), Unión
Demócrata Cristiana (UDC) e Izquierda Democrática (ID).
El PLR reivindicaba para sí, entre su nostálgica
palabrería, ser heredero de la Revolución Liberal acaudillada por Eloy Alfaro
en 1895. En realidad, ya nada tenía que ver con esa gesta; y, en los hechos,
era un minúsculo sector de “militantes” entregados a la derecha oligárquica.
La UDC (fundada en 1964), reivindicaba la auténtica
“democracia cristiana” basada en la teoría social de la iglesia, (apropiada,
según decía, por el P. Social Cristiano fundado por Camilo Ponce a inicios de
los 50); postulaba el “socialismo comunitario”, se ofrecía como alternativa
frente a la izquierda marxista y se inclinaba a favor de los trabajadores.
Osvaldo Hurtado (fundador de la DC), fue Vicepresidente de Jaime Roldós
(1979-1981) y, tras la muerte de Roldós, ocupó la presidencia (1981-1984). Por
entonces era tenido como “filocomunista” y recelaban de él empresarios y
sectores militares. Pero en su gobierno se iniciaron las primeras “medidas
económicas” aperturistas y se ejecutó la “sucretización” de las deudas
empresariales. La DC todavía alcanzó otra presidencia con Jamil Mahuad
(1998-2000), derrocado por la reacción nacional contra sus políticas a favor de
los bancos y sujeta al FMI. Le sucedió Gustavo Noboa (2000-2003)
de las mismas filas DC.
La ID, nacida del P. Liberal en 1970, también se
ofrecía como “nueva” izquierda y postulaba el “socialismo democrático”. Logró
la presidencia con Rodrigo Borja (1988-1992); pero no supo escapar al
aperturismo en auge, ejecutando un gobierno liberal que contradijo la ideología
socialdemócrata en la que decía inspirarse.
También desde los congresos y contrariando el ideario,
tanto UDC como ID giraron abiertamente a la derecha, se aliaron con el nuevo
socialcristianismo oligárquico (encabezado por León Febres Cordero) y
apuntalaron el “modelo empresarial” de desarrollo, que rigió al país entre
1982-2006, amoldado al ideario neoliberal.
Por su práctica política y los giros de sus
dirigentes, UDC e ID se volvieron partidos ahistóricos y agotaron su ciclo
político, terminando hoy su vida sin dejar huella de lo que en otro momento
intentaron significar para el país.
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