Postalita
LOS GRANDESMarcio Alfonso Vargas Aguilar
Hace pocos días me decía el veterano, heroico e injustamente olvidado fotógrafo Che Durán, que nosotros dos conocimos al actual Papa en un viaje a México para la firma de la paz en Chapultepec entre el FMLN y el gobierno salvadoreño. Y fuimos después a San Salvador y ya no lo vimos, hasta ahora que lo vemos de lejos con los disfraces que usan los papas.
Sí conversé con él y Durán fue testigo y habrá fotos perdidas de ese encuentro, pero no tengo nostalgia por ello.He conocido y conversado con diversas personalidades mundiales en mis casi 40 años de periodismo, pero no es algo que me produzca , por sí, gran orgullo. La mayoría de esos personajes sólo me dejaron mal sabor sobre el liderazgo humano. Y encima una envidia eterna de algunos colegas que se creen primas donas aún ahora, dolidos por no haber estado en el momento adecuado en el lugar adecuado, tanto como yo.Pero entre zacate y pasto de primera, hubo de los segundos que no olvido.A Chávez por ejemplo, le conocí de muy joven cuando Daniel viajó dos veces a Caracas a tomas de posesión entre finales de la década de 1980 y comienzos de la de 1990.Buscaba a los delegados nicas, ese joven militar y platicaba mucho de Bolívar y quería saber mucho de Nicaragua. Una vez estuvimos bebiendo café juntos, él, Carlos Guadamuz, el cantante venezolano Oscar de Leon y este servidor, en un bar propiedad del músico.Me asustó saberlo después de líder de una rebelión que le lanzó a la fama pára siempre.Se lo recordé en persona aquí en Managua, en el aeropuerto, en una visita tras el Mitch, en los primeros meses de 1999. Ya presidente recién electo. No recordaba él nada, pero yo sí.Volví a verle de casualidad años más tarde en Managua, enla salida de un hotel adonde esperaba al siempre retrasado Daniel, y hablamos otro rato.Debo dejar claro que me dejó impresionado su progreso, su cambio...Y cuando logré sobrevivir al sueño cansado en un acto en la UNI adonde le dieron el doctorado Honoris Causa, Chávez me alucinó, pues esa vez pudo hilar sin sus famosas y largas disgresiones, lo que era su visión bolivariana del socialismo cristiano siglo XXI. Fue esa vez la primera en que le escuché decir que no moriría tranquilo sin lograr convencer a Fidel Castro de rezar un padre nuestro juntos. No se si lo volvió a decir, pero lo dijo esa vez. Y no sé que le habrá contestado el enorme líder cubano de la revolución en América Lartina y el Caribe, a quien por cierto también tuve oportunidad de conocer en persona.Y entre éstas , mientras alguien [...] se dio el lujo de decirme que sospecha que yo soy, no sé si somocista o troskista en su página, y para prohibirme el acceso a ella..., en esos días pues, un amigo me escribió para decirme que yo escribiera sobre los grandes personajes con los que tuve contacto en tantos años de profesión tan intensa.[...]De todas formas, son demasiados, pero aprovecho ahora los días de la muerte del Libertador de los Pobres, Hugo Chávez, para buscarle comparación con algunos de esos líderes a quienes tuve el honor de conocer, caerles bien, platicar con ellos e incluso entrevistarlos.Sobre el papa italo argentino ni me pregunten más, conocí curas de mayor talla.Pero pensando en Chávez y tratando de alejarme de Nicaragua y Cuba, cuna de personajes maravillosos aún con vida (Daniel, Fidel, Raúl, Rosario, Valdez..., por citar algunos), he decidido comparar a Chávez con un injustamente olvidado líder determinante del Africa negra. No me refiero a Zamora Machel o Mugabe a quienes conocí, sino a Julius Nyerere, fundador de Tanzanía y vencedor de Idi Amín, líder que apoyando a Cuba logró que Mandela fuese lo que es ahora y que Sudáfrica se liberara del yugo del bárbaro racismo.Estuvo casi un cuarto de siglo en lucha y poder en el África negra en combate de liberación nacional y revolución social, y tuvo que retirarse a fines de la década de 1980, debido a un extraño cáncer pélvico, igualito al de Chávez, lo que me hace sospechar del imperio.Enfermo y desconfiado de la medicina "occidental", tuve la oportunidad de convivir un par de días con Nyerere en una santuario azteca, en el norte y más alto montañoso lugar alejado de la capital mexicana, adonde rendía tributo y pedía esperanzas a la medicina de los pueblos originarios de América. Un lugar cuyo clima, silencio, bruma, paisaje e historia te hacía temblar de respeto.Nyerere luchaba con optimismo y valentía ante el cáncer y hablamos de su sueño truncado de no sólo la liberación de los países del africanegra, sino de su integración y su unidad en un panafricanismo que sigue siendo un sueño.Esto ocurrió por 1988, y mis mayores referencias bolivarianas estaban en Martí, Sandino y el FSLN, pero Nyerere quería ir más allá en el sin fronteras de su región amada.En otra ocasión rendiré debido tributo a Nyerere publicando como entrevista esas 36 horas en que pasamos conversando y conviviendo en un lugar tan especial.Porque ahora lo que quiero decirles simplemente es que Chávez me recordó desde hace mucho a Nyerere. Grandes entre los grandes. Hay que decirlo, son hombres grandes de nuestros pueblos.Y confiezo que esperé vanamente la misericordia de Dios para que Chávez no corriera la misma suerte del gigante y visionario líder tanzanio.Y se parecían tanto, que ambos me dieron a grabar y escribir sus plabras de elogio, su pensamiento, y su confianza sobre el liderazgo del FSLN, y en ambos casos especialmente refiriéndose a Daniel Ortega.Hoy que Chávez está muerto, vive como Nyerere en la conciencia de su pueblo y de sus amigos y compañeros de lucha, y si ninguno de los dos vio el fruto completo de su obra, la verán otros en el futuro.Yo estoy actualmente, cabeceando las dificultades económicas, dedicado a dejar una obra, estoy escribiendo libros que seguro podrán públicarse cuando ya este pobre mortal testigo pivilergiado de historias de aquí y de allá, haya pasado al otro mundo.Sucede que ese es mi deber. Estudiar, investigar y escribir para las generaciones futuras.Uno de mis libros está dedicado especialmente a Daniel y a los terceristas en el FSLN y Nicaragua, otro a la historia verdadera de los principales periódicos nicaraguenses que conocí, como La Prensa, El Nuevo Diario y Barricada, otro sobre grandes hechos vividos, otro sobre grandes personas entrevistadas, entre ellas Nyerere, y un ultimo libro sobre cosas que no pude publicar en vida sobre la historia política de mi país, debido a que si lo hago antes me gano un balazo antes de terminar.Muchas vivencias, poco presupuesto pero ahí vamos.Sin embargo, el día de hoy quiero adelantarles que el parangón de Chávez está en África, en Tanzania y se llamaba Julius Nyerere. Estudien, compañeros. Yo he tenido que estudiar mucho, incuso recuerdo que aunque en las universidades en que estuve logré estudiar historia revolucionaria y teoría marxista leninista, me tocó pasar un duro curso de dirigentes medios del FSLN, en la escuela de cuadros sandinista "Ricardo Morales Avilés", en 1982. Fundar una escuela después y participar en debates sobre los nuevos estatutos del Frente de mi corazón.Mis verdaderos compañeros saben esto y de los reconocimientos diversos que he recibido por el FSLN y por otros compañeros, de Cuba, de México y otros lares.Lo cuento ahora no para jactarme, ya estoy viejo para eso, sino para que los jóvenes que me lean no se dejen llevar por opiniones estúpidas como las de alguien [...] que ni sabe dónde vive ni de dónde es, muchos menos que sepa quién soy yo, nicaragüense por gracia de Dios y poseedor de la Orden de la Independencia Cultural Rubén Darío.Chávez y Nyerere, Che y Pätrice Lumumba..., hay que estudiar, es un deber, así como actuar por supuesto.Patria y LibertadSiempre PLOMODesde algún lugar de Nicaragua...Marcio Vargas Aguilar
Blog de opiniones y reflexiones personales sobre los grandes problemas de la realidad nacional e internacional, desde una perspectiva crítica.
domingo, 17 de marzo de 2013
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