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sábado, 8 de septiembre de 2012

Sobre la educación privada y pública

Sobre la educación privada y pública
Por Álvaro Velásquez

 

By mario On 06/09/2012 
Hay en el movimiento libertarista en Guatemala, lo que llamo: una ofensiva creciente contra la educación pública. Misma que tiene motivaciones tanto ideológicas como monetarias. Se proponen modelos privatizados que en otros países están haciendo aguas, tales como la voucherización y con respecto a la Universidad de San Carlos se propone que su aporte constitucional se distribuya entre las universidades privadas para que estas ofrezcan becas.
 
Son ideas que tienen que ver con la doctrina de la libre empresa en todos los ámbitos de los servicios, bienes y recursos públicos, que son amplios sectores de negocios debido a su carácter masivo e inevitable de tales áreas; pero también por una ansiedad ideológica contra la igualdad y la democracia.
 
Las afirmaciones de que el servicio público educativo es por naturaleza mediocre (y un monopolio) y que la oferta privada es intrínsecamente más eficiente y de calidad son simples mitos, cuestionables por la evidencia empírica. Desde Finlandia hasta Estados Unidos, se muestra que un sistema público bien financiado y regulado, obtiene resultados positivos. De igual manera está documentada la amplia mediocridad y voracidad de la oferta privada, donde lo bueno es excepcional.
 
El pensamiento libertarista insiste en dos ideas: son los padres de familia los únicos que han de velar por la educación de sus hijos, y, la rectoría del Estado en la educación es una perversión. Así que las familias deberían escoger sólo entre la educación privada o darla sólo en el hogar, (esto último parece inviable debido al carácter de movilidad y cohesión social del sistema educativo). Sin embargo, el propósito sería cubierto si se lograra la exclusividad de la oferta porque a la larga ello garantizaría una sociedad 1) fragmentada políticamente; 2) segmentada económicamente y 3) segregada socialmente.
 
Más allá de tal meta, irrenunciable para los más radicales que en todo ven socialismo, algunos pragmáticos admiten una "fase previa", o una "progresividad" del modelo. Se trata de la [que se opera] a través de la voucherización lo cual combinado con una oferta educativa municipalizada y/o privatizada, da la ilusión de "libertad de escoger" y donde el Estado renuncia a la rectoría menos a financiar el sistema. Tal fue la propuesta de Milton Friedman aplicada en el Chile de Pinochet y donde hoy día más del 90% del alumnado se halla sumergido en ella. Este ha sido evaluado pésimamente por casi todos los estudios técnicos de la democracia y rechazado activamente por la gran mayoría de estudiantes del sistema desde hace ya más de dos años.
 
¿En qué consiste? En que el Estado en su presupuesto calcula un monto por alumno matriculado, el cual "se otorga" al centro educativo municipal o privado que lo acoja. Tal monto "se mueve" si el alumno cambia de centro escolar, obligando a un copago que generalmente implica deudas para la mayoría de la gente. Hoy día en Chile la sociedad demanda revisar tal mecanismo sin excluir el derecho de las minorías a pagar su educación elitista.
 
En Guatemala, el sistema educativo está en franco abandono: un presupuesto del tercer mundo; una calidad que da tristeza y una indiferencia social a su antropología e historia que da vergüenza. Así que cuestionar al sistema educativo público, desde una posición de principismo ideológico o de negocios es hipocresía, y encubre más bien una renuncia de las clases pudientes a financiar un sistema educativo público de un pueblo al que tradicionalmente han temido y/o despreciado.
 
 

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