Imagen tomada de Rebelión
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07-11-2012
Preparando la huelga general europea del próximo 14N
En una entrevista publicada en estas páginas de Rebelión en 2009 en torno a la
revolución soviética de 1917, Manuel Talens señalaba que “aquel edificio se
derrumbara siete décadas después no hace menos sublime su construcción”. A lo
sumo nos confirmaba que los sueños, una vez realizados, “necesitan mimo y lucha
diaria durante toda la vida para que no se extingan” (Una aproximación a la
finalidad comunista que nos brindó el gran escritor y traductor en esa
conversación también merece recordarse: el comunismo, un bellísimo concepto
según sus palabras, sería la “igualdad de disfrute de los bienes terrenales”.
Igualdad de disfrute de los bienes terrenales, de todos los bienes, no sólo
de los materiales. Sin olvidar un nudo esencial para el socialismo del siglo
XXI: la renuncia a las apuestas fáusticas e irresponsable del capitalismo y la
ampliación del imperativo kantiano a la Humanidad del futuro: no podemos ni
debemos dejar a las futuras generaciones una tierra repleta de desolación, de
contaminación química y enfermedades, de maltrato a la naturaleza, de piscinas
atómicas y almacenes incontrolados -o poco controlados- de materiales
radiactivos de larguísima vida media, junto a desigualdades insoportables,
machismo galopante y criminal, crisis generalizadas y desempleo masivo.
La hecatombe nuclear de Fukushima, cuyas consecuencias seguimos viviendo, es
un imagen casi perfecta de los desmanes suicidas de la civilización del Capital.
La desesperación creciente de millones y millones de trabajadores y trabajadoras
en todo el mundo es la cara anexa.
Un comunista democrático, recientemente fallecido, crítico donde los haya y
nada partidario de las cegueras sociales (aun cuando fueran bienintencionadas),
también nos habló reiteradamente –tomando pie en Benjamin y Brecht- de aquel pez
cornudo, de aquel intento de asaltar los cielos cuyas páginas blancas apenas se
recuerdan o señalan. Todo vale en esta lucha de clases incesante. También
aquello de que todo es uno y lo mismo, id est, la barbarie roja y
estalinista.
En El orden y el tiempo [1], hacia 1970, el probablemente mayor
marxista ibérico de todos los tiempos, alguien que tenía siempre fue presente el
artículo de Gramsci sobre la revolución contra El Capital, recordaba con
las siguientes palabras un momento difícil de aquel grandioso proceso y su
influencia en el país de Togliatti: “A fines de verano y principios de otoño
refluye la situación revolucionaria en la Europa central y oriental: en agosto
cae el gobierno soviético húngaro de Bela Kun y en el otoño la Revolución rusa
vive su hora más grave ante el acoso de los generales blancos y los aliados:
Yudenich está ante Petrogrado, Kolchak avanza por Siberia y Denikin llega a 300
km de Moscú. Se interrumpen las relaciones entre el centro de la Internacional
Comunista y los partidos que se han adherido a ella. Hasta mayo-julio de 1920 no
romperá el cerco la Revolución rusa”.
Mientras tanto, prosigue el que fuera fundador de la revista mientras
tanto, el movimiento seguía desarrollándose en Italia. “El 6 de julio se
constituye en Roma la fracción comunista del PSI, bajo la inspiración de Amadeo
Bordiga. Esa inspiración se manifiesta en la definición “abstencionista” o
anti-electoral de la fracción, rasgo que suscitará desde el primer momento
diferencias con el otro núcleo comunista, el gramsciano de Turín. Y el 20 de
julio se produce la primera detención de Gramsci, en relación con una huelga de
solidaridad con las revoluciones rusa y húngara. Seis días después L'Ordine
Nuovo publica el “Programa de la fracción comunista”, el primer documento
oficial del comunismo italiano. Todas esas iniciativas políticas ocurren en la
cresta de un profundo movimiento social: desde julio se producen, primero en la
Romaña, ocupaciones de tierras por los campesinos, movimiento que culminará con
el “bolchevismo blanco” campesino de 1919-1920, dirigido por el diputado del
Partito Popolare Migliori; éste entrará en contacto con la Internacional
Comunista y acabará expulsado del partido católico. Las elecciones de noviembre
de 1919 -primeras con voto proporcional- destrozan el viejo sistema de
cacicazgos y el viejo Parlamento de notables al dar al PSI, a pesar de la
pasividad abstencionista de la izquierda, 1.834.000 votos, que representan 156
diputados...”
Algunos años después, el propio Sacristán recordaba un mecanismo
contrarrevolucionario generalizado: “[…] El desencadenante del proceso fue, como
es obvio, el cerco militar y económico (exterior e interior) a que se encuentra
sometida toda revolución de verdad que no sea una "transición democrática"
preparada y escenificada por las clases dominantes, sino que apunte claramente a
destruir o disminuir apreciablemente el poder de éstas. Desde las comunidades
castellanas y las germanías valencianas, pasando por los campesinos y los
anabaptistas alemanes, por la Revolución francesa, la Comuna y la Revolución
rusa hasta llegar a la mexicana, ese mecanismo casi automático es tan conocido
que no vale la pena detenerse más en él [2]” [la cursiva es mía]
Pues bien este día, el 7 de noviembre, es el día escogido por el frente
cívico de Catalunya, y creo que por los frentes cívicos de toda España, para ir
organizando y animando, para calentar los motores de cara a la gran huelga
general del próximo 14 de noviembre. Es necesario abonar cuando podamos ese
ámbito de intervención. ¡Vale la pena que hagamos todos los esfuerzos que nos
sean posibles para contribuir a que este día nos permita avanzar hacia el gran
éxito social que representará el paro general del 14 a pesar de las
dificultades, las presiones empresariales y los vientos huracanados que se nos
quieren arrojar encima!
Por nuestra dignidad, por la defensa de los derechos de los y las
trabajadoras… Y porque el género humano sigue siendo la Internacional.
Notas:
[1] El orden y el tiempo, Editorial Trotta, Madrid, p. 135 (edición de
Albert Domingo Curto)
[2] “Los partidos marxistas y el movimiento por la paz”, Pacifismo,
ecologismo y política alternativa, Icaria, Barcelona, 1987, p.180 (edición
de Juan-Ramón Capella).
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del
autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para
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http://www.rebelion.org/noticia.php?id=158792
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