El SÍNDROME SYRIZA EN LAS ELECCIONES GRIEGAS
Por Miguel Urbano Rodrigues
Las elecciones griegas fueron tema de una ofensiva mediática del imperialismo con el objetivo de crear una realidad virtual deformadora de la Historia. Para confundir los pueblos, la situación existente en Grecia ha sido hábilmente utilizada.
Los gobernantes y dirigentes de la derecha y sus ideólogos presentaron la campaña bajo una falsa perspectiva e intentan ahora extraer del voto popular conclusiones peligrosas que responden a los intereses del gran capital.
Controlados por los engranajes del sistema, los grandes media afirman que los resultados de las elecciones del 17 de junio han expresado una clara opción de la ciudadanía griega por la Unión Europea y el euro.
La primera falta a la verdad es la conclusión de que la gran mayoría del electorado votó por los partidos representados en el gobierno de Samaras, definidos como «democráticos». En realidad hubo una enorme abstención y de los ciudadanos que fueron a las urnas, poco más de 40% se pronunció por Nueva Democracia y Pasok. Se omite que el gran capital y el imperialismo han ejercido una presión colosal sobre el pueblo griego en las semanas que separaron la primera de la segunda vuelta de las elecciones. Merkel, Hollande, Cameron, Obama, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI, en ostensiva y masacrante injerencia en la campaña, pidieron el voto en la derecha, con sumisión incondicional a todas las exigencias de la troika. La alternativa sería el caos, la miseria, la hambruna.
Del Syriza, los grandes media esbozaron la imagen de una «izquierda radical revolucionaria» sin un proyecto creíble. Pero, de modo general, han tratado con benevolencia a su líder, Alexis Tsipras, quien fue tema de manchetes, artículos y entrevistas que lo presentaron como rostro de una «nueva izquierda».
Mintieron con impudor
De las garantías que Tsipras dio al capital cuando se desplazó a Berlín y París, afirmando ser partidario del euro, abierto al diálogo con la Comisión Europea y el FMI, poco, casi nada, se habló.
Algunos analistas lo compararon a Cohn Bendit, subrayando el papel que ese joven alemán –hoy un dócil político burgués- cumplió en mayo del 68 francés.
Se omitió que Sinapismos, el partido nuclear de Syriza, nació de una disidencia de derecha del KKE y que su actividad, desde el inicio, se caracterizó por compromisos ambiguos con la burguesía y un anticomunismo transparente.
Se omitió que la coalición de Syriza es una amalgama de anticomunistas, anarquistas, troskistas y ex miembros del Pasok.
Presentado como paradigma de «una nueva izquierda radical» Syriza es miembro del Partido de la Izquierda Europea, creado por partidos reformistas para neutralizar las luchas de los trabajadores.
Significativamente, periódicos, cadenas de Tv y radios de la Unión Europea coincidieron en sus críticas al Partido Comunista de Grecia-KKE, subrayando que su rechazo a cualquier tipo de acuerdo con Syriza impidió la formación de un amplio frente de izquierda.
EL KKE afirmó desde el inicio que participaba en las elecciones en un cuadro político y social muy desfavorable.
Perdió 14 de los 26 diputados que había elegido semanas antes. El discurso populista, tramposo y demagógico de Syriza le quitó muchos votos de gente progresista que votó por candidatos que prometieron lo que sabían que nunca podrían cumplir.
Ese gran revés del KKE en las urnas fue ampliamente explotado por los grandes media que lo atribuyeron al «sectarismo» de la dirección del partido al cual algunos llaman «neoestalinista».
Tan intensa fue esa ofensiva contra el KKE que acabó por influenciar negativamente a intelectuales revolucionarios. Cito, por expresivo, el caso del norteamericano James Petras que conquistó prestigio mundial por sus posiciones antiimperialistas. En Europa, filósofos marxistas como el esloveno Zizek apoyaron el Syriza.
Articulos apologéticos de Tsipras fueron divulgados por webs progresistas de información alternativa como Rebelión. El mismo Gara vasco participó del concierto de elogios a Syriza.
Francisco Louçã, el líder del Bloco de Izquierda, de Portugal, imagen del radicalismo pequeño burgués, definió a Syriza como «partido hermano» y fue a Atenas participar en unos comicios de ese partido.
No sorprende que Boavenura Sousa Santos y Mario Soares, anticomunistas asumidos con máscara socialista, se hayan sumado a los que presentan Syriza como esperanza de la izquierda, tal como la conciben.
El Comité Central del KKE, en una primera evaluación de los resultados electorales, no hesita en afirmar que la lucha de los trabajadores griegos contra las fuerzas internas y externas del capital será a partir de ahora mucho más difícil. El partido comunista pagó un precio muy alto por su sentido de responsabilidad revolucionaria. Fue el único, coherente con los principios y valores que defiende, que habló el lenguaje de la verdad dirigiéndose a su pueblo.
No tiene compromiso con el calendario. Tomar el poder no es posible en tiempo previsible. No prometió el asalto al cielo al desafiar el imperialismo. Tal como los communards franceses de 1871, está consciente –como afirmó Karl Marx- de que el camino hacia el socialismo pasa por batallas y derrotas cuyas lecciones acercan a los auténticos revolucionarios de futuras y decisivas victorias.
Más no hay que dar aliento a ilusiones. El reformismo, bajo muchas mascaras, intenta utilizar el resultado de las elecciones griegas como arma para confundir y neutralizar fuerzas y partidos solidarios con la lucha revolucionaria del KKE.
Vila Nova de Gaia, 27 de Junio de 2012
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