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domingo, 12 de mayo de 2013

¿Qué tan justificado está el temor de Putin en Siria?




¿Qué tan  justificado está el temor de Putin en Siria?
Manuel S. Espinoza J.*


En el pasado mes de marzo, me llamó mucho la atención un artículo publicado  por la prestigiosa revista Foreing Affairs,  titulado “Confundiendo Siria con Chechenia. Las verdaderas razones del apoyo de Putin a Assad” escrito por Fiona Hill, experto en Rusia y el Cáucaso de la Brookings Institution.
  

Para este experto, la ganancia, producto de la venta de armas a Siria y el mantenimiento de una base naval en el puerto de Tartus en el Mediterráneo, son meros intereses marginales y simbólicos.  El núcleo de su tesis es que: “El firme apoyo de Vladimir Putin para el régimen de Assad en Siria se explica por su pavor a la fractura de Estados y el islamismo sunita. Temores que enfrentó, con el intento de secesión territorial y la brutal supresión de Chechenia en Rusia”.


Claro para muchos, que ven lo geoeconómico y lo geopolítico dentro de  los intereses determinantes de la nación en materia de política exterior y en contraposición de la voluntad del estadista, como factor de mayor peso; fácilmente pueden afirmar, que Hill esta en un grave error y sobre todo en estos días.


Sin embargo, dicha percepción analítica primaria desaparece a lo largo del artículo de Hill, donde bien señala diversos elementos, que integran el pensamiento de Putin sobre el fundamentalismo sunita y el peligro que estos representan no solo para Rusia sino para el planeta en general. Cualquiera que lea la primera parte del artículo, difícilmente estaría en desacuerdo con Putin y su interés de proporcionar y garantizar la estabilidad y la integridad territorial de su nación, compuesta de unidades de gobierno semiautónomas, con diversos grupos multiétnicos, sobre todo, en la parte caucásica. Es más, hasta son tan contundentes los argumentos que integran el pensamiento del estadista ruso, que cualquiera diría que el artículo fue hecho por encargo de los rusos mismos.


Según analiza Hill, V. Putin vio las intenciones separatistas de los Chechenos, como:


·       “la continuación del procesos de derrumbe  de la URSS. [Así] de no contener el extremismo checheno, Rusia dejaría de existir tal y como aún se le conoce y se produciría la yugoslavización de Rusia”.


·       “en Siria al igual que Chechenia, las fuerzas de oposición  incluyen  a extremistas sunitas grupos islamistas”.


·        “Siria es el último campo de batalla en una lucha global, de varias décadas entre los estados laicos y el islamismo sunita, que se inició por primera vez en Afganistán con los talibanes, a continuación, se trasladó a Chechenia, y se ha apoderado de  varios países árabes.”


·       Putin ha expresado su temor del  extremismo suní islámico y de los riesgos que los grupos "yihadistas" suponen para Rusia, con su población musulmana sunita,  grandes concentradas en el norte del Cáucaso, la región del Volga, y en las principales ciudades como Moscú. Es por eso que Rusia ofreció ayuda a EE.UU para combatir a los talibanes tras el 9/11 y por lo que tiene relaciones cercanas con el Sha de Irán para hacer contrapeso al poder sunita.


Muchas ciudades rusas fueron escenario de desbastadores ataques terroristas producto de los centenares de  Yihadistas que llegaron a pelear con el apoyo de grupos extremistas de todo el mundo árabe.  


En la segunda parte del artículo, Fiona cae en una profunda contradicción al restarle validez a los mismos elementos que fundamentan su principal afirmación, al  percibir como error de Vladimir Putin el entender que los peligros que surgieron en Chechenia son  los mismos en el  conflicto en Siria. Lógicamente Hill hace todo un excelente esfuerzo por establecer lo contrario, que al final no logra convencer.


Sobre todo porque bajo el escenario donde Rusia abandona a Assad,  Fiona  Hill elabora una lista de preguntas a las cuales EE.UU  no puede responder.

A) ¿Quién será responsable de las consecuencias del colapso del régimen?


B) ¿Quién mantendrá a los extremistas sunitas en Jaque?


C) ¿Quién mantendrá extremistas fuera de la región del Cáucaso del Norte y otras regiones de Rusia con grandes poblaciones musulmanas sunitas?

D) ¿Quién  se encargará de la seguridad de las armas químicas de Siria?


“Putin lógicamente no confía en los Estados Unidos para jugar este papel estabilizador…cuando Estados Unidos se retiró de Irak, que dejó a un  chiíta, Nuri al-Maliki, para suprimir a los sunitas, la retirada de EE.UU. de Afganistán está dejando sólo la incertidumbre a su paso. En pocas palabras, Putin duda de que Estados Unidos y la comunidad internacional pueda lograr la estabilidad en Siria, (Libia es un ejemplo de caos casi total a[un. N.A) por lo que sigue en pie el régimen agitando como el único medio de evitar el colapso del estado en su totalidad”.


El artículo en mención adquiere mayor relevancia tras los atentados terroristas en Boston durante una carrera de maratón, que tuvo a chechenos como actores principales.  Es más, a lo interno de la prensa norteamericana, mucha relevancia ha adquirid0 el hecho que, años atrás, los servicios secretos rusos le dieron tips de información a sus colegas norteamericanos sobre los actores del atentado. Todo parece, que al igual que Fiona Hill en la parte contradictoria de su artículo, en EE.UU hasta ahora no ven la amenaza proveniente del fundamentalismo sunita.


Msc. Manuel S. Espinoza J.

Presidente del Centro Regional de Estudios internacionales (CREI)

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