VIVA LA MUERTE CONTRA VIVIREMOS Y VENCEREMOS
Raúl Isman
enero de 2013
Las dos consignas contrapuestas en el título del presente editorial exponen de modo sintético y descarnado los proyectos que pugnan en la política americana y mundial. En tal contexto, a comienzos del mes de diciembre del año recién fenecido trajo la desagradable novedad de una recaída en el cáncer que sufre el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías. De inmediato se abrió paso una sensación de frío y desorientación en el entramado de movimientos sociales, intelectuales y gobiernos progresistas que apuntalan la segunda independencia en curso. Es que se trata de la posibilidad de perder uno de los más importantes cuadros de la revolución que ha dado nuestra América a lo largo de toda la historia.
Luego de la primer operación, el líder bolivariano acuñó una consigna: "viviremos y venceremos". Expresión de su indomable voluntad política y existencial, tal vez fuera hora para que pensemos en otros significados para su enunciado. Las derechas, en especial las europeas, desprecian a los movimientos nacionales y populares en razón del fuerte peso que conservan en ellos los líderes carismáticos. No sólo desconocen la teoría sociológica; ya que el creador de la noción de carisma, el conservador alemán Max Weber, la considera una variable insustituible en la actividad política, no un pérfido instrumento creado por tiranos populistas. También demuestran una radical y casi absoluta incapacidad de observación sobre los fenómenos de la política actual. En efecto, la cacareada organicidad de las socialdemocracias en el viejo continente no impidió que dichas fuerzas traicionaran ferozmente a sus bases históricas, políticas y electorales durante las dos últimas décadas y muy especialmente desde que se agudizara la actual crisis del capitalismo globalizado. Pero la acción de la reacción no se reduce a lo recién manifestado; ya que pretenden opinar desde el punto de vista médico sin conocer la historia clínica ni revisar al paciente. Así en los medios comunicacionales que les son serviles se anuncia -haciendo el gesto de contener con enorme esfuerzo un festejo alborozado- el inminente deceso del paciente. Es que el grito del fascista español José Millán-Astray de viva la muerte es una magnífica síntesis de los contenidos programáticos de las derechas. Las diferencias entre el militar citado que prorrumpió su histórico gruñido a comienzos de la guerra civil española y el periodista liberal argentino Mariano Grondona- quién no se privó de desear la muerte para Chávez en cámara- son menos que cáscaras carentes de contenido sustancial.
Así como los reaccionarios de todo pelaje -que confunden constantemente sus deseos con la realidad- se debaten entre festejar y fingir por especulaciones electorales serenidad y tristeza, nosotros debemos analizar los posibles rumbos a futuro en caso que lo peor se produjere. Y en tal sentido viviremos y venceremos es un claro señalamiento -para el pueblo venezolano y para todos los sujetos subalternos del orbe entero- acerca que el rumbo señalado por Chávez debe ser seguido, continuado y profundizado. Sin dudas que la unidad incontenible de nuestra América lo sobrevivirá al ilustre enfermo (y a todos nosotros). El año próximo y dentro de un milenio un niño que recibiere atención médica, educación y todos sus derechos resueltos mostrará en su sonrisa el triunfo De Chávez. Si hay acefalía en la patria de Bolívar, maduro es Chávez. Desde lo táctico hasta lo estratégico tres simples palabras, viviremos y venceremos, han demostrado en su profunda capacidad de síntesis todo lo que es preciso realizar.
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