La primavera árabe: ¿Engañados como a niños?
Mikel Itulain
Teniendo en cuenta la naturaleza del ser humano, y su gran capacidad para el engaño, incluso para el autoengaño, creo que es necesario que en cualquier situación de la vida tengamos en cuenta lo que comentaba Carl Sagan:
Si pensamos en lo fácil que es engañarnos, autoengañarnos, entonces está claro que lo que necesitamos es una aproximación terca y escéptica a las opiniones que expresamos.
Una aproximación terca y escéptica a las opiniones que expresamos y pensamos, que interpretan sucesos acaecidos o que están ahora sucediendo. Por ello, una vez pasado un tiempo de ese fenómeno conocido como "Primavera árabe", que todavía continúa, convendría que analizásemos y valorásemos con rigor y hechos lo que ha pasado y está pasando en estas supuestas revoluciones en el mundo árabe. Tenemos ya varios países que nos pueden servir de ejemplo: Túnez, Libia o Egipto, son algunos de ellos. Podemos por tanto hacernos unas preguntas básicas:
¿La situación de la población es ahora mejor que antes?
¿Apoyamos en este caso el uso de la violencia y en otros no?, ¿por qué?
¿Han sido realmente unos procesos de carácter democrático de acuerdo a lo que la gente de allí realmente quería?
Bien, podríamos hacer más preguntas, pero estas ya nos desvelarán cosas realmente interesantes.
En ninguno de esos países ha habido en realidad un cambio a mejor, de hecho en algunos, como Libia, las cosas están muchísimo peor ahora que antes. De un país con el mayor nivel de vida de África, con la sanidad y la educación, incluida la universitaria, gratuitas, a un lugar que ha sido tomado por el extremismo islámico, convirtiéndolo de nuevo en una colonia de las corporaciones, y que ha provocado una matanza y limpieza étnica de aquellos que no se someten a los fundamentalistas. La limpieza étnica ha sido sobre todo contra libios cuyo delito era ser negros, a los que los medios de comunicación de occidente, en un alarde de racismo sin parangón, llamaban mercenarios. Todo ello logrado no de forma democrática, sino con el uso de la violencia más perversa y brutal, de mano de la OTAN y de sus mercenarios yihadistas, y con el aplauso de las corporaciones mediáticas y el beneplácito de buena parte de la población de occidente, incluida la "izquierda" que "defiende" los derechos humanos. Todo un ejemplo de barbarie.
En Túnez está ahora como presidente, Moncef Marzouki, una persona completamente vinculada a los intereses del mundo económico y político occidental, recibiendo apoyos a través de la NED (una organización satélite de la CIA) y de las propias compañías petrolíferas. Ahora también en Túnez se pone en tela de juicio, en su constitución, que las mujeres sean personas autónomas, se las quiere calificar como complementarias, según los nuevos dictados de los extremistas islámicos. Todo un logro de la "Primavera árabe", que más parece un invierno.
En Egipto se realizó una escenificación en la que a través de los medios de comunicación parecía verse a una población volcada por un derrocamiento de su jefe de gobierno, Mubarak. Lo que no mostraban las cámaras ni los diarios era la opinión general de los egipcios, que seguramente eran más incrédulos que aquellos congregados allí por diversas circunstancias. El periodista Webster Tarpley exponía lo que suponía la supuesta revolución en Egipto y como se adornó esta:
Este es un golpe de la CIA y los militares. Fue anunciado en Washington esta mañana por Leon Panetta, el jefe de la CIA en testimonio ante el Comité de Inteligencia de la Cámara. Él dijo que Mubarak iba ha a ser echado hoy. Así, está todo organizado detrás de las escenas. La gente en primer plano, esa pandilla de anarquistas y peleles en la plaza, esa gente son los figurantes –ellos son los apoyos si usted quiere. Ellos son lo que hace esto admisible al ciudadano medio. Pero lo que lo que sucede es un golpe militar al viejo estilo. (Énfasis en cursiva añadido)
Estas palabras, que pueden parecer un poco duras, tienen bastante relación con lo que ocurrió después. Mubarak fue quitado, pero no vino la democracia, no se eligió a alguien que la gente quería de verdad. Se preparó otra escenificación "democrática" en la que se tenía por un lado a los antiguos seguidores de Mubarak y por otro a los fundamentalistas de la Hermandad musulmana, unos buenos aliados también del poder económico occidental; que no se opondrían a sancionar o a atacar a Irán como hacía Mubarak. ¿Un engaño?, sí, está claro.
El caso de Libia, como se ha comentado en parte ya, fue el más dramático. Y fue realmente triste ver a personas supuestamente "progresistas", incluso que "defienden los derechos humanos", ver cómo apoyaban el ataque despiadado a un país por parte de extremistas islámicos, ayudados de forma decisiva por un criminal y horrible bombardeo de la OTAN.
¿Cómo pudo la gente de occidente aprobar algo así? ¿Cómo se pretendió hacer pasar por revolución y lucha por la democracia algo que nada tenía que ver con esto?
Bien, los medios de comunicación lo dijeron y la gente lo creyó. Y aquí está el problema, la credulidad que hay instalada en buena parte del mundo occidental, la falta de escepticismo y también de capacidad crítica. Incluso, y especialmente, en la gente más joven. ¿Por qué? No hay solo una causa, pero sí me atrevería a decir que el desconocimiento histórico y presente de la situación política y económica del mundo ha sido un factor decisivo. De hecho mucha gente desconoce lo que pasó con Mossadegh en Irán o con Arbenz en Guatemala; bien, esto posibilitó que se siguiese un modo similar de ataque a la democracia como el que se llevó a cabo contra Venezuela en 2002, o también en Egipto o en Túnez.
A la gente engañada se le hace creer que ellos han sido la causa de la llegada de la democracia, cuando en realidad no han sido más que un instrumento a utilizar para obtener otros fines. Luego la televisión y los otros medios llamados de "comunicación" ya harán la labor de hacer ver que un grupo de gente en una plaza represente a toda la nación.
Todo esto que se ha comentado no tiene nada que ver con ninguna teoría conspirativa o conspiración, otro discurso de los medios de comunicación corporativos tomado por la "izquierda". Es más sencillo, más pragmático y también más cruel. Que nos muestra también que lejos de sueños, nosotros mismos no vivimos en democracias reales, la opinión del ciudadano no cuenta, y este no tiene capacidad de influir realmente en los asuntos económicos y políticos que le afectan de un modo muy directo:
Y de algún modo, nuestro gobierno es invisible gran parte del tiempo, y a uno u otro nivel son las corporaciones las que llevan a cabo las políticas. Y una y otra vez, es la Corporatocracia la que forja las políticas del gobierno y luego las presenta al gobierno, y se convierten en políticas del gobierno. Así hay una relación increíblemente íntima entre ellos. Esto no es ninguna teoría conspiratoria ni nada parecido, esta gente no tiene que juntarse a conspirar para hacer cosas, trabajan todos bajo un supuesto fundamental, y es que deben maximizar los beneficios sin importar el coste social o medioambiental. John Perkins
Bueno, esta explicación de nuestro sistema, de nuestro régimen, bien nos valdría para que no hablásemos tanto de derrocamientos, invasiones y ataque militares a otros regímenes.
Creo que es necesario que arreglemos las cosas en casa primero y hagamos nuestros deberes, antes de intentar ir dando lecciones por el mundo, que como vemos, dichas lecciones, tienen unos efectos catastróficos para sus habitantes.
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