Panamá:
MOVIMIENTO POPULAR UNIFICADO
UN FRENTE PARA LA LUCHA SOCIAL Y DEMOCRÁTICA Y POR UN MOVIMIENTO POLÍTICO POPULAR E INDEPENDIENTE
El pasado miércoles 11 de julio de 2012, un importante número de sindicatos y gremios trabajadores proclamaron la Declaración Constitutiva del Frente Por la Defensa de la Democracia. El documento, en 10 considerandos, 7 resueltos y 25 compromisos, resume las principales demandas actuales del conjunto de la sociedad panameña frente a los desmanes del gobierno empresarial de Ricardo Martinelli. La importancia de dicha declaración reside en dos hechos: el programa de lucha que es bastante completo y la representatividad de los gremios y organizaciones firmantes (CONATO, COMENENAL, AEVE, SITIESPA, ULIP, FRENEI, ASEIPHE, Asoc. de Educadores Herreranos, la Asamblea Ciudadana, ULIP, Frente Amplio Colonense, etc).
El documento levanta demandas que van desde la defensa de las libertades democráticas amenazadas por Martinelli, la convocatoria a una Asamblea Constituyente, hasta la oposición a las privatizaciones en las empresas mixtas de telefonía y electricidad, la defensa de la educación y la salud, así como los servicios de agua potable del IDAAN, sin recurrir a la privatización y “terciarización”, la revisión y anulación de concesiones mineras e hidroeléctricas, etc. El documento también defiende la implementación de la Carrera Administrativa del sector público, el respeto a la libertad sindical y reformas a los sistemas electoral y judicial. En fin, un amplio programa de transformaciones que van a contramano del Estado oligárquico, antidemocrático y neoliberal que se ha instalado en el país durante los últimos 20 años de “régimen democrático”.
Desde el Movimiento Popular Unificado (MPU) saludamos y apoyamos ese conjunto de demandas. Sin embargo, también debemos señalar dos observaciones, muy relacionadas entre sí, que son importantes a nuestro juicio para el desenvolvimiento del movimiento obrero y popular: una con la que no estamos de acuerdo en la forma como ha sido planteada (compromiso número “20”) y un peligro latente (el endoso de esta Declaración por parte de los partidos políticos oligárquicos de “oposición”).
El punto 20 de los compromisos de la Declaración respalda el pronunciamiento reciente de la Comisión Nacional de Reformas Electorales (CNRE), controlada por los partidos políticos oligárquicos y los magistrados del Tribunal Electoral, en el sentido de exigir al actual gobierno y su Asamblea de Diputados que no discuta las reformas propuestas al Código Electoral, dejándolas para “tan pronto pase el proceso electoral de 2014”. Dicho en palabras simples, el Tribunal Electoral, la CNRE y los partidos oligárquicos de oposición, han planteado que se vaya a las elecciones de 2014, con las mismas reglas antidemocráticas de 2009.
No olvidemos que con las reglas de 2009, no sólo se hizo un proceso electoral lleno de escándalos y corrupción, donde el poder del dinero (como el de Murcia), las costosas campañas y pisoteos a la Constitución (como la postulación de Bosco Vallarino) permitió al oligarca y corrupto Martinelli salir electo, mientras se impidió la postulación de nuevas alternativas populares e independientes. Si bien comprendemos que no se puede tener esperanza de una reforma democrática del Código Electoral por parte de la Asamblea corrupta (electa con el Código de 2009) y controlada por Martinelli, el movimiento popular no debe caer en la trampa de defender un código antidemocrático que impide participar a nadie que no provenga de la partidocracia oligárquica. Y no es que las reformas propuestas por la CNRE en 2010 fueran un avance cualitativo en materia democrática, pues en realidad son pequeños parches que mantienen la esencia antidemocrática del sistema electoral vigente desde la dictadura militar.
Lo que requiere el movimiento popular es que las reformas al Código Electoral abran el paso expedito y sin cortapisas a todas las organizaciones populares y de izquierda para que quieran participar en las elecciones para presentarse a los torneos con sus propuestas y programas.
No olvidemos tampoco que, hasta mitad del año pasado, poco antes de la ruptura de panameñistas y CD, las reformas fueron empeoradas en el primer debate de la Asamblea con el voto unánime de todos los partidos, incluidos el PRD y los panameñistas. Sólo los dividió el tema de la Segunda Vuelta, pero se unieron para aumentar los adherentes para postulaciones independientes a Presidente y mantener las reglas que impiden nuevos partidos políticos. ¿Qué implica que ahora esos partidos oligárquicos de "oposición", la CNRE y los magistrados, pretendan que se queden las reglas de 2009? Implica que quieren mantener cerrado el espacio electoral, semejante a 2009, es decir, una elección entre el partido de Martinelli y ellos. En este sentido, la promesa de los magistrados de reglamentar la libre postulación no es satisfactoria, pues ya sabemos a qué sectores políticos representan.
El hecho de que el PRD, Panameñistas y Partido Popular hoy firmen la Declaración del Frente por la Democracia, desde el punto de vista de los intereses oligárquicos que representan y sus aparatos políticos, no es más que papel mojado (“el papel aguanta todo”) para obtener el beneplácito electoral de la ciudadanía a ver si ganan las elecciones de 2014. La experiencia de 20 años de gobiernos oligárquicos ha demostrado que es un error confiar en las promesas de “cambio” de esos partidos corruptos, antipopulares y oligárquicos, que lo que están buscando es repetir el escenario electoral de 2009, para que la ciudadanía sólo pueda optar entre dos candidatos: el del CD y el ellos. Esa es la trampa en ciernes de la venimos advirtiendo.
¿Cómo creer a esos partidos que no van a privatizar, si es lo que han hecho cada vez que fueron gobierno? ¿Cómo creerles que van a atacar la corrupción, si están corrompidos hasta la médula? ¿Cómo creerles que van a respetar los derechos sindicales y laborales, si los han atacado cada vez que gobernaron? Como dijo Carlos Marx hace tiempo, es una ingenuidad creer en lo que los partidos políticos dicen que son, lo que hay que hacer es ver su composición de clase, su programa y sus actuaciones.
Por las razones señaladas, desde el MPU nos atrevemos a sugerir que el Frente, más que esperar pasivamente que los partidos oligárquicos cumplan con estos compromisos “el día que ganen las elecciones”, debe continuar convocando a la movilización callejera por el conjunto de las demandas planteadas, para imponer por la vía de la lucha el respeto a las libertades democráticas y gremiales, detener el saqueo del erario público, pararle la mano a Martinelli y conquistar una Asamblea Constituyente ya, no para el 2014.
El Frente de Defensa de la Democracia debe seguir siendo un frente para la movilización y la lucha social y democrática, para no ser instrumentalizado como un frente electoral por esos partidos oligárquicos. Y el día que haya que formular una propuesta electoral, habrá que oponerse a los candidatos de la burguesía (llámense Varela, Navarro o Lewis). Cuando llegue el momento de discutir propuestas electorales le proponemos al Frente postular a quienes sí tendrían un compromiso real con la Declaración, sus propios dirigentes: la cacica Silvia Carrera, Mariano Mena, Nelva Reyes, el Dr. Castañeda, Yadira Pino y demás dirigentes del movimiento obrero y popular.
Si queremos ver avances democráticos en Panamá, debemos romper la lógica de la falsa conciencia que ha imperado estos veinte años, creyendo que la disyuntiva política se dirime entre gobierno oligárquico y "oposición" oligárquica. Por eso, al margen de qué partido gobierne, no cambia nada y siguen los atropellos antidemocráticos contra las clases populares.
Debemos madurar hacia una conciencia clasista de la política, porque la verdadera disyuntiva es entre gobiernos y partidos empresariales y una verdadera propuesta de cambio que responda a las clases explotadas, los trabajadores y sectores populares. Nunca como hoy hubo mejores condiciones para presentar una propuesta clasista, ya que es evidente el hastío de la ciudadanía con los partidos tradicionales. Pero justamente esa es la puerta que quieren cerrar, para que nada cambie en 2014, aunque gobierne otro partido.
Para ayudar a madurar la conciencia de las clases, desde el MPU opinamos que, a la vez que se sostiene el Frente por la Democracia, como organismo de movilización, debe empezar a construirse un Frente o Movimiento Político Popular Independiente y de izquierdas, que demuestre que tiene la capacidad de ofrecer al país una real alternativa de gobierno. El frente de izquierdas debe promover la unidad en la diversidad sin descalificar a los otros integrantes .
Panamá, 14 de julio de 2012.
Enviado por Olmedo Beluche
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