LAS FARC- EJÉRCITO DEL PUEBLO
MEDIO SIGLO DE LUCHA POR LA PAZ
Por Miguel Urbano Rodrigues
El comunicado
conjunto divulgado en La Habana el día 26 de Mayo por las delegaciones de las
FARC-EP y del gobierno de Bogotá significó la apertura de un nuevo ciclo de
diálogos de paz iniciados en aquella ciudad.
Después de seis
meses de conversaciones difíciles, los representantes de la guerrilla y del
ejecutivo colombiano firmaron un acuerdo para la “Reforma Rural Integral”,
primer punto de la Agenda en debate.
El documento
aprobado prevé transformaciones radicales en el mundo agrario. La mayoría de
las principales exigencias de las FARC fue aprobada. Entre ellas la relativa al
acceso al uso de la tierra,aa la formalización de la propiedad, las tierras
improductivas, a los programas de desarrollo social (educación, habitación,
erradicación de la pobreza), al estímulo a la producción agropecuaria, al Fondo
de tierras para la Paz, al ambiente.
El día 11 de
Junio las delegaciones inician la discusión del segundo punto de la Agenda: la
Participación Política, que abarca el tema crucial de la Democracia.
El presidente
Juan Manuel Santos afirmó estar empeñado en la continuación del proceso “con
prudencia y responsabilidad”.
En una
Declaración emitida simultáneamente en la Habana, las FARC-EP consideran
positivo el acuerdo alcanzado sobre la
Reforma Agraria, pero alertan sobre las dificultades del dialogo en la Mesa de
Negociaciones, sobre los restantes puntos de la Agenda, destacadamente los
relativos a la droga, al cese al fuego y armamentos y a la reintegración de las
poblaciones expulsadas de sus territorios.
Las FARC están
conscientes de que la conquista de la paz es inseparable del desmantelamiento
de la oligarquía que utiliza el Estado como instrumento de su política de
clase, marcada por una represión feroz.
Es significativo
que cuando crece el apoyo popular a las iniciativas del Movimiento Colombianos
por la Paz, liderado por la ex senadora Piedad Córdoba, algunos ministros
–entre ellos Fernando Carrillo, y el del Interior- hablan otro lenguaje,
sugiriendo el fin de las conversaciones si antes de la navidad no es firmado un
Acuerdo Global.
El alto comando
de las Fuerzas Armadas también se empeña en sabotear los debates de La Habana
–apoyados por Noruega y Cuba- intensificando la guerra. Los 50 drones –aviones asesinos sin piloto- recientemente adquiridos ya habrían sido
utilizados en bombardeos en La Macarena, Orito, Saravena y Catatumbo.
La posición de
Barack Obama es, como habitualmente, ambigua e hipócrita. Dice apoyar los diálogos
para la Paz, pero envía al vicepresidente Joe Binden a Bogotá para derramar elogios
sobre el gobierno de Colombia, su mejor aliado en América Latina, y expresar
allí el deseo de los EEUU de adherirse a la llamada Alianza del Pacifico. Cabe
aclarar que esa extraña alianza fue concebida en Washington para funcionar como
contrapunto del Mercosur. La integran por ahora México, Chile, Colombia y Perú,
países cuyos gobiernos desarrollan políticas de sumisión al imperialismo
estadounidense.
El apoyo militar
a la guerra contra las FARC-EP prosigue. Los EEUU que ya invirtieron más de
ocho mil millones de euros en el financiamiento del Plan Colombia, instalaran
en el país siete nuevas bases militares desde el inicio de la Administración
Obama.
Medio siglo de lucha
Al contrario de
la imagen edénica del país próspero en acelerado desarrollo por la acción de un
gobierno democrático y progresista, imagen que Juan Manuel Santos difundió en
su visita a Europa, la situación en Colombia continua degradándose.
El
paramilitarismo permanece impune con raras excepciones. La corrupción
desenfrenada y la miseria, en la capital y en las grandes ciudades son
crecientes. Las más numerosas y bien equipadas fuerzas armadas de América
latina –medio millón de militares- absorben una tajada colosal del presupuesto.
El hambre, endémica en muchas regiones, afecta a ocho millones de personas.
15000 infantes mueren anualmente antes de los cinco años por desnutrición.
Dirigentes sindicales son asesinados cotidianamente todos los meses. Pero el
número de multimillonarios aumenta cada año en una de las sociedades más
desiguales del mundo.
Las FARC-EP,
fundadas en Marquetalia después de combates épicos en la ruptura de un cerco, acaban
de conmemorar 49 años de existencia y de lucha ininterrumpida.
Incluidas por la
Unión Europea y por la ONU en la lista de organizaciones terroristas,
calumniadas, acusadas de narcotraficantes por un presidente, Álvaro Uribe Velez
(que fue aliado de Pablo Escobar, el rey de la coca) las FARC se asumen como
organización revolucionaria, marxista-leninista.
“Somos pueblo –afirman- que empuña las armas
contra las armas del poder y contra la represión”.
Moderadamente
optimistas, todo hacen para que las conversaciones de La Habana permitan la
concretización de las aspiraciones de paz del pueblo colombiano.
Más no olvidan
que una de las cláusulas de la Agenda establece que el Acuerdo General de Paz
solamente solamente será posible si
todos los puntos en él incluidos fueran aprobados. El rechazo de cualquiera de ellos implicaría
la anulación de los demás.
Por si sola, esa
exigencia es esclarecedora de la falta de transparencia y de la mala fe que han
sido permanentes en las posiciones de los delegados del gobierno en la Mesa de
Negociaciones.
Hoy, como
siempre, las FARC-EP defienden una solución política cuyo desenlace será una
Paz definitiva en una Colombia democrática.
Ellos creen como
Bolívar que las Fuerzas Armadas deben ser el pueblo en armas, un instrumento de
la defensa de la soberanía nacional. Usarlas contra el pueblo, como ocurre en
Colombia, es un crimen monstruoso.
El original
portugués de este articulo se encuentra en
www.odiario.info
Traducción: Jazmín Padilla
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