Sandino: Vigencia y biografía de su pensamiento
Carlos Midence
Viernes, 17 de Mayo 2013 | Carlos Midence
Cuando Augusto C. Sandino, después de firmar la paz afirmó: la Revolución que voy a hacer ya no es con rifles ni con armas, ésta va a ser una Revolución política, nos estaba mostrando cuál era el camino, cuál era la ruta y, desde luego, las estrategias. No es gratuito entonces que, tal como dijera el estudioso Enrique Camacho Navarro, Sandino fundó una nueva ideología, agregaríamos nosotros: una visión y forma de hacer las cosas, una cultura política: el Sandinismo. Comprendemos entonces que, desde ese momento y aún antes, con todos los antecedentes rebeldes que el mismo Sandino menciona en sus escritos y entrevistas: Diriangén, Zeledón, por ejemplo, que [el] Sandinismo estará asociado, en la historia de nuestra región, a Revolución, a cambio, a transformación, a Evolución. Es decir, el Sandinismo procrea, de todas las formas posibles, el proceso revolucionario en nuestro país. De ahí la inmediata vigencia y validez de su pensamiento, de su ideal programático el que, bien sabemos guía, de forma lúcida, el proceso de transformación integral que en la actualidad vive nuestra Nicaragua bajo las orientaciones del Comandante-Presidente Daniel Ortega y la Compañera Poeta Rosario Murillo, todo caminando junto al pueblo.
Ahora bien, sabido es que Sandino entre batalla y batalla fue articulando un pensamiento, un sistema de reflexión, expresado mediante una serie de vehículos tales como entrevistas, escritos políticos, propuestas de programas de gobierno, partes de guerras, poemas, etc., en el que no sólo abordó temas trascendentales como: la redención de los oprimidos, la soberanía nacional, el antiimperialismo, sino temas tan sensibles y cercanos al pueblo como el cooperativismo, la educación, los valores, la no agresión al medio ambiente.
De esa abundante correspondencia, proclamas, comunicados y manifiestos -casi quinientos documentos públicos- emitidos por Sandino durante la guerra se entrevé ese pensamiento: principios políticos, mística, disciplina, propuestas sociales y agrarias, lo que se convirtió en la fuente principal para la fundación del Frente Sandinista de Liberación Nacional, partido que llevó a cabo la Revolución Popular Sandinista. El legado político y de pensamiento de Sandino fue entonces re-tomado por el FSLN y desde luego enarbolado por Carlos Fonseca y el comandante Daniel Ortega impulsando con ello no sólo la Revolución de 1979, sino el momento histórico actual que propugna un cambio positivo desde todos los puntos de vista para el pueblo de Nicaragua.
Sandino, hará posible que su pensamiento transite unido entre la experiencia combativa, de lucha en la montaña y la realidad de su país, todo tamizado por el crecimiento de su conciencia como nicaragüense patriota y, traslada a su ejército y al pueblo nicaragüense de forma generalizada tales principios. Así que, Sandino, al hablar de Revolución Política, respalda y argumenta la conformación de un nuevo Estado, de un nuevo modelo, de un nuevo sistema, de una nueva Nicaragua que debe surgir del seno de los oprimidos, como el mismo llamaba al pueblo por el cual luchaba.
En este sentido el Sandinismo se ha conformado en un sistema de pensamiento activo-dinámico-vivo, revolucionario que como pocos han hecho armonizar la reflexión con la práctica y la acción consecuente. Es una unidad entre la teoría, la práctica y la acción. Diríamos que el sandinismo, como forma de pensamiento y práctica/acción deja de lado el modelo solipsista yanqui-europeo, para proponer un modelo abierto, con raíces en su propio colectivo popular. Debemos reconocer al sistema de pensamiento y cambio que, junto a otros como el bolivarianismo, por ejemplo, han dado un vuelco a la razón colonialista e imperialista y que por lo tanto han aportado una visión propia, diversa para tratar, reflexionar y transformar nuestros asuntos.
Por tal razón, si seguimos el desarrollo del pensamiento de Sandino, que es a la vez el germinar de la conciencia, de la dignidad nicaragüense, podemos encontrar un proceso evolucionario que va, desde cuando niño es testigo del sufrimiento de su madre, así como el asesinato de Benjamín Zeledón, la reflexión en torno a los lesivos tratados negociados con los Estados Unidos como el Chamorro-Bryan y, efectivamente, las agresiones imperialistas estadounidenses, eventos que causan un impacto decisivo en la toma de conciencia y, sin ninguna duda, en su pensamiento y acciones a emprender.
A partir de ahí Sandino generó y apuntaló dinámicas ideológicas y políticas fundamentales tanto en nuestro país como fuera del mismo. Vistas las cosas así, diremos que el pensamiento sandinista, parte de reconocer la importancia de todos los nicaragüenses. Además vuelve la mirada hacia nuestra realidad concreta y, en todos los sentidos, sus propuestas promueven una orientación clara y acertada en el proceso de reconstrucción y de refundación de nuestra Nicaragua. Sandino entonces presenta siempre en sus textos un bosquejo argumentativo que distingue y opone el orden yanquieuropeo occidental, al orden popular, vinculado a las vivencias, a las experiencias, a la mística, a lo espiritual, a los saberes y sentires del pueblo. Es preciso destacar que en Sandino pensamiento y mística se encuentran juntos. Esto da base a su espiritualismo, que lo esgrime como una especie de apoyo trascendente en todas sus acciones y representaciones.
Digamos entonces que la comprensión del mundo que propone el pensamiento sandinista es natural y cultural a la vez, movida ésta desde el pensamiento ancestral, popular, indígena, montañés. Así que el pensamiento sandinista se vincula con un peregrinaje cognitivo en múltiples dimensiones, tales como la diversidad, la acción, así como con los elementos residuales considerados subalternos por el sistema dominante.
El Sandinismo se ha convertido en nuestra región y, específicamente en Nicaragua, tanto por sus aportes político-teóricos, así como por sus acciones en una fuerza y expresión completa de lo que es Revolución, Cambio y/o transformación. Así Sandino planteó la Revolución que traía aparejada una serie de cambios los que a la postre se arraigaron en las siguientes generaciones, de las cuales surgió el FSLN que logró el Cambio en 1979 con el derrocamiento de la dictadura somocista. Luego de la embestida neoliberal -1990–2006- en nuestro país que trajo consigo la imposición de un sistema excluyente/depredador/discriminador/corrupto/incapaz, la victoria electoral del FSLN en las elecciones del 2006 liderado por el Comandante Daniel Ortega y la Compañera Poeta Rosario Murillo, significó una nueva etapa de Cambio, de evolución, de revitalización de la acción transformadora y por lo tanto de la fuerza revolucionaria-sandinista en toda su magnitud en nuestra Nicaragua.
La Revolución, el Cambio que el FSLN está echando a andar en nuestro país es una propuesta que toma forma a partir de acciones que tienen como efectos cambios, no sólo en el sistema político, sino también económico/social/cultural/ y que redundan en el bienestar de la población, sino que de igual manera tiene resultados directos en la toma de conciencia en la ciudadanía alrededor de sus derechos, así como en torno a una nueva visón del mundo: solidario, socialista, comunitario, justo, en paz, en reconciliación, conciliador, en unidad por el bien común y el buen vivir.
Decimos esto porque la Revolución Sandinista tiene como característica primordial enfatizar la naturaleza social del proceso de cambio. Por tanto esta es una Revolución que marcha a la par de la ciudadanía, del pueblo compartiendo y solventando sus demandas, acompañando sus tradiciones, promoviendo la educación, la creatividad, valores y principios de igualdad, respetando la interculturalidad, la diversidad sexual, fomentando el alma colectiva, promulgando la armonía y unidad familiar, asegurando la salud, la seguridad y soberanía alimentaria, motivando transformaciones y consolidación de diversas formas de pensarnos y sentirnos como nicaragüenses, con el fin último de conseguir la felicidad de la población.
Todo esto constituye el Pensamiento y las acciones que Sandino iniciara en las montañas de las Segovias nicaragüense en el primer tercio del siglo XX, y que tiene su vigencia, validez y expresión en el Cambio de sistema que el FSLN trajo a Nicaragua y en la voluntad férrea de continuar y profundizar ese cambio a partir de un punto de vista colectivo y unificado con el esfuerzo cooperativo entre los ideales y prácticas revolucionarias, así como las diversas nociones, saberes y sentires de la población nicaragüense en general, tal como Sandino lo vislumbró desde esa época.
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