Los
discursos dirigidos al… ‘pueblo’
Rómulo Pardo Silva
Puede ser un error
político pensar en ‘el pueblo’ cuando se dirigen mensajes de propuesta política
o de argumentación de actos de un gobierno.
Es común entender el
pueblo como un conjunto de personas que forman un bloque social, político,
económico. Como algo inalterable, de una pieza.
La práctica puede
mostrar que esa forma de comunicación es más negativa que positiva. Es débil.
¿El pueblo de la Unión
Soviética destruyó el socialismo real pensando que la solución a sus exigencias
la tenían empresarios?
En Cuba hay quejas por
el mal comportamiento social de adultos y escolares en buses, en la calle. ¿Es
el pueblo cubano?
¿El pueblo venezolano
dio una votación claramente mayoritaria a Chávez y el mismo pueblo abandonó en
casi un millón de sufragios al mismo programa seis meses después?
¿Es posible reconocer
qué es el pueblo norteamericano o chino?
Parece más realista
pensar en construir los mensajes como comunicación a personas diversas,
cambiantes, con ideas arraigadas. Convencer con explicaciones amplias,
flexibles, nunca indiferenciadas.
Es cierto que en
determinados momentos una mayoría fuerte de hombres, mujeres, viejos, jóvenes,
adhiere con fuerza a una línea de acción, pero no dejan de ser individuos.
Mejor que hablar al
pueblo es comunicarse con las personas, con los grupos sociales.
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