Nicaragua
La Política Exterior a definir con base en el Entorno Global
Manuel S. Espinoza J
Nuestra política
exterior en las últimas dos décadas se ha desarrollado en el marco de diversas
etapas de desarrollo del sistema internacional. Toda esta dinámica
transversalmente ha sido altamente influenciada por el proceso de
globalización, que ha generado una creciente interdependencia entre los estados
y las naciones, generando así parte de las tendencias de transformación de las
relaciones internacionales.
La primera tendencia es
tratar de mantener el sistema unipolar actual, con base en los regímenes y
organizaciones internacionales que se crearon en la segunda mitad del siglo
pasado, que inciden enormemente en la política exterior de gran parte de los
estados modernos: las empresas globales y multinacionales, la sociedad civil
“global” etc.
También en el ámbito de
las relaciones de competitividad por espacios de poder entre hegemonías, a
través de las actuales relaciones ruso-estadounidenses o Sino-Norteamericanas;
entre estas dinámicas las guerras dirigidas hacia Libia y Siria, por poner dos
ejemplos.
La segunda tendencia es
la creación de condiciones para la formación de un mundo multipolar, y esto es
especialmente notable en los últimos años, con países como Rusia, China, India,
Brasil. Aun cuando la UE sigue guiándose por un modelo unipolar, se distingue
un marcado debilitamiento de la posición de liderazgo de los Estados Unidos.
Para lograr esta
transformación se debe continuar con establecer mayores mecanismos y
reglamentos de carácter jurídico, en aquellos temas relevantes como el
comercio, la seguridad energética, el problema de la inversión mutua, las
restricciones de circulación de los ciudadanos; así como los existentes entre
la Federación Rusa y la Unión Europea, que ya están teniendo un impacto
significativo en la política mundial y tienen un lugar importante en su
política exterior.
La tercera tendencia se
asocia con cambios en la configuración del proceso de desarrollo mundial: el
desplazamiento desde el Atlántico Norte al Pacífico, donde se abarca a más del
40% de la población mundial, y su participación en el PIB internacional es del
50%. De acuerdo con las proyecciones de los cinco países más pujantes
económicamente en la región (China, Japón, India, Corea del Sur e Indonesia) en
2015 producirán el 45% del PIB mundial.
Por ejemplo, el cambio
que dio la comunidad australiana logró la reorientación del comercio entre
Europa y la región Asia-Pacífico. En el este de Asia se vuelcan ahora más del
50% de las exportaciones australianas. El principal socio comercial de
Australia es Japón. En el segundo lugar en el comercio exterior de Australia se
encuentra China (mucho tiempo el lugar lo mantuvieron los EU, que ahora se han
trasladado a la tercera posición).
La cuarta tendencia es
la degradación planetaria y sus consecuencias globales, sobre todo en temas
sobre las perspectivas de la energía mundial asociados al desarrollo y los
asuntos de poder, que los estadistas deben tener en cuenta en su política
exterior, no sólo a lo inmediato sino también a largo plazo.
En la actualidad, los
expertos afirman que en la primera mitad del siglo XXI, es decir en los
próximos quince años, el consumo mundial de energía podría aumentar en un
tercio. Con eso, la demanda mundial de gas superará la demanda de petróleo. Por
lo tanto, según los analistas, en 2020 el consumo de gas natural en la economía
mundial podría crecer un 60% y el aceite en un 42%.
Un grupo de expertos
consideran que la confrontación fundamental de importancia geoestratégica será
entre China y Estados Unidos, en el 2030, producto de que China tendrá igual
volumen de importaciones de petróleo que los EU. En este caso, el gobierno
chino es consciente de que sin asegurar fuentes de energía confiables el
crecimiento económico será imposible. Es por eso que la seguridad energética y
la búsqueda de nuevos mercados para China están convirtiéndose en una cuestión
de “supervivencia”, como uno de los líderes de la economía mundial. Aquí juega
un enorme papel Irán como un suplidor de petróleo a China.
Una de las últimas tendencias que presenta el sistema internacional está
ligada al debilitamiento del modelo
económico base en las potencias, que
desean mantener un orden unipolar. Me
refiero a situaciones como la crisis
financiera generada en los EE.UU desde el 2007 y la actual crisis europea, que
afecta a uno de los centros de poder global como lo es la Unión Europea.
Producto de la
situación anterior la cooperación europea se ha resituado en otras regiones del
planeta como África, que por su cercanía geopolítica y nuevos planes
estratégicos obtienen mayor importancia, bajo una tendencia de derechización
extrema de sus élites.
Finalmente se distingue
la radicalización de las soluciones para mantener una hegemonía global y salir
de su situación de crisis económica, financiera y energética a costa de los
Estados pequeños y sus recursos naturales, la situación de Iraq, Libia, Siria y
todos incluyen a esta lista a Irán y hoy Malí.
Otro claro ejemplo es
la reciente tendencia en el marco del resurgimiento de modelos socio económicos
similares los que un pasado no muy lejano lograron alcanzar un enorme nivel de
confrontación con el capitalismo. Para muchos esa lucha ideológica terminó
junto al sistema socialista en el siglo pasado. Sin embargo, ésta aún persiste
mucho más allá del discurso aún cuando en muchos de estos Estados no renuncian
a la utilización de prácticas puras del orden piramidal y del desarrollo del
capitalismo.
Mucho del escenario
presentado, no es nada nuevo en las relaciones internacionales. En la
actualidad por poner dos ejemplos a lo anterior, y que parece confundir a los
analistas es que la vieja Guerra Fría
entre la URSS y EE.UU aún existe, mientras la nueva Rusia coexiste con éste con base en un amplio abanico de
intereses, pero que, al mismo tiempo, se enfrentan en ya diversos planos geopolíticos alrededor del planeta.
Similar de complejas se tornaron las relaciones de Interés entre la UE y Rusia, en cuanto cómo la primera veía a la Rusia post-soviética y como hoy, en la
situación de profunda Crisis, Rusia ve a Europa y la compara desfavorablemente
en base a sus intereses en Asia, el
norte supuesto futuro norte de la actividad económica internacional.
Nicaragua no es una
isla en un paraíso aún no descubierto y producto de su trágica historia
política de los últimos 50 años, no posee la capacidad de salir intacta del
entorno global en que nuestra política exterior debe conducirse. De tal
manera, que la observación del desarrollo de la situación internacional desde
términos que logren el análisis permanente hasta llegar al nivel estratégico,
es el reto principal de nuestro Estado en aras de garantizar nuestra
supervivencia como nación, que ha llegado a estar entre los más empobrecidos
del continente.
Claro escribir la
recomendación anterior puede parecer fácil y tienen razón los colegas que establecen como “una locura el
desafío de entender los asuntos mundiales donde el cambio es permanente”, lo
difícil y lo digo como testigo, es crear las capacidades analíticas, que sirvan
a diario y que se recomienden a largo plazo. Por eso, urge de manera imperante
generar la capacidad de visión
estratégica en aquellos que incorporan
en su labor diversos análisis de sistemas complejos. Sin estas capacidades, seguiremos sujetos a navegar a ciegas en mares siempre turbulentos.
Hasta ahora, las redes
de relaciones interpersonales, como sugiere Jones en su famosa “Teoría de la
Complejidad” -que concibe a los actores internacionales como producto de estas y
que implica ver al mundo como “un sistema de sistemas”-, le ha dado resultado
a Nicaragua desde el 2007 en su afán de enfrentar las tendencias de
mayor afectación que hemos mencionado en un escrito anterior. Parece que dicha actuación marca una
tendencia bastante definida, pero que requiere mayor efectividad de los
miembros de ese sub-sistema como parte de sistemas más ampliados.
Me refiero a las reglas
y marcos jurídicos, que demandan los esquemas de integración que hoy ocupan el mayor
interés de los Estados para convertirse en bloques de mayor peso internacional
y logren el auto-beneficio en pro de sus objetivos de desarrollo, en un marco internacional
muy competitivo. Hay muchos ejemplos de
situación a tomar en cuenta, que a diario se anuncian en los espacios
internacionales, mas al resaltarlos, hoy día se ve la falta de comprensión de
muchos sobre el futuro.
Se puede concluir que
la relación entre la esfera de la política exterior y el sistema de relaciones
internacionales crecerá. Y no es como aseguran algunos, que proponen que los
Estados pequeños renuncien a tener una política exterior de carácter
independiente.
Msc. Manuel S.
Espinoza J.
Presidente Ejecutivo
del Centro Regional de Estudios Internacionales (CREI)
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