Luis Britto García
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Con los vecinos, decía el Benemérito Juan Vicente Gómez, ni tan, tan
cerca, ni tan, tan lejos. Consejo todavía más válido cuando los vecinos se
juntan con indeseables. Con la Hermana República de Colombia
compartimos la partida de nacimiento como naciones libres, e incomodidades
intermitentes, que imparten a nuestras relaciones un tinte bipolar.
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Para dosificar la respuesta, conviene verificar si la juntilla es
permanente y su propósito. El presidente colombiano Juan Manuel
Santos, quien como ministro de la Defensa descargó una agresión
contra Ecuador, recibe oficialmente a un candidato derrotado que no
reconoce ninguna de las instituciones de Venezuela, y que incitó en forma pública a la violencia
con saldo de una decena de asesinatos, más de ochenta heridos y
destrucción de sedes de atención médica y de organizaciones sociales.
Durante su campaña, el perdedor recorrió estados fronterizos en Colombia y se
encontró con el ex presidente Uribe, quien intentó aumentar el número de bases
estadounidenses en su país y confesó que no invadió Venezuela porque le
faltó tiempo. Santos declara que su recepción fue un malentendido. No: todos
entendimos perfectamente. La agresión y la desestabilización contra países
fronterizos parece haberse instalado como política permanente de las
autoridades de la HermanaRepública.
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No mejora el entendimiento la confesión de Santos según la
cual “durante este mes de Junio suscribirá un acuerdo de cooperación
con la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) para mostrar
su disposición de ingresar a ella”. Y añade que “nuestro Ejército está en la
mejor posición para poder distinguirse también a nivel internacional. Ya lo
estamos haciendo en muchos frentes" ¿Será un capricho transitorio?
Recordemos que en los años cincuenta
Colombia envió sus soldados como carne de cañón a Corea. En esta
columna denuncié el 14-2-2010 que una
Fundación para el Análisis Socio Económico (FAES) presidida por Felipe
González, adelanta desde 2007 un programa auspiciado por José María
Aznar, que incluye la restauración del dominio de España sobre América, la
privatización de la Educación Superior, una Internacional de
partidos de derecha, y la declaración de que “América Latina debe
cooperar en materia de seguridad y lucha contra el terrorismo internacional
junto a Europa y América del Norte, mediante la creación de una asociación
estratégica entre la OTAN y Colombia. Asimismo con
aquellos otros países latinoamericanos que deseen sumarse a ella”. José
María Aznar, Julio Borges, Leopoldo López, Andrés Pastrana, suscriben este
llamado a la invasión… Santos que crece torcido, nunca su rama endereza.
4
¿Qué es la
OTAN? Finalizada la Segunda Guerra Mundial,
Estados Unidos necesitaba una estructura para mantener ocupada militarmente
Europa y amenazar a la UniónSoviética y los países comunistas.
Siguiendo el modelo del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR),
que obligaba a los países de América a defenderse mutuamente en caso de
agresión extracontinental, en 1949 forzó a varios países ocupados por las
tropas aliadas a integrar la Organización del Tratado del
Atlántico Norte. En adelante, ellos mismos deberían pagar los gastos de su
propia ocupación. Pasó medio siglo, se
desintegró la Unión Soviética, Europa Oriental se volvió capitalista,
y la OTAN, en lugar de desaparecer, creció hasta constituir un monstruo
que obliga a 28 países a mantener, para 2010, un total de 3.750.000 efectivos a
un costo anual de 1.038.145 millones de dólares. Los países
ocupados deben así pagar el gasto de su propia ocupación. La
OTAN tiene una aspiración de eternidad: donde se instala, no se retira
nunca. Un país que intentara salir de sus filas sería con toda seguridad
aniquilado por sus benévolos aliados.
5
Para apaciguar el escándalo creado por Santos al proclamar “su disposición de
ingresar a ella”, un vocero de la
OTAN declara que no está prevista la incorporación de Colombia
porque excedería su “ambito geográfico”. Sólo
ignorantes o ingenuos desconocen que desde su creación en 1949 la
OTAN rebasó su área original en el “Atlántico Norte” para convertirse en
un monstruo que comprende 28 Estados miembros, 22 países obligados a apoyarla en
“Alianza por la paz”, y otros 15 involucrados en programas de colaboración. Esta pacífica
organización criminal, que es responsable de casi el 75% del gasto
armamentista del planeta, ha ampliado sus operaciones de genocidio a Serbia,
Afganistán, Irak, Somalía, Libia y además Siria.
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También la
OTAN ha invadido el “ámbito geográfico” de América Latina y el Caribe: en
Argentina mantiene la base de Mount Pleasant, en las inmediaciones de Puerto
Argentino y de la Costa Patagónica. En el Caribe mantiene
dos bases en Guadalupe, dos en Martinica, una en Jamaica y otra en
Grenada. Pero como Estados Unidos
y el Reino Unido son países de la OTAN, debemos adscribir a la
ominosa banda delincuencial las 59 bases estadounidenses y las seis
inglesas implantadas en América Latina. A ellas debemos sumar la gran base
flotante de la IV Flota, que patrulla amenazadoramente el Atlántico y el
Caribe.
7
Bolívar siempre
se opuso a la idea de importar monarcas europeos para que nos gobernaran, entre
otras razones porque ello significaría trasladar a nuestras latitudes todos los
conflictos dinásticos del Viejo Mundo. La implantación de la OTAN en
la región nos convertiría en partes o víctimas de todas las disputas imperiales
de un mundo en crisis. Nuestra América es Zona de Paz: conservémosla así.
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