¿Dos estrategias chinas para vencer al imperialismo mundial y
poder construir el socialismo?
Pedro Echeverría V.
1. Parecería, se podría pensar, que por fracasar en China Mao
Tsetung (hoy Mao Zedong) en su estrategia revolucionaria socializante para
derrotar al capitalismo y al imperialismo, ahora se inventa una nueva
estrategia -radicalmente diferente- que persigue el mismo objetivo, sólo que a
partir del mismo sistema capitalista. Mao encabezó el triunfo revolucionario de
1949 hasta que falleció en 1976; a partir de entonces el gobierno está en manos
de Deng Xiaoping y la batalla contra el imperialismo –según se puede ver-
continúa, sólo que a partir de la competencia en los mercados, es decir, de la
lucha intercapitalista. Jamás pensé en que este fenómeno pudiera darse de esta
manera, pero lo que se observa en los mercados y en la confrontación política
internacional parece ser de lo más importante. ¿Puede acaso olvidarse que la
Primera y Segunda guerra se desataron a partir de broncas mercantiles y control
territorial?
2. No puede desearse otra guerra mundial; aunque el mundo nunca ha
estado sin guerras “limitadas” porque el imperialismo no puede vivir sin ellas.
¿A quién venderían los EEUU armas, tanques, aviones, helicópteros y todos los
pertrechos que sirven a las guerras, que produce la gigantesca industria
militar, si estas no son alentadas y provocadas? ¿No se sabe acaso que cuando
hay amenazas de guerra e intervenciones la bolsa de valores y la economía de
los EEUU siempre se va para arriba porque la economía armamentista se calienta?
Por eso EEUU arma hasta los dientes a todos sus amigos y aliados como Israel,
Pakistán, Colombia y decenas de países incondicionales como México, Costa Rica
o Panamá. Pero también, con el fin de vender más, arma hasta a los enemigos.
Los únicos que quieren y luchan por la paz son los pueblos.
3. Debe recordarse que la confrontación de Mao Tsetung
contra Liu Shaochi, Peng Zhen y Deng Xiaoping en los años sesenta y setenta del
siglo XX, fue muy fuerte, sobre todo por las acusaciones terribles de Mao y Lin
Piao contra el derechismo y
pro occidentalismo encabezados y por Liu y Deng. Y si se recuerda que en 1966 y
1967 fueron las manifestaciones más grandes y radicales de los jóvenes chinos y
que esos años fueron claves en la guerra de Vietnam y en la polémica
chino-soviética, se podrá entender el ultraradicalismo de la “Gran Revolución
Cultural y Proletaria China”. Por eso el maoísmo estuvo en el corazón y en las
pancartas de todos los jóvenes que nos enfrentamos a la burguesía en las calles [durante] aquellos años. No debe olvidarse que mandatarios Jruschov y Johnson jugaban
entre tanto con la “competencia económica y la coexistencia pacífica”. “Pekín
Informa” fue nuestra prensa diaria en los años sesenta.
4. Pero en tanto la maoísta China mantenía posiciones radicales y
la URSS andaba de brazos con el gobierno yanqui, en el interior de China se
acusaba al grupo de Liu y Deng de ser agentes de los soviéticos, de ser derechistas
y de querer bajar la combatividad del pueblo chino. Mao era
apoyado por un sector dirigente del Partido (La llamada “Banda de los Cuatro”)
utiliza una gigantesca movilización estudiantil (Guardias rojos) para desacreditar al ala
derecha, pro-capitalista. La realidad es que esa confrontación era real y
definitiva; sin embargo a la muerte de Mao, la derrota de la Banda de los
Cuatro, el ascenso del grupo Deng lleva a un cambio total de paradigmas. Deng
ha declarado y ahí se puede ver su idea: “En el pasado, la banda de los cuatro”
planteó que era preferible un socialismo pobre a un capitalismo rico; esto era
absurdo… Al hacer la revolución tenemos por objeto emancipar las fuerzas
productivas y desarrollarlas”.
5. Recordar que China perteneció al llamado “bloque de países
socialistas” desde que en 1949 triunfó su Revolución encabezada por Mao Tsetung
hasta que este gran líder y teórico falleció en 1976. Después surgieron luchas
internas al interior del partido y del Estado que eliminaron a las corrientes
izquierdistas que encabezaron en 1966 la Revolución Cultural , entre las que
estaba la misma esposa de Mao. La derrota de la llamada “Banda de los cuatro”
(que buscaba la continuidad del maoísmo) dio paso a la corriente derechista
(dentro del mismo Partido Comunista) encabezada por Deng Xiaoping para obtener
el control total del poder. Si bien China no era realmente socialista porque
(como los demás países del bloque) aún persistía el trabajo asalariado y la
plusvalía, a partir de finales de los setenta se impuso un nuevo modelo
económico idéntico al modelo capitalista aunque políticamente se diga que es
diferente.
6. La Revolución Cultural fue muy importante en la historia de la
dirigencia China. Sus repercusiones llegaron a los jóvenes que dos años después
gritarían en las calles sus consignas contra la cultura burguesa. Fue una
batalla “contra los representantes del revisionismo soviético y el imperialismo
yanqui representados por Liu Shao Chi y Deng Xiaoping”. En ese año los jóvenes
radicales, dirigidos por Lin Piao, llevaban en las manos el “libro rojo” que
contenía los pensamientos del presidente Mao en forma de citas. La realidad es
que fue un año de grandes movilizaciones que buscaban que el pueblo chino
radicalizara sus posiciones políticas apoyando al pueblo de Vietnam en su lucha
contra el imperialismo yanqui invasor y repudiara las posiciones derechistas
que se estaban fortaleciendo al interior del partido comunista. Muchos
intelectuales, entre ellos Sartre, y millones de jóvenes se hicieron maoístas
por la Revolución Cultural.
7. Los tiempos de Mao fueron realmente heroicos porque se tuvo que
enfrentar una gran guerra contra Japón, se hizo una revolución desde el
profundo campo chino, se defendió ante las amenazas y agresiones yanquis, se
sorteó una gran polémica ideológica con la Unión Soviética y se logró que la
ONU en 1973, al fin, la reconozca como parte de la organización. Durante más de
30 años mantuvo Mao la convicción y la enorme voluntad por hacer de China un
país socialista igualitario; no puede ponerse en duda la honestidad de sus
luchas por lograr ese objetivo, sin embargo (como sucedió en Rusia, Yugoslavia,
Checoslovaquia, en todo el bloque, el socialismo sólo fue un buen deseo que
nunca se logró. Fueron sociedades mucho menos injustas que las llamadas
sociedades libres y democráticas en cuanto a la distribución de la riqueza,
pero estuvieron muy lejos del gobierno autogestivo, de la superación del
salariado y la explotación.
8. A pesar de que en
los discursos se siga hablando de socialismo y de la continuidad del
pensamiento colectivista y comunitario de Mao Tsetung, en la práctica China se
ha metido a la competencia mundial en la producción y la exportación
capitalista de mercancías. Lo que el mundo observa, porque es lo que más se
difunde, es que China ha estado desplazando a casi todos los países en el
comercio internacional, en el crecimiento económico anual (más del 10 por
ciento) y, en el campo financiero, ese país oriental de más de 1300 millones de
habitantes, ha empezado a desplazar a países como Japón, Alemania y EEUU. La
pregunta entonces podría ser: ¿Le resultó a China mejor la vía capitalista que
el llamado socialismo que “construía” hasta 1976? Ese es el punto que hay que
evaluar. Hoy en China han surgido miles de multimillonarios nacionales y
extranjeros, pero a su lado hay una gran masa de población pobre y miserable.
9. Desde hace cinco años, la economía del poderoso país asiático
ha crecido por encima de casi todos los países del mundo. Se dice que han
aumentado considerablemente los ingresos de la población china, tanto urbana
como rural, así como el crecimiento del nivel de vida general. Sin embargo ese
crecimiento “macro”, global, no ha beneficiado por igual a ricos y pobres ni en
China ni en ningún país, aunque que se sigue hablando de democracia y
socialismo. Por ejemplo su dirigente principal Hu Jintao ha declarado que se ha
fortalecido el Partido Comunista Chino (73 millones de miembros) en su
capacidad de gobernación del país y en su carácter de vanguardia. Apunta que
“los problemas que aún subsisten en un país tan gigantesco y tan poblado como
China también son objeto de atención, sobre todo en lo que se refiere a los
recursos y el medio ambiente, y a los desequilibrios entre la ciudad y el
campo, así como entre regiones”.
10. ¿Un país con prácticas capitalistas bajo la dirección de un
partido comunista que se autoproclama marxista? Parece absurdo, pero me hace
recordar una polémica central en 1917 entre bolcheviques y mencheviques al
interior del Partido Socialdemócrata Ruso. Los primeros apostaban la
transformación del capitalismo al socialismo mediante la dictadura del
proletariado, por eso Lenin se apresuró a la toma del poder en (octubre o
noviembre, según calendario) porque “sólo el bolchevismo podría hacer tal
cambio”. Los mencheviques, con Mártov a la cabeza, se opusieron a la toma del
poder porque pensaban que en Rusia (dada las condiciones de atraso) sólo se
podría construir el capitalismo y si se forzaban las cosas vendría una
burocracia y la degeneración del ideal socialista. Se le conoció a esta
posición como la revolución por etapas, pero allí esta la experiencia. En la
China de hoy no es igual, pero es un elemento de análisis importante.
11. En los últimos años se ha venido planteando que el socialismo
no vendrá de las luchas radicalizadas en las calles y que el socialismo, “según
todas las experiencias”, sólo puede construirse a partir de la instituciones y
se dan ejemplos de lo que sucede en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua.
Dice Emir Sader, analista brasileño, que “la dificultad con los movimientos
sociales es que, en muchos casos, no logran construir opciones políticas”. Que
allí está el caso de Argentina, con todo lo nuevo que significaron los
piqueteros, las asambleas. “Frente a la elección la consigna predominante es
“que se vayan todos”. No se fueron y se corrió el riesgo de que llegara Menem”.
Apunta: No se puede movilizar a la gente todo el tiempo. Este planteamiento de
Sader no descarta las poderosas movilizaciones; al contrario, éstas siguen
determinando los cambios, pero no debe olvidarse el papel de las “legalidades”.
12. ¿Puede entonces China construir el socialismo usando la
economía capitalista y sus métodos de explotación y competencia? Desde el
marxismo clásico lo que los dirigentes chinos hacen es totalmente contrario,
aunque lo hagan desde el partido comunista y en nombre de Marx. Es posible que
China se convierta en la primera o segunda potencia económica mundial y llegue
a dominar a muchos países. Incluso puede elevar el nivel de vida de la mayoría
de su población. Sin embargo el socialismo por el que hemos luchado durante
muchas décadas es otra cosa: “No es ni el crecimiento económico, ni el consumo
máximo, ni el aumento de un tiempo libre (vacío) en cuanto tales; sino la
restauración, o mejor dicho, la instauración por primera vez en la historia de
la dominación del hombre y la mujer sobre sus actividades y, por tanto, de su
principal actividad: el trabajo. Se refiere a la transformación de todos los
aspectos de la vida y en particular a la vida diaria, la primera de los asuntos
importantes” Castoriadis.
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