El terrorismo de Estado de la Administración Obama
Miguel Urbano Rodrigues
Contribución presentada al Seminario Internacional Los partidos y una nueva
sociedad”, organizado por el PT- MEXICO
La crisis que
la humanidad enfrenta no tiene precedentes. Por sus características, por ser
global y universal, difiere de las anteriores.
La mayoría de
la humanidad tiene dificultad en comprender su gravedad y darle combate porque
un monstruoso engranaje de desinformación transforma la mentira en verdad y el
crimen en virtud. Utilizando ese
engrenaje como instrumento de una estrategia de dominación planetaria, el
sistema de poder de los Estados Unidos intenta -con la complicidad de los
gobiernos de la Unión Europea y de Japón- crear sociedades de señores y
esclavos de nuevo tipo, pueblos robotizados, un mundo que responda a los
intereses del gran capital, erigido en un valor supremo, casi divinizado.
Para alcanzar
ese objetivo, el imperialismo evolucionó en una metamorfosis compleja. Las
guerras interimperialistas pertenecen al pasado. Contradicciones entre grandes
potencias y gigantes trasnacionales no desaparecerán, pero no son ya antagónicas.
Un
imperialismo colectivo hegemonizado por los EEUU substituyó al imperialismo
tradicional , responsable de las guerras mundiales del siglo XX.
El polo y
motor de ese nuevo imperialismo se sitúa en los EEUU y es el que, por su
agresividad e irracionalidad, configura una amenaza a la humanidad.
Hoy son los intelectuales
progresistas de los EEUU los primeros en denunciar éste peligro que, por el
funcionamiento del sistema y su tendencia exterminista, puede conducir a la
extinción de la vida en la Tierra.
Cito entre
otros a Noam Chomsky, James Petras, Ramsey Clark y al fallecido Howard Zinn.
En entrevista
reciente a la emisora de la televisión Russia Today, de Moscú, el cineasta
Oliver Stone y el historiador Peter Kuznik, definieron a Barack Obama como
“lobo disfrazado de cordero”.
Para Oliver
Stone, los EEUU son actualmente un Estado Orwelliano. Obama “continuó en todo
los cambios de Bush, los introdujo en el sistema y los codificó”.
Frente a una
crisis estructural para la cual no encuentra soluciones en el ámbito de la
lógica del capital, el imperialismo estadounidense optó por una política exterior
neofascista, promoviendo guerras “preventivas” contra pueblos del Tercer Mundo
para saquear sus recursos naturales.
Crímenes
abyectos fueron cometidos en Irak, en Afganistán, y en Libia. Tribus de Somalia
y de Yemen son bombardeadas con frecuencia en guerras no declaradas. La
intervención militar en Uganda se insertó en los planes del Africa Comand que se propone instalar en
aquel Continente un ejército permanente de 100 000 hombres.
En Irak, en
Siria y en Afganistán, los EEUU crearon “escuadrones de la muerte” inspirados
en el modelo salvadoreño para asesinar
“enemigos” cuyos nombres constan en las listas elaboradas por la
inteligencia militar. ( Chossudovsky, Global Research,4.1.13)
La operación
terrorista que intenta imponer a Siria un gobierno fantoche está en marcha. El
objetivo siguiente será Irán, único país musulmán cuyo gobierno no se somete a
los ultimátum de Washington. Ya China es presentada como el gran obstáculo a la
dominación planetaria de los EEUU. Dos tercios del poder aeronaval de los EEUU
fueron concentrados en el Extremo Oriente y el país está cercado por una red de
bases militares norteamericanas.
En la
reformulación de la estrategia del Pentágono, los drones -aviones sin piloto-
substituyeron a los bombarderos tradicionales. Los mejores pilotos de la USAF,
instalados frente a sofisticadas
maquinas en bases de los EEUU y otros países dirigen los ataques criminales de esos ingenios contra
aldeas de Paquistán y de Afganistán. Y es el mismo presidente Obama quien
selecciona en listas que le son entregadas por la CIA a los enemigos que deben
ser abatidos, supuestamente de Al Qaeda o Talibanes. Millares de campesinos han
sido asesinados por los drones en esas acciones criminales. El Pentágono lamenta,
pero concluye que se trata de “daños colaterales inevitables”.
Centenas de
bases militares de los EEUU, instaladas en más de quince países, son prueba
indesmentible de la estrategia exterminista del Pentágono.
Un número
record de suicidios en las Fuerzas Armadas el año pasado fue interpretado por influyentes
media como manifestación del malestar
creciente en ellas implantado.
En el plano
interno los EEUU actúan ya –la expresión es de Michel Chossudovsky- como un
Estado totalitario y policial de fachada democrática.
La Base
Militar de Guantánamo permanece abierta como centro de tortura de presos.
Invocando el
Espionage Act, la Administración Obama encarceló sin llevar al tribunal más
ciudadanos de lo que cualquiera de las anteriores.
El actual
gobierno, según Peter Kuznick, intercepta diariamente 1 700 000 mensajes
privados entre emails y llamadas telefónicas. Aproximadamente un millón de
personas con “habilitación de máxima seguridad” garantizan el funcionamiento de
ese aparato secreto de espionaje.
En 1946, las
cuatro potencias occidentales que habían destruido el III Reich de Hitler
juzgaron en Núremberg a 22 de los grandes criminales de guerra nazis y
ahorcaron a 11 de ellos. Hoy, transcurridos 66 años, el presidente de los EEUU,
responsable por una estrategia
exterminista y repugnantes crímenes contra la Humanidad, es premiado con el
Nobel de la Paz.
La Historia
nos enseña que los pueblos oprimidos
agredidos tardan casi siempre en levantarse contra la tiranía. Pero
acaban por insurreccionarse y destruir los sistemas que la imponen.
Esa ley histórica es válida.
El
capitalismo es aún poderoso, pero herido de muerte, hegemonizado por el sistema
de poder deshumanizado del imperialismo estadounidense, será destruido y
erradicado de la Tierra, patria del hombre.
Ciudad de México, Marzo del 2013.
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