La TVR
Televisión Registrada. Noticiero sobre la televisión argentina. 15 años
al “aire”.
Fernando Buen Abad Domínguez
“Había una vez un circo”
Es de suyo infausta tarea de ordenar los
archivos televisivos que compendian los desmadres ideológicos
burgueses –especialmente los de la televisión argentina con su emérita
mediocridad- y que, redondeados, ocupan un poco más de 50 años (algunos dicen
que data de 1951 y vale recordar que no de todo se tiene registro ¿por
suerte?). ¿Qué paradigmas ordenadores de TVR rigen la expedición al reino de
los archivos? ¿Cuáles son sus brújulas? ¿Qué determina sus hallazgos, qué
visibilizan y qué invisibilizan a partir de sus métodos y sus filosofías? Está
claro que las respuestas dependen de la época y del lugar. Es probable que el proyecto
TVR esté viviendo sus mejores momentos al cumplir 15 años y es probable que
tengan mucho por mejorar si afinan sus métodos de crítica y de auto-crítica.
Desde luego que pesa lo “vigente” (la comidilla del
diario) en el contexto político y cultural de esa Argentina que pasa por la
tele y, especialmente, la histeria “noticiosa” y opinológica que en ese país
ronda, con toda frecuencia e impunidad, la mentira, la calumnia y el
linchamiento. Con el paradigma, no exclusivo, de lo “diario” TVR bucea en los
archivos y tiene la puntería -y la no poca buena surte- de hilvanar personajes,
discursos, anécdotas y situaciones límites que al editarlas, lado a lado,
ofrecen una lectura extraordinaria, frecuentemente sorprendente, rica y
necesaria para afianzar un pensamiento crítico de ordinario ausente en la
televisión argentina y en muchas otras. Y le ponen sentido del humor. He ahí
uno de sus méritos. Pero su paradigma no sólo es “lo del día” ni sus archivos
son sólo locales y eso adosa interés real a sus ideas de producción televisiva.
Aunque los ahogue, frecuentemente, lo local.
A veces rellenan, con dibujos animados
especializados en un sentido del humor que resulta chabacano al lado de la
inteligencia y aporte del trabajo con los archivos. Rellenan también con canciones
de “parecidos” que es un equilibrismo muy riesgoso sobre el abismo frágil de la
anfibología y que desbarranca con frecuencia en el reino de la burla simplona.
Un elemento siempre prometedor y no siempre
satisfactorio, es la participación de los críticos invitados con quienes con
frecuencia se pierde tiempo en el chacoteo “televisivo” acaso sobre la idea de
que eso es “divertido” y da “ratings”, más que el esfuerzo analítico que tanta
falta hace en las pantalla de la televisión toda. Y ocurre tan poco. En los
programas de TVR el bocadillo crítico es de los momentos más esperados de la
serie, por ese bocadillo se genera una expectativa grande y suele ser poco
nutritivo o des-angelante por el desborde apologista con que se prodigan
algunos de los invitados. Pierden más tiempo en el halago que en el detalle
crítico sobre lo visto, se pierde riqueza en el análisis por no ir a fondo en
los aportes de un programa que, con sus cualidades, requiere crecer mucho para
ponerse al día con la intensidad política que Argentina despliega en la década
reciente. A veces parece un programa para adolescentes que se queda en
pantalones cortos en medio de un país que madura a pasos acelerados. Incluso
desde sus muchos atrasos y debilidades. Y eso, cuando ocurre, es una lástima.
Es este uno de los programas que produce la empresa
PPT (Pensado Para Televisión) y es quizá su hermano mayor, que no compite con
otras realizaciones, pero comparte con ellas buena parte del muy rico arsenal
audiovisual que la empresa atesora como uno de sus distintivos, de sus logros y
de sus promesas más interesantes.
Esta serie televisiva que con sus ya 15 años de
trabajo ha desfilado por altibajos muy diversos, enfrenta permanentemente la
dicotomía entre la humorada y la trascendencia política de su trabajo, entre la
chacota y la gravedad de lo que se pone en pantalla. Parece que reina el
supuesto falaz de que para ser atractivo a las “grandes masas” hay que ser
superfluo, banal, vulgar o veleidoso. Y eso, ésta serie, parece no necesitarlo
cuando tiene materia y profesionales que podrían garantizar atractivos muy
poderosos y sin los ganchos mediáticos más papanatas de la televisión
comercial.
Entre las más interesantes ofertas, resultantes de
explorar -con método- los archivos audiovisuales que se les ponen a mano, está
la evidencia de las contradicciones, algunas con carácter delincuencial
flagrante, y la posibilidad de mostrar cómo, tarde o temprano, la ideología
dominante sucumbe en la nata de sus incoherencias y cómo los títeres
financiados por la oligarquía, para fabricar ilusionismos, son todos parásitos
desvergonzados que pueden ser exhibidos y derrotados por el peso mismo de sus
contradicciones, delitos y mentiras. En eso la TVR podría jugar un papel de
fiscal independiente cuya fortaleza política no dependiera de la lógica del
entretenimiento al uso aunque está claro que no se puede escapar fácilmente de
las reglas del mercado ni de sus estatutos narrativos y estéticos. TVR tiene
materia para duplicar su vida, fácil y felizmente, por su inteligencia y porque
el circo sobrevive. Por ahora.
Dr. Fernando Buen Abad Domínguez
Universidad de la Filosofía
No hay comentarios:
Publicar un comentario